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domingo, 1 de abril de 2012

6572.- JOSÉ LUIS GIMÉNEZ-FRONTÍN


José Luis Giménez-Frontín (* Barcelona, 1943 - † íd, 21 de diciembre de 2008), fue un editor, escritor, traductor y crítico literario y artístico español.
De familia con raíces aragonesas y manchegas, nació en Barcelona, aunque él siempre se consideró manchego; estudió Derecho y, tras una breve etapa como profesor ayudante, se incorporó como director de publicaciones de la Editorial Kairós, propiedad de Salvador Pániker, donde publicó autores de la contracultura de los años sesenta y textos polémicos de Terenci Moix, así como Los ocho nombres de Picasso, de Rafael Alberti, primer libro del autor gaditano aparecido en España después de 1939. Su obra poética es la de un independiente. Existe conciencia social, la participación en la lucha contra la dictadura, la exigencia de una nueva manera de entender la libertad y una última y creciente preocupación espiritual, que no dejaba de lado los infortunios colectivos. Estaba casado con Pilar Brea. Tuvo un hijo, Daniel, de su primer matrimonio con Maria-Luisa Feliu.
Ha traducido a Jean Jaurès (Los orígenes del socialismo alemán), Martha Robert (Acerca de Kafka. Acerca de Freud), Maurice Nadeau (Gustave Flaubert, escritor), Lewis Carroll (poesía incluida en la edición ilustrada Niñas), Donald Barthelme (Paraíso)y Flannery O´Connor (Los profetas), así como la versión de poemas de Werner Aspenström realizada con el poeta sueco Lasse Södeberg. También ha traducido del catalán poemas de Joan Salvat-Papasseit y Bartomeu Rosselló-Pòrcel, entre otros. Fundó el suplemento literario semanal del Tele-Expres, y colaboró en El País, ABC, Avui, El Mundo y La Vanguardia y en las revistas Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, El Urogallo, Hora de Poesía, Cuadernos del Norte, Cuadernos de Son Armadans, Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, Quimera, Lateral, Turia o Cuadernos de Estudio y Cultura de la ACEC.
Empezó a escribir poesía en 1972 y recogió toda su producción poética en 2006 con el título de La ruta de Occitania. Poesía reunida, suma de una labor lírica que había sido reconocida con el Premio de literatura Ciudad de Barcelona en 1981 (Las voces de Laye), que volvió a ganar en 1991, pero por una novela: Señorear la tierra; también escribió una novela negra, El idiota enamorado (1982), su obra más vendida y reimpresa. Sobre su estancia, como lector, en las universidades de Bristol y tres años en Oxford, escribió los memoriales de Woodstock Road en julio. Notas y diario (1996) y Los años contados (2008), última de sus obras. Fue presidente de la Associació Col.legial de Escriptors de Catalunya/Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC) desde 1980 hasta su muerte y director de la Fundació Caixa Catalunya (1987-2004), en la que desarrolló una gran labor de dinamización cultural recuperando a autores olvidados o marginados por la cultura oficial. Organizó asimismo los actos relativos al cuatricentenario de la primera parte del Quijote y medió para congraciar a las partes divididas de la cultura catalana por cuestiones lingüísticas. Esta trayectoria cultural le valió la condecoración francesa de Chevalier de l'Ordre National du Mérit y el Premio Esquío de Poesía 2006. Ha sido juez, profesor y traductor, ha organizado exposiciones y ha dirigido colecciones editoriales y revistas. También fue miembro de la ACCA (Asociación Catalana de Críticos de Arte) y de la AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte), y vicepresidente del Centro Español de Derechos Reprográficos. Realizó adaptaciones de clásicos para la literatura infantil: El Rey Lear (1983), El Ramayana (1984), Macbeth (1985), La tragedia de Romeo y Julieta (1985), Los siete viajes de Simbad el marino (1986) y Don Quijote (1989) y escribió él mismo algunas obras. Se le detectó un cáncer fulminante muy avanzado y falleció tres semanas después, el 21 de diciembre de 2008.

Obras

Poesía
La Sagrada Familia y otros poemas, B., Lumen, 1972.
Amor Omnia y otros poemas, B., Ambito, 1976.
Las voces de Laye, M., Hiperión, 1981. (Premio Ciudad de Barcelona)
El largo adiós, B., Taifa, 1985.
Que no muera ese instante, B., Lumen, 1993.
Astrolabio (Antología 1972-1988). 1999.
El ensayo del organista. 1999
Zona Cero. 2003
La ruta de Occitania. Poesía reunida (1972-2006), Igitur, 2006.
Requiem de las esferas. 2006 (Premio Esquío)
Tres elegías. Ed. de arte a cargo de José Joaquín Beeme, tiraje limitado. La Torre degli Arabeschi, Angera (Varese), Italia, 2007.

Memorias
Costa Brava, 1976.
Woodstock Road en julio. Notas y diario (1996).
Los años contados (2008).
[editar]Narrativa
Un día de campo. 1974
El idiota enamorado. 1982
El carro del heno. 1987
Justos y benéficos. 1988
Señorear la tierra. 1991. Premio Ciudad de Barcelona 1992
La otra casa. 1997
Cordelia. 2000

Ensayo
Movimientos literarios de vanguardia. 1974
6 ensayos heterodoxos. 1976
El Surrealismo. 1978
Camilo José Cela. Texto y contexto. 1985
Teatre-Museu Dalí. versión íntegra. 1994, 2000
Visiones del Quijote, "De la pedagogía al signo". 2005.






Elegía de las casualidades






I


Trepidaba gozosa en nuestro sueño
una tierra desnuda,
y, apenas regresados de la noche,
los suelos ondulaban.
Su intensa, negra luz,
a peso, cenital,
tan natural entonces
como el largo bramido
de un trueno retumbante.


Sir John y aquellos tiempos
de las casualidades.


Soñábamos el nombre
de un país silencioso
y al punto nos amaba
una mujer oscura.


A los ojos mirábamos
el rostro de la llamas.


En la urdimbre ardorosa
moríamos, deshechos,
y al poco proseguíamos
con el paso callado de los tigres
-perfecta geometría-,
sin ningún equipaje
con otro cuerpo nuestro
más ligero,
más desde siempre nuestro.


Si pensabas en alguien lo encontrabas
al volver una esquina.


Te saludaban con otro nombre gentes
que nunca conociste.


Recordabas palabras nunca oídas,
que elegían tu voz.


Imantados estábamos
sin poder evitarlo
por formas insistentes
que de lejos llegaban.


De realidad cargadas.


Henchidas de su nada
como un cuenco sabroso.


Nada nos sorprendía nuestro encuentro
con arcángeles ciegos
de inagotables nombres.






II


¿En qué momento el día
se hizo cinta sin fin?


¿Qué urgencias amorosas,
qué razones cordiales,
qué hermandad, qué argumentos,
te fueron apagando?


¿Te empujaron qué fuerzas al abismo
de las desafecciones?






III


No te resistas más,
sir John, amigo.
De lentitud cargadas
no acaricies más piedras
junto al río insaciable.


Más palabras no hilvanes.


El cupo se ha cumplido
de las casualidades
y no ignoras
qué puedes esperar del enemigo
más paciente, más fiel,
más tú mismo en ti mismo.
Y al fin inevitable.






(De El ensayo del organista, Lumen, Barcelona, 1999)


DEMONIOS DEL SUR


Ese reloj inmóvil de brazos extendidos como un crucificado.
Nada turba el silencio.
El zoco no se agita.


¿Que fue de tanto galán sin religión ni raza presto a quebrar cerrojos?


Alguien despierta a veces, y vuelve a adormecerse:
la culpa es siempre de los otros,
y el Señor proveerá.










CORRUPCIÓN DE MENORES


Dulce y hermoso es
vivir bien de la patria.








EL SEGUNDO CUERPO

A Pilar, de conversación con una gata en el
templo nocturno de Isis.

Ya no dejan atrás hijos, casa y hacienda para embarcarse, puros, y remontar con azaroso esfuerzo el tajo palpitante de las tierras del Sur.

No vienen a ofrendar sus reverentes besos con dedos delicados sobre el vigor secreto de mis claras columnas.

Esas que se entreabren cual palmas abrazadas por coloridos lotos bajo los arquitrabes, día a día impidiendo el desplome del cielo refulgente sobre la blanda arena.

Pórticos y pilones nadie ha vuelto a cruzar con las aguas crecidas, abrumado de pronto por el hervor fangoso de la noche estruendosa.

Ni corren a beberse el aroma aún caliente de mi carnalidad en las salas hipóstilas.

En tierra ya no veo mujeres abrasadas por el fuego sagrado del deseo o el piadoso recuerdo sin freno de la cópula.

Mujeres florecidas a punto de regalar la vida de su amorosa entraña a la vida fugaz.

Mujeres que imploraban fecundidad y amor.

Porque yo era la fuente. La rosada amalgama. El negro y ciego origen. La entraña generosa.

La blanca espuma era. La amadora feraz.

E incontables mis nombres en las lenguas del mundo, siempre distintas y siempre repetidas como colinas nubias que flanquean el Nilo.

¿Por qué, pues, arrasaron la serena silueta de mi entraña desnuda o apenas si cubierta por velos transparentes, a golpes de cincel?

¿Sabían que en mi ausencia los dioses, infelices, a sí mismos se irían engendrando y al punto devorando en feroz soledad?

¿Ignoraban acaso que mi segundo y más temible cuerpo quedaría atrapado en la armonía pura de estas piedras labradas?

¿Que habría de surcar río abajo la noche rencorosa de los tiempos, hasta entreabrir mis velos a los nuevos viajeros, que de mí nada saben?

Para trabar sus lenguas y pasarles la mano de mi "ka" poderoso por el ciego espinazo.

Para que me reconozcan en el rostro imprevisto de la mujer callada que entrelaza sus dedos.

Para que se estremezcan y deseen de pronto no regresar a un mundo donde dilapidar la vida, prosaica y codiciosa.

Escarnecidos de banalidad. De irrealidad cegados.

Con dolor reescribiendo sus nombres en la arena.

Y en cambio aquí se sientan en paz y consolados, al fin cumlida la preregrinación que ignoran que emprendieron, y admirados exclamen:

¿Sólo era hermosa Philae?




II. INÉDITOS

(Del libro en prensa Zona cero, Emboscalleditorial, Vic, 2003)
LEVE TARASCADA VERSICULAR ENTRE ARISTOTÉLICOS GALGOS Y PODENCOS PLATÓNICOS CON AULLIDO FINAL DE LOBO FRANCISCANO
Porque hay un misterio hondo en lo más obvio.
Alfonso Canales


- No abrazo leve pecho ni carne fatigada
No acaricio sudor. No palpo sangre
ni los humores del placer, calientes,
en esa sillería de palabras
que el sol te aventará.
La cicatriz más honda que en el alma se graba,
no puedes ignorarlo, es relieve violento
de sábanas deshechas por el feraz deseo,
mo tu quimera acuosa, gasiforme.
Oh poeta que a quien te ignora ignoras,
de espaldas al instante compartido
el los dominios de la voz común.


- Quizás haya más sombra bajo la luz del día
que la cantada con impudicia ingenua
por tus cinco sentidos.
¿A quiénes le interesan tus orgasmos?
¿A quiénes tu lamento por el amor perdido
de aquel cuerpo, perfecto en el poema
sólo porque un poema sorpresivo hiciste?
La palabra, no el tiempo, permanece.
No lo que el tiempo, como real, acota
con la imagen del día o de su envés nocturno.
Yo prefiero erigir templos serenos
en un espacio de cristal de roca
con la materia de la palabra pura.
La que en nosotros nace, y nos hace mejores,
más vacíos, más libres: más reales.
Menos proclives a los fantasmas de la juventud.


- Oh sudor, oh dolor, cristal, palabra oscura:
ancho es el campo y la querella inútil.
¡Poesía alentará quien la poesía olvide!
Que hay un misterio claro en las honduras;
pero en lo obvio hay un misterio hondo.




LOS POEMAS


Con la humildad creciente
de estrellas que titilan
en un helado albor
- ese frágil hilillo
que aún me ata a la vida.

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