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domingo, 16 de octubre de 2011

5116.- MIGUEL PÉREZ ALVARADO

MIGUEL PÉREZ ALVARADO
Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1979. Desde 1997 reside en Madrid, ciudad en la que estudió Ciencias Políticas y Periodismo. Ha publicado varios libros desde que en 2001 apareciera su primer poemario, Teoría de la luz, y ha colaborado esporádicamente en diversas publicaciones periódicas: La Plazuela de las Letras, Calibán, 2C-La Opinión de Tenerife, Revista Kafka, Cuadernos del Matemático. En la actualidad margulla entre las notas que escribe sobre el viaje en la literatura canaria y prepara la publicación de su tercer poemario Ala y sal.
En 1998 recibió el Primer Premio del Certamen de Poesía Librada Alvarado Doreste por la obra Ser dentro –alongue de luz-.
En 2000 recibió la tercera mención en el Certamen de Poesía Andrés García Madrid por la obra Ontología básica, publicada posteriormente en 2008 en edición no venal junto al resto de poemarios premiados en el certamen desde 1999.
También en 2000 fue galardonado con el Premio de Poesía Tomás Morales por el poemario Teoría de la luz –amor más vivo-, que publicó en 2001 el Cabildo de Gran Canaria.
En 2006 participó en la VII Bienal de Miniaturas (Bajamar/La Laguna), con aportaciones de textos en torno a la temática El jardín. Naturaleza mediada
En 2009 publicó en Hilo de tres puntas sus conversaciones con Jorge Rodríguez Padrón, en la colección La Ruta de la Memoria, dirigida por Rafael José Díaz para Ediciones Idea.
En 2010, Francisco León seleccionó algunos de sus abordajes como parte de una selección de escritura canaria actual que apareció en el número 8 de la Revista Kafka.
En 2011, apareció su segundo poemario, Levantado templo, con dibujo de portada de Ariana Quintana Pérez, en el proyecto editorial lanzaroteño Ediciones Cíclope, impulsado por Félix Hormiga y Manolo González Barrera. El libro forma parte de la colección de poesía Biblioteca Gorgonio Martín Muñoz.
También en 2011 aparece Abordajes seguido de Ritmo, en la colección Ínsula de ensayo que dirige Rafael Fernández para Ediciones Idea. El libro pone en diálogo intenso el conjunto de sus abordajes escritos hasta ahora con Ritmo, obra del escritor Iker Martínez.

WEB DEL AUTOR:http://miguelperezalvarado.com/






Un oleaje tremendo atosiga,
todo lo invade en crudo
abrazo y deja mancha
muy corta, muy brava.
Los buches de la luz inúndanme.
La boca parturienta,
con su ancho tacto por decir
se inflama, se albea su construyendo
una luz mucha más pura y de sangre.
Cuerpo común
-amor más vivo-,
piel en pie, nuevo ser que nace entonces
para darme los chorros
de un nacer cotidiano y sin remedio.

(de Preludio: arte poética)






Quien tanto mira sólo es lo que mira:
se mueve con el baile de las olas
de mucho mirar las olas bailando;
lanza contra los puntos cardinales
lo suyo diferente de su cuerpo;
reboso en un contemplado –placer
muy fácil-. Perteneces. Tus dos alas
para qué, suplicando ventolera.
Si sólo hallaras mendrugos de luz
en tu interior despertar porque queman.

(de Presencia de la luz)





De repente quise mucho más ver;
no sé si fue la luz o una luz
cualquiera que me hundió en su blanco tiemblo
-o fuera yo el motor de todo ritmo-,
pero quise más mucho verlo todo,
con mirada lejísima y delirio.
Margullante de hostil marea siempre
volviendo, y que me lanza contra mí.
Pero yo sigo: ya nada me vuelve
demás porque quise mucho más ver.

(de Presencia de la luz)



En poesía, de nada vale escribir de la existencia;
es imprescindible existir en el lenguaje, y en la
textura que lo realiza.
(Jorge Rodríguez Padrón)
La escritura como ejercicio íntimo. No hablo de un ámbito cerrado, hedonista, ajeno. La intimidad como el espacio donde la persona reconoce la densidad de su relación con el mundo; donde se aparece y ordena la conciencia subjetiva de la existencia, contra todos sus límites. El trazo negro de la escritura, por eso, hilo que amarra tres puntas (la memoria personal y la mirada propia y la tradición literaria heredada) en un nudo de memoria íntima. Nombrar ese nudo será una experiencia en sí misma “porque la palabra no queda en simple discurso corroborador de lo que pretende decirse; porque la poesía está reñida con el suceso, y es ella misma acontecimiento”.

Para facilitar el desenlace del nudo intenso que es la escritura de Jorge Rodríguez Padrón (nudo que al decirse nos libera, nos ensancha) estas conversaciones se han estructurado en torno a esas tres puntas del hilo, queriendo formar un discurso evolutivo que sólo cobrará sentido cuando, y sólo si, el lector regresa a la obra de Jorge olvidado del orden que en este librito he querido dar a sus recuerdos, sus ideas, sus compromisos. A su palabra.

Necesario, en primer lugar, sacar a la luz la vivencia personal, intuir aquellos momentos que fueron hilando un sentido, una dirección hacia el compromiso existencial con la escritura como forma de atarse y desatarse, de conocerse y superarse. Experiencias traídas a la memoria de hoy, que, aunque parezcan digresión, son razones latentes de la forma en que Jorge se nos aparece.





DE LEVANTADO TEMPLO

Respondió Jesús y dijo: Destruid este templo,
y en tres días lo levantaré. Replicaron los judíos.
Cuarenta y seis años se han empleado
en edificar este templo, ¿y tú vas a levantarlo
en tres días? Pero Él hablaba de su cuerpo.
Juan Evangelista



Abro los ojos y los pongo sobre una piedra: la piedra duele porque no me cabe. El dolor me tira de los párpados y el peso de la piedra cae como humo que se hace líquido por dentro de mi cuerpo. Hasta un estanque lleno de piedras que han dolido que han caído que ahora son humo líquido por todas partes.
(DE PAISAJE)




Di qué cardón
no crecí para darte testimonio del barranco que arde;

en las laderas qué tierra
no rueda a borbotones de tu boca
deshilándote, hilándote
al paisaje en que vagas.

Di qué flor de retama
fue calco y menos cierta que tu sangre.
(DE PAISAJE)






Pariste dunas
que recuerdan tu vientre sin viento.
Mis arenales contra la costa,
menguantes;

trozos que fueron pira incombustible
entre tus brazos;

dónde el sendero,
la barranquera arterial que desagüe mis jirones
en tus muslos, cuesta arriba.
(DE MADRE)






Contra la orilla cae el mar como saliva cansada que sobra. Recoges las conchas escupidas, los cantos caídos de la cumbre; aprietas bajo el pie la arena que fue caracola o piedra. Bordeando la costa, no dejarás nunca de andar los contornos de la isla: el mar rumoroso y abierto en un costado; la tierra sembrada de nombres en el otro.
(DE VIAJE)






No regresaré.
Arrasó la memoria los hogares;

el tamaño del cuerpo del sol cae
contra el horizonte;

los surcos que se cierran;

la semilla o el salto o la sed
sin retorno
amanecen.

(DE VIAJE)














De "Abordajes":

15. La palabra poética despliega la tensión entre la palabra necesaria y la palabra derrotada. Es un estar en fruición con ellas a un tiempo, es decir, hacia afuera del tiempo.

39. Pregunta central en medio del impulso del viaje: ¿nombrar, sentir, visualizar el hogar es mirar hacia atrás o hacia delante?


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