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viernes, 9 de marzo de 2012

6250.- VIRGINIA GRÜTTER JIMÉNEZ

Virginia Grütter Jiménez (Puntarenas, COSTA RICA 1929-2000). Realizó estudios de Filosofía, Literatura y Arte en la Universidad de Costa Rica (UCR), fundó −junto con Jean Moulaîrt− el teatro Arlequín, en San José; vivió y trabajó once años en Cuba, donde influyó enormemente en la vida teatral; fue invitada por la antigua República Democrática Alemana para trabajar con el Berlirner Ensemble (compañía fundada por el dramaturgo Bertolt Brecht) y vivió y trabajó en Chile y Nicaragua. Por varios años luchó con la izquierda y en 1998 participó con el partido Fuerza Democrática. En 1995, sus recuerdos y sus pensamientos quedaron grabados en la película documental Virginia Grütter, más fuerte que el dolor, filme realizado en Alemania por la cineasta independiente Quinka Store. Murió a los 70 años. Algunas de sus obras son Dame la mano, Los amigos y el viento, Cantos de cuna y de batalla, Canto de mi tiempo, Desaparecido, Canto al soldado del amor y Cantar de Gabriel, hijo de la tierra de Ilom.









La confesión


Qué de flores marchitas, qué de rodillas,
Qué de horas arenosas y amarillas,
De candelabros,
Yo hincada siempre hincada y suplicando.
Golpeando no sé dónde por mis entrañas
Desesperada
Por encontrar pecados
Dentro del alma.
Era como meterse la mano por la boca
Para sacar un mono o una zompopa.
Algo muy feo
Para poder mostrárselo al cura añejo
Que me esperaba austero tras la cortina
De aquel confesionario de negra harina.
Los panes rotos
De mis sueños sencillos, hasta aquel foso
Yo le llevaba
Como prendas de buena enreligionada
Y así aprendía
A odiar mis vanidades con mis sortijas
Y a buscar males
Donde sólo habría habido noches serenas
Pero me hincaba
Muy dentro de mí misma y le espetaba
Todo lo que podía ir recogiendo
En mis horas de santo recogimiento
De cas y ortigas
De sierpes venenosas y lagartijas
Lo que juntaba
En horas de ejercicio desmelenada
Y así aprendía
A creerme lo de afuera y lo de arriba
Que yo inventaba
A base de mi histeria dosificada.
Vírgenes dolorosas en sus sitiales
Caras almidonadas tras los vitrales
Mirando al cielo
Enseñando el camino de aquel consuelo
Me contorneaban
Y yo buscaba el suelo con la mirada
Toda cohibida
De no ser aceptable para esa vida
Cual fruta fresca
Que quiere sacar savia de rama seca.
Aprendí a mentir males para los otros
Yo soy vieja maestra en esos modos
Y ahora estoy aprendiendo en esta vida
A no mentirme males para mí misma.










FLOR ROJA


Detrás de la vitrina
Está la flor fea
La flor triste e hirsuta
la flor de piedra
La flor que cuando llega
La madrugada
Sólo tiene un sentido
Con la mirada.
La flor del campo
Temblorosa
Busca el sol con los ojos
Entre las hojas
Y encuentra
Si agua le llega
Rumor de mariposas
En sus orejas.
El campo limpio
Donde los labradores
Hicieron sitio.
¡Y si no miren
ojos mortales
la flor de la amapola
Por los trigales!


La flor del nacimiento
Y la de la novia
Suelen ser siempre blancas
¿Porqué no rojas?
Roja es la vida
Rojos los pajarillos
Roja la espiga
Todo lo que revienta
Suele ser rojo
Si se tiene bien limpio
Entrenado el ojo.
Las flores blancas
Si se miran bien vistas
Si no son santas
También son flores
Son música y palabras
Son de colores
¡Y si no miren
Ojos mortales










LA VENTANA


Tenías dos pechos igual que yo
Y el pelo negro igual que yo
Y la boca pintada como yo la quería
Y usabas falda igual que yo
Y llevabas sandalias como yo
Y te arrastraban dos policías
Y dabas gritos en mitad de la calle
Y llevabas de rastras las sandalias
Y te sangraban los pies
Y desde adentro me llamó mi abuela
Y vino
Y cerró la ventana
Y me arrastró del pelo
Hasta lo más oscuro de la sala












Maldición


Te condeno
a que sigas oyendo mi canto de campana
en el mar, el agua, en el viento.
Te condeno
a que sigas mirando mis ojos doloridos
en el sueño, en la luz, en el fuego.
Te condeno
a que escuches mi voz grave, amorosa,
en las hojas, en los ríos, en el eco
Te condeno
a que lleves mi recuerdo en la vida,
en la piel, en el alma, en el pecho.


Dame la mano. San José, C.R. : Editorial Costa Rica, 1989. P. 53










Patria


Digo Patria
y se me vienen
palabras como tierra, amor,
pampa y racimo,
palabras como estrella y aguacero,
luna, sol, junco,
agua fresca en el cuerpo
temprano en la mañana.


Pero digo Patria
y no es solo
sus montañas de verdes infinitos
o sus mares de luz.


Es el sembrado en aquel monte
y quién será su dueño
y cómo vive.


Es el pescado que me como
y el frágil bote en alta mar
y qué hace el pescador.


Es el pequeño Juan José
que no tiene
en la pampa que canta
ni un pedazo de tierra
para enterrar sus huesos.










28


Así será:
El trabajo
Lleno de paz y encanto.
Los estantes
llenos de libros sabios.
Las chimeneas
Llenas de leña ardiendo.
Los caminos
Llenos de caminantes.
Las camas de los hospitales.
Vacías.
Los lechos
Llenos de amantes.
Tú y yo
Jugando
Leyendo
Tibios
Paseando
Sanos Juntos


LaHabana, 1970


Cantos de cuna y batalla. San José, CR: 
Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1994. p. 31











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