Antonio Armando García Barrios, más conocido como Armando Buscarini (Ezcaray, 16 de julio de 1904 - Logroño, 9 de junio de 1940) fue un poeta bohemio español.
Fue hijo de Asunción García Barrios, madre soltera que volvió a su pueblo Ezcaray desde Argentina (a donde, al parecer, emigró buscando una vida mejor) para dar a luz a su único hijo. A la temprana edad de cinco años viajó a Madrid de la mano de su madre y pronto manifiesta su deseo de ganarse la vida -o simplemente dedicarla- a ser escritor, para lo cual adopta el heterónimo de Armando Buscarini, supuesto apellido de su padre, a quien nunca conoció.
Después de haber escrito algunos relatos sobre su pueblo natal y algún que otro canto ripioso a su prima, en 1918 publica Emocionantísimas aventuras de Calck-Zettin. Emperador de los detectives -hoy desaparecido- y un año después publica la plaquette de poemas en prosa y verso titulado Ensueños. A este opúsculo siguieron otros tantos cuadernos de poesía, obras dramáticas y narrativas como Cancionero del arroyo (1920), Dolorosa errante (1921), Rosas negras (1921), Yo y mis versos (1921), Sombras (1922), Por el amor de Dios (1922), Sor Misericordia (1923, obra teatral escrita junto a Mario Arnold), El aluvión (1924), Maruja la de Cristo (1924), Mis memorias (1924), El rey de los milagros (1924), La reina del bosque (1925), Baladas (1926), Los lauros (1926), La cortesana del Regina (1927), Los dos alfareros (1927), El rufián (1928)... que Buscarini vendía como podía en su puesto ambulante. Cuando las ventas iban mal, acababa la jornada entre los contertulios del madrileño Café Pombo, donde acudían escritores como Ramón Gómez de la Serna o Rafael Cansinos Asséns.
A otros, como a los hermanos y dramaturgos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Buscarini les amenazaba y chantajeaba con suicidarse tirándose desde el Puente de Segovia, viaducto que ha sido puerta hacia la muerte habitual en Madrid para los suicidas.
Su propia madre le ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Madrid, desde donde fue trasladado a Valladolid (donde escribió su testamento) y, finalmente, murió enfermo de esquizofrenia y sífilis en el manicomio de Logroño el 9 de junio de 1940. Enterrado en un nicho del cementerio local, el 10 de agosto de 1970 sus restos fueron trasladados al osario común.
Recuperación
La vida de Buscarini ha sido reconstruida por Juan Manuel de Prada a partir de las crónicas de César González Ruano, Ramón Gómez de la Serna y Cansinos Asséns, así como de lo escrito por el psiquiatra logroñés Alberto Escudero Ortuño en Los caminos de Hipócrates.
Director del hospital psquiátrico de la Beneficencia 'La Bene', de Logroño, incluyó en su libro de memorias Por los caminos de Hipócrates la semblanza 'Armando Buscarini, el poeta maldito'. Aunque Buscarini fallecidó en La Bene, Escudero Ortuño no le trató como paciente pero tuvo contacto con José M.ª Villacián, el psiquiatra que atendió al poeta en Valladolid; de la relación epistolar entre ambos surge la información que volcó en su libro.
En 1995 Juan Manuel de Prada tomó a Buscarini como personaje secundario en su novela Las máscaras del héroe, que repasaba la vida bohemia de algunos escritores de principios del siglo XX, paralelos a la Generación del 98. Además le dedicó la semblanza Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, con la que ganó el Premio Café Bretón de los Herreros de Logroño y que está dedicada al psiquiatra Alberto Escudero Ortuño; corregida y aumentada, la publicó conjuntamente a otras semblanzas de escritores raros en Desgarrados y excéntricos. El actor albaceteño Miguel Ángel Gallardo ha adaptado a la escena el monólogo teatral Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, basando en el texto de Prada. En 1996 éste publicó una edición del libro Mis memorias.
En 2006, los hermanos Rubén y Diego Marín A. crearon la página web www.armandobuscarini.com, dedicada a su vida y obra. Además, ese mismo año publicaron el epistolario inédito titulado 'Cartas Vivas', con cinco cartas cruzadas por el bohemio riojano con Rafael Cansinos Asséns y Andrés González Blanco. Por primera vez, toda la poesía de Armando Buscarini se ha reunido en un sólo volumen: 'Orgullo. Poesía (in)completa de Armando Buscarini', publicado en Logroño con introducción de Juan Manuel de Prada y edición a cargo de Rubén y Diego Marín A., fundadores de la Editorial Buscarini.
En la colección La imprenta de Armando de este sello editorial se ha publicado 'Epístolas líricas. Correspondencia con Antonio de Lezama', libro que reúne los poemas dedicados por Buscarini al periodista de Laguardia, redactor-jefe de La Libertad, Antonio de Lezama. La obra 'El Rufián. Teatro, narrativa y memorias' completa la edición de sus obras, al reunir toda su producción literaria no poética, ya publicada en el volumen 'Orgullo'.
El cantaor flamenco Juan Pinilla ha versionado algunos poemas de Buscarini por tangos y tonás y suele interpretar dichos temas en sus espectáculos.1
Homenajes
La Universidad de La Rioja celebró su I Centenario en 2004.2 Los actos comenzaron el 16 de julio con una conferencia de Juan Manuel de Prada.
Ese mismo año, el Ayuntamiento de Ezcaray, su villa natal, decidió cambiar el nombre de la calle José Antonio Primo de Rivera, poniéndole el de Armando Buscarini. En su libro El rufián, en 1928, publicó el siguiente poema premonitorio:
A una clara avenida, con frondoso arbolado/darán mañana el nombre de quien tanto luchó./Mi corazón entonces se hallará agusanado/En el estrecho nicho que la piqueta abrió./En un bello crepúsculo, tranquilo y perfumado/resonarán canciones que no escucharé yo./El amor de los niños habrá purificado/la memoria de un hombre que por amar, pecó./¡Avenida soleada de un futuro lejano!/¡En mis sueños te veo surgir esplendorosa!/¡Tú has de ser en las noches cálidas de verano/vía abierta a la dulce confidencia amorosa,/cuando crucen los novios cogidos de la mano/y se alejen las almas un poco de la prosa...! ('Avenida Armando buscarini'. El rufián, 1928)
El Ayuntamiento de Ezcaray también ordenó colocar una lápida en la casa natal del poeta en la calle Mercedes de Mateo nº 1, que contiene la siguiente leyenda:
En esta casa nació el poeta/Antonio Armando García Barrios/"Armando Buscarini"/1904-1940/"...Es verdad que yo sufro, pero oídme: ¿Qué me importa sufrir si soy poeta?". Ezcaray, septiembre de 2004.
El director de la Banda Municipal de Música de Ezcaray compuso en 2006 el pasodoble-marcha Armando Buscarini, que fue estrenado, frente a su casa natal, el 2 de julio de ese mismo año. Acto seguido se presentó en la Biblioteca Pública de Ezcaray el libro Orgullo. Poesía (in)completa. La partitura fue entregada a los autores de este libro, los hermanos Rubén y Diego Marín A., en octubre de 2010, tras ser interpretada en la Plaza Conde de Torremúzquiz.3
El Instituto de Estudios Riojanos (IER) patrocinó en 2006 y 2008 el estudio sobre su vida y obra.
La empresa Ezcaray Internacional, ubicada en la villa natal del poeta, dedicada a la fabricación de butacas, ha nombrado dos modelos con el nombre Buscarini y Centenario.4
El bodeguero riojano Gonzalo Gonzalo Grijalba, propietario de Thewinelove.com ha nombrado uno de sus vinos Orgullo, título del más famoso poema de Armando Buscarini, y que elabora con variedades de uva tinta y blanca. Habitualmente ha colaborado en catas literarias, maridando su vino con la obra del poeta, en eventos como el Festival de Jazz de Ezcaray y en el Festival Mariquitina's Day.5
Ha dado nombre a la Editorial Buscarini, una iniciativa cultural y literaria, nacida en La Rioja y dirigida por los hermanos Rubén y Diego Marín A., de ascendencia ezcarayense.
Obra narrativa
1918 - Cantares
1917 - Emocionantísimas aventuras de Calck-Zettin. El emperador de los detectives
1923 - El riesgo es el eje sublime de la vida
1924 - El arte de pasar hambre
1924 - El aluvión
1924 - Mis memorias
1924 - Maruja la de Cristo
1924 - Las luces de la Virgen del Puerto
1925 - San Antonio de la Florida
1927 - La cortesana del Regina
1918 - Cantares
1917 - Emocionantísimas aventuras de Calck-Zettin. El emperador de los detectives
1923 - El riesgo es el eje sublime de la vida
1924 - El arte de pasar hambre
1924 - El aluvión
1924 - Mis memorias
1924 - Maruja la de Cristo
1924 - Las luces de la Virgen del Puerto
1925 - San Antonio de la Florida
1927 - La cortesana del Regina
Obra poética
1919 - Ensueños
1920 - Sombras
1920 - Cancionero del arroyo
1921 - Romanticismo
1921 - Poemas sin nombre
1921 - Rosas negras
1921 - Yo y mis versos
1922 - Con la cruz a cuestas
1922 - Por el amor de Dios
1922 - Dolorosa errante
1924 - Primavera sin sol
1926 - Baladas
1926 - Los lauros
1928 - El umbral del recuerdo
1919 - Ensueños
1920 - Sombras
1920 - Cancionero del arroyo
1921 - Romanticismo
1921 - Poemas sin nombre
1921 - Rosas negras
1921 - Yo y mis versos
1922 - Con la cruz a cuestas
1922 - Por el amor de Dios
1922 - Dolorosa errante
1924 - Primavera sin sol
1926 - Baladas
1926 - Los lauros
1928 - El umbral del recuerdo
Obra dramática
1923 - Sor misericordia (firmada con Mario Arnold)
1924 - El rey de los milagros
1925 - La Reina del Bosque
1927 - Los dos alfareros
1928 - El rufián
1923 - Sor misericordia (firmada con Mario Arnold)
1924 - El rey de los milagros
1925 - La Reina del Bosque
1927 - Los dos alfareros
1928 - El rufián
Otras obras del autor
Las rosas eternas
Cruzada romántica. Prosa de exaltación y amor a la humanidad
El hombre de las gafas negras
Golondrinita
Voluntad, alma y pobreza
San Juan de Dios
Los días del hospital
A Gustavo Adolfo Bécquer.
Yo te amo, Bécquer, poeta divino que con tus versos sublimes supiste conmover el corazón de la Humanidad. Tú fuiste el estro de los poetas, el único, el grandioso... En ti se han inspirado muchos vates y en ti también me he inspirado yo para escribir esta obra.
¡Ah, Bécquer! Cuánto sentimiento guardabas en tu alma al escribir aquello de “¡Dios mío qué solos se quedan los muertos!” y cuántos ojos han llorado ante la lectura de tus poesías, todas vida tuya, ternura y encanto...
A ti, que bajo la fría losa del sepulcro duermes ha tiempo el sueño perdurable, dedico hoy estas páginas que brotan de mi corazón como flores marchitas; pero en ellas palpita y palpitará siempre el eco de un recuerdo que jamás podré olvidar!
EPÍSTOLA AL LECTOR
Amable lector:
Este insignificante y humildísimo libro que tienes entre tus manos representa para mí los primeros esfuerzos de una lucha: son las primeras vibraciones de mi ser, los primeros latidos de mi corazón...
En estas páginas encontrarás muchas deficiencias, pero considera que el autor es muy joven, y que las líneas trazadas en esta obra son para plumas mejor cortadas que la mía.
No obstante, lector, espero de tu bondad que no desmayes al encontrar algunos defectos propios de los principiantes.
Y, dando fin a esta breve epístola, puedes ya comenzar la lectura de estas páginas que suponen muchas horas de incesante trabajo.
POEMAS EN PROSA
I
A Joaquina
I
Ojos humanos jamás podrán vislumbrar en la vida belleza tan seductora como yo contemplé.
Era una Venus, una figura de un lienzo de Murillo... ¡Una diosa!
Ni las vírgenes niñas puras e inmaculadas; ni las ninfas voluptuosas de los países fantásticos; ni los ángeles, moradores de los Cielos, podrán hacer alarde de mayor belleza que la que tú posees!
II
¿Contempláis la noche plagada de tinieblas y de misterios insoldables?
¿No veis cómo la plateada luna no torna a fulgurar en el Firmamento?
¿Oís, sin embargo, el retumbar horrísono de los truenos en el espacio y cómo de vez en cuando un relámpago fugaz ilumina con su vivísima luz los ámbitos más recónditos de la tierra?
Noche tenebrosa, sin luna, sin estrellas...
El vendaval azota furiosamente los árboles y el agua se precipita por doquier inundando todo a su paso y arrastrándolo con ímpetus desenfrenados.
No obstante que el astro nocturno no brilla en la espaciosa bóveda y todo son misterios y sombras, unos ojos negros de mujer alumbran con su luz fulgentísima la noche tenebrosa. Son sus ojos, los ojos de ella, los ojos purísimos de Joaquina; unos ojos candorosos y nítidos capaces con su fulgor intensísimo de deslumbrar.
III
Tu boca coralina semeja un rubí con reflejos sangrientos, exhala tan fragantes perfumes y modula tan suaves palabras, que al ser más inhumano del mundo pueden sonrosar y alegrarle la vida...
Tu boca es una flor... una Aurora, una caricia...
IV
Como ébano son tus cabellos: negros, muy negros, de una negrura profunda e infinita.
Impregnados de néctar están siempre: reluciendo cual fúlgidas diademas en graciosa forma caen sobre tu espalda, dándote la figura de una virgen o de un hada divina y pura...
V
¡Y, para contemplar tu sideral hermosura y egregia silueta, te diré, además, que tu cuello, torneado, es blanco, inmaculado, como una de esas palomitas que vuelan en las tardes agonizantes bajo la caricia del Sol que muere!...
XIX
Aunque sufra del mundo los desdenes
de mi vida de artista en la carrera;
aunque pasen altivos a mi paso
los hombres de alma ruin que nunca sueñan
aunque salgan aullando a mi camino
los famélicos lobos que me acechan
con la envidia voraz; aunque en mi lucha
hambre y frío sin límites padezca;
aunque el mundo me insulte y me desprecie
y por loco quizás también me crean;
aunque rujan tras de mí ensordecedoras
tempestades de envidia; aunque me vea
harapiento y descalzo por las calles
inspirando piedad o indiferencia;
y en fin aunque implacables me atormenten
las más grandes torturas, aunque vea
que a mi paso se apartan las mujeres
por ver con repugnancia mi pobreza
(pero quizá ignorando de mi alma
el tesoro de ensueños que se alberga),
caminando sereno por la tierra
con el alma latiendo por la gloria
y flotante a los vientos mi melena,
iré diciendo al mundo con voz fuerte
¡con voz en la que vibre mi alma entera:
es verdad que yo sufro; pero oídme;
¿qué me importa sufrir si soy poeta?!
ALMA DE ARTISTA
A Emilio Carrere, el excelso poeta
del arroyo con todo mi corazón.
I
Yo soy un triste poeta sin fortuna
que voy por el arroyo de la vida cantando
los versos de mi alma bajo la blanca luna
y como es mi alma un sueño voy soñando, soñando…
Sin cuidarme que el hambre ya me acecha a la puerta
que da paso a esta vida tan vulgar e irrisoria…
¡Yo solo llevo mi alma a la ilusión abierta
y aunque me muera de hambre moriré por la gloria…
Yo sueño, y yo deliro y yo me vuelvo loco
de amor, de poesía, de amargura… El camino
voy así recorriendo yo a solas poco a poco
ebrio de azul inmenso y ebrio de azul divino!
II
Yo soy un errabundo poeta funerario;
que amo la sombra eterna del eterno misterio.
Yo soy el que de noche camina solitario
entre las negras sombras de un triste cementerio;
yo soy el que medito sobre el incognoscible
misterio de ultratumba; yo soy el que medito
sobre el profundo enigma de todo lo imposible
de todo lo imposible, de todo lo inaudito.
Yo soy el melancólico poeta de la muerte
que vago por el mundo soñador y lunático
tras el caos invisible de un mundo que me inquieta.
Yo, en fin, soy quizá espíritu de otro espíritu fuerte
que vagó por el mundo como yo siempre errático
tras algo que llenase sus ansias de poeta.
III
Yo sueño demasiado… son mis exaltaciones
palabras de mi alma, anhelos de vivir…
Yo no sé lo que siento al trazar mis canciones
que me causa infinitos deseos de morir.
Yo siento en mi delirio despertarse en mi pecho
ideales de gloria, pensamientos floridos…
Y con dolor profundo y en lágrimas desecho
voy trazando mis versos tan tristes y sentidos…
Yo sueño demasiado, con gran melancolía
yo soy una esperanza… yo soy una ilusión;
el alma que tengo es toda poesía
y es todo sentimiento mi triste corazón.
yo
Para el Excmo. Señor D. José Sánchez Guerra.
Como mi cuna fue un trasatlántico
soy naviato como D’Anuncio,
y mientras viva yo no renuncio
ni a ser poeta ni a ser romántico.
Soy arrogante, con la arrogancia
fiera y gallarda de un mosquetero,
amo la trágica Historia de Francia
¡y tengo un alma de aventurero!
Soy orgulloso como italiano;
sólo a los héroes tiendo mi mano
y muestro al vulgo como un Blasón
mi exaltado Romanticismo
que cualquier día pienso yo mismo
cantar en una bella canción.
HISTORIA DE MI VIDA DOLIENTE
Recuerdo mi infancia en el santo colegio de unos padres cristianos que velaban por mi educación. En aquel colegio yo estaba medio pensionista, y mi amada madre costeaba los gastos, haciendo muchos sacrificios. Aún evoco el patio de recreo y el frontón de pelota; las amplias aulas del colegio instaladas en la planta baja y en los altos corredores del edificio.Recuerdo también el día feliz y casto de mi primera comunión, hecha en una mañana de mayo, fragante y encendida.Yo era entonces un niño inocente, lleno de ternuras y bondades; el corazón ingenuo quería escaparse del pecho y mi almita infantil no conocía aún las torturas ni las infamias de los hombres.Yo siempre fui un niño triste; desde edad muy temprana me sentí acometido por una extraña melancolía que se trocó luego en una angustia infinita, que no podré deshechar nunca.Mis compañeros de colegio se reían siempre de mi tristeza y de mis lágrimas, pero yo no sabía odiarles, y tenía siempre para ellos la misericordia del perdón.Hoy también he aprendido a saber perdonar las ironías perversas y los escarnios de la gente cruel.Años más tarde me sacaron del colegio cristiano para hacerme ingresar interno en un colegio evangélico. Allí cursé todas las asignaturas del bachillerato pero no pude estudiar una carrera porque mi pobre madre no podía pagarla, y tuve que abandonar el colegio.Entonces empezaron a manifestarse mis sentimientos de artista y escribí mis primeros cuentos, sencillos inconexos…Después fui poeta cuando sentí en mi mente los supremos arrebatos divinos de la inspiración en forma de POTENCIA CREADORA transmite Dios a los predestinados. El poeta es santo y apostólico y está ungido de un aroma de eternidad.La historia de mi calvario para poder publicar mis poesías en los periódicos de Madrid no quiero contarla por la razón misericordiosa de no hacer sonrojar a muchísimas personas que pueden hacerme mucho bien… todavía.Sólo consignaré como episodio de mis luchas que he tenido que hacer más de treinta copias de mis mejores poesías.No lamento por mi mal el rigor y la disciplina de los periódicos para los escritores principiantes (yo ya he publicado en todos los periódicos menos en La Estafeta), pero en ninguna forma hay derecho a burlarse de un corazón. Eso es una ignominia que no se perdona nunca. Menos mal, sin embargo, que a la hora decisiva de la justicia suprema, todos los herejes, todos los déspotas y todos los tiranos purgarán sus delitos de la tierra con tormentos apropiados al caso.
III
Yo soy bohemio por temperamento, por rebeldía y por romanticismo. Desdeño los términos medios de adaptación y nunca claudicaría a mis ideas por una cuestión de despensa.Cuando publico algún libro de versos, vendo yo mismo los ejemplares de los cafés, a mis queridos amigos, los cofrades en Arte y en trapacerías.Cuando no tengo libros por vender pido dinero a la gente que me lo da con gusto, porque no quiere consentir que yo muera de inanición.No obstante el altruismo y la generosidad de las buenas almas, para conmigo, he pasado tres invierno en la calle sufriendo el rigor de las heladas crudas que entumecen los huesos y el corazón.He pernoctado en los inmundos cafetines con los hampones y los parias mucho más nobles que los próceres de Recoletos.Han caído los aguaceros sobre mi cuerpo enclenque cuando carecía de refugio y me lo negaban en los templos, en los cafés y en los hospitales. He ido por las calles desmelenado, sucio, famélico y he llorado una noche lágrimas de odio en un banco de la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real.En la actualidad no publico poesías en Los Lunes de ‘EL IMPARCIAL’ porque el director de esa hoja literaria, alega en bien mío que todavía “no estoy hecho”: Deshecho querrá decir. Sin embargo, el director de ‘EL IMPARCIAL’ D.Ricardo Gasset, me guarda ciertas deferencias y de vez en cuando me protege.Si él quisiera tengo la consciencia absoluta que pondría a mi disposición las columnas de su diario; pero yo no escribo prosa, y los versos se publican en el suplemento de los Lunes que dirige D.Joaquín López Barbadillo. En ‘LA LIBERTAD’ publico con bastante retraso, atendiendo al exceso de original y otras zarandajas; sin embargo, tengo un gran cariño para todos los redactores del periódico, y en particular a D.Antonio de Lezama, que hace lo que puede por mi gloria futura.Nuevo Mundo sigue publicando versos pedestres de señores advenedizos que ni son poetas ni versificaciones siquiera. Comprendo la coacción de las recomendaciones y del favoritismo, pero D.Francisco Verdugo, para quien guardo respetos y gratitudes, debía ser menos transigente.Y concluyo este prólogo dando las gracias más expresivas a mis favorecedores y deseando a todos ellos sigan mostrando fervor por las musas en el altar de Apolo.
Amando Buscarini.
A VILLAESPESA
¡Salud, Villaespesa, cantor de cantoresmago de la música de la poesía,ruiseñor divino que solloza amoresbajo la polícroma luz de Andalucía!
¡Triunfaste en España, después que sufristeun calvario horrible que habías previsto!
¡Tú eres, Villaespesa, de los que ceñistecorona de espinas como Jesucristo!
Te aullaron los lobos del rencor ajenola envidia y el odio de te dieron zarpazosy todos querían hundirte en el cieno.
¡Pobre Villaespesa! ¡Pero tú eras bueno!¡Y a todos los odios abriste los brazos!
LOS BALCONES DEL COLEGIO
A la encantadora señorita Carmen Sangrador, con devoción
Aún en la bruma matinal distingo
la vetusta fachada del colegio
que pone en la memoria el sortilegio
de las tardes solares del domingo.
Y aún resuena el rumor de las sutiles
y candorosas voces infantiles
en los viejos balcones escolares,
y aún veo el sol dorando los perfiles
de las verdes colinas familiares.
Y me parece contemplar muy cerca,
en la brumosa paz de los inviernos
a la muchacha que desde la alberca
no dejaba estudiar a los internos.
Risa lejana y silenciosa; risa
de niña hecha mujer; rumor divino
de fosfórica luz; risa indecisa
en el fondo de tanto torbellino.
Al remembrarte me entristezco y pienso
ya por el tiempo y la desdicha helado,
que era tu aliento el invisible incienso
con que sahumóse mi primer pecado.
A mi madre.
En cuya alma cándida la dura prosa de la miseria ha inculcado traidoramente un supersticioso miedo a la poesía, dedico estas rimas de ilusión y desventura, cogidas durante la primavera incompleta en que me ha tocado pasar, sin poder detenerme siquiera en algunas horas suaves, de niño a hombre.
ALMA DE ARTISTA
Una errata de imprenta se deslizó en mi nombre:
No es Armando, es amando como siempre viví.
Amando a la alimaña y a la fiera y al hombre,
que el amor no se apaga en mí.
Rufianes sin ingenio rompieron mi apellido
«Buscarini», dijeron. «¡Bah! La busca del pan».
El pan que a mí me dieron siempre lo he repartido;
y también partí otro que los hombres no dan.
Armando Buscarini. El nombre trae de Galia
el perfume galante, y el apellido Italia
dice; pero soy sólo pobre poeta español,
que en esta tierra inhóspita, que no ama a sus cantores,
arrastra, entre sarcasmos, su juventud sin flores,
su sed sin agua, y su primavera sin sol
Las rosas eternas
Cruzada romántica. Prosa de exaltación y amor a la humanidad
El hombre de las gafas negras
Golondrinita
Voluntad, alma y pobreza
San Juan de Dios
Los días del hospital
A Gustavo Adolfo Bécquer.
Yo te amo, Bécquer, poeta divino que con tus versos sublimes supiste conmover el corazón de la Humanidad. Tú fuiste el estro de los poetas, el único, el grandioso... En ti se han inspirado muchos vates y en ti también me he inspirado yo para escribir esta obra.
¡Ah, Bécquer! Cuánto sentimiento guardabas en tu alma al escribir aquello de “¡Dios mío qué solos se quedan los muertos!” y cuántos ojos han llorado ante la lectura de tus poesías, todas vida tuya, ternura y encanto...
A ti, que bajo la fría losa del sepulcro duermes ha tiempo el sueño perdurable, dedico hoy estas páginas que brotan de mi corazón como flores marchitas; pero en ellas palpita y palpitará siempre el eco de un recuerdo que jamás podré olvidar!
EPÍSTOLA AL LECTOR
Amable lector:
Este insignificante y humildísimo libro que tienes entre tus manos representa para mí los primeros esfuerzos de una lucha: son las primeras vibraciones de mi ser, los primeros latidos de mi corazón...
En estas páginas encontrarás muchas deficiencias, pero considera que el autor es muy joven, y que las líneas trazadas en esta obra son para plumas mejor cortadas que la mía.
No obstante, lector, espero de tu bondad que no desmayes al encontrar algunos defectos propios de los principiantes.
Y, dando fin a esta breve epístola, puedes ya comenzar la lectura de estas páginas que suponen muchas horas de incesante trabajo.
POEMAS EN PROSA
I
A Joaquina
I
Ojos humanos jamás podrán vislumbrar en la vida belleza tan seductora como yo contemplé.
Era una Venus, una figura de un lienzo de Murillo... ¡Una diosa!
Ni las vírgenes niñas puras e inmaculadas; ni las ninfas voluptuosas de los países fantásticos; ni los ángeles, moradores de los Cielos, podrán hacer alarde de mayor belleza que la que tú posees!
II
¿Contempláis la noche plagada de tinieblas y de misterios insoldables?
¿No veis cómo la plateada luna no torna a fulgurar en el Firmamento?
¿Oís, sin embargo, el retumbar horrísono de los truenos en el espacio y cómo de vez en cuando un relámpago fugaz ilumina con su vivísima luz los ámbitos más recónditos de la tierra?
Noche tenebrosa, sin luna, sin estrellas...
El vendaval azota furiosamente los árboles y el agua se precipita por doquier inundando todo a su paso y arrastrándolo con ímpetus desenfrenados.
No obstante que el astro nocturno no brilla en la espaciosa bóveda y todo son misterios y sombras, unos ojos negros de mujer alumbran con su luz fulgentísima la noche tenebrosa. Son sus ojos, los ojos de ella, los ojos purísimos de Joaquina; unos ojos candorosos y nítidos capaces con su fulgor intensísimo de deslumbrar.
III
Tu boca coralina semeja un rubí con reflejos sangrientos, exhala tan fragantes perfumes y modula tan suaves palabras, que al ser más inhumano del mundo pueden sonrosar y alegrarle la vida...
Tu boca es una flor... una Aurora, una caricia...
IV
Como ébano son tus cabellos: negros, muy negros, de una negrura profunda e infinita.
Impregnados de néctar están siempre: reluciendo cual fúlgidas diademas en graciosa forma caen sobre tu espalda, dándote la figura de una virgen o de un hada divina y pura...
V
¡Y, para contemplar tu sideral hermosura y egregia silueta, te diré, además, que tu cuello, torneado, es blanco, inmaculado, como una de esas palomitas que vuelan en las tardes agonizantes bajo la caricia del Sol que muere!...
XIX
Aunque sufra del mundo los desdenes
de mi vida de artista en la carrera;
aunque pasen altivos a mi paso
los hombres de alma ruin que nunca sueñan
aunque salgan aullando a mi camino
los famélicos lobos que me acechan
con la envidia voraz; aunque en mi lucha
hambre y frío sin límites padezca;
aunque el mundo me insulte y me desprecie
y por loco quizás también me crean;
aunque rujan tras de mí ensordecedoras
tempestades de envidia; aunque me vea
harapiento y descalzo por las calles
inspirando piedad o indiferencia;
y en fin aunque implacables me atormenten
las más grandes torturas, aunque vea
que a mi paso se apartan las mujeres
por ver con repugnancia mi pobreza
(pero quizá ignorando de mi alma
el tesoro de ensueños que se alberga),
caminando sereno por la tierra
con el alma latiendo por la gloria
y flotante a los vientos mi melena,
iré diciendo al mundo con voz fuerte
¡con voz en la que vibre mi alma entera:
es verdad que yo sufro; pero oídme;
¿qué me importa sufrir si soy poeta?!
ALMA DE ARTISTA
A Emilio Carrere, el excelso poeta
del arroyo con todo mi corazón.
I
Yo soy un triste poeta sin fortuna
que voy por el arroyo de la vida cantando
los versos de mi alma bajo la blanca luna
y como es mi alma un sueño voy soñando, soñando…
Sin cuidarme que el hambre ya me acecha a la puerta
que da paso a esta vida tan vulgar e irrisoria…
¡Yo solo llevo mi alma a la ilusión abierta
y aunque me muera de hambre moriré por la gloria…
Yo sueño, y yo deliro y yo me vuelvo loco
de amor, de poesía, de amargura… El camino
voy así recorriendo yo a solas poco a poco
ebrio de azul inmenso y ebrio de azul divino!
II
Yo soy un errabundo poeta funerario;
que amo la sombra eterna del eterno misterio.
Yo soy el que de noche camina solitario
entre las negras sombras de un triste cementerio;
yo soy el que medito sobre el incognoscible
misterio de ultratumba; yo soy el que medito
sobre el profundo enigma de todo lo imposible
de todo lo imposible, de todo lo inaudito.
Yo soy el melancólico poeta de la muerte
que vago por el mundo soñador y lunático
tras el caos invisible de un mundo que me inquieta.
Yo, en fin, soy quizá espíritu de otro espíritu fuerte
que vagó por el mundo como yo siempre errático
tras algo que llenase sus ansias de poeta.
III
Yo sueño demasiado… son mis exaltaciones
palabras de mi alma, anhelos de vivir…
Yo no sé lo que siento al trazar mis canciones
que me causa infinitos deseos de morir.
Yo siento en mi delirio despertarse en mi pecho
ideales de gloria, pensamientos floridos…
Y con dolor profundo y en lágrimas desecho
voy trazando mis versos tan tristes y sentidos…
Yo sueño demasiado, con gran melancolía
yo soy una esperanza… yo soy una ilusión;
el alma que tengo es toda poesía
y es todo sentimiento mi triste corazón.
yo
Para el Excmo. Señor D. José Sánchez Guerra.
Como mi cuna fue un trasatlántico
soy naviato como D’Anuncio,
y mientras viva yo no renuncio
ni a ser poeta ni a ser romántico.
Soy arrogante, con la arrogancia
fiera y gallarda de un mosquetero,
amo la trágica Historia de Francia
¡y tengo un alma de aventurero!
Soy orgulloso como italiano;
sólo a los héroes tiendo mi mano
y muestro al vulgo como un Blasón
mi exaltado Romanticismo
que cualquier día pienso yo mismo
cantar en una bella canción.
HISTORIA DE MI VIDA DOLIENTE
Recuerdo mi infancia en el santo colegio de unos padres cristianos que velaban por mi educación. En aquel colegio yo estaba medio pensionista, y mi amada madre costeaba los gastos, haciendo muchos sacrificios. Aún evoco el patio de recreo y el frontón de pelota; las amplias aulas del colegio instaladas en la planta baja y en los altos corredores del edificio.Recuerdo también el día feliz y casto de mi primera comunión, hecha en una mañana de mayo, fragante y encendida.Yo era entonces un niño inocente, lleno de ternuras y bondades; el corazón ingenuo quería escaparse del pecho y mi almita infantil no conocía aún las torturas ni las infamias de los hombres.Yo siempre fui un niño triste; desde edad muy temprana me sentí acometido por una extraña melancolía que se trocó luego en una angustia infinita, que no podré deshechar nunca.Mis compañeros de colegio se reían siempre de mi tristeza y de mis lágrimas, pero yo no sabía odiarles, y tenía siempre para ellos la misericordia del perdón.Hoy también he aprendido a saber perdonar las ironías perversas y los escarnios de la gente cruel.Años más tarde me sacaron del colegio cristiano para hacerme ingresar interno en un colegio evangélico. Allí cursé todas las asignaturas del bachillerato pero no pude estudiar una carrera porque mi pobre madre no podía pagarla, y tuve que abandonar el colegio.Entonces empezaron a manifestarse mis sentimientos de artista y escribí mis primeros cuentos, sencillos inconexos…Después fui poeta cuando sentí en mi mente los supremos arrebatos divinos de la inspiración en forma de POTENCIA CREADORA transmite Dios a los predestinados. El poeta es santo y apostólico y está ungido de un aroma de eternidad.La historia de mi calvario para poder publicar mis poesías en los periódicos de Madrid no quiero contarla por la razón misericordiosa de no hacer sonrojar a muchísimas personas que pueden hacerme mucho bien… todavía.Sólo consignaré como episodio de mis luchas que he tenido que hacer más de treinta copias de mis mejores poesías.No lamento por mi mal el rigor y la disciplina de los periódicos para los escritores principiantes (yo ya he publicado en todos los periódicos menos en La Estafeta), pero en ninguna forma hay derecho a burlarse de un corazón. Eso es una ignominia que no se perdona nunca. Menos mal, sin embargo, que a la hora decisiva de la justicia suprema, todos los herejes, todos los déspotas y todos los tiranos purgarán sus delitos de la tierra con tormentos apropiados al caso.
III
Yo soy bohemio por temperamento, por rebeldía y por romanticismo. Desdeño los términos medios de adaptación y nunca claudicaría a mis ideas por una cuestión de despensa.Cuando publico algún libro de versos, vendo yo mismo los ejemplares de los cafés, a mis queridos amigos, los cofrades en Arte y en trapacerías.Cuando no tengo libros por vender pido dinero a la gente que me lo da con gusto, porque no quiere consentir que yo muera de inanición.No obstante el altruismo y la generosidad de las buenas almas, para conmigo, he pasado tres invierno en la calle sufriendo el rigor de las heladas crudas que entumecen los huesos y el corazón.He pernoctado en los inmundos cafetines con los hampones y los parias mucho más nobles que los próceres de Recoletos.Han caído los aguaceros sobre mi cuerpo enclenque cuando carecía de refugio y me lo negaban en los templos, en los cafés y en los hospitales. He ido por las calles desmelenado, sucio, famélico y he llorado una noche lágrimas de odio en un banco de la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real.En la actualidad no publico poesías en Los Lunes de ‘EL IMPARCIAL’ porque el director de esa hoja literaria, alega en bien mío que todavía “no estoy hecho”: Deshecho querrá decir. Sin embargo, el director de ‘EL IMPARCIAL’ D.Ricardo Gasset, me guarda ciertas deferencias y de vez en cuando me protege.Si él quisiera tengo la consciencia absoluta que pondría a mi disposición las columnas de su diario; pero yo no escribo prosa, y los versos se publican en el suplemento de los Lunes que dirige D.Joaquín López Barbadillo. En ‘LA LIBERTAD’ publico con bastante retraso, atendiendo al exceso de original y otras zarandajas; sin embargo, tengo un gran cariño para todos los redactores del periódico, y en particular a D.Antonio de Lezama, que hace lo que puede por mi gloria futura.Nuevo Mundo sigue publicando versos pedestres de señores advenedizos que ni son poetas ni versificaciones siquiera. Comprendo la coacción de las recomendaciones y del favoritismo, pero D.Francisco Verdugo, para quien guardo respetos y gratitudes, debía ser menos transigente.Y concluyo este prólogo dando las gracias más expresivas a mis favorecedores y deseando a todos ellos sigan mostrando fervor por las musas en el altar de Apolo.
Amando Buscarini.
A VILLAESPESA
¡Salud, Villaespesa, cantor de cantoresmago de la música de la poesía,ruiseñor divino que solloza amoresbajo la polícroma luz de Andalucía!
¡Triunfaste en España, después que sufristeun calvario horrible que habías previsto!
¡Tú eres, Villaespesa, de los que ceñistecorona de espinas como Jesucristo!
Te aullaron los lobos del rencor ajenola envidia y el odio de te dieron zarpazosy todos querían hundirte en el cieno.
¡Pobre Villaespesa! ¡Pero tú eras bueno!¡Y a todos los odios abriste los brazos!
LOS BALCONES DEL COLEGIO
A la encantadora señorita Carmen Sangrador, con devoción
Aún en la bruma matinal distingo
la vetusta fachada del colegio
que pone en la memoria el sortilegio
de las tardes solares del domingo.
Y aún resuena el rumor de las sutiles
y candorosas voces infantiles
en los viejos balcones escolares,
y aún veo el sol dorando los perfiles
de las verdes colinas familiares.
Y me parece contemplar muy cerca,
en la brumosa paz de los inviernos
a la muchacha que desde la alberca
no dejaba estudiar a los internos.
Risa lejana y silenciosa; risa
de niña hecha mujer; rumor divino
de fosfórica luz; risa indecisa
en el fondo de tanto torbellino.
Al remembrarte me entristezco y pienso
ya por el tiempo y la desdicha helado,
que era tu aliento el invisible incienso
con que sahumóse mi primer pecado.
A mi madre.
En cuya alma cándida la dura prosa de la miseria ha inculcado traidoramente un supersticioso miedo a la poesía, dedico estas rimas de ilusión y desventura, cogidas durante la primavera incompleta en que me ha tocado pasar, sin poder detenerme siquiera en algunas horas suaves, de niño a hombre.
ALMA DE ARTISTA
Una errata de imprenta se deslizó en mi nombre:
No es Armando, es amando como siempre viví.
Amando a la alimaña y a la fiera y al hombre,
que el amor no se apaga en mí.
Rufianes sin ingenio rompieron mi apellido
«Buscarini», dijeron. «¡Bah! La busca del pan».
El pan que a mí me dieron siempre lo he repartido;
y también partí otro que los hombres no dan.
Armando Buscarini. El nombre trae de Galia
el perfume galante, y el apellido Italia
dice; pero soy sólo pobre poeta español,
que en esta tierra inhóspita, que no ama a sus cantores,
arrastra, entre sarcasmos, su juventud sin flores,
su sed sin agua, y su primavera sin sol
1 comentario:
Hemos publicado el libro 'Orgullo. Poesía (in)completa' que reúne la práctica totalidad de la poesía de Buscarini: http://www.editorialbuscarini.com/orgullo-poes%C3%ADa-incompleta
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