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viernes, 9 de marzo de 2012

6243.- ALAN DUGAN

ALAN DUGAN (1923-2003)
Nació en Brooklyn, Nueva York, en 1923 y creció en Queens. Ingresó en la Universidad de Queens en 1941, pero tuvo que enrolarse en la Fuerza Aérea en 1943. Sirvió en el Pacífico como mecánico de motores de bombarderos B-29. Allí encontró la forma de escribir poesía en escritorios improvisados. Después de la guerra obtuvo la Maestría en Artes en 1949 en la Universidad de Ciudad México. Entonces se mudó a Nueva York para escribir. Comenzó a desechar sus anteriores influencias, T. S. Eliot y E. E. Cummings, y para volcarse sobre William Carlos Williams, un poeta con quien los críticos a menudo lo comparan.

Sú única obra (colección siempre renovada) Poemas Siete: Poesía nueva y completa comprende una carrera de cuarenta años de arte honesto, arduo, y muestra a un hombre de casi 80 años todavía en la plenitud de su fuerza poética.

Además de su carrera como un poeta, Alan Dugan trabajó en agencias de publicidad y en editoriales. Enseñó en Connecticut College, Sarah Lawrence College, la Universidad de Colorado en Boulder y el Centro para las Bellas Artes de Massachusetts.

En 1982 recibió el premio de literaura Shelley Memorial del Instituto y Academia Estadounidense de Artes y Letras. Con su colección Poems (1961), fue seleccionado para la Serie Yale de Poetas Jóvenes, ganó el Premio Nacional del Libro, y el premio Pulitzer de Poesía. Su último libro Poems Seven: New and Complete Poetry (2001), le permitió ganar de nuevo el Premio Nacional del Libro. En el 2002 ganó el premio literario Lannan de Poesía. También ganó el Prix de Rome de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, y fue becado por la Fundación Guggenheim y la Fundación Rockefeller.


-EL NIHILISTA CÓMICO -



Por: Armando Ibarra Racines.


Que la corriente dominante en la cultura estadounidense le haya concedido varios premios importantes a un poeta como Allan Dugan es una señal que hay que atender. En primer lugar, porque Dugan no permitió que lo incluyeran en ninguna escuela de poesía; nunca formó parte de los Beats, ni de los poetas del lenguaje, ni de los de la Montaña Negra, ni de la Escuela de Nueva York. Tal vez esta sea la razón por la cual, los críticos y otros poetas hayan afirmado que sus textos no contienen ni siquiera trazas de poesía. No es que a él le importara, siempre la pasó enfrascado en el desafío de críticos cuadriculados y en defensa de la libertad de acción en el arte.

En segundo término, no hacía consesiones cuando se trababa de buscar y revelar la verdad, por prosaica, incómoda o dolorosa que fuera. Su poesía es de una sinceridad cruel, de una honestidad honrada, de una consciencia amarga. Siempre estaba urgando en el mundo en una suerte de pugilato contra la experiencia para desentrañar y afirmar la verdad que el resto no quería ver; de este modo produjo poemas tan sinceros y nítidos que parecían pirograbados. Nunca vaciló en decir la verdad a los poderosos.

"De vez en cuando viene bien ser ladrón,
mejora las funciones del corazón
y beneficia la circulación de la sangre,
el dinero y las mercancías."

Esta actitud de seguro le trajo problemas porque generaba incomodidad entre sus compatriotas. Dugan era un "gringo" con el que la mayoría de los estadounidenses no se sentía a gusto; pero esto no era un impedimento para su labor develadora.

"Quemamos la basura botánica
y pusimos la vida donde corresponde:
en los zoológicos."

Era un narrador de verdades embarazosas que -paradójicamente- a menudo apelaba a un tono que podría llamarse sacro. Sus poemas no tienen muchos adornos y son poco convencionales. De una gran agudeza, no hacen concesiones a nada, a tal punto que a veces parecen crueles. Aún los tramos amargos de sus versos desbordan belleza y profundo conocimiento. Desde los primeros poemas fue mordaz y mostró un estilo bien definido, con los años la calidad agridulce de su obra se fue acentuando.

"Todas las artes son pasajeras. Todas las artes son desperdicio.
Vayan a Egipto. Vayan a mirar la Esfinge.
Se está cayendo a pedazos…"

A lo largo de su obra se encuentran comentarios humorísticos, sombríos y variados sobre los Estados Unidos, nación que considera mancillada y en las puertas de una fase que Dugan considera terminal. Siempre expresó imágenes con formas bellas, extrañas, y llenas de significado. Incluso sus más leves esfuerzos -aun sus destellos de repugnancia- tienen algo de su sello peculiar, de la solidez de su posición y su intención mordaz.

Sin embargo, la sensibilidad de Dugan no se limita a la comprensión mortificada y las conclusiones severas; también tiene la capacidad de mostrar compasión cuando enfrenta lo trágico e inexplicable, lo fantástico y enigmático, tanto en la naturaleza como en el hombre. Sus poemas son logrados con mucho esfuerzo, en ellos una mente inquisidora de lo cotidiano plasmó su experiencia vital.

Uno de los logros notables de Dugan fue encontrar en materiales triviales o mundanos, toda la profundidad y la fuerza de la poesía. Su magia se fundamenta en la habilidad para llevar a los primeros planos los detalles pequeños e inmediatos, para hacernos caer en cuenta de algo que estaba un poco por encima de nuestra mirada, y no veíamos. Su arte apunta a indagar en los aspectos más insospechados de la vida y la muerte.

"y la desnuda en la bañera del cuarto piso,
aunque muerta, deseable; los cueros al aire,
se convierta en la deidad de los manantiales urbanos."

Todo el tiempo anima sus poemas con observaciones seductoras sobre las batallas cotidianas de la vida y con imágenes humorísticas tomadas de temas sombríos e intimidantes de la vacuidad existencial; para producir poemas que lo ligan al mundo en un tipo de pragmatismo desgarbado. Por esto algunos críticos lo llamaron "el nihilista cómico". Sus principales temas fueron la guerra, la experiencia cotidiana doméstica, el adulterio, una erección espontánea en una lectura de poemas, lo que el gato hacía mientras él estaba trabajando. Temas triviales, como se evidencia en
Oración fúnebre para un ratón en el que dice:

"Sin ponernos sentimentales, la ratonera
incluye nuestra particular
concepción del ratón, pero para el ratón
es el árbol del bien y del mal con
su fruta trascendente, su crucifijo auténtico
y las puertas del infierno…"

En toda su obra, Dugan utilizó una gran variedad de estilos visuales: poemas en columnas múltiples en una página, poemas centrados en la página, poemas con estrofas, poemas con cajas de palabras apartadas del resto del poema, y muchos otros.


Las versiones que siguen a continuación fueron tomadas de Poems Seven. New and Complete Poetry. Seven Stories Press, New York, 2002; y traducidas al español por Armando Ibarra Racines.






ACERCA DE LA ANIQUILACIÓN DE LA ZOOLOGÍA


Trasladamos las montañas a los valles,
los océanos a los desiertos,
aplanamos y pavimentamos el mundo.
Quemamos la basura botánica
y pusimos la vida donde corresponde:
en los zoológicos.
De este modo dejamos todo limpio
con el fin de lograr por completo
la prolongación del mar de vidrio verde
para poder caminarle encima como Cristo
aterrorizados por los malos tiempos
cuando todo tipo de vida era salvaje
y los hombres hacían lo que les venía en gana.












EN CONTRA DEL TEXTO "EL ARTE ES INMORTAL"


Todas las artes son pasajeras. Todas las artes son desperdicio.
Vayan a Egipto. Vayan a mirar la Esfinge.
Se está cayendo a pedazos. Sentada
en las aguas del desierto sobre una tabla de agua móvil.
En sólo unos cuantos miles de años
ha perdido los dedos de los pies en las tormentas
de arena en los vientos del Sahara.
Los Mamelucos le dispararon en la cara
porque se consideraban iconoclastas,
porque eran fusileros.
Los ingleses le robaron la barba
porque eran ladrones imperialistas.
Ahora está en el sótano del Museo Británico
donde los atenienses se quedaron sin mármoles.


Y la Ciudad de las Ideas
que una vez cruzó por el pensamiento de Sócrates
se marchitó también como el Partenón
por tanta emanación de gases de automóviles
y las porquerías de los turcos
que lo usaron como basurero.
Si esa ciudad tuvo alguna posibilidad
de volverse real en los hechos públicos
y no sólo en las palabras fue porque dijo:
“No en las cosas sino en las ideas”.
No en las ideas sino en las cosas
digo como decía William Carlos Williams,
cosas como la Esfinge son nuestra cosa,
la bestia del hombre vuelta una diosa
petrificada en el arte de proteger a los muertos
protegerlos de la nada, de la nada y los dedos
que se extinguen primero en el desierto,
después vuelan por la arena hacia la nada
impulsados por unos cuantos miles de años de aire,
arena, escoge tú, que puedes escoger,
ve a Egipto, ve y mira
la Esfinge mientras puedas.
El arte no es inmortal.
El arte no es mortal.
Todas las artes son ideas en las cosas.
Todas las artes son temporales. Todas las artes son desperdicio.
El desierto imperial comienza a asediarnos
con agua, arena y viento
para despedazar el feroz animal celeste que reside en el hombre
y devolverlo a la nada que lo esculpió.


Y no olvidemos a los mamelucos, no olvidemos a los ingleses.
Fueron los iconoclastas de su época,
fusileros primitivos, estafadores primigenios. Esta vez
sin duda podremos volver añicos la ferocidad del hombre.












LE DICEN GRUMUS MERDAE


De vez en cuando viene bien ser ladrón,
mejora las funciones del corazón y beneficia
la circulación de la sangre, el dinero y las mercancías.
Forzar la entrada de la casa de alguien en la noche,
sin hacer ruido, esperar a que los ojos y los oídos
se abran por completo a la intimidad
de los cuartos y las vidas ajenas,
y entonces sólo robar lo que se atraviese,
principalmente la platería y el aparato de televisión,
el güisqui, el güisqui, y después irse,
pero no sin antes echarse una cagadita,
es bueno para la digestión y el ánimo,
la policía le dice la tarjeta de presentación, pero
en realidad es burlarse de las víctimas, un chiste pulcro,
hay que cagarse en el sofá,
obra de arte sobre la cojinería.














DISCULPAS (A LA MUSA)


Vivo tan despistado
en el mundo
que me gusta
observar las fugaces vidas
de las aves: miran
a todas partes antes
de picotear las semillas
porque siempre viven
en el presente
definidas por sus temores,
el hambre y una necesidad
ceremonial, yo por mi parte
no veo los autos cuando se acercan
olvido la cena y la dirección de la casa
y descubro tu hermosura
sólo después que pasaste de largo
y te marchaste diciendo: “Ajá”.












ESTA MAÑANA ACÁ


Esta es esta mañana: todas
las maldiciones y las glorias de anoche
se fueron, pero sus estragos
permanecen: las grandes guerras mundiales
la primera y la segunda, el gran matrimonio
de Eduardo VII o el de Eduardo VIII
con la duquesa de Windsor y
los cohetes numerados como los papas
que se incendian en pleno vuelo
o se estrellan contra la luna: en este momento
el nuevo día con las conocidas
bellezas que hay que atesorar ya mismo
ha arrancado y los oficinistas
han comenzado a barrer las aceras
hasta la cuneta; las puertas de vidrio
se abrieron, y los primeros
clientes suben y bajan
los pasillos del supermercado
entre la música de fondo. Todos los artículos
retirados de su entorno
y envueltos en disfraces parecen
otra cosa, se venden en fracciones nítidas.
¿Quién puede multiplicar y conquistar
utililzando los número romanos? Como carecían
del frenesí árabe por el cero,
desaparecieron por obsoletos: los carniceros
ya se lavaron y se fueron
después de matar y arreglar
toda la noche los cadáveres de los corderos,
y aquellos que nunca han visto la sangre despierta
la podrán beber dorada
y decir que el pasado fue un error irreversible
debido a que el circo del presente
nos vuelve agua la boca.












IN MEMORIAM: AURELIUS BATTAGLIA ,
Y EN CONTRA DE SU SENTIDO TRÁGICO DE LA VIDA


Aurelius Battaglia, el charlatán gritón más grande del mundo,
ha matado a todo el mundo del aburrimiento
con su vocinglería, en reuniones de cocteles y bares
en Nueva York, Hollywood, Londres, París, Roma.
Ahora, cuando lo encuentro en el bar de Ciro, no puede hablar
porque le han operado un cáncer de laringe
sólo puede susurrar, constantemente, escupiéndome en la oreja:
afirma que así es su destino, que se lo merecía,
que lo castigan por el pecado de orgullo excesivo,
por vanidad presuntuosa,
está pagando por toda la gente que fastidió
con la hegemonía vocifereante e inmoral que imponía en toda conversación,
se siente orgulloso de su fatalidad personal irónica y trágica
de ser el maximo charlatán gritón que el abuso de las cuerdas vocales
haya silenciado con un inevitable cáncer de garganta.
Trato de decirle, “Aurie, Aurie” aunque no puede oirme
en medio de su logorrea frenética susurrante especulativa egoísta,
—Escúchame Aurie, es verdad que te mereces tu destino,
que eres un charlatán abusivo apagado por un cáncer de garganta,
no creas muy firmemente en destinos hechos a la medida o en tragedias
o simplemente en castigos para el exceso de orgullo: son puras pendejadas:
puede que sólo te ayuden en tu agonía personal
pero debes acordarte de la contingencia, acuérdate de los accidentes
de automóviles,
acuérdate de la muerte por casualidad de personas inocentes en las guerras,
en la política, en los incendios, en las epidemias, en los accidentes aéreos,
y en lo que se te ocurra,
vivimos como hordas de animales, los accidentes impersonales de personas
ocurren sin importar las características del sujeto, sus vicios
o virtudes.
Entonces, escucha, Aurie, cuando esta noche salgamos borrachos del bar de Ciro,
después de que cierren, cuando todavía estemos discutiendo sobre este asunto,
cuando no me estés escuchando y yo no te escuche,
alguno de los conductores borrachos de los alrededores
nos puede atropellar
y eso no sería trágico, ni siquiera sería el destino:
simplemente sería algo risible: la muerte.
Así que, modera el paso, Aurie, modera el paso.












ORACIÓN FÚNEBRE PARA UN RATÓN


Éste, Señor, era un hermano inquieto y
un boceto viviente del miedo: a pesar de su buena salud
trajo consigo la peste como una ofrenda
a casa de sus anfitriones. Escondido tras un bigote de gato
pero con trinos de ave, era el fantasma
de los ruidos menores y una plaga de la cocina
que hacía subir a las damas en los asientos. Así que,
Señor, recibe nuestra culpa leve aunque emotiva
por un caído de poca monta y un pecado ancestral:
el asesinato de un comensal
que compartía nuestros alimentos: sólo en una ocasión cenó
muy lento, cuando moría en la trampa
debido al apetito inevitable y el espinazo roto.


Sin ponernos sentimentales, la ratonera incluye nuestra particular
concepción del ratón, pero para el ratón
es el árbol del bien y del mal con
su fruta trascendente, su crucifijo auténtico
y las puertas del infierno. Incluso cuando merodeaba
encarnaba a alguien parecido o mejor que
el creador de la trampa: su arrojo de terrorista nunca
nos conmovía, al contrario, en la noche nos forzaba a tener cautela
cuando salíamos hacia el comedor ¡Cuánta valentía, cuánto
apetito! Muchísmo más joven, al morir
envejeció más que nadie: su cola móvil y su nariz
convulsionaron en el atolladero de nuestro fastidio. ¿Por qué
entonces, al escuchar el sonido seco, nosotros, victoriosos,
comenzamos a reir sin disfrutarlo?


Nuestros estómagos, después de un profundo análisis
de los alimentos robados en otras trampas
(y pregutando, “¿Señor, Gran Anfitrión, para quién somos plaga?),
se contrajeron y exigieron que retiráramos
la máquina y sus resultados mortales,
como si los dedos del ratón, más finos
que alfileres de moño y tan quebradizos como el queso,
pudieran apresar nuestra vidas aprisionables, y en
sus movimientos de ahogado arrastrarnos hacia abajo también,
adentro de la muerte comunal al otro lado de la ratonera.










PARA UN PARÁSITO OBLIGATORIO


¡Madre! Me aburrí
del licor y de los alimentos
para adultos. Lo que me hace
falta es aquella leche azulosa
que solía succionar. Si desistes
de tus amargas malezas
me arrancaré
la dentadura permanente
para que nos puedan
enganchar otra vez
como la lamprea
y el tiburón, desdentado
sobre ti, y mi boca
buscándote ferozmente.
Ah cruzaremos las profundidades
como puras eficiencias
allí la vida obedece al
imperativo original del deseo: ¡come!
mas no al secundario: ¡fornica!
Ah cerraré los ojos
con tanta fuerza
hasta que desaparezcan
en la seguridad del sueño: ¿quién
los necesita? Las voluntades. Los amantes. Tú.












PARA UNA NIÑA QUE CREE EN LA ASTROLOGÍA


Esas luces en el cielo nocturno no vienen
de las estrellas que ves ahora. Es más,
vienen de donde las estrellas solían estar.
Esos astros ahora están en otro lado
y su posición también ha cambiado.


Cada punto de luz que ves es el centro
de una esfera de luz en continua expansión
que la estrella emitió hace mucho tiempo
al alejarse y se compenetra
con las otras esferas de las demás estrellas.


No creo que esto tenga relación contigo porque
ocurrió hace mucho tiempo. Eres muy tonta
si me prestas atención, tú, hermosa astróloga, y además
no tengo ni idea
de lo que pasa allá afuera en el espacio oscuro
lleno de esferas de luz que se compenetran.












SOBRE LA PLOMERÍA DESPUÉS DE UN ATAQUE AÉREO


Las casas dejan caer los ladrillos
tras la nube de polvo del bombardeo,
que se transforman en escombros rojizos, ágiles,
mientras los árboles de las cañerías
se levantan más de cuatro pisos encima del aire
cargados de frutos de porcelana:
lavamanos, bañeras, tazones de inodoro.


Oh que nuestra cultura hidráulica se levante
de la pila de basura de tubos de plomo, renovada
y surja como un géiser
cuando pase la tormenta de fuego,
que regrese a las alcantarillas,
así todos los amantes subterráneos
podrán juntar sus aguas con las aguas de la vida,
y la desnuda en la bañera del cuarto piso,
aunque muerta, deseable; los cueros al aire,
se convierta en la deidad de los manantiales urbanos







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