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lunes, 5 de marzo de 2012

6199.- DENNIS BRUTUS



Dennis Brutus Vicente (Nacido en Harare , Zimbabwe el 28 noviembre 1924 y murió el 26 diciembre 2009), fue un activista sudafricano, educador, periodista y poeta, más conocido por su campaña para que la Sudáfrica del apartheid fuera prohibida en los Juegos Olímpicos.

Dennis Brutus picó piedras junto a Nelson Mandela cuando fueron encarcelados juntos en la tristemente célebre prisión de la isla Robben. Su delito, al igual que el de Mandela, fue luchar contra la injusticia y el racismo, desafiar al régimen del apartheid en Sudáfrica. Las armas de Brutus eran sus palabras: elevadas, agudas, poéticas. Fue prohibido, censurado, y herido de bala. Pero el compromiso y activismo de este poeta, su defensa de los pobres, nunca claudicaron. Brutus murió mientras dormía el 26 de diciembre en Ciudad del Cabo, a los 85 años de edad, pero vivió con los ojos bien abiertos. Su vida resume el siglo XX, e incluso hasta sus últimos días inspiró, guió y movilizó a la gente en la lucha por la justicia en el siglo XXI.
Lo extraño, para un mágico poeta e intelectual como él, es que fue el rugby lo que le hizo ver a temprana edad la injusticia racial en su patria. Brutus siempre recordaba que un hombre blanco lo llamó en forma sarcástica “futuro Springbok”.
“Los Springboks” era el equipo nacional de rubgy, y Brutus sabía que quienes no eran blancos nunca podrían estar en el equipo. Escribió “Eso me quedó grabado hasta años más tarde, cuando comencé a cuestionar la barrera racial en su conjunto, a cuestionar por qué los negros no podían estar en el equipo”. Este tema aparece en la nueva película de Clint Eastwood, “Invictus”. El Presidente Mandela, caracterizado por Morgan Freeman, apoya a los Springboks durante la Copa Mundial de 1995, reconociendo que hasta entonces los negros siempre supieron a quienes apoyar: a cualquier equipo que jugara contra los Springboks.
A fines de la década del 50, Brutus escribía una columna de deportes bajo el seudónimo “A. De Bruin, que en afrikaans significa “un negro”. Brutus escribió: “La columna…era aparentemente sobre resultados deportivos, pero también sobre la política racial y el deporte”. Fue prohibido, una práctica del apartheid que imponía, entre otras cosas, restricciones al movimiento, al derecho de reunión y de públicación. En 1963, al intentar huir de la custodia policial, recibió un disparo. Estuvo al borde de la muerte en una calle de Johanesburgo mientras esperaba una ambulancia especial para negros.
Brutus pasó 18 meses en prisión, en la misma sección de la isla Robben que Nelson Mandela. Allí escribió su primer conjunto de poemas, “Sirenas, nudillos, botas”. Su poema “Sharpeville” describe la masacre del 21 de marzo de 1960 en la que la policía sudafricana abrió fuego y mató a 69 civiles, un hecho que lo radicalizó. En su poema escribió:

Recuerden Sharpeville
el día de las balas por la espalda
porque encarnó la opresión
y la naturaleza de la sociedad
más claramente que ninguna otra cosa:
fue el hecho ejemplar

Al salir de la cárcel, Brutus comenzó su vida como refugiado político. Formó el Comité Olímpico No Racial Sudafricano para incluir a los deportes en una campaña mundial contra el apartheid de gran envergadura. Logró que a Sudáfrica se le prohibiera participar en los Juegos Olímpicos de 1970. Brutus se mudó a Estados Unidos, donde se desempeñó como profesor universitario y líder contra el apartheid, a pesar de los esfuerzos del gobierno de Reagan de impedir que mantuviera su condición de refugiado y de los intentos por deportarlo.


Tras la caída del apartheid y el ascenso al poder del Congreso Nacional Africano, Brutus se mantuvo fiel a sus principios. Me dijo: “Cuando se privatiza el agua, se privatiza la electricidad y las personas son desalojadas de sus viviendas precarias porque no pueden pagar el alquiler, la situación empeora. Y me parece, que el centro de la cuestión es que el gobierno sudafricano, liderado por el Congreso Nacional Africano y Mbeki, decidieron adoptar la solución empresarial”.


Continuó diciendo: “Salimos de nuestro apartheid para pasar al apartheid de la globalización. Estamos en un mundo donde, de hecho, la riqueza está concentrada en las manos de unos pocos; la mayoría de la gente aún es pobre…una sociedad que está diseñada para proteger a los ricos y a las empresas y de hecho está perjudicando a los pobres, aumentando su carga, esto es lo contrario de lo que pensé que sucedería en el gobierno del Congreso Nacional Africano”.
Muchos activistas jóvenes conocen a Dennis Brutus no por su militancia en contra del apartheid sino por su activismo a favor de la justicia global, por su participación en todas las grandes movilizaciones contra la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Y, más recientemente, aunque no estuvo presente, su figura le dio inspiración a los manifestantes que protestaron en Copanhague durante los días de la cumbre sobre el cambio climático de la ONU. En su cumpleaños número 85, días antes del inicio de las negociaciones sobre el clima, dijo: “El planeta entero está en graves problemas. Vamos a decirle al mundo: hay demasiadas ganancias, demasiada codicia, demasiado sufrimiento de los pobres. Debe, tiene que parar. El planeta debe estar en acción. Todos los habitantes del planeta deben ponerse en acción”.









Cartas a Martha




1


Tras la sentencia
mixtos sentimientos:
mórbido alivio,
el lastre de los días por delante
aprensión—
insinuaciones de brutalidad
con honduras de significado íntimo
exultación—
el sentido del reto,
de confrontación,
vago heroísmo
mezclado con pena de mí mismo,
temperada al recordar aquellos
que aguantaron mucho más
y aguantaron...






2


Uno aprende pronto
que clavos y tornillos
y mayores
piezas de metal
deben ser depuestas;
y viéndolas forjadas y filosas
te hielas, atónito
al ver qué cruel puede acabar siendo
—este simple y útil trozo del acero:
y al destellar de pronto estos cuchillos
—surgidos acaso de algún disciplinado esfínter—
uno capta al instante el horror fúlgido-acero
en el aire matutino
y qué blanda y vulnerable la desnuda carne.






3


Te sabes de súbito perdido
En un caos de contingencias:
alrededor de tu cabeza se entelarañan las ideas
y brotan zarcillos de tus tripas en un millar
de direcciones:
¿por qué acuchilló
este hombre al hombre aquel por ese hombre?
¿qué substancia tuvo la emoción
y cómo fue creciendo?
¿era ésta la razón de la inmotivada o caprichosa
brutalidad del carcelero?
¿qué astucia la instigó?
¿deseo de prestigio, ansia de poder?
¿O podría ser —extraño, muy extraño— amor,
amor extraño?
¿Y de qué humana hambre nacería?






4


Sobre todo en solitaria celda,
pero aun en las secciones
se afianza el sentido religioso;
hábito de infancia acaso de nocturnas oraciones,
lo accesible de la Biblia,
o consciencia de una muerte próxima:
y, desde luego, es sabido—
piadosas expresiones favores compran
y es un modo de indicar reforma
(que procura promoción);
y el recurso del débil
es invocar venganza divina
contra la injusticia fiera
pero en el gris silencio de las tardes vacuas
no es infrecuente
descubrirse a uno mismo hablándole a Dios.






5


En el grisor del tiempo aislado
que en la mente ecoante desemboca,
fantasmas surgen y susurros de terrores
que pueblan el dédalo del yo.
Coprofilia; necrofilia; felación;
amputación del pene;
y en esta aljamiada sociedad,
ululando por ser reconocido como el resto de los yos en uno mismo,
el suicidio, la condenación, camina,
si no como sociable espectro,
sí familiarmente familiar,
un doppelgänger
que no puedes sacudirte.








6


Dos hombres conocí en concreto
entre otros muchos casos:
sus reacciones, abisalmente diversas;
pero un tenso designio yacía en cada una
y en ambos lo que había era dolor, peligro, miedo—
drama.
Uno simplemente dejó el tabaco
sabiéndolo motivo de soborno
y cercó su mente de románticos ensueños
y hermosas hijas casaderas;
el otro buscó la huida
en desmayos, asmáticos accesos,
y escapó por fin a la locura:
tan grandes las presiones para imponer la sodomía.






7


Acaso más terribles son los que la imploran,
imploran la embestida sexual.
A qué extremos insufribles han llegado
y qué fieras agonías padecido
que ésta, que habían resistido,
acabó por parecerles preferible,
deseable incluso.
Se la ve como el fondo
de la absoluta y grotesca sumisión.
Y quizá así sea.
Pero se me antoja a mí
una de las más horribles,
patéticas, desgarradoramente,
entre todas las congojas carcelarias.








8


“Blue champagne” lo llamaban
—la “chica” más famosa del lugar;
tan excitante acaso, o conveniente;
joven ciertamente, con curvas jóvenes
—lo que más se valoraba.
Y así con varios se acostaba
cada noche
y la canción que fuera hit-parade
se convirtió en su apodo.
Para el tiempo en que lo vi era ya viejo
(George vio el mal, dijo, en su rostro)
y se había convertido en el más perverso
entre aquellos pervertidos:
un “hombre” en el abrazo homosexual
que en tiempos fuera la “mujer”.








9


El no saber
es probablemente la peor parte del maltrago
para los de afuera;
no saber qué crueldades hay que soportar
qué infamias sufre el sensible espíritu
qué heridas puede forzarse a la mente a infligirse
a sí misma
y el ansia de que piensen en ti
que te recuerden
que te alcancen a través de los espacios
con filamentos de ternura
y consolación.
Y el saber,
aun cuando sea un saber penoso,
parece preferible,
puede soportarse mejor.
Y así,
a modo de consuelo
te envío estos fragmentos,
guijarros tomados al azar
del paisaje de mis propias experiencias,
que a través de los mismos yermos
en un mosaico de vislumbres
me permito a mí mismo
o con ellos tropiezo.








10


No todo es terror
y privación,
ya sabes;
uno llega a estimar la cercanía
y comprensión que se establece
con la humana compañía,
compañeros, con-sortes;
y la disciplina hace mucho por crear
forma y pauta en la vida cotidiana
así como en los días
y el trabajo honesto
ofrece ciertas horas que redimen
los años derrochados
así que hay veces
en que la mente brilla aserenada
aunque viva:
más bien como el mar en calma a la alborada.








11


Los eventos cobran nueva dimensión
pues todo afecta el paso
del devenir político—
pero nuestro tema
es cómo avivan o
demoran
cierta libertad especial—
la de aquellos en prisiones
que dependen de cambios
que emancipen.
Y así uno se hace poco a poco cruel,
adquiere una feroz implacabilidad—
voces que gritan en el pecho
“¡Destrúyelos! ¡Destrúyelos!”
o
“¡Que mueran a millares!”
la verdad, es impaciencia.












Longing


Can the heart compute desire's trajectory
Or logic obtuse with semantic ambiguities
This simple ache's expletive detonation?


This is the wordless ultimate ballistic
Impacting past Science's reason, past logic
To blast the heart's defensive mechanism.


O my heart, my lost hope love, my dear
Absence and hunger mushroom my hemispheres;
No therapy, analyses deter my person's fission:


My heart know now such devastation;
Yearning, unworded, explodes articulation:
Sound-swift, in silence, fall the rains of poison.







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