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domingo, 9 de octubre de 2011
5055.- LUCÍA SÁNCHEZ SAORNIL
Lucía Sánchez Saornil (Luciano de San-Saor: PSEUDÓNIMO)
(Madrid 1895 – Valencia 1970)
LUCÍA SÁNCHEZ SAORNIL
Hagiografía irreverente VIII
Laura Uve
http://u-topia1.blogspot.com/2011/08/lucia-sanchez-saornil.html
Tendría yo unos 16 o 17 años cuando, como algun@s ya sabéis, me sentí atraída por los diversos movimientos políticos y sociales que giraban alrededor de la UTOPÍA… Empecé a leer vorazmente, y con cierto desorden, igual autores marxistas que anarquistas, escritoras y escritores que me orientaban, no solo en mi camino a la utopía, sino en mi vida sentimental y afectiva… En todo ese “batiburrillo” propio de la edad, unido a la pasión y la impaciencia, fui encontrando un camino con líneas un poco más precisas que al principio. Uno de los faros que me iluminó y me orientó para no perderme y hacer el gilipollas (con perdón), fue el feminismo. Ya os he contado, en una hagiografía anterior, que devoré a Simone de Beauvoir, Anaïs Nin y Virginia Woolf. Pero junto a ellas, leí a Betty Friedan, Marilyn French, Adrienne Rich, Sheila Rowbotham, Susan Sontag, Alexandra Kollontai, Louise Michel, Emma Goldman y muchas otras.
Mientras leía compulsivamente, estudiaba en la Universidad (Historia), trabajaba para ganarme un dinero que me permitiera no gastar nada en mi casa, fui participando en diversos movimientos sociales (que pronto decidí, nunca sería un partido político). En ese contexto, descubrí que había existido una organización feminista dentro del movimiento libertario, Mujeres Libres y me empezaron a sonar algunos nombres de mujeres… una de ellas fue Lucía Sánchez Saornil.
Lucía Sánchez Saornil (Madrid, 1895 – Valencia, 1970) fue una poetisa, militante anarquista y feminista española. Nació en el seno de una familia pobre y en 1916 entró a trabajar como telefonista. Paralelamente, prosiguió sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Su producción poética, en sus inicios, tendió a ser modernista, destacando sus creaciones eróticas dedicadas a la belleza femenina, que son apreciados por su fuerza y originalidad. Creaciones de amor lésbico que publicó bajo el seudónimo masculino de Luciano de San-Saor.
Lucia se centró de lleno en el ultraísmo, movimiento del cual fue fundadora y en el que participó activamente, muestra de ello fue su coparticipación en el Manifiesto ultraísta publicado en la revista Cervantes en el año 1919. Es considerada la única representante poeta de este movimiento, aunque como a muchas mujeres, es obviada de antologías del ultraísmo que ni la mencionan. Durante esa época se codeó con la flor y nata de la nueva literatura, Guillermo de Torre (quizá el más reconocido representante del ultraísmo), Jorge Luis Borges, Pedro Garfias, César A. Comet, etc.
Con su mayor implicación en el movimiento anarquista, a partir de los años 20, cesó su creación poética experimental y se volcó en hacer una exposición lírica con visos reivindicativos.
Su posición feminista se fue reafirmando a lo largo de los años, defendiendo abiertamente que la lucha de la mujer no debía estar supeditada a la lucha de clases e instaba a los anarquistas que empezaran a liberar a las mujeres de sus prejuicios en sus propios hogares. Por estos planteamientos, Lucía recibió el descrédito y la descalificación de los militantes masculinos de la CNT y la FAI.
En 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil Española, fundó junto a Mercedes Comaposada y Amparo Poch la organización feminista y libertaria Mujeres Libres. Este movimiento, nacido en torno a la CNT, contó hasta con 20.000 miembros en 1938, a pesar del hecho de que existía sólo en la zona republicana.
Cuando estalló la Guerra Civil participó activamente en la lucha antifascista. En 1937 regresó a Valencia, donde participó en la redacción del periódico anarquista "Umbral". Es allí donde conoció a América Barroso, que fue su "compañera sentimental”. Después de la victoria de los nacionales, se exilió a Francia. Para escapar a la deportación volvió secretamente a España en 1942. Continuó en la clandestinidad hasta 1954. Entonces se trasladó a Valencia, donde vivió hasta su muerte en 1970. América Barroso, su inseparable compañera hizo poner como epitafio en su tumba “Pero… ¿es verdad que la esperanza ha muerto?”
Cuando conocí a Lucía Sánchez, Mercedes Comaposada, Amparo Poch, Ada Martí, Pilar Grangel, Aurea Cuadrado y otras muchas, nada ni nadie sabía de estas mujeres. Fue, creo, la historiadora Mary Nash la primera que escribió un pequeño librito sobre estas lanzadas Mujeres Libres, ignoradas, marginadas y despreciadas dentro del propio movimiento libertario. Cuando fui indagando en ellas me llamó poderosamente la atención Lucía, que en el colmo del atrevimiento, aunque discretamente, no ocultó su lesbianismo. Además era poeta…
Más tarde, no me conformé con conocer a las mujeres de esta generación, me adentré en el pasado, pensando acertadamente que estas mujeres no podían nacer de la nada y ahí me encontré con las pioneras (Teresa Claramunt, Teresa Mañé y otras) que habían sido su antecedente a finales del siglo XIX y principios del siglo XX y que dieron el testigo a la generación de mujeres libres.
Lucía Sánchez Saornil quedó en mi vida como un faro que iluminó mi camino, junto con otros muchos que voy recogiendo en estas hagiografías. Me gusta dedicarle este recuerdo sentimental y, conscientemente, subjetivo a una mujer a la que admiro desde hace muchos años.
Con esta hagiografía me despido por unos días. En un momento determinado miré como se programaban entradas (si no recuerdo mal me enseñó Nuria) pero para hacerlo tuve que cambiar al sistema nuevo de entradas y no conseguí aclararme para poner las fotos donde quería (en este sistema salen decenas de números y yo corto y pego donde quiero). En resumen, que volví al sistema antiguo y aquí no se puede programar (tampoco sé si quiero programar....jajaja). Si alguien, generosamente, me quiere ayudar a controlar el tema, cuando vuelva hablamos.
Os echaré en falta, mi casa queda abierta, así que cualquiera que necesite soñar, puede entrar e instalarse un ratito, dejo palabras, afecto y algunas frivolidades culinarias que ya sabéis dónde estan, así que serviros a voluntad.
CUATRO VIENTOS
(fragmento)
Mi balcón:
rosa de cristal frente al ocaso.
En el río del horizonte
naufraga Cuatro Vientos,
nido de águilas de acero,
de alas inmóviles
y vientres sonoros.
Tarde de Domingo,
cuando se ahoga el sol en el río fantástico.
He aquí los grandes pájaros sonoros,
rondel de gaviotas,
sobre un mar lejano.
Para qué pones rosas sobre tu seno y adornas tus cabellos
con diademas?
Para qué prendes tu manto con broches de plata? Para qué
cuelgas de tu garganta collares prodigiosos?
No enciendas tu lámpara; si te sientas a esperar, el, no
llegará nunca.
Que el pasado se hunda en la nada
¡Qué nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra mujer.
(Himno de Mujeres Libres)
¿Pero es verdad que la esperanza ha muerto?
Verso de Lucía Sánchez Saornil. escrito sobre su
lápida a modo de epitafio por América Barroso en
1970, fecha de su fallecimiento
Caminos del arco iris
A Norah Borges, por una deuda antigua
Eché mi corazón al mar
en busca de tu huella
Eras lo que no se sabe
bruma.
Yo iba abriendo caminos de arco-iris
para alcanzarte
y tras tus pasos
seguín misantorchas
cuando tu mano de oro
abrió mi costado izquierdo.
Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno
a la generación del 27
Edición de Pepa Merlo. Vandalia. Sevilla, 2010.
Nocturno de cristal
Los cisnes
cobijan la luna bajo sus alas.
¿Quién ha sembrado el fondo negro
de anzuelos de oro?
Las hojas de los árboles
sobre el estanque sueñan
con un viaje a ultramar.
Me ha tentado el suicidio
y al mirarme en el espejo
me ha espantado mi doble
ahogándose en el fondo
Romance del 19 de julio Lucía Sanchez Saornil
La vida separó en seco
fué en el tiempo de la siega-;
la canción del labio mozo
se trocó en dura blasfemia
y la hoz dejó en el surco
una interrogante abierta.
La vida se paró en seco
en la ciudad y en la aldea;
se enfrió el horno del pan
y sobre el trigo la muela
se inmovilizó de pronto
sin acabar la tarea.
¡Descansó el macho en el yunque
con un apagón de estrellas!
¡La vida se paró en seco
cuajada en gritos de alerta!
Aulló el hambre; despertó
la legión de la miseria,
husmeó al aire cargado
de electrizadas centellas
y un puño gigante en alto
contó minutos de espera.
De Este e Oeste y desde el Norte
al Mediodía de Iberia
corrió el "alerta" del paria
al acecho de sorpresas.
¡Cuidad los hombres del llano!
Los de la montaña, ¡alerta!,
los que en la huerta se afanan,
los que junio el agua sueñan.
¡Aquí los descamisados
firme el puño en la herramienta,
que herrumbre de viejos hierros
nos amaga las muñecas!
¡La vida, toda, tembló
de temerosa impaciencia!
¡Júbilo de los esclavos!
Las noches eran espléndidas;
iluminadas de rojo
sonoras de voces.
Eran como esa canción sin nombre
que el viento arranca a la selva
sacudiendo hasta la entraña
del árbol bajo la tierra.
Eran crepitar de llamas
despeño de torrenteras
silbidos entre relámpagos,
muerte y vida en recia mezcla.
Y en medio del torbellino
boca pegada a la tierra
va un suspiro.. -Hermano, oye...¬
(Están en sombra y se aprietan
las manos tímidamente
sin que ayer se conocieran).
Mi madre quedó llorando,
cuando me marché, de pena,
creída en el desamparo
si mi muerte acaeciera.
(Júbilo de los esclavos,
júbilo! La bocanegra
del fusil crea en la noche
una ráfaga de estrellas).
Y la voz... -Lleva a mí madre,
si yo caigo, esta certeza:
que aquí dejo mil hermanos
valientes que la defiendan,
hijos de su misma entraña
aun cuando no los pariera.
¡Júbilo de los esclavos!
En julio rojo la tierra
como un vientre estremecido
recibió la siembra nueva.
(Mujeres Libres, n° 11, dic. 1937, Barcelona)
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