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sábado, 17 de diciembre de 2011

5586.- JOSÉ ANTONIO FALCONÍ VILLAGÓMEZ


JOSÉ ANTONIO FALCONÍ VILLAGÓMEZ
Nació en Guayaquil, ECUADOR el 26 de Mayo de 1.894. Hijo legítimo del Dr. Antonio Falconí, riobambeño, médico anatomista, profesor universitario y notable oftalmólogo y de Carmen Villagómez Loor, natural de Vinces.


Estudió la primaria en el Colegio San Luis Gonzaga y asistía a las reuniones literarias que se celebraban en su casa, donde concurrían poetas y escritores (José Gabriel y Rafael Pino Roca, Luis Felipe Borja hijo, Darío Rogelio Astudillo y Juan Ignacio Gálvez). "En aquellos tiempos éramos unos cachiflos de calzón corto pero con temprana vocación lírica y feliz memoria que hemos conservado hasta ahora."


De catorce años viajó a Quito a estudiar en el Instituto Mejía y obtuvo un Primer Premio de parte del Profesor de Literatura Alejandro Andrade Coello por una fábula escrita al estilo de Iriarte. Entonces "se dejaban oír aisladamente voces nuevas que traducían nuevos ritmos. Eran de corifeos independientes que desertaban de la batuta clásica. Generación que no tuvo órganos propios de expresión en Guayaquil, salvo algunos números de la revista Patria que circuló entre 1.905 y el 7 y los famosos Lunes Literarios de El Guante fundado en 1.910, donde colaboraban poetas de la calidad de Wenceslao Pareja, Miguel E. Neira, César Borja Cordero y Eleodoro Avilés Minuche".


"En esa misma página de El Guante iniciamos nuestra producción poética con la composición "Veneciana" el 20 de Mayo de 1.912. Se vivía la Bell Epoque, período anterior a la Gran Guerra, que daba ganas de vivir." Casi enseguida salieron otras composiciones suyas "En el lago", "Hacia ti", "Flor de Blasón" que no constan en la selección antológica publicada en 1.956, comenzó los estudios de Medicina en la Universidad de Guayaquil, figurando como Vicepresidente de la Federación de Estudiantes que recién se había fundado También empezó a colaborar en la revista quiteña "Letras" de Isaac J. Barrera.


En 1.913 escribió para los Jueves Literarios de El Telégrafo poemas como "Epopina" y "Amo las flores raras" que asustaban a los buenos burgueses que leían esas columnas y no esperaban encontrarse con tan atrevidas y absurdas composiciones, chocantes al "buen gusto imperante en el medio" Cuando publicó "El Poema de las Ranas", dedicado a su amigo y maestro el poeta Francisco J Falques Ampuero y "que hizo sonreír a los cretinos", recibió de éste una epístola encomiástica en que lo comparaba con el Conde de Lautremont porque Falconí "desde sus primeros poemas reveló una aguda sensibilidad. Más allá de lo sardónico del tratamiento de los asuntos, sentíase en sus mejores poemas algo extraño, casi desasosegante".


Los Jueves Literarios dejaron de aparecer pronto porque comercial mente hablando no eran rentables Sin embargo habíase dado a conocer como poeta y hasta dirigido por poco tiempo esa sección, reemplazando a su Director fundador Manuel Eduardo Castillo, que no siendo poeta, habíase cansado de ese trabajo.


Falconí participaba de una generación de valores nuevos entre los cuales sobresalían José María Egas y Miguel Ángel Granado y Guarnizo y díjose de él que evocaba a los poetas de terror y alucinaciones por su Canto a las Ranas, a la misa negra de Eponina o los símiles extraordinarios donde las flores asumían posturas raras, eran carne de Hospital, y se hablaba de las orquídeas como orejas de elefanciacos, etc Ya usaba su pseudónimo anagramático "Nicol Fasejo" escondiéndose de posibles escándalos sociales.


Durante la revolución de Concha en 1.914 se enroló como Ayudante de la Cruz Roja Militar y fue enviado al frente. Su amigo Falques le dijo - José Antonio, tú no has nacido para estas aventuras bélicas Te voy a dar una carta de recomendación para mi compadre. Carlos Concha por si acaso caes prisionero.. "Felizmente no llegó a dárnosla ni nosotros la hubiéramos llevado nunca."


En 1.916 fundó con José Maria Egas la revista "Renacimiento" que se publicó hasta el 17, donde reiteró su asimilación de la esencia poética de Francia con el poema de armónicos pareados "Ruth adora a los Cisnes". Su joven amigo Medardo Ángel Silva, que acababa de integrarse al grupo, le solicitó un prólogo para "El árbol del bien y del mal" pero Falconi se excusó por su notoria cortedad. Silva, que le admiraba, escribió en su columna de El Telégrafo.


J. A. Falconi "como un iluminado que viniera de tenebrosa Scene Dans L' enferme, sábelo aquel divino demoníaco que se llamara Arthur Rimbaud, inicióse Nicol Fasejo componiendo extraños versos de acre sabor de frutos, donde se perciben sabáticos rumores y resonancias de cabalísticas fórmulas. Era como si un monje malo, en ratos de emponzoñado humor diabólico, se hubiera puesto a recitar invirtiendo las advocaciones litúrgicas, secuencias, salmos y prosas al Bajísimo y su cohorte de brujas, íncubos, trasgos y toda la fauna horrenda del luciferino imperio. Como en las páginas saturadas de horrores y tinieblas del Conde de Lautremont, una pesada atmósfera de maleficio, exhalada de sulfurosos zahumerios, nos ahogaba; como hembras en celo se oían a la luna ceniza, el croar de las ranas que se lamentaban como viudas histéricas en las lagunas cubiertas por el peluche verde de la flora de los pantanos. Eponina, la virgen maldita, poseída por Nuestro Señor el Diablo, pasaba con su rostro de cera, exangüe, del color de los cirios, mascullando incomprensibles preces al maligno..."


Esto, dicho en el mayor periódico de la ciudad, conmovió a la pobre gente lectora y empezaron a mirar al joven y tímido estudiante de medicina como si fuera un ser de peligrosos misterios. Meses después ocurrió el suicido de Silva y se cumplió el vaticinio de los buenos vecinos sobre "los Poetas diabólicos". Falconi era considerado indiscutiblemente como el Jefe de grupo por ser el más activo y cronológicamente el mayor.


En 1.919 colaboró en la revista "Juventud estudiosa" de Teodoro Alvarado Olea y José de la Cuadra y fue, como lo dijera José Joaquín Pino de Ycaza, sino el creador, el condicionador en nuestra tierra tropical y beocia, de la más auténtica y original literatura modernista.


En 1.920 triunfó en los Juegos Florales Universitarios convocados para celebrar el Centenario de la Independencia de Guayaquil y ganó por merecimientos el Internado en el Hospital de Niños "Alejandro Mann".


En 1.921 publicó versos dadaístas en El Telégrafo, para probarle a un poeta misterioso que escribía como Hugo Mayo, que también podía versificar así y por eso los firmó Julio Marzo y Victorio Abril. Hernán Rodríguez Castelo ha dicho que solo fueron un ensayo de adaptación, una muestra de posibilidades y Hugo Mayo, años después, calificó a Falconí de culto, inquieto a las solicitaciones que recorrían América. Por eso se ha dicho de Falconí que se entregó a las últimas novedades de la Vanguardia por los años 20, codo a codo con Hugo Mayo y colaboró con sentido del humor en el plano dadaista, publicó una composición titulada "Arte Poético No.2" que bien podría considerarse corno el Manifiesto Dadaista para los poetas del Ecuador, como la Biblia minúscula del Tzaraismo ecuatoriano.




También escribió una tesis doctoral "Inyecciones de leche materna y su aplicación en pediatría" que llamó la atención en Francia y logró su Doctorado en Medicina, retirándose para siempre de la poesía por creerla incompatible con la ciencia y por darle gusto a sus padres y excelentes hermanas que temían por él (pensaban que se iba a suicidar como Silva o a intoxicarse de morfina como tantos otros de su generación) "Pudo haber sido el mayor Postmodernista ecuatoriano pero no lo quiso y renegó de sus audacias líricas de mocedad."


En 1.922 su amigo el poeta César Borja Cordero, designado Cónsul del Ecuador de Hamburgo, le consiguió el consulado adjunto en dicho puerto Alemán. Allí perfeccionó sus conocimientos en ese idioma, que llegó a dominar a la perfección, así como el inglés y francés que hablaba desde Guayaquil. Siguió varios cursos de especialización en las Universidades de Hamburgo y Berlín y en los Hospitales de Eppendorf y París, asistió a distintos seminarios de tuberculosis, sífilis, clínica infantil, parasitología tropical, etc. Al mismo tiempo, tentaba algunos poemas, artículos y ensayos que mostraban un talento de erudición poco común, pero la Ciencia había ganado la partida a la Poesía; sin embargo, en Amberes, escribió su poema "El Astado", que quizá es la última producción de esa, su primera y mejor época, pues dé allí en adelante se diluyó en juegos musicales, elegantes por exóticos.


En 1.925, libre del Consulado adjunto, trabajó en el Hospital "Enfants Malades" de Paris y preparaba un libro de poesía que debía llamarse "El Polígono de Musagetes" que nunca salió. (1)


En 1.926 volvió a Guayaquil tras cuatro años de ausencia, entró de Médico auxiliar del Hospital General donde permaneció hasta 1.931 que


(1) En "El Surtidor Armónico" recogería años después todo lo dadaísta suyo.
pasó a dirigir el Hospital Militar (después llamado Territorial) con el grado de Teniente Coronel de Sanidad Militar, donde trabajó hasta su renuncia en Diciembre de 1.936. Después se especializaría en Pediatría en el Hospital Alejandro Mann, desempeñando su profesión desde 1.937 con notorio éxito.


En 1.932 escribió unos deliciosos "Hai Kais" imitando a su amigo Jorge Carrera Andrade, que fue quien primero los hizo conocer en el Ecuador.


En 1.936 inició sus clases de Literatura y Castellano en el Colegio de Señoritas Guayaquil y el 38 editó como texto sus apuntes de clases tomados en versión taquigráfica por una alumna y corregidos por él en 111 págs. Se puede considerar la aceptación de esta cátedra como un tímido reecuentro con las bellas letras, de las que siempre fue un apasionado cultor, aunque a veces se avergonzaba de ellas tratando de ocultarlas, pues prefería que sólo le creyeran médico.


Mientras tanto colaboraba asiduamente en las revistas "Gaceta Médica" y "Revista de Pediatría" con artículos científicos y humanísticos. En lo personal era un solterón que vivía en una amplia casa de madera situada en Víctor Manuel Rendón y Malecón con sus hermanas Carmela y Ana Luisa, famosas reposteras en Guayaquil por sus famosas tortas de caramelos y frutas, quienes lo atendían con dedicación y cariño. En sus ratos de ocio leía a sus amados poetas franceses, que los traducía y jugaba al bridge sin apostar dinero.


Al iniciarse la II Guerra Mundial sus simpatías estaban con el eje por su estadía en Alemania y debido a que sus estructuras mentales siempre habían sido conservadoras y amaba el orden y la disciplina, sinónimos del régimen nazi.


En 1.939 apareció en los Anales de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas su ensayo sobre "Psicología del Infante". El 40 publicó "El Perfil de Esculapio", crónicas y apuntes de la vida médica, con portada de Mario Kirby en 504 pags. cuya segunda edición vería la luz en 1.961.


En 1.946 salieron sus "Páginas Médicas" con estudios científicos en 453 pags. y como pasaba por germanófilo el 49 rehusó aceptar la presidencia del Instituto de Cultura Hispánica en Guayaquil.


En 1.952 dio al público un magnifico ensayo titulado "El Movimiento modernista en la poesía guayaquileña", impreso en Quito en 26 pags. y colaboró con Carlos Zevallos Menéndez en el Núcleo del Guayas a través de la revista semanal titulada "Cuadernos del Guayas" con una hermosa columna de traducciones y crítica. Ese año publicó el primer tomo de "El Jardín de Lutecia" con traducciones de poetas franceses en 75 pags. situándose al lado de los grandes traductores ecuatorianos de todos los tiempos: Francisco J Falques Ampuero y César Borja Lavayen y al ver el éxito alcanzado, en 1.956 editó "El Surtidor Armónico" antología de su poesía aunque no completa como reconoció después. El libro salía con casi cuarenta años de atraso (2) y bajo pseudónimo que ya tampoco


(2) Con motivo de esta publicación le sucedió el siguiente chasco. Había entregado a la secretaria del Núcleo del Guayas los originales de sus traducciones sin dejarse copia, pues, como era perfeccionista, las había corregido varias veces. A las pocas semanas, cuando ya estuvo todo listo para la Impresión, por más que el Presidente del Núcleo hizo buscar dichos valiosos originales, no aparecieron. Informado Falconí del asunto, fue como loco a la secretaria, hizo revolver todo y nada. Entonces, en un rapto de inspiración, preguntó: No estarán archivados bajo mi pseudónimo Nicol Fasejo? - Esos han sido? preguntó extrañada una de las señoritas de la secretaría, agregando: Haberlo dicho antes, aquí están y los sacó de una gaveta. El pobre poeta respiró de alivio y al mismo tiempo comprendió una gran verdad, que ya nadie recordaba su antes célebre pseudónimo. Se había convertido en un poeta anacrónico y recién lo sabía.
significaba nada, "Por pueriles el temores a desvirtuar su condición de médico".


De estos poemas se ha dicho que rutilan como el diamante azul del Transvaal y el mágico ópalo de Golconda y que si hubieran sido recogidos a tiempo habrían motivado, influido, pesado, sobre la opinión nacional y el gusto literario, pero nada de eso ocurrió; solo fueron un testimonio a desatiempo.


En 1.958 sostuvo una ruda polémica defendiendo la autoría de Ernesto Noboa y Caamaño sobre un soneto erróneamente atribuido al argentino Berisso. Al efecto, a medias con el Dr. Abel Romero Castillo compuso "Historia de un Soneto" en 63 págs.


En 1.959 editó el ensayo "Sueño y Ensueño" en los Anales de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas. El 60, en la Biblioteca Mínima Ecuatoriana, "Precursores Modernista, crítica literaria" entre las págs. 137 y 238, que el Núcleo del Guayas republicó al año siguiente en folleto aparte.


En 1.961 salió el segundo tomo de "El Jardín de Lutecia" en 123 págs. y "Asclepio y Cronos" con páginas de historia médica y paramédica en 556 págs. que constituye su mayor recopilación en prosa y al reorganizarse el Núcleo del Guayas dejó de ser Miembro de Número de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.


En 1.964 fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito y el 65 editó en Quito su ensayo "Los Precursores del Modernismo en el Ecuador: César Borja y Falques Ampuero" en 89 págs. eruditísmo trabajo con páginas autobiográficas y testimonio de los poetas de su generación. La Municipalidad de Guayaquil le confirió la Medalla de Oro al Mérito Literario, ya no produjo más.
Miope y atildado en su modo de ser, con aquella caballerosidad europea que él conoció y vivió, pasaba por la vida como científico y literato y por consiguiente Humanista. Era miembro del Grupo Cultural "Oasis" con cuya Directora la poetisa María Eugenia Puig se le ligaba platónicamente y concurría los domingos de tarde a las veladas literarias de "Vida Porteña" en radiodifusora Cénit.


Su consultorio pediátrico, ubicado al lado de su departamento, estaba siempre concurrido. La numerosa clientela lo quería y respetaba. Amable y discreto por naturaleza, tratando de no resentirse con nadie, caminaba parsimoniosamente y hablaba bajito.


Sus últimos tiempos fueron atormentados por un cáncer al estómago que le mortificó casi dos años y falleció lúcido y hasta conversando, siempre asistido por sus solícitas hermanas, de 73 años de edad, en 1.967.


Blanco, grueso, ojos claros, pelo negro y peinado atrás que luego fue canoso. Hernán Rodríguez Castelo ha dicho que fue un poeta que renegó de sus orígenes más hondos y mas originales por los caminos fáciles (música y color) nada más. Excelente traductor de Moreas, Regnier, Samain, etc. en "El Jardín de Lutecia".





ARTE POÉTICA (Nº 2)

Como la rosa de los vientos sea tu musa
atenta al alisio del Norte
voltaica, dinámica, ultracósmica,
como al viento venido del Austro,
cuya brújula mire hacia un Polo
y al otro;
más allá de los límites cardinales,
de las latitudes remotas,
de los meridianos terrestres
y de los equinoccios.

Y tú, Poeta, sé la antena
que recoja las vibraciones del Cosmos
espectacular y polifónico
como el órgano de una Catedral.
Y canta todo lo que veas
sobre la tierra, digno y loable
de acuerdo con una personal estética,
pasando por la Venus rubia
y la hotentote calipgia…

Y sé también un poco enciclopédico
y otro poco cosmopolita,
para hablar el universal lenguaje
con todas las sirenas del Mundo
y olvídate de la Retórica
de la Academia y la señora Polilla
porque ya no hay gramáticos en el Orbe
y los últimos románticos
murieron en Flandes o en las Argonas
o en otro cualquier lugar de Europa,
luchando por esto o aquello
para que triunfe Artropos.
Así, pues, arroja tus dados al aire,
Poeta dadaísta,
sin que te importe el prójimo una higa
pues asistes a tu propio espectáculo
sin cobrar tarifa.
Y que rujan los Zoilos y Sanchos,
los “estupendos críticos”
que te miran con ojos oblicuos
y por toda respuesta, regálales,
de vez en cuando,
como miel hiblea
o una esencia sutil por gotas,
la palabra eficaz y oportuna,
talismánica y heroica
de Cambronne.

1921. El surtidor armónico, 1956.











La lluvia, mi hermana

Siempre la lluvia gris... ¡Qué intensa
pena esta tarde de melancolía!
Su alma en nosotros a la par resuena
como una novia triste en agonía.

Y es otras veces una hermana buena
que al oído nos da su letanía,
intermitente entre la paz serena
de alguna noche desolada y fría.

¡Oh, la lluvia!... Mi hermana confidente
que me vela como a un convaleciente
y en mis labios su breve ósculo imprime...

¡Entre todos el único sincero!
Siempre la lluvia gris... Yo sólo quiero
su silenciosa música que oprime.













1

El bufeo:

Acróbata de las olas
con su cuerpo embetunado
ejecuta mil cabriolas





2

El pez espada:

Pirata de los mares
con la espada en los dientes
enluta calamares





3

La medusa:

Sombrillita de los peces:
no cubras a los bañista
porque al punto los escueces





4

El caracol:

Por temor a un ratero
anda con su casa a cuesta
este caracol viajero.






5

En la arena

Turba de filisteos: aquí tenéis el libro,
convidando a los bárbaros al lírico festín.
Venid a hincar el diente y veréis cómo vibro
con el afinada éxtasis de un mágico violín.

¡Tropa de zoilos poéticos! Venid a graznar todos
cerca del capitolio que mi estrofa labró,
yo he de ver alzaros, tambaleantes de beodos,
después que en nuestros labios el néctar se vertió.

¡Venid, venid ansiosos! Que una rima quisiera
cada uno de vosotros, a modo de bandera
se lleve entre las garras batiendo contra el sol;

Que entonces esos miles de pedazos dispersos
reflejaran policromos en millares de versos
como aristas de un fino diamante tornasol.




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