Tony Hoagland, nació en 1953 en Fort Bragg, Carolina del Norte, EE.UU. Ha publicado tres libros de poemas: What Narcissism Means to Me (2003), Donkey Gospel (1998) y Sweet Ruin (1992). En 1992 fue seleccionado por Donald Justice para recibir el Brittingham Prize in Poetry y el mismo año fue ganador del premio Zacharis del Colegio Emerson. Entre sus muchos reconocimientos y becas destaca el premio de la fundación Mark Twain 2005, por su contribución al humor en la poesía americana. Actualmente es profesor de la Universidad de Houston en el departamento de creación literaria.
ACOSTARSE CON UN HOMBRE
En aquellos días pensaba que tenía que
hacer todo aquello que me daba miedo,
así que me acosté con un hombre.
Era un punto más de una lista
dormir en un cementerio, bajo la luna llena,
no apartar la mirada de la cara golpeada y quemada de la chica,
atarme en la catapulta
de alguna píldora azul y eléctrica.
Eran los setenta, toda nuestra generación
estaba más que dispuesta a cortar con una sierra
la rama sobre la que nos sentábamos
para ver cómo era aquello de caer -bump, bump, bump.
Conocer lo peor de uno mismo
parecía como una auto-mejora entonces,
y el sufrimiento era una aventura.
Así que me acosté con un hombre,
lo cual no recuerdo muy bien
excepto que no fue divertido.
Las cortinas se agitaban en la brisa
proveniente de la parilla de una radio negra. Van Morrison
llenaba la habitación como un aftershave astral.
Acosté mi masa de engaños
al lado de su masa de engaños
en una habitación oscura en la que luchaba
con ese viejo adversario, yo mismo
-con la forma, esta vez, de un cuerpo-
en algún sitio entre el cielo y la tierra,
dos cosas a las que tenía miedo.
Suerte
Si tienes suerte en esta vida,
llegarás a ayudar a tu enemigo
de la misma forma en que ayudé a mi madre
cuando estaba demasiado débil como para decir no.
En la gran tina de porcelana
con agua a la mitad,
preparada a la perfección,
bajé el infantil esqueleto
en el que se había convertido.
Parpadeaba mientras enjabonaba
su estómago y su pecho,
la lúgubre ruina de sus costados
y la deshecha nube gris
de su entrepierna.
Algunas noches, sentado junto a su cama
con un libro abierto yaciendo sobre mis rodillas,
mientras escuchaba el movimiento grueso
del ir y salir del aire
entre sus pulmones oscuros,
mi mente se llenaba de alabanzas
tan suntuosas como la música,
asombrado ante la simetría y la suerte
que me ofrecería la oportunidad de pagar
mi pesada deuda de castigo y amor
con amor y castigo.
Y una vez la sostuve escurriendo
en el incómodo aire
entre la silla de ruedas y la tina
hasta que me imploró como una niña
que parara.
Un acto de crueldad que comprendíamos
era el antiguo irresistible regocijo
del poder sobre la debilidad.
Si tienes suerte en esta vida
podrás levantar la cuchara
de prístina y helada nieve
a la boca confiada de la criatura
que es tu viejo enemigo
porque al menos las papilas gustativas no se han roto
porque existe un lazo entre ustedes
y lo dulce lo es en cualquier idioma.
Traducción: Nancy Robles
GRAMÁTICA
Maxine, que viene de pasar el fin de semana con su novio,
sonríe muy felina al asegurar
que toda ella es un verbo conjugado.
Ha estado siendo el complemento directo
de un pronombre de segunda persona llamado Phil,
y cuando entra en la habitación,
todo el mundo se vuelve para mirarla:
su rostro irradia alguna clase de luz.
Incluso los geranios parecen observarla con curiosidad,
y las abejas, si aquí las hubiera, rumorearían
maliciosamente alrededor de su pelo, buscando
la manera de acceder a su resplandor.
Todos nos hallamos atraídos por el perfume
de la fermentación de la alegría,
hemos intentado alguna vez empezar un incendio,
y quizás el día menos pensado la llama se encienda sola.
Hoy, mientras tanto, ella es la única de todos nosotros
capaz de sobrellevar la idea de su propia belleza,
y cuando lo advertimos, hacemos lo habitual en estos casos:
sacamos las manos quemadas
de nuestros bolsillos,
y aplaudimos.
[Versión al castellano: Jesús Jiménez Domínguez]
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