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miércoles, 21 de diciembre de 2011

5660.- LUIS ALVARENGA

Luis Alvarenga (San Salvador, El Salvador, 1969) es un poeta, ensayista y docente salvadoreño. Ha obtenido varios premios en certámenes nacionales de novela, ensayo y poesía. Su carrera profesional ha estado marcada por la docencia, la literatura y el trabajo editorial.
En los años 1980 perteneció al Círculo literario Xibalbá. Se licenció en octubre de 2004 en filosofía con una tesis sobre [[María Zambrano]] y en 2010 obtiene el grado de Doctor en Filosofía Iberoamericana en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" con un trabajo sobre el pensamiento filosófico de Roque Dalton.
Durante 2007 dirigió la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI). Es editor de Realidad, revista de corte académico publicada en la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" para el área de Ciencias Sociales y Humanidades. Asimismo, es el director de Cultura, la revista más antigua del país, que se edita desde 1955 y está dedicada a la literatura y la cultura en general.


Publicaciones


Poesía:
Otras guerras.
El libro del sábado.
Poesía salvadoreña del siglo XX (antología de María Poumier).
Trílces trópicos (antología de Ed. La Garúa).
Poesía emergente de El Salvador y Nicaragua (antología de Ed. 400 elefantes).


Ensayo:
El ciervo perseguido, ensayo biográfico sobre Roque Dalton.


Compilaciones:
La mágica raíz, obra ensayística del poeta y antropólogo Pedro Geoffroy Rivas.
Esto soy, con poesía de Claribel Alegría.
Obra narrativa, del novelista salvadoreño Miguel Ángel Espino.
En busca de Ítaca, de Roberto Armijo.
Mañana será el asombro, poesía de Hugo Lindo.












DANTE (FRAGMENTOS)


I


SELVA OSCURA
Es selva y desierto
la playa que encuentra
los restos de mi día deslumbrado.
«Hombre he sido», dice la Palabra,
que ciego me toma
y me resguarda
de los cristales del sol
de las fieras
que a todo solitario acechan
a mitad del camino.












V


Yo he sido las sombras de todos esos condenados.
A mí, todos los horrores de este círculo.
Yo fui más allá de las cenizas
y fui el perfume que se dilapida entre sedas.
Fui quien enloquece
por un cuerpo tibio
y luego cae desde la torre al escarnio.
Soy las lágrimas que vierten
los penitentes,
el futuro malbaratado
por el cielo fugaz
de una rosa abierta,
el que perfuma la tarde
y sus cenizas.












VII


Pape Satán, Pape Satán Aleppe»
No gastó de sí todo el canto insomne.
No guardó para sí la zozobra del que amó.
Lo veo y me digo:
el Enemigo no sólo
es el que rabia contra el sol.
El soplo de la fortuna
disipó los granos de su mansión.










XVIII


¡Delta fluvial
al que llegar a tientas con la palabra!
Yo amanecía convertido
en el tacto
que hace brotar otra vez
las sinuosidades










Plegaria


Concédeme, no la muerte,
sino el sacro asombro
de quien ve puertas extrañas abrirse
y todo es corriente azul.
¿No he de pasar nunca
bajo tu dintel?
Así, me franquearás
el patio de jóvenes arrayanes
que mantienes ocultos
bajo papeles, bajo raros años,
donde yo era monaguillo de tu risa,
ciervo anclado en las estrellas,
galeote atado al mástil de Dios,
con la mirada implacablemente puesta en el sol.








El ángel


A Silvia y Delia, en lo que aún no nos perece


Abierta está el arca:
Se renueva el rito de manos enlazadas.
Es noviembre.
Vi tierra nueva al ver
fijamente a tus ojos.










Diría el Doctor Fausto al ver una iglesia del
norte de San Salvador


Esto no puede seguir así.
Extraña flor, me indocumento e invento una senectud cercana, navegando en las
espumas
de una tibia ceguera y leyendo para ti. Hoy hemos presenciado, oh rito fiel, oh
sangre
describiendo sus barrocos lo que en Asterión fuera don unísono es ese baile y ese
poema de
mira y clave y una rara manera de ejercer hilanderías.
Bailarina en clase de electricidad, esto no puede seguir así.
Tienes un mar en la boca y no puedo ya ver el color azul.












Islas en el tiempo


En medio de este tiempo
En que la vida es marejada
Y se quiere conservarla así sin atarla
Se convocan se desean islas en el tiempo
Treguas minúsculas pues el deber agobia
Y el futuro es inmenso
Y el aliento escaso


Así nos sumergimos en las islas en el tiempo
Las imágenes parecen estacionarse en el umbral
(pero se convierten en animalitos microscópicos
que en cualquier respiro entran y fundan algo)
se tornan en retrato
y cuando al fin nos ponemos la isla en el tiempo
rápido notamos que nos queda pequeña
como camisita de niño
de tanta tregua y descansos de guerrero
sentimos que nos interroga como un hambre
la vida que no cree en lazos
que nos llama como luz de túnel
el futuro inmenso y profundo
y acudimos con el aliento escaso
con la vida enmadejada.














Posible diálogo con la mujer que amo


A la mujer que amo preguntaré
Qué hacés con los poemas que te regalo
A dónde te llevas los minutos los golpes los anhelos
Y la incertidumbre que aprisiono en sus versos
Será que los metés en un crisol a fundirse con mis recuerdos
O que los ves pasar una y otra vez como un río que nunca termina
Mis poemas están enraizados perennemente en tus pupilas
Y en tu piel
Son un tanto mi simiente inolvidable
Y quieren cantar a aquel gran sueño que nos quita el sueño


Cargá mis poemas
Como si fueran un clavel
Ellos tienen la tarea de levantarte toda
Si acaso caés.










Acaso


Acaso las pupilas son cierta llovizna
Serán garantía de caer heridos
O los paraguas rotos
Urgencia de ir a hacer la guerra.


Palabras como las presentes serán
Peligrosas dentro de este templo
Hambre cual la mía
Desvelo innecesario


La mano que te di
Será acaso tu perdición tu muerte
Sentir cierta canción visceral
Y telúrica a la vez
La seguridad de ser parias


Esta hora que he perdido
Podrá confundirse con locura
Suicidarse con semejante calma
Una invitación a cambiar de mundo.










Campos De Diana


La caravana de los días
pasa con sus falsas ocupaciones.
Busco otra manera
de preguntar por esa facilidad,
de decir sencillamente
la grandeza del ínfimo equipaje del hombre.
Y no hallo más cosa
que contar esta historia
de una semilla ciega
que no subió al carro de Diana.


*
Mínimo mundo, el que brota
cuando buscamos más allá
de nuestras manos entrelazadas
en el segundo eterno de la sal.
Eres el grano perdido en el delirio de gigante
que tiene el mar.
Mínimo mundo, y sin embargo,
¡tú soportas en los hombros
la esperanza!


*
A los anuales ritos de Diana
no concurrió hoy la esfera.
Rota es la magia diminuta.
Roto su navío, cuando jugaba
a contar gaviotas.
¿Qué palabra hay
para cuando amanezco
arrojado de las puertas del mundo?


*
Lo que me queda
es la ciudad que me persigue.
Se introduce en mis venas
como extraño deliquio de la destrucción.
Mis palabras no logran irse con el aire.
No soy el que propicia levaduras,
el que panifica el silencio.
Tan sólo me describe
el temor al acantilado.












La Sierpe


¿Es este el día? pregunté.
Su mirada no me dijo nada.
Ella miraba a mis muertos
cuando miraba hacia mis ojos.












Onanística


Te imagino
saliendo recién parida húmeda
de una quebrada que sólo yo sé
el cabello apenas en el lunar
dos lunas líquidas de pronto endurecidas


Te sabés acosada
por las pandillas del deseo
los niños de la bala
aún no se han quitado los pasos


Te sabés acosada por los poetas que te hablan
y luego duermen
acompañados de su mano.
Tan sólo un poro tuyo
bastará para salvarnos



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