Zamir Bechara (Colombia, 1957) se doctoró en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad de Barcelona con una tesis sobre poesía hispanoaméricana colonial. Desde entonces combina la docencia con la creación literaria y con la investigación filológica, especialmente centrada en la literatura de la América Hispánica y del Siglo de Oro español. Diversas revistas incluidas en índices internacionales han visto publicados sus artículos, entre ellos Thesaurus, Salina o Hispanic Review. En Peter Lang Verlaag (Frankfurt, 1997) publica un libro de referencia especializada sobre la poesía colombiana de los siglos XVI-XVIII. Por lo que respecta a la creación literaria, su primera novela Diario de un viejo terminal (Editorial Baile del Sol, 1997), un libro de cuentos, Mad Bed o los horrores de la cama (en prensa) y su poemario Desayuno de tedios con café y azúcar (Editorial Acidalia, 2007) cuentan como sus más recientes publicaciones. Actualmente está preparando su tercer poemario, Sa Boadella, una cala en el sufrimiento humano.
La obra Desayuno de tedios con café y azúcar ha sido seleccionada entre má de 180 obras por el Comité de Lectura del XXIII Premio Gerardo Diego para Autores Noveles (Ayuntamiento de Soria, 2007).
Zamir Bechara: Desayuno de tedios con café y azúcar
(Acidalia, 2007)
Desayuno de tedios con café y azúcar
Desayuno de tedios con café y azúcar
Por Zamir Bechara,
Sin ninguna concesión a la frivolidad lírica fácil y autocomplaciente del verso dulce y vacuo, los poemas de Zamir Bechara en Desayuno de tedios con café y azúcar (Acidalia, 2007) no rehuyen escarbar en los recovecos cotidianos de las emociones más trágicas, cuajadas en escenas de desamor, indiferencia cruel, soledad involuntaria, afecto no recíproco o hastío existencial. En sus versos sorprende la autenticidad, con frecuencia dolorosa, de su manera grave y serena de enfrentarse a la realidad humana sin someterla a la conveniente distorsión de unos u otros espejos literarios que ofrecerían imágenes más gratificantes al alma mojigata. Sus ilustraciones, dibujos dedicados en esta ocasión por Alberto Blecua, constituyen una primicia por lo que respecta a una faceta casi desconocida del catedrático de la Universidad Autónoma, amigo de los versos del Siglo de Oro español y también del autor de este poemario
Prefacio
Escribo porque la vida no es suficiente. Leo y escribo poemas porque añaden belleza a lo bello y vida a la vida. Aunque no sé si estos versos son buenos o malos desde el punto de vista estético o vital. Sí sé, no obstante, que cuando los escribí, me sentí menos solo. Quizás ese, y no otro, sea el verdadero sentido de estos versos: aumentar la conciencia que tengo de mi propia soledad y de mi propio tedio. Los poemas contenidos en este volumen, y muchos otros que todavía conservo inéditos con pudor, fueron escritos a lo largo de la última década del siglo pasado. Sin duda, algo del hombre marchito de ayer está todavía demasiado presente en el hombre de hoy, aunque claro está que el paso del tiempo hace que todo se matice y se diluya en una visión menos complaciente de uno mismo y, por supuesto, mucho más tolerante de los demás.
En este Desayuno de tedios con café y azúcar quizá llame la atención la mayor presencia del elemento contemplativo sobre el activo, del solipsista y apolíneo sobre el proyectivo y dionisíaco, pero no puedo evitarlo. La vida es imperfecta e incompleta y cada uno intenta a su modo convivir con ella de la mejor manera que puede, haciéndola más acogedora y entrañable para sí.
Todo aquel que publica deja por fin, para bien o para mal, de corregir originales. En cierta manera dimite de su obra. Ser leído por los demás es como hacer un strip-tease
público, permitirse un narcisismo doloroso, sobre todo cuando se es tímido. Estos borrones inconexos que ansían ser poesía, estos versos dispersos, fragmentados en cientos de semillas y apuntes todavía por germinar, constituyen el mejor pasaporte para mi bienestar íntimo, solitario y sosegado.
Escribir es el único espacio de libertad que me queda; el único refugio donde puedo saciarme de justicia humana hasta reventar. Hacer arte es lo más parecido a decir la verdad, que tanto escasea en los tiempos que corren, donde se glorifican la mediocridad, la impostura y las medias verdades. Estoy plenamente de acuerdo con el Flaubert que decía: “Hay que hacer arte para uno mismo, para uno solo, igual que se toca el violín”.
Zamir Bechara Esplugues de Llobregat, abril de 2007
Prefacio
Escribo porque la vida no es suficiente. Leo y escribo poemas porque añaden belleza a lo bello y vida a la vida. Aunque no sé si estos versos son buenos o malos desde el punto de vista estético o vital. Sí sé, no obstante, que cuando los escribí, me sentí menos solo. Quizás ese, y no otro, sea el verdadero sentido de estos versos: aumentar la conciencia que tengo de mi propia soledad y de mi propio tedio. Los poemas contenidos en este volumen, y muchos otros que todavía conservo inéditos con pudor, fueron escritos a lo largo de la última década del siglo pasado. Sin duda, algo del hombre marchito de ayer está todavía demasiado presente en el hombre de hoy, aunque claro está que el paso del tiempo hace que todo se matice y se diluya en una visión menos complaciente de uno mismo y, por supuesto, mucho más tolerante de los demás.
En este Desayuno de tedios con café y azúcar quizá llame la atención la mayor presencia del elemento contemplativo sobre el activo, del solipsista y apolíneo sobre el proyectivo y dionisíaco, pero no puedo evitarlo. La vida es imperfecta e incompleta y cada uno intenta a su modo convivir con ella de la mejor manera que puede, haciéndola más acogedora y entrañable para sí.
Todo aquel que publica deja por fin, para bien o para mal, de corregir originales. En cierta manera dimite de su obra. Ser leído por los demás es como hacer un strip-tease
público, permitirse un narcisismo doloroso, sobre todo cuando se es tímido. Estos borrones inconexos que ansían ser poesía, estos versos dispersos, fragmentados en cientos de semillas y apuntes todavía por germinar, constituyen el mejor pasaporte para mi bienestar íntimo, solitario y sosegado.
Escribir es el único espacio de libertad que me queda; el único refugio donde puedo saciarme de justicia humana hasta reventar. Hacer arte es lo más parecido a decir la verdad, que tanto escasea en los tiempos que corren, donde se glorifican la mediocridad, la impostura y las medias verdades. Estoy plenamente de acuerdo con el Flaubert que decía: “Hay que hacer arte para uno mismo, para uno solo, igual que se toca el violín”.
Zamir Bechara Esplugues de Llobregat, abril de 2007
1. ENFERMO DE SENTIR EL MUNDO
Porque estoy enfermo de tanto sentir este mundo
definitivo y tozudo cerraré todas las ventanas.
En mis aposentos clausuraré la luz
Y tapiaré las puertas a toda compañía.
Fascinado, con los ojos abiertos de par en par,
volveré al húmedo útero,
a la tumba fría
como el inmigrante que regresa a casa confiado.
Y porque sé que todavía estoy vivo
aguardaré, esperanzado,
a que por fin y de nuevo
mañana
sea el mismo día.
Porque estoy enfermo de tanto sentir este mundo
definitivo y tozudo cerraré todas las ventanas.
En mis aposentos clausuraré la luz
Y tapiaré las puertas a toda compañía.
Fascinado, con los ojos abiertos de par en par,
volveré al húmedo útero,
a la tumba fría
como el inmigrante que regresa a casa confiado.
Y porque sé que todavía estoy vivo
aguardaré, esperanzado,
a que por fin y de nuevo
mañana
sea el mismo día.
2. MYSTERIUM TREMENS ET FASCINANS
Muchas veces me he confesado agnóstico
en el amor; nunca he tenido sentido alguno
de su corporeidad real. Tampoco la he tenido de Dios.
Pero sí he sentido su ardiente garra despiadada,
su devastadora fuerza en el corazón humano:
–Si no quieres morir, ama, pues vivirás en el otro.
Dolor y gozo, Mysterium tremens et fascinans,
fuerza oceánica de mil mares dentro del pecho,
dolorosa embriaguez,
platónica locura de reconocerse
desnudo,
indefenso,
esclavo del amor.
Y a él me someto dulcemente. A su agradable tiranía de luz
me debo.
Con fuerza me sujeto a la columna de mis convicciones
y me veo un ser real de carne y hueso
incapaz de resistirse a tanto vértigo.
Toco con mis labios
el oscuro perfume del misterio,
mientras descanso.
Cara al cielo,
por momentos, me embriago de todos los abismos
que me habitan.
¿Cómo dar cuerpo y razón a tan múltiple
y variado universo?
Definitivamente descreo de la teoría amorosa de Stringberg,
de ese amor volcado hacia sí mismo
incapaz de polinizar las flores.
Muchas veces me he confesado agnóstico
en el amor; nunca he tenido sentido alguno
de su corporeidad real. Tampoco la he tenido de Dios.
Pero sí he sentido su ardiente garra despiadada,
su devastadora fuerza en el corazón humano:
–Si no quieres morir, ama, pues vivirás en el otro.
Dolor y gozo, Mysterium tremens et fascinans,
fuerza oceánica de mil mares dentro del pecho,
dolorosa embriaguez,
platónica locura de reconocerse
desnudo,
indefenso,
esclavo del amor.
Y a él me someto dulcemente. A su agradable tiranía de luz
me debo.
Con fuerza me sujeto a la columna de mis convicciones
y me veo un ser real de carne y hueso
incapaz de resistirse a tanto vértigo.
Toco con mis labios
el oscuro perfume del misterio,
mientras descanso.
Cara al cielo,
por momentos, me embriago de todos los abismos
que me habitan.
¿Cómo dar cuerpo y razón a tan múltiple
y variado universo?
Definitivamente descreo de la teoría amorosa de Stringberg,
de ese amor volcado hacia sí mismo
incapaz de polinizar las flores.
3. HUÉRFANOS DE COMPAÑÍA AUTÉNTICA
Tanto ayer, como hoy, como mañana…
Ir con una mujer, no para amarla,
sino para demostrarnos que la amamos;
salir del encierro de la casa
para encerrarnos en un cine;
dejar en casa nuestros propios fantasmas
para comprar, a precio de saldo, los fantasmas de los otros.
Salir a la calle con el ánimo de pasear
y encontrarnos sentados en una barra cualquiera,
descubriéndonos
huérfanos de compañía auténtica.
Renunciar, en nuestra soledad, a la presencia del mundo
y aturdidos constatar que nuestro otro yo
es poca compañía.
Amontonar libros que nunca se leen,
acumular proyectos que jamás se realizan,
fijarse metas altruistas que apenas esbozadas
ya hemos borrado (aunque, eso sí, todavía doy
mi insignificante donativo mensual a una ONG de confianza).
Hacer confidencias a medias a los conocidos
y de veras sincerarse ante los desconocidos.
Precipitar falsos consuelos y esperanzas truncadas
en el abismo de lo que somos…
y no colmarlo nunca.
Permitirse el entusiasmo auténtico
no porque lo poseamos,
sino para persuadirnos de su posesión.
Volver a la misma y eterna Mujer, al recurrente orgasmo,
no para nuestra felicidad, sino para la suya.
Ser hipócritas hasta en eso,
ser cínicos hasta en el placer que nos procura un beso.
Todo esto es el único extravío de nuestra certidumbre,
la única certeza de animal en la que se persevera.
Decir que hacemos felices a alguien
es un vil atentado a nuestra sinceridad de eunucos.
Tanto ayer, como hoy, como mañana…
Ir con una mujer, no para amarla,
sino para demostrarnos que la amamos;
salir del encierro de la casa
para encerrarnos en un cine;
dejar en casa nuestros propios fantasmas
para comprar, a precio de saldo, los fantasmas de los otros.
Salir a la calle con el ánimo de pasear
y encontrarnos sentados en una barra cualquiera,
descubriéndonos
huérfanos de compañía auténtica.
Renunciar, en nuestra soledad, a la presencia del mundo
y aturdidos constatar que nuestro otro yo
es poca compañía.
Amontonar libros que nunca se leen,
acumular proyectos que jamás se realizan,
fijarse metas altruistas que apenas esbozadas
ya hemos borrado (aunque, eso sí, todavía doy
mi insignificante donativo mensual a una ONG de confianza).
Hacer confidencias a medias a los conocidos
y de veras sincerarse ante los desconocidos.
Precipitar falsos consuelos y esperanzas truncadas
en el abismo de lo que somos…
y no colmarlo nunca.
Permitirse el entusiasmo auténtico
no porque lo poseamos,
sino para persuadirnos de su posesión.
Volver a la misma y eterna Mujer, al recurrente orgasmo,
no para nuestra felicidad, sino para la suya.
Ser hipócritas hasta en eso,
ser cínicos hasta en el placer que nos procura un beso.
Todo esto es el único extravío de nuestra certidumbre,
la única certeza de animal en la que se persevera.
Decir que hacemos felices a alguien
es un vil atentado a nuestra sinceridad de eunucos.
4. HE ALLÍ EL PERRO CENICIENTO
He allí el perro ceniciento
ladrando al cielo gris.
De alguna manera es inmortal como su propia cárcel.
Me lo atestigua la especie que uniforma la vida
y el cristal de mi ventana que da color a la mía.
El perro ladra,
ladra inútil, eternamente, al vacío.
Igualmente, yo no puedo liberarme
del destino insobornable de ser como soy.
Pienso,
pienso, inútilmente,
sin encontrar más límite
que el de mis propios pensamientos.
Como no tengo dinero solo puedo viajar
con los recuerdos y mi imaginación a cuestas
a países remotos en la geografía y en el tiempo;
todos mis viajes son un desdoblamiento
en los que también
soy
un turista accidental
que pasa a mi lado y me saluda con la mano alzada,
y yo le devuelvo el saludo
y él me devuelve una sonrisa
y luego desaparece para siempre entre la multitud
mientras yo regreso exhausto a mi diaria rutina.
Y entonces veo una luz que no tiene celdas
y espejos que son ventanas
por donde entra la naturaleza
con su cielo gris
y un perro en el terrado que me despierta
del vanidoso trayecto de existir.
http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=2799
Voces mínimas (Ediciones Carena, Libros de Acidalia, 2008).
He allí el perro ceniciento
ladrando al cielo gris.
De alguna manera es inmortal como su propia cárcel.
Me lo atestigua la especie que uniforma la vida
y el cristal de mi ventana que da color a la mía.
El perro ladra,
ladra inútil, eternamente, al vacío.
Igualmente, yo no puedo liberarme
del destino insobornable de ser como soy.
Pienso,
pienso, inútilmente,
sin encontrar más límite
que el de mis propios pensamientos.
Como no tengo dinero solo puedo viajar
con los recuerdos y mi imaginación a cuestas
a países remotos en la geografía y en el tiempo;
todos mis viajes son un desdoblamiento
en los que también
soy
un turista accidental
que pasa a mi lado y me saluda con la mano alzada,
y yo le devuelvo el saludo
y él me devuelve una sonrisa
y luego desaparece para siempre entre la multitud
mientras yo regreso exhausto a mi diaria rutina.
Y entonces veo una luz que no tiene celdas
y espejos que son ventanas
por donde entra la naturaleza
con su cielo gris
y un perro en el terrado que me despierta
del vanidoso trayecto de existir.
http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=2799
Voces mínimas (Ediciones Carena, Libros de Acidalia, 2008).
1-SALUDANDO
Yo, poeta soñador, vengo de la costa caribeña,
de la selva tropical y herida,
vengo de la América opulenta y victoriosa,
la más sumisa de todas las esposas.
Yo, poeta soñador, vengo de la costa caribeña,
de la selva tropical y herida,
vengo de la América opulenta y victoriosa,
la más sumisa de todas las esposas.
2-UN MAPA PARA TUS OJOS
He cogido un trozo de tela
y en ella he pintado la tierra.
He recortado un pedazo
(de mi mundo sub-americano)
y me he arropado con él.
No he podido conciliar el sueño
de tanto peso como soportaban mis ojos.
He cogido un trozo de tela
y en ella he pintado la tierra.
He recortado un pedazo
(de mi mundo sub-americano)
y me he arropado con él.
No he podido conciliar el sueño
de tanto peso como soportaban mis ojos.
3-ME CONVIENE SOÑAR
Porque nada tengo y soy pobre
me decido a crear;
porque nada poseo y estoy cansado
creo que me conviene soñar.
Porque nada tengo y soy pobre
me decido a crear;
porque nada poseo y estoy cansado
creo que me conviene soñar.
4-EL HOLOCAUSTO DE MIS TREINTA
Soy un nostálgico que no siente nunca nostalgia de sí.
Sólo la falta de dinero en mis bolsillos,
la desconfianza hacia la mujer que amo o su ingratitud
son siempre capaces de deprimirme.
Soy un melancólico que finge que comprende el mundo
y a mis treinta, en pleno holocausto de mis años, no maduro:
sólo entiendo que envejezco lentamente con los años.
Soy un nostálgico que no siente nunca nostalgia de sí.
Sólo la falta de dinero en mis bolsillos,
la desconfianza hacia la mujer que amo o su ingratitud
son siempre capaces de deprimirme.
Soy un melancólico que finge que comprende el mundo
y a mis treinta, en pleno holocausto de mis años, no maduro:
sólo entiendo que envejezco lentamente con los años.
5-SOLEDAD DE ANTORCHAS DORADAS
Quisiera describir la oscuridad
de la Noche
en una docena de páginas blancas.
Mi soledad es esta noche oscura
poblada de antorchas doradas.
Quisiera describir la oscuridad
de la Noche
en una docena de páginas blancas.
Mi soledad es esta noche oscura
poblada de antorchas doradas.
6-DESEO
Tu amor me esperaba en una encrucijada
de estrellas altas,
sueños lejanos y brillantes
que asir quería con mi asombro.
Tu amor me esperaba en una encrucijada
de estrellas altas,
sueños lejanos y brillantes
que asir quería con mi asombro.
7-APOKRYPHO
No ya más voces quiero de tus versos
ni el grito ensordecedor de tus metáforas sin alma.
Sólo deseo el caudal libre de tus aguas,
el arroyo tierno de tu voz emancipada.
No ya más voces quiero de tus versos
ni el grito ensordecedor de tus metáforas sin alma.
Sólo deseo el caudal libre de tus aguas,
el arroyo tierno de tu voz emancipada.
8-MI VIDA
Mi vida podría caber
en una mota de polvo.
Sin embargo, me empeño
en creerla más grande
que el universo entero.
Mi vida podría caber
en una mota de polvo.
Sin embargo, me empeño
en creerla más grande
que el universo entero.
9-COMO GRANOS DE MAZORCA ENTRE LAS MANOS
He desgranado las horas de este día
como granos de mazorca entre las manos.
Ha sido un día infecundo.
Lo sé.
Pero, he sido tan feliz
como estéril el día para sí.
De no hacer nada
apetecía dormir. Y me dormí.
Los sueños que tuve
no fueron dulces, ni felices.
En ellos pagué altamente
el precio de haber creído ser feliz
durante la vigilia.
¿Por qué?
He desgranado las horas de este día
como granos de mazorca entre las manos.
Ha sido un día infecundo.
Lo sé.
Pero, he sido tan feliz
como estéril el día para sí.
De no hacer nada
apetecía dormir. Y me dormí.
Los sueños que tuve
no fueron dulces, ni felices.
En ellos pagué altamente
el precio de haber creído ser feliz
durante la vigilia.
¿Por qué?
10-¿...?
Tengo por límites
dos signos de interrogación,
y encierro en ellos todas mis dudas,
mis preguntas sin respuestas,
todas mis soledades y mis nadas.
Tengo por límites
dos signos de interrogación,
y encierro en ellos todas mis dudas,
mis preguntas sin respuestas,
todas mis soledades y mis nadas.
11-OPTIMISMOS
Soy optimista y constante;
pero no veo los frutos
en esta vana constancia
de surtidor en la fuente de la plaza.
Soy optimista y constante;
pero no veo los frutos
en esta vana constancia
de surtidor en la fuente de la plaza.
12-MENCIÓN HONORÍFICA
Hace ya mucho tiempo que Jesucristo subió a los cielos,
que murió por amor a todos los hombres,
que resucitó al tercer día (según las Escrituras),
y su nombre no aparece todavía en el Guiness.
Hace ya mucho tiempo que Jesucristo subió a los cielos,
que murió por amor a todos los hombres,
que resucitó al tercer día (según las Escrituras),
y su nombre no aparece todavía en el Guiness.
13-CERTIDUMBRES
Me impuse el placer de amarla
bella
irremisiblemente
sabiendo
que era
fea.
Me impuse el placer de amarla
bella
irremisiblemente
sabiendo
que era
fea.
14-ZOOMORFOS
El pavo real nos asombra con el arco iris
multicolor de su plumero.
Mucho más feo es el cerdo,
pero nunca nos muestra su trasero.
El pavo real nos asombra con el arco iris
multicolor de su plumero.
Mucho más feo es el cerdo,
pero nunca nos muestra su trasero.
15-SOY AVE QUE RECLAMA EL CIELO
Soy ave que reclama el cielo.
Mi nido es el poema
oculto
entre hojas y versos
como el ramaje de la encina adulta
de la rapaz oculta los polluelos.
Soy ave sin alas
que tiene añoranzas de vuelo.
Soy el lago cristalino y limpio
que por las noches,
para distraerse del tedio, muda su destino
y se convierte en cielo.
Soy ave que reclama el cielo.
Mi nido es el poema
oculto
entre hojas y versos
como el ramaje de la encina adulta
de la rapaz oculta los polluelos.
Soy ave sin alas
que tiene añoranzas de vuelo.
Soy el lago cristalino y limpio
que por las noches,
para distraerse del tedio, muda su destino
y se convierte en cielo.
16-LOS ABISMOS DEL ALMA TAMBIÉN YERGUEN SUS CUMBRES
Si hallas soledad, nocturno pasajero,
jamás mires hacia el suelo duro,
ni estrelles tus palabras contra el muro;
sólo contempla y emborráchate de cielo.
No intentes dar razones a tu suerte loca
que vanos son los puños ante dura roca.
No intentes oruga volar hacia la chispa
que ya la mariposa compite con la avispa;
toma antes el impulso que te da la rama
que también busca el sol y no tiene alas.
Soledad es mirar hacia la luz
(no hacer de la mirada astro o lumbre)
que brota del fondo mismo de tu cruz.
Los abismos del alma
también yerguen sus cumbres.
No siempre el destino del molusco
es albergar el tesoro de una perla.
Sin embargo, tu ostra
puede hacer posible
el eterno nacimiento de Venus.
Si hallas soledad, nocturno pasajero,
jamás mires hacia el suelo duro,
ni estrelles tus palabras contra el muro;
sólo contempla y emborráchate de cielo.
No intentes dar razones a tu suerte loca
que vanos son los puños ante dura roca.
No intentes oruga volar hacia la chispa
que ya la mariposa compite con la avispa;
toma antes el impulso que te da la rama
que también busca el sol y no tiene alas.
Soledad es mirar hacia la luz
(no hacer de la mirada astro o lumbre)
que brota del fondo mismo de tu cruz.
Los abismos del alma
también yerguen sus cumbres.
No siempre el destino del molusco
es albergar el tesoro de una perla.
Sin embargo, tu ostra
puede hacer posible
el eterno nacimiento de Venus.
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