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miércoles, 11 de enero de 2012

5784.- YVETTE GUEVARA



Yvette Guevara (Remedios, Cuba, 1968) Poeta.
Fundadora del Estudio Teatral de Santa Clara y coordinadora del proyecto El Aula,
escuela de arte y cultura cubana, en Lyon, ciudad donde reside desde hace una decada.


Lo certero, esas trivialidades comunes del ser, la convicción para decir las cosas, envuelve estos cantares sacados del poemario La ínsula de Elpis, de la poetisa cubana Yvette Guevara. Sin tendencia o ideología irreverente, Yvette, nos muestra sus inquietudes, la verdadera lírica para observar los silencios y la lengua como espada.


Emergida de la generación de los noventa, se convierte su verso estallante, seguidor y muchas veces trascendental dentro del impoluto mundo que confluye. Guevara es, sin dudas, un genuino ejemplo de la nueva poesía contemporánea, del escenario sobrio y próvido del lenguaje feminista. Cáptese estos versos como ejemplo, pues demuestran, por sí solos, la veracidad de la creadora.






Recetas para Eva: fritura de serpiente


Se trata de dar vueltas para saquear la estirpe
la raza de tu madre en sus primeros bordes
hacer girar su candidez por tus manzanas
mientras se escucha el repicar de tus tacones
como si Dios metiera el dedo en tu sonaja
o un novicio en deleite oyera a cascanueces.
Se trata de lucir la gema efervescente
centella en la penumbra del cosmos más cercano
el insignificante
transitar con el cuerpo vejado de placeres minúsculos
y sin ahogarse franquear el comején del día
y vomitar sin escrúpulos la amnesia de las preces.
Se trata de erigir un mapa de tus alrededores
un Made in tú, Emperatriz, tallado en siete idiomas
y allí donde vislumbras los lapsos obsesivos
hincar la latitud de tus pezones
e inventar la canción que alumbre tu quincalla.
Se trata de carrozas de seda debajo de tus garras
para resucitar sagaz cada burbuja
eclipsar la tradición cagando resplandores
promoviendo tu ignorancia y tu perfume
e ir lactando como a feto las clausuras
enderezando con tu lengua las espadas.










Premio


Mi poesía es ingenua:
le pego y me sonríe.










Casilandia


Para Alex y David


Hijo sé ambidiestro
ten en los puños un ecuador de nexos dislocado
en la anuencia global, totalitaria,
un aguijón dejado cual posdata.
Guíñame un ojo
sin levantar los tuyos hacia el cielo
cuando sepas que hay muchos occidentes
y ese día seré Isla entre los hielos de Ginebra.


¿Te conté de la cara del Registro
ante tus once libras de mundo inexplorado,
mi placenta viajera por las Razas del Hombre?
¿Te conté de los jaféticos ojos de la paloma obstetra?
Tú eras el símbolo guirigay que en cámara apurada
les deshace el tablero
donde la reina borda en punto cruz una república
y el rey broncea en erizada de ópera
la exacción puritana de un diablo indiferente.




Hijo sé viceversa y paria de la Eurora
cuando agosto rubicundo chantajee
la infinita variante del Nosotros.












De un amor en la Habana que no fue por un tilín de milenio


Hubiera arañado contigo cualquier cosa:
hasta un cartón de huevos,
mordido cualquier cosa:
el polvo, el cordobán, los ojos de Canelo.
Hurtado a la heredad aquella estrella
para ponerle melodía a tu bolero
me hubiera dado un fly por Hojalata,
para sembrar contigo dos helechos,
y así plantar el árbol que nos correspondía.
Hubiera fraguado mis ovarios en bronce,
chillado en catedrales derretidas,
traicionado.
tatuado un corazón con dos alitas,
tomado guafarina.
Fuera rehén por ti, sentada en la paciencia
reina de las baldeadas de desgracia
el sábado y el martes,
con aquel famoso aspirador que Silvio prometía.
Por fraguar la espuma en tu cerveza
y salvar algún aniversario,
¡hasta hubiera soportado dos sin días sin corriente!
recitado el Cisne de memoria, gastado las chancletas.
Por ti yo pude ser chofer de aplasta vaticinios
aquellas bicicletas con caballos humanos,
y me hubiera bebido un cocimiento,
ripiao’ los bolsillos de alguna bata’ecasa
Por ti, contigo, chino: pan con pan
Regla, Bacuranao,
coten de contingencias despeinando discursos
soltando siluetas y rolos lugareños
despotricando al viento.
Y hubiera deportado los bichos de los trastos,
dormido en un colchón que no merece nombre
brincado el aguacero, el charco, cualquier cosa,
(¡recuerdas Cualquier Cosa, aquel terrible sitio sin grafías!)
la estirpe de Lázaros que nunca marcharán,
sería leña y comino para tus frijoles,
y la verdad, jabón para limpiar pupilas.
La vida oliera a sopa en una cuartería,
se vestiría un espejo de azogue carcomido
ante un perro del color de un cielo que no existe.










Cenicienta


En la tierra del sueño
contó mi abuela sus lentejas
más allá de las doce


y quedó agachado
el sortilegio
y los granos desbordaron
el arca
y cubrieron los días,


más allá de las doce.










Ofensiva contra la genética


A toutes les mères aux portes des écoles


Había una vez, centuplicada, Madame Arte-Misa
y Monsieur el Ministro de Asuntos por Orden Alfabético
y secos de alumbramientos sin atinar el óvulo perfecto
como si la genética supiera del falso cerco de las noches
bajo el beneplácito burlón de esas vendimias del señor
Bonaparte, la costilla llamada a ser Impar entre los Pares.
Fueron muchos soldaditos desplomados y tajos al escudo
fueron muchos contables y boqueadas de párroco
y siguió siendo bruto Prometeo, aplicando la esgrima frente al piano.
¡Qué hacer de estos gajos tristes, como malas copias!
¡no hay armiño que subsane el descalabro! ¡No hay ortodoxia que soporte!
Desesperaron los ortofonistas, rondaron las máscaras de hierro sin postigos,
y monjes de castidad dudosa llenaron su cuarto de centauros.
Más, siguió siendo bruto Prometeo…










Concierto para edades en Mí mayor


Dice mi madre que tuve quince años con sus aspavientos que bifurcan la inocencia
y los menstruos ¿o los monstruos? los del armario y los de La Leonera,
La Leonera es un bar sin horarios donde berrea la muerte




los hombres de mi pueblo desarreglan
el hígado y la confianza,
y regresan a casa con la muerte
chirriándoles el órgano
y sin hígado.




Dice mi madre que tuve quince años y hay fotos que pueden confirmarlo.
¿Por qué en los poemas de apertura “el aire es siempre limpio”? ¿Por qué la infancia es siempre una pregunta? Llegué a esa edad en bicicleta turbia, el tutú rosado manchado con aceites y opté por el desasosiego de la escarcha que no será enaltecida en elegías.
Dice mi madre que un madrigal estuvo esperándome en el contiguo quicio, un ¡tan bonita!
que no dejé a la vida regalarme y a bolina mi rol mayor cual papalote.
Dice mi madre que en el número quince, al doblar la niñez, debí ponerle candado al velocípedo, por que la ingenuidad es a partir de allí una depravación imperdonable.
Dice mi madre que el léxico de pasionaria con que he ido tildando de sumiso a los reptiles
no redime mi casta de niña blanca con vestido provinciano de cola sempiterna,
de niña que va como enojada pateándole el hígado a la muerte,
que no tengo que beber en La Leonera, que la fe es un retiro incandescente
para rugirle al hombre al pasar por el aro de fuego, al dar la pata.
Dice mi madre que de nada me ha servido el feminismo. El zumo de un orgasmo, la caricia oblicua que luego se dispersa.


Dice mi madre que tuve quince años y sigue siendo la infancia una pregunta.












Sementerio


Si fuera ternura y no ternera


Un delta vaginal
la paz excede


mujer
que limpia el sobresalto
con sus aguas
al hombre que deshizo
su rayo extravagante.










La Ínsula de Elpis


A mi pueblo
a su repartición equitativa de la miseria






Cancerbero
¿y si nosotros fuéramos el objeto absurdo?
¿y si el sujeto fuera la vida dentro y más allá de nosotros?
Cancerbero
cual pájaro invisible que brota de entre biombos
será la realidad un bisbiseo de hombre compactado
un pájaro sonoro a muchedumbre
pájaro momentáneo
pájaro carpe diem
y no sabrás quién falta
porque tu ojo habrá perdido
el don de ver la ausencia.










Off - side


a los aforismos, por su Kafka


Cuando fui hombre, viví cerca de los pájaros.
Cuando fui pájaro, viví cerca de los hombres.


Cuando fui hombre intenté volar,
cuando fui pájaro intenté ser hombre.


Cuando fui hombre Pájaro viví en medio del maíz,
con la paja tensada de mis brazos
atados a una estaca,
y fueron jugosas las mazorcas.
Cuando fui Pájaro hombre viví amando
en el vitral de un templo
a una paloma
una paloma a punto de escapar
hacia la certidumbre.










Vademécum


Y esta adultez sin adulterio
cruda
y esta asechanza tan estrecha
rala
Están los días con psicosis rayada de pijama
Están los huesos de alegría hipotecada
Está la tos del cielo y los arpegios cursis
Está el amigo con su favor pulido
Están las cajas del tórax bien peinado
Está la suerte con su tintineo
Y esta adultez sin adulterio
cruda
y esta asechanza tan estrecha
rala
Está el Ser Grande prohibido en los relajos
la muletilla de la duda, el erotismo servil
y sus horarios,
están esas desgracias
de catar un sentimiento con otro sentimiento
están las estaciones de un ave apolillada
Y esta adultez sin adulterio
cruda
y esta asechanza tan estrecha
rala
Está la paz como una sobredosis
y esta promiscuidad de soledades ávidas
Están estos zapatos supurando pasos
por el camino trabado cual paraguas
Están estas tristezas prematuras
y esta adultez sin adulterio
cruda
Y esta asechanza tan estrecha
rala












De un Amor en La Habana que no fue por un tilín de Milenio


Hubiera arañado contigo cualquier cosa:
hasta un cartón de huevos,
mordido cualquier cosa:
el polvo, el cordobán, los ojos de Canelo.
Hurtado a la heredad aquella estrella
para ponerle melodía a tu bolero
me hubiera dado un fly por Hojalata,
para sembrar contigo dos helechos,
y así plantar el árbol que nos correspondía.
Hubiera fraguado mis ovarios en bronce,
chillado en catedrales derretidas,
traicionado.
tatuado un corazón con dos alitas,
tomado guafarina.
Fuera rehén por ti, sentada en la paciencia
reina de las baldeadas de desgracia
el sábado y el martes,
con aquel famoso aspirador que Silvio prometía.
Por fraguar la espuma en tu cerveza
y salvar algún aniversario,
¡hasta hubiera soportado dos sin días sin corriente!
recitado el Cisne de memoria, gastado las chancletas.
Por ti yo pude ser chofer de aplasta vaticinios
aquellas bicicletas con caballos humanos,
y me hubiera bebido un cocimiento,
ripiao’ los bolsillos de alguna bata’ecasa
Por ti, contigo, chino: pan con pan
Regla, Bacuranao,
coten de contingencias despeinando discursos
soltando siluetas y rolos lugareños
despotricando al viento.
Y hubiera deportado los bichos de los trastos,
dormido en un colchón que no merece nombre
brincado el aguacero, el charco, cualquier cosa,
(¡recuerdas Cualquier Cosa, aquel terrible sitio sin grafías!)
la estirpe de Lazaros que nunca marcharán,
sería leña y comino para tus frijoles,
y la verdad, jabón para limpiar pupilas.
La vida oliera a sopa en una cuartería,
se vestiría un espejo de azogue carcomidos
ante un perro del color de un cielo que no existe.










Primero Ella y luego el Cine


quiero
un cuerpo ileso de maniobras habituales
de estas prótesis de amor
y sus barrancos
de esta soga de salón
con verdugones
la sombra del asombro
ante el anuncio
el asombro de las sombras
ante el acto
porque no todo es víspera de todo
porque será muy feo que lleguen los marcianos
y nos llamen terráqueos
y quede de nosotros
la armadura del mito
en los televisores
y el talco de la luna
en los televisores.

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