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martes, 21 de febrero de 2012

6115.- MARIA ATTANASIO


Maria Attanasio (Caltagirone, ITALIA 1943)
Es una de las 'voces nuevas' que pisan con cierta fuerza en las letras italianas. 'Nuevas' quiere decir, en este caso, por descubrir, dado que Maria Attanasio ya tiene un sólido currículum de escritora y poeta. Nacida en esta localidad sureña de Sicilia, en la provincia de Catania, sigue viviendo allí y sus escritos recuperan a menudo personajes de la historia de su región.

Así, por ejemplo, la joven viuda siciliana travestida en jornalero de Correva l'anno 1698 e nella città avvenne un fatto memorabile (Corría el año 1698 y en la ciudad ocurrió un hecho memorable, 1994) o el falsificador filántropo retratado en Il falsario di Caltagirone (2007). También la militante comunista de Di Concetta e le sue donne (De Concetta y sus mujeres, 1999) se inspira en la lucha real de la generación anterior a la escritora... y seguramente en la suya propia: ella misma fue concejal con el partido comunista y nunca ha abandonado su posturas compromiso con la izquierda política.

También en Negro Barroco negro (1985), su primer libro de poemas, hace aparición el peso aplastante de la historia siciliana. Es el caso del poema que reproducimos aquí y que da título al libro: se inspira en unas actas de la Inquisición que documentan la tortura de una mujer de Messina y que fueron descubiertos por el gran escritor siciliano Leonardo Sciascia (curiosamente, el poemario fue publicado en Palermo por la editorial Sciascia).

Pero sería un error pensar que su poesía viva en el pasado. Por las páginas de Negro Barroco negro se asoman fugazmente tanto Cartago y la peste como el frente de Madrid, la bomba de neutrones, la crisis afgana o las cifras del paro: estos poemas, de inusual fuerza expresiva, no se dejan enjaular en una época concreta. O las mezclan todas, como su breve y contundente descripción de Palermo: (...) en la plaza venta al por menor / de afiladas cuchillas y navajas / mercados saqueados calles que arden — / si remontas el milenio y tuerces en la esquina / puedes acabar puta o apuñalada.

Eros e mente (Milano, 1996) y Amnesia del movimento delle nuvole (Amnesia del movimiento de las nubes, Milano 2003) son las últimas dos obras poéticas de Maria Attanasio. En 2008 añadió un libro infantil: Dell Atlante all Apennino (Del Atlas al Apenino) que, inspirada en la novela de Edmondo de Amicis, relata la emigración de un niño marroquí a Italia. Aunque poco conocida aún fuera de Italia, ha sido incluida ya en alguna antología norteamericana de nueva poesía italiana y participa con cierta frecuencia en lecturas poéticas en diversos países. Su libro Negro Barroco negro, traducido al castellano por Miguel Ángel Cuevas, será publicado próximamente en España.

Gracias a sus novelas, Attanasio se ha convertido ella misma en un personaje literario: hace una breve aparición en el libro L'olivo e l'olivastro (1999) de Vincenzo Consolo, la máxima figura actual de las letras sicilianas. El círculo se cierra: este 19 de noviembre, Maria Attanasio intervendrá en Sevilla en un encuentro en el que también hablará Consolo: las jornadas en homenaje a Leonardo Sciascia, organizadas por la Facultad de Filologia de la Universidad de Sevilla.
[Ilya U. Topper]








Negro Barroco negro




Hermosa sobre todo es la igualdad:
la hipérbola y la elipse me disgustan.
Demócrito












Negro Barroco Negro












Negro barroco negro
en el muro que gotea estiércol lirios
adentros movimiento alteraciones.
De una hendidura asoma el asesino:
un gran inquisidor con paramentos
inciensos e instrumentos de tortura.
un frío encorazado por los hombros…








I


(Ordenaron que a la dicha Pellegrina aplicaran tormento
de garrucha hasta que no dijera la verdad.
La enviaron pues para que fuera ejecutada la sentencia).




Y así que izada fue del suelo
sudaba y decía: no sé nada
traidores me acusaron sin motivo.
De la cuerda pendía.
Et pendens tacet.
Le preguntaron si alguna vez fuera
torturada, respondió no.
Et pendens tacebat.
Fue levantada y dejada caer
y estirada de nuevo con las cuerdas y más veces
dejada caer Pellegrina Vitello
de Messina dixit pendens: ¡ah!
casi para sí hablando
alguna vez repite no sé nada.
Quequidem tortura duravit in totum
espatium dimidie hora, medida
gota a gota con una clepsidra.
















II




Colgaban las cabezas con un gancho
de hierro en el cuadrivio entre la logia
de los nobles y una convulsa plaza popular.
En alto y bien visibles
para edificación de cuerpo y alma.












III




Introducen cabezales
armados de flujos, mecanismos
que de repente saltan
expropian el territorio
con los aguijones de un ejército compacto.




(A pocos pasos en la sede del partido
los viejos juegan a las cartas los jóvenes a vueltas
con la lucha de clases en los
rincones de una antigua casa nobiliaria
fermentan en lo oscuro esputos amarillos).












IV




(de vez en cuando subía a la altura
con sus mercaderías)




En un paisaje huido a la evidencia
—detrás del muro y del ajenjo—
la hoguera del somalí rociado de gasolina.
Dormía.
Una mano gamada prendió
la ingle trastornó la plaza.




(Alza el brazo se aparta
el pelo de los ojos
mansa e indolente a la sombra
de un palacio abatido entre las cárcavas
en el blanco absoluto de la luz estival
negro barroco negro del grito epiléptico
del insecto cegado por la sangre y
el cristal. En los aposentos seis disparos
de fusil. Ella se ciñe la correa
a la cintura. Los actores vuelven de la hoguera
suben para el nuevo ajuste de cuentas).




[Traducción: Miguel Ángel Cuevas (Nov 2009)]












Nero Barroco Nero








Nero barocco nero
nel muro gocciolante sterco e gigli
interni movimenti alterazioni.
Da una fessura sbuca l’assassino:
un grande inquisitore con paramenti
incensi e atrezzi di tortura.
Un freddo alle spalle di lamiere…
















I




(Comandarono che la detta Pellegrina fosse messa alla tortura della corda fino a quando non dicesse la verità. Così la mandarono affinché fosse eseguita la sentenza).








E como la aissaro sopra la terra
sudava e diceva: non so nulla
traditori m’hanno accusato a torto.
E pendia dalla corda.
Et pendens tacet.
Le chiesero se mai fosse stata
torturata, rispose di no.
Et pendens tacebat.
Fu tirata in alto e lasciata cadere
e ancora tirata dalle corde e più volte
lasciata cadere Pellegrina Vitello
di Messina dixit pendens: ah!
quai parlando tra sé
ripetendo ogni tanto niente saccio.
Quequidem tortura duravit in totum
espatium dimidie hora, misurata
goccia a goccia con la clessidra.












II




Le teste le appendevano al quadrivio
con un gancio di ferro tra la loggia
dei nobili e una convulsa piazza popolare.
In alto e ben visibili
a edificare corpo e anima.












III




Inseriscono testine
armate di flussi, meccanismi
che all’improvviso scattano
espropriano il territorio
con gli aghi di un esercito compatto.




(A pochi passi nella sezione del partito
i vecchi giocano a carte i giovanni si danno
un po’ da fare con la lotta di classe agli
angoli di un’antica casa baronale
il buio fermenta sputi gialli).












IV




(di tanto in tanto saliva sull’altura
con le sue mercanzie)




In un paesaggio sfuggito all’evidenza
— oltre il muro e l’assenzio —
il rogo del somalo cosparso di benzina.
Dormiva.
Una mano uncinata accese
l’inguine dissennò la piazza.




(Alza il braccio si libera
dai capelli sugli occhi
mansueta e indolente all’ombra
di un palazzo franato tra i calanchi
nel bianco assoluto della luce estiva
nero barocco nero del grido epilettico
dell’insetto accecato dal sangue e
dal cristallo. Nelle stanze sei colpi
di fucile. Lei si stringe la cintura
alla vita gli attori risalgono dal rogo
per il nuovo regolamento dei conti).













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