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sábado, 27 de julio de 2013

CANDELARIO OBESO [10.249]



Candelario Obeso
Candelario Obeso (Mompox, República de la Nueva Granada, 12 de enero de 1849 - Bogotá, Estados Unidos de Colombia, 3 de julio de 1884) fue un poeta, novelista, dramaturgo y catedrático colombiano.

Hijo natural de Eugenio María Obeso, abogado liberal, y de María de la Cruz Hernández, lavandera. Candelario Obeso vivió con su madre en una situación bastante precaria. No obstante, realizó estudios elementales en el Colegio Pinillos de su ciudad natal, posteriormente los continuó en Bogotá, como becario en el colegio que fundó Tomás Cipriano de Mosquera. Cuando este plantel educativo fue clausurado en 1867, Obeso ingresó a la Facultad de Ingeniería y a la de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, allí estudió durante dos años. Las preocupaciones de orden afectivo y económico marcaron su vida. Juan de Dios Uribe, en El Microscopio, lo describe como un hombre que tenía la inocente vanidad de creerse amado por las mujeres, y esta preocupación le causó las más dolorosas contrariedades [...] Cada período de la vida de Obeso se señalaba por un romance singular que pronto era de dominio público.
Este aspecto de la personalidad del poeta se ve confirmado tanto por las anécdotas de múltiples duelos de amor, como por sus poemas sobre este tema publicados entre 1873 y 1876. La pobreza fue otra constante en su vida. Para sobrevivir, Obeso realizó los oficios más diversos, desde traductor de poetas ingleses, alemanes y franceses, así como de tratados de táctica militar, hasta escritor de una gramática de la lengua castellana y de manuales de enseñanza del francés, del italiano y del inglés. Además, fue profesor de escuela en La Mojana, combatió en la guerra civil de 1876, obteniendo el grado de sargento mayor, y efímeramente desempeñó un consulado en Tours en 1881. Zenaida, una costurera de su pueblo, fue su compañera durante catorce años.
De ella tuvo varios hijos que murieron a los pocos días de nacidos. Candelario Obeso falleció el 3 de julio de 1884, a causa de una herida de bala en el abdomen; en los periódicos capitalinos el suceso apareció como un accidente, pero Juan de Dios Uribe desmiente esta versión: A media noche se disparó en las entrañas una pistola Remington [...] tomó la muerte por su propia mano. A pesar de su azarosa existencia, Obeso logró desarrollar una obra y estilo literario propios. Aunque desde 1873 colaboró con los periódicos y revistas más importantes de la capital, pasó desapercibido por la crítica; incluso la aparición, en 1877, de sus Cantos populares de mi tierra, no suscitó gran interés editorial.
En las primeras décadas del siglo XX los temas sobre las culturas africanas adquirieron importancia; en el campo literario se abrió el debate sobre la poesía negra. Fue sólo entonces cuando la obra de Candelario Obeso empezó a ser realmente objeto de atención y estudio por parte de la crítica. La obra de este poeta negro, pobre e idealista- puede ser considerada como la exaltación de un modo de vivir [... ] de un grupo étnico del que él mismo procede. Su obra más importante es Cantos populares de mi tierra, en la que se incluye la famosa composición "Canción der boga ausente". Entre otras publicaciones están La familia Pygmalión (1871), Lecturas para ti (1878), Secundino el Zapatero (1880), Lucha de la vida (1882) y traducciones de poesías de Goethe y Jonathan Lawrence. [Ver tomo 4, Literatura, p. 189].

Obra

Fue un sobresaliente poeta dialectal (se le considera uno de los primeros poetas negristas), fue novelista, dramaturgo y catedrático. Políglota y polígrafo, tradujo al español a Shakespeare, Musset, Víctor Hugo y a Tennyson. La colección Cantos populares de mi tierra, publicada por primera vez en 1877, es su obra más importante, donde recoge toda su obra en verso, escrita en un intento de figuración de lengua dialectal, tal como la oyó entre los campesinos de las riberas del Magdalena. Otras publicaciones son, La familia Pygmalión (1871), Lecturas para ti (1878), Secundino el Zapatero (1880), Lucha de la vida (1882) y traducciones de poesías de Goethe y Jonathan Lawrence.





LOS PALOMOS

(Balada)
Al señor Rafael Pombo

Siendo pobres animales los palomos,
A la gente a ser gente nos enseñan;
Es su conducta la mejor cartilla,
Hay en sus modos efectiva ciencia.

Nacen los dos sobre las mismas pajas
y allí se están hasta después que vuelan;
Mas así de chiquitos, entre el nido
Se dan calor, entre juntos, y se besan.

Luego que tienen plumas suficientes
Para andareguear volando por doquiera,
Gusto da verlos arrullarse amantes
Sobre los palos o la verde hierba...

Gusto da el ver los afanes del palomo
Si otro palomo por allí se acerca...
¡El esponja el pescuezo y la colita,
Y da, arrullando, multitud de vueltas!

Esto a los ojos de ella y los extraños
Es de cariño la efectiva muestra...
En esta clase de animales, nunca
Nos da un visaje de maldad la hembra.

Ya está con huevos la paloma... Entonces
Maravilla de juntos la decencia;
¡La pajita y las hojas para la casa
Las carga él y las compone ella...!

Allí los ve amorosos la mañana,
También allí la noche los encuentra.
¡Ambos a dos calientan sus huevitos,
Ambos, en siendo seres, l0s alimentan...!

Siendo pobres animales los palomos
Se aprende en ellos más que en las Escuelas.
¡Yo, por lo menos, en su corto libro
Estudio de la vida las maneras...!







LA OBEDIENCIA FILIAL

(Cuento a mi madre)
Al señor doctor Florentino Vesga


"-Me ha dicho usted que huya de los hombres
Y yo les he huido;
Sólo a la hora cuando el sol se pone
Converso con Rogelio en el camino".

"-¿Sí?.. ¿qué te dice?". -Que me quiere mucho;
Yo nadita le digo".
"-¿Y luego?..". "-Luego un apretón de mano
O me da en el cachete algún besito...".

"-Está bueno... ¡Uhjú!... ¿C:onque todo eso
Te hace ese lambido?..(1)
A pajarear (2) no vuelvas a la roza
Porque estás, hija de mi alma, en un peligro.

¡Así fue siempre el hombre!... De panela
Se untan el hocico
Ya la pendeja como tú la engañan
Para llevarla mallsita al precipicio."

"-¡Mamá... Caray... no embrome... Ese muchacho
Tiene sus labios limpios!...
y si viene junto a mí, me alza en peso
Cuando muy embarrado está el camino".

"-Esas son artimañas... De muchacha
Me sucedió lo mismo...
Echa a tu flor, mi hijita, cuatro nudos
y no olvides jamás lo que te he dicho...".

Al otro día, muy de mañanita,
La chica hizo maletas...
El sol muy lejos la encontró sin flores
Entre los tiernos brazos del peligro...

En ninguna ocasión los consejos de viejas
Más que en esta han servido...
¡Cuando pica el amor los pechos jóvenes,
Se acaba la obediencia de los hijos!...







EXPROPIACIÓN DE UNOS CÓDIGOS

(Paráfrasis)
A mi distinguido amigo, señor Luis Capella Toledo


Cada ser tiene en el mundo,
Aparte de la costilla,
Otro ser que por más fuerte
Es el puntal de su vida.
Tiene el bejuco del monte
Siempre un árbol al que se arrima,
y este palo tiene el suelo
Y el suelo en algo se afirma.
Yo, blanco, lo tengo a usted;
En usted las penas mías
Hallaron siempre consuelo
y pronta la medicina.
Oyendo esta introducción
Dirá usted: "Dolor de barriga".
y si tal dice, de cierto
Que lo engaña su malicia.
No siempre es el hambre (12)
Lo que a un hombre martiriza;
¡Mucho plátano hay maduro,
Mucho bollo y mucha liza!...
En ocasiones, otras cosas
Más que el hambre atosigan:
Una indecencia a destiempo,
La ingratitud inmerecida;
Pero, en busca de claridad,
Me hundí más en la neblina.
Dicen también que no es raro
¡Sembrar maíz y coger espinas!
Yo no alcanzo a comprender
Por qué hay cosas así:
Por qué las culebras matan,
Por qué las abejas pican,
Ni por qué la pringamosa
Rasguñando da rasquiña,
Y el marrano infortunado
No alza del barro la vista.
Yo sólo entiendo que todo
Halla en el mundo su arrimo:
Tiene la serpiente el monte,
Flores y miel las avispas;
Yo, blanco, lo tengo a usted,
Horcón de mi pobre vida.
Conque, de todo lo suyo
Que me gusta y me da envidia,
Siempre dispuse; tal cual
De las hojas las hormigas...
Ayer estuve en el Congreso
Y me dio el doctor Escamilla
Seis libros para que a usted
Se los trajera enseguida;
Mas apenas los cogí
Compré almidón (media libra)
Y vine a tapar de mi choza
los huecos y las hendijas.
Si esto le parece mal,
Iré ya al doctor Ancízar;
El tiene papel a montones
Si usted papel necesita.
Mas, siendo tal, bien sabré
Que no es la amistad infinita,
Que para la culebra el monte
Guarda cosas escondidas;
Que ni en puntal de dividivi
Está firme quien se arrima;
Que lo que ahora es constante,
Es variable al otro día;
Que, en el fondo, la paloma
Es igual a la gallina...
Todo eso, blanco, sabré,
Pero quedaré en las mismas:
Yo seré siempre el que soy
Por más chascos que reciba...
No quiso Dios que los perros
Puedan morder a quien los cría,
No digo si los abaja,
Y ni cuando los castiga;
Esta palabra la saco
¡De la historia de la Biblia!...









SERENATA

A mi amigo, señor V. Manrique


Dicen que hay guerra
Con los cachacos,
Ya mí me chocan
Los zambapalos...     
Cuando los godos
Sí fui. soldado,
Porque defendía
Mi humilde rancho...
Si alguno quiere
Treparse a lo alto,
Que busque escalera
Por otro lado...
Ya pasó el tiempo
De los esclavos;
Somos hoy tan libres
Como los blancos...
Yo, por mi parte,
Cuando trabajo,
Como en mi casa;
Si no, me aguanto...
Muchos conozco,
Pobres baldados,
Que han muerto de hambre
Después de guapos...

¿Quieren la guerra
Con los cachacos?
Yo no me muevo
De aquí, de mi rancho...
Si alguno intenta
Subir a lo alto,
¡Busque escalera
Por otro lado!...






ADIÓS

Ya me voy de aquí, de esta tierra

A mi nativa morada;
¡El pez no vive dichoso
Fuera del mar!...

Siempre el sitio donde se nace

Tiene cierta novedad;
Yo no hallo la alegría
Lejos del mar.

La panela de este pueblo

Es exacta a la de allá,
Pero allá la melcochada
La airea el mar.

Mis paisanas son parditas;

Las de ustedes, coloradas;
Mas de aquellas, en el pecho,
Hierve el mar.

Este sol vive nublado

De una eterna oscuridad;
Aquel sol busca el espejo
De la mar.

Aquí, el pobre campesino

Vive en triste soledad,
Muy distante del que vive
Junto al mar.

De esta tierra en los playones

No sabe uno dónde está; (20)
Hay un bosque muy tupido
Cerca al mar.

Aquí el ojo se fatiga

De un experto contemplar...
¡Cuánta es varia la hermosura
De la mar!...


Ya me voy de aquí, de esta tierra

A mi nativa morada;
El corazón es más grande
Junto al mar.







A MI MORENA

Al señor José María Quijano Otero

Morena del alma mía,
Preciosa flor de granada;
No refrenes mis suspiros,
Vuélveme tu afecto a dar.
Mira que si no me muero
De tristeza y de pesar,
Como muere entre su nido
La paloma desgraciada
A quien cazador aleve
Le mató su prenda amada.
Bogá, Francisco, bogá,
Que aunque el llanto que tú derrames
No lo vengan a enjugar,
¡El alma que se despedaza
Necesita de llorar...!

Dulce encanto de mi vida,
Ven mi troja (21) a calentar;
No me niegues de tus ojos
La lumbrosa claridad;
Mira que en mi pobre rancho
Reina triste soledad;
La mismita que a la muerte
De mi madre idolatrada...
De mi madre... Jé, Dios mío,
Me dan ganas de llorar;
Que el amor de madre es uno
y más grande que la mar.
Bogá, Francisco, bogá;
¡Y no olvides que la vida
Son pesares nada más...!
¡Que la dicha es puro humo,
Tú lo sabes por demás...!

No me huyas ni te espantes;
Lo que dije es por chocar;
La dicha existe, no es humo,
Está en mi estancia posada;
En mi estancia, que convida
Que provoca a jarochar...(22)
Allí tengo malibúes,(23)
Astromelias yazáhares;
Tengo lirios olorosos
y jazmín de Malabar;
En cosas de golosinas
Tengo un grande nisperal
Cocos, ciruelos, naranjos,
U n no visto platanal...
Tengo de todo, hasta tabaco,
Un ron que hace bailar .
Sólo falta tu presencia
Para este cielo acabalar, (24)
Que la dicha es medio simple
De una hembra sin la sal...
Bogá, Franclsco, bogá,
Porque el llanto que tú derrames
Lo va Francisca enjugar
Con la pollera de Pancho
Que le voy a regalar.

Palomita yullilona,(25)
Ven, arrulla en mi morada;
Vuélveme a querer, que nunca
Te volveré a maltratar;
Porque estoy resuelto ahora
A no volverte a celar ,
Ya que las mujeres son...
No digo, Francisca, nada,
Que la hiel no amarga tanto
Como amarga la verdad...
No hay poder que a la gallina
Alcance a modificar;
Si quiere querer a dos gallos
Tiene el macho que aguantar,
Y si encrespan el copete
Necesario es suplicar...
El hombre de amor está enfermo
¡Y sin gallina no hay nada...!
Bogá, Francisco, bogá;
La mujer es caprichosa,
La mujer es resabiada;
¡Nadie puede aquí en el mundo
Cambiarle su natural...!







CANCIÓN DEL PESCADOR

Al señor Constancio Franco V.


Ahí viene la luna, ahí viene,
Con su lumbre y claridad;
Ella viene y yo me voy
A pescar...
Triste vida es la del pobre
Cuando el rico goza en paz;
El pobre en el monte suda,
O en la mar.
El rico poco se esfuerza
y nunca le falta nada;
Todo lo tiene donde mora
Por demás.
El pobre no descansa nunca
Para poderse alimentar;
Hoy carece de pescado,
Luego de sal.
No sé yo la causa de esto,
Yo no sé sino aguantar
¡Esta condición tan dura
Y desgraciada...!
Ahí viene la luna, ahí viene,
A darme su claridad...
¡Su luz consuela las penas
De mi amada!








NO DIGO EL NOMBRE

Al señor José Caicedo Rojas


El pato, viéndolo bien,
Es bruto muy animal;
Poco entiende de cariño,
Nada hay en él de especial.
No es menester enseñarle
A conocer los alimentos,
Ni en las aguas a nadar...
Sin embargo en él he visto
Una cosa que anotar:
El macho cubre a la hembra
Con su basteza natural
Y luego que en sus huevitos
La mira amorosa echada,
¡De su suerte es indiferente
Y no la ayuda a sacar!
Esto, observando las especies,
Es un hecho general;
Pero hay otros animales
De muy diverso pensar;
El palomo, por ejemplo,
Se halla en primer lugar.
Y el hombre, por cierta cosa,
Casi en él también está...
Esta premisa supuesta,
Se me antoja preguntar:
¿Por qué Dios, de sí tan grande,
No estableció la igualdad?
¡Cierra, gusano, tu boca;
No en todo te metas a hablar...!

El pato, dije al principio,
Es un ave material;
Pero he visto en la hembra
Una acción muy racional:
Hecho de sus plumas el nido,
Dura una luna apostada
Pasando las de San Pedro (31)
Muerta de necesidad...
Y después que de sus huevos,
Por una causa intrincada
Saca su larga familia,
Sale al agua a llevarla:
Allí la remedan ellos;
Nadan, si la ven nadar;
Se espulgan cuando se espulga,
Chillan si la oyen chillar...
Pero de esta maravilla
No me vengo aquí a ocupar;
Sí del amor de la pata,
De su afecto sin igual...
Este ser, de raza indigna,
Es por sus hijos capaz,
Con Dios, si baja del cielo
A este pantano, a pelear.
Y esto es propio de toda hembra
Que no de patas no más...
Así es por lo que ahora
He compuesto esta tonada,
(Que le dedico a su madre
Por lo buena tan mentada).
Y pongo al fin este verbo
Que nadie pueda borrar:
No hay un amor tan intenso
Como el amor maternal;
¡Sólo en él nunca se halla
Ninguna contrariedad,
Ni cosa apenas que amargue
Al principio ni jamás...!
¡A sus hijos el veneno
Oculta la mapaná,
Las avispas su ponzoña,
El diente el lobo voraz...!

¡Oh amor de madre, divino,
Quién te pudiera expresar ...!










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