Steve Gillmann nació en Michigan, Estados Unidos de Norteamérica, en 1964. Es ensayista, narrador y poeta. Ha escrito los siguientes libros: Traveler´s Tales; Secrets of mind power; Deal-a-poem; 24 Creative Problem Solving Techniques y Mountain Hiking.
SUS OJOS
Me paro detrás de un árbol.
Un carro, dos carros, tres carros pasan.
Quiero escapar del poder;
del poder de sus ojos.
La vergüenza deviene algo insignificante
la primera vez que te agachas
al lado del camino
para levantar una lata, o botella;
la tomas y echas en tu costal
sin vacilación, sin esperar…
que el tráfico disminuya.
Pero la primera vez, décima vez, miles
de veces más
todavía sabes que te ven, te observan.
Sabes esto con o sin vergüenza.
No eres inmune a sus ojos.
Sus ojos son parte de tu creación
tanto como lo fue tu madre.
Así, algunas veces caminas de noche
cuando puedes ser lo que quieres ser;
o, quizá, más importante,
puedes evadir ser lo que no quieres ser.
Puedes ser nada…
Nada más que vida en movimiento,
pensamiento que cavila,
alma maravillada mientras atisbas las estrellas:
hasta que, por supuesto, los faros se encienden
y los astros te devuelven a la tierra.
Entonces me paro detrás de un árbol
pensando que puedo escapar,
pero sus ojos están ahí, de cualquier forma.
En consecuencia, una vez más me convierto
en algo que nunca quise ser…
un hombre que se oculta detrás de un árbol.
[Traducción: Araceli Mancilla]
LA ENFERMEDAD
Cuando el peso de la nieve
es tomado por el sol
la hierba se levanta
con la simple alegría de existir.
Yo soy la hierba
cuando el peso de mí mismo
se desvanece
en la verdad del instante.
Pero me atrapo
siempre me atrapo
vuelvo a ser yo mismo otra vez
y escribo palabras como estas.
Veladas reflexiones de la vida
de la experiencia más allá del lenguaje
de la felicidad que es asesinada
siempre asesinada cuando es nombrada.
Y me he atrapado una vez más
un contagio esparcido por palabras
y la poesía aparece como fiebre
como síntoma de alguna enfermedad.
LAGO SUPERIOR
Hubo silencio
en el estallido de las olas
en el rugir de los árboles
en el viento tirando de mi chaqueta.
Me senté sobre las rocas
con mi vientre lleno de frutas silvestres
observé gaviotas en los farallones
arcoiris en la espuma.
Hubo quietud
en todo ese movimiento
en ese grito hermoso
que calmó mi alma.
Estos pensamientos no son míos
no blasfemo a la belleza con nombres
no escribo un poema
o recito una plegaria.
Estuvo el sol sobre mi rostro
y todo ello fue superior
a cualquier descripción,
idea, convicción.
[Textos traducidos por Anace Blum]
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