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miércoles, 28 de diciembre de 2011

5716.- RAMÓN ORDAZ

Ramón Ordaz. Anzoátegui, 31-8-48 (Venezuela). Licenciado en Educación (Mención Castellano y Literatura, Universidad de Oriente). Maestría en Literatura Iberoamericana (Universidad de Los Andes). Director-fundador de la revista de Arte y literatura En Ancas (Caracas, 1976-1981, 9 números). Director del periódico Oriente Universitario (Cumaná, Julio de 1981 a noviembre de 1983). Director del Centro de Actividades Literarias "José Antonio Ramos Sucre" (Cumaná, 1983 al 2000). Docente de las Escuela de Humanidades y Educación (UDO-Sucre). Profesor de Postgrado en la Universidad de Carabobo, en el Instituto Universitario Pedagógico de Maturín y en la Universidad de Los Andes. Director-fundador de la revista Trizas de Papel del Centro de Actividades Literarias "José Antonio Ramos Sucre" (13 números). Colaborador de varias publicaciones literarias del país. Integra el cuerpo de colaboradores de la revista Poesía. Libros publicados: Esta ciudad, mi sangre (Caracas, 1977, Colección Voces Nuevas del Centro de Estudios Latinoamericanos "Rómulo Gallegos"). Potestades de Zinnia (Caracas, 1979, Colección Espacios Cálidos de Monte (Ávila Editores). Antología del Otro (Caracas, 1990, Colección Espacios Cálidos de Monte Ávila Editores). Grafopoemas (Barcelona, 1992, Fondo Editorial del Caribe). Diario de derrota (Cumaná, 1993, Coedición Centro de Actividades Literarias "José Antonio Ramos Sucre" y la Dirección de Literatura del Consejo Nacional de la Cultura CONAC). Kuma (Caracas, 1997, Colección Altazor de Monte Ávila Editores Latinoamericana). En los jardines de Colón (Cumaná, 1998, Ediciones Comisión Regional "Macuro 500 años") El pícaro en la literatura iberoamericana (México, 2000, Biblioteca de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México). Profanaciones (Mérida, 2002, plaquette del Taller Literario Círculo Rojo). Libros inéditos: Pane lucrando (Ensayos literarios), Grafismo: Tradición de una modalidad poética (Ensayo sobre poesía experimental). Albacea (poesía). Herrumbres (poesía). Premio CONAC de Poesía 1991. Premio de Poesía Bienal Literaria "Teófilo Tortolero". Actualmente se desempeña como investigador en el Instituto de Investigaciones Literarias "Gonzalo Picón Febres" (Mérida, Universidad de Los Andes) y como Prof. de postgrado en la Maestría en Literatura Iberoamericana (ULA-Mérida) y en la Maestría en Literatura Latinoamericana y del Caribe (ULA-Táchira)










Mañana


¡Vamos!
No quiero saber a dónde vamos.


No cabe en un libro la hoja del destino.
Nadie pasa esa página.


Mañana no es un día,
es una apuesta contra la razón.


Mañana es otro horizonte
donde lanza sus dados la utopía.


Mañana tiene dos mil años
la vieja democracia de los muertos.


Sísifo, Tántalo, Prometeo
fueron testigos de la podredumbre.


El día por venir tiene destinos diferentes:
Todo es presagio de los espejismos.


Hiede, se pudre el corazón, la patria
entre las rejas y los huesos del oculto pasado.


Saber a dónde vamos tiene algo de rito;
algo de anticipado funeral de las especies.


No vamos, corazón, nos vamos
en ese tren expreso del olvido.








Dies irae, dies irae


Un día de Ira, un día de Ira, United States,
por el éxodo que huye de tus bombas.
Por esa muerte tuya
que nos camina al lado
flameando sus estrellas
entre surcos de sangre.
¿Por qué ha de ser tu guerra
mi guerra?
¿Por qué han de ser tus muertos
mis muertos?
Un día de Ira, un día,
una hoja más en el Apocalipsis
que escribes con tus armas.
Un día de Ira, un día ira, United States,
signa todos los días,
tu historia en Occidente.








Génesis


En el principio,
nuestra semejanza.
Sin título, ni tutela, ni amo
nos contenía el silencio,
la morada sin nombre,
el acerado rumor de los trabajos.
Sólo la vastedad figura y cifra
la anónima historia de amor,
la génesis de un llanto.
Los dedos del azar
hicieron de la noche al día
la lúdica ebriedad que nos levanta.
Sólo, distante, permanece
el cuerpo de Dios hecho de instintos,
de material fecal:
lumbre de obcecación y polvo.










Yo tenía mi guerra


Yo tenía mi guerra,
mi juego de dardos para matar el tiempo
y apostar a que Cristo vendría a mi abalorio.
Yo salía a las calles;
educaba mis perros, les mostraba
cuánto muerde el blasón de la jauría.
Yo tenía mi ínsula,
Mi barataria patria de gemidos
donde descansa en paz Altisidora.
Yo tenía mi retrato;
escrito mi epitafio a lo Desnos
"porque uno nunca sabe".
Yo conciliaba en mí
A Sun Tzu y Lao Tsé.
Previstos mis asuntos:
Mi caverna, mi glaciar, mi reno;
cuando babeles,
cuando bajeles
traen su Apocalipsis:
Gemelas cicatrices donde desova el tiempo.
Yo el Unigénito, el último.










Ritual


La ciudad tiene sus ritos mágicos;
su tiempo inexplicable de bestiarios;
iluminadas sombras y látigos nocturnos
que azotan pertinaces
esta fugacidad: la carne
que deja rastros bajo los aleros,
en umbrales de puertas
que abren llaves creadas al paso.


La noche de agua
viene a fatigar los claustros
donde el rocío deja caer sus cálices,
húmedos besos en la oración del fuego.


La ciudad,
vuelve puerta, sí,
vuelve vulva del tiempo que nos cierra,
suspende los sentidos.










Poética


Ambiguo,
oscuro,
críptico,
que no se entienda,
escribe tu poema, Hermes.


Déjalo rodar entre la inculta plebe


Yo fundaré las claves para conocerlo;
seré el puente de tanta necedad;
tantos gatos buscándole cinco patas a un hombre;
tanta ambigua, oscura, críptica teoría
para decirnos algo de la indecible nada.


Transparente,
solar,
nido de pájaro,
escribe tu poema, Homero.


El tiempo se encargará de oscurecerlo.








Ayuda humanitaria


¡Salve, oh vosotras vacas!, salve toro, conceded pan
y cerveza y ofrendas sepulcrales al Osiris Nu,
dadle alimento,
hacedle khu perfecto en el Más Allá.
Libro de los Muertos






Cae del cielo;
¡siempre caen!


Clusters, Pave Hawks, Predators, misiles Tomahawk,
ojivas, kamikazes, lluvias ácidas, soldados invisibles,
bombas, siempre bombas,
y muchas, muchas bolsas de alimentos
para aliviar el largo viaje irreparable
que según el Libro de los muertos
todos recorremos.

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