Blog de poesía de Antonio Capilla Loma:http://lavozquenadieapaga.blogspot.com/
TAL VEZ EN EL OCASO
Tal vez en el ocaso
Tal vez en el ocaso
Te sientes junto al fuego...
Y pienso que, añorando
El tiempo que pasó,
Tu ser enamorado
Transido de recuerdos
Las flores del amor
Traerás junto a su lar.
Son flores renacidas,
Primicias del hogar
Que juntos construimos cada día,
El pálpito del tiempo
Que amando transitamos,
Los actos renovados
De nuestra mutua entrega compartida.
Yo sé que en el ocaso
Azul continuará
De este mi amor el fuego
Mientras me quede aliento.
El mismo que me nace
Quemándome la carne
Y tú me das.
Querida,
Cuando la nieve anuncie
El alba del final,
Y cuando el frío alcance
El sueño que soñamos,
Un hálito de fuego
Nacido de la entraña
Del tiempo que ahora es nuestro
nos seguirá abrigando.
De puertas y ventanas
Abierta la morada
La luz del nuevo día
Contemplaré tranquilo
Teniéndote a mi lado...
Y, dulces las mañanas
Del azulado invierno
Que en ti será benigno,
Sentado junto al fuego
Contemplaré pasar.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur, Huerga y Fierro
Editores, Madrid, 2009)
CANTO DE LA INFANCIA
¿Ves aquellos montes?
Son los de mi pueblo...
Cuando yo era niño
Me contó el abuelo
Que en agrestes cimas
Aullidos siniestros
De lobos malignos
Colmaban los vientos.
Vamos Sombrainoche,
Que yo quiero verlo.
Anda caballito,
Caballito bueno.
Que añoro los tiempos
De feliz recuerdo
Cuando navegante
En delicados sueños
Dirigí la nave
De mi pensamiento
Por galaxias verdes
De bosques etéreos.
Arre Sombrainoche,
Que me abraso dentro.
Trota caballito,
Con cascos de acero.
Y en mis soledades
Nostalgia yo siento
De hamacas y gentes,
De niños y juegos,
De calles blanqueadas
Bajo los luceros,
De mi tierna infancia
Y de aquel abuelo...
Corre Sombrainoche,
Fuerte como el trueno.
Vuela caballito,
Con alma de fuego.
Oh, cuánta nostalgia
De aquel viejo ameno...
Su petaca negra,
Sus cansados dedos
Mariposeando
En el tabaco negro,
Aquel dulce rito
Tan dulce y sereno.
Raudo caballito,
Que ya falta menos.
Hale, Sombrainoche,
Caballito negro.
Que añoro las cosas
De aquel niño bueno
Que en horas nocturnas
De umbral veraniego
Albergó en su alma
Sentimientos bellos.
Sus casitas blancas...
Su blanco universo...
Vamos, buen amigo,
Que es mi amado pueblo.
Vuela, caballito,
Que yo quiero verlo.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur,
Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009)
TSUNAMI
Inmensos nubarrones se han tragado
Como si fuesen carneros hambrientos
Las últimas briznas de luz solar.
Estalla la tormenta.
Sobre el campo y en el inmenso cielo,
Culebrillas zigzagueantes vuelan
Sobre los árboles, testigos mudos
De lo que está pasando:
Es la noche del día.
De vez en cuando un rayo
Descarga su ira ciega sobre el agua
Del remansado lago enajenado
Que no se inmuta. Arriba en la montaña
Torrentes de agua turbia
Arrasan cuanto encuentran a su paso.
Y es la nueva energía
Despiadada y fecunda
De la naturaleza creadora
La que viene arrasando
Sin distinguir lo bueno de lo malo.
El fuego quema la sangre dormida
De los que se ocultaban en la sombra.
Y en lo oscuro de este tiempo maldito
El lago ya se agita
Como si fuese un mar embravecido
Que se lo traga todo.
Ya es tarde para ponerse a resguardo
Del tsunami. La historia se repite
Como la piedra aquella que rodaba
De país en país, de pueblo en pueblo.
Ahora el tsunami alcanza el mundo entero
Y nada queda al margen:
Tenemos que mojarnos
Y perecer o revivir luchando.
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
TSUNAMI
Inmensos nubarrones se han tragado
Como si fuesen carneros hambrientos
Las últimas briznas de luz solar.
Estalla la tormenta.
Sobre el campo y en el inmenso cielo,
Culebrillas zigzagueantes vuelan
Sobre los árboles, testigos mudos
De lo que está pasando:
Es la noche del día.
De vez en cuando un rayo
Descarga su ira ciega sobre el agua
Del remansado lago enajenado
Que no se inmuta. Arriba en la montaña
Torrentes de agua turbia
Arrasan cuanto encuentran a su paso.
Y es la nueva energía
Despiadada y fecunda
De la naturaleza creadora
La que viene arrasando
Sin distinguir lo bueno de lo malo.
El fuego quema la sangre dormida
De los que se ocultaban en la sombra.
Y en lo oscuro de este tiempo maldito
El lago ya se agita
Como si fuese un mar embravecido
Que se lo traga todo.
Ya es tarde para ponerse a resguardo
Del tsunami. La historia se repite
Como la piedra aquella que rodaba
De país en país, de pueblo en pueblo.
Ahora el tsunami alcanza el mundo entero
Y nada queda al margen:
Tenemos que mojarnos
Y perecer o revivir luchando.
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
EL FUEGO EN LA PALABRA. Reservados todos los derechos,
CAM - Registro Territorial de la Propiedad Intelectual:
12/RTPI-000063/2011)
EPÍLOGO
Ya pasaron los años de locura
Quijotesca: no es castillo la venta
Ni molino el gigante que me afrenta
Me ha enseñado en todo la cordura
A mirar apariencia e interior
Y sé bien que la gente es más compleja
Que en las fábulas y cuentos. Semeja
Mi corazón el fruto; que la flor
Se quedó ornamentando el soportal
De la casa que habito y que yo siento
Afincando en el mundo. Un vendaval
Me llevó todos los cuentos. Tomad
Pues, amigos, este latir del Viento
Que me llega... y es todo humanidad.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur, Huerga y Fierro
EPÍLOGO
Ya pasaron los años de locura
Quijotesca: no es castillo la venta
Ni molino el gigante que me afrenta
Me ha enseñado en todo la cordura
A mirar apariencia e interior
Y sé bien que la gente es más compleja
Que en las fábulas y cuentos. Semeja
Mi corazón el fruto; que la flor
Se quedó ornamentando el soportal
De la casa que habito y que yo siento
Afincando en el mundo. Un vendaval
Me llevó todos los cuentos. Tomad
Pues, amigos, este latir del Viento
Que me llega... y es todo humanidad.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur, Huerga y Fierro
Editores, Madrid, 2009)
PERCEPCIÓN
Quizás un golpe seco...
Y ahí queda sin vida.
Ha sido de repente...
¡Tan sin darse cuenta!...
Las palmeras marcaban con sus brazos
Una música etérea.
Los pájaros jugueteaban dando
¡Qué sé yo cuántas vueltas!
En el resplandor de la tarde ciega,
Tolvaneras enhiestas
Arrastrando objetos diversos juegan
A la rueda rueda.
Las acacias se ríen
Con sus dientecillos
De verdes hojuelas.
Y, tras el cristal, música de fiesta:
El Himno a la Alegría.
Se rompe la armonía...
Y ahí queda sin vida.
Sin vida... La campana
Inmóvil de la iglesia
Se quejó. El movimiento de palmeras
Declinó. Los papeles, que en la brisa
Del atardecer malva
Como cometas volaban, cayeron.
Las acacias lloraron
Lágrimas de esmeralda.
Los pájaros que jugaban volando
En las ramas más altas se posaron.
Y tras el ventanal
Una música bella
Que solo el ocaso emular pudiera
Continuó sonando...
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
PERCEPCIÓN
Quizás un golpe seco...
Y ahí queda sin vida.
Ha sido de repente...
¡Tan sin darse cuenta!...
Las palmeras marcaban con sus brazos
Una música etérea.
Los pájaros jugueteaban dando
¡Qué sé yo cuántas vueltas!
En el resplandor de la tarde ciega,
Tolvaneras enhiestas
Arrastrando objetos diversos juegan
A la rueda rueda.
Las acacias se ríen
Con sus dientecillos
De verdes hojuelas.
Y, tras el cristal, música de fiesta:
El Himno a la Alegría.
Se rompe la armonía...
Y ahí queda sin vida.
Sin vida... La campana
Inmóvil de la iglesia
Se quejó. El movimiento de palmeras
Declinó. Los papeles, que en la brisa
Del atardecer malva
Como cometas volaban, cayeron.
Las acacias lloraron
Lágrimas de esmeralda.
Los pájaros que jugaban volando
En las ramas más altas se posaron.
Y tras el ventanal
Una música bella
Que solo el ocaso emular pudiera
Continuó sonando...
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
Edición de autor, I.S.B.N.: 84-404-9271-5, Madrid, 1991)
GACELAS SON TUS LABIOS...
Gacelas son tus labios: ramoneas
Rosadas cumbres de montes enhiestos.
Y ahora eres gamo ardiente que en su pecho
Al tibio cauce de su piel se entrega.
Tus corderillos dedos van bajando
Hasta adentrarse en el frondoso bosque
Donde las flores rociadas ponen
El suave tacto de pétalos blandos.
En esta noche de misterio y goce
Has descubierto de la vida el sueño
Que es adelanto del confín del cielo.
Y es el amor la plenitud que entrega
Todo tu ser al infinito pleno
En donde muerte y vida son eternos..
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
GACELAS SON TUS LABIOS...
Gacelas son tus labios: ramoneas
Rosadas cumbres de montes enhiestos.
Y ahora eres gamo ardiente que en su pecho
Al tibio cauce de su piel se entrega.
Tus corderillos dedos van bajando
Hasta adentrarse en el frondoso bosque
Donde las flores rociadas ponen
El suave tacto de pétalos blandos.
En esta noche de misterio y goce
Has descubierto de la vida el sueño
Que es adelanto del confín del cielo.
Y es el amor la plenitud que entrega
Todo tu ser al infinito pleno
En donde muerte y vida son eternos..
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
EL FUEGO EN LA PALABRA. Reservados todos los derechos,
CAM - Registro Territorial de la Propiedad Intelectual:
12/RTPI-000063/2011)
EN VERSO SÁFICO
En verso sáfico a mi amada llamo,
En el poema que en mi carne escribo,
En la pasión que me consume cuando
Ella es conmigo.
El mar y el sol en ti parecen uno;
El esplendor de tu mirada, el alba.
Eres más grande que la luz del mundo...
Eres su causa.
Y es tu mirada un universo mágico
Y es tu sonrisa un ventanal al cielo
Y es tu palabra un sortilegio extraño...
Tenme en tu seno.
No estés ausente cuando estoy contigo
Que me estremece verte tan distante...
Me falta el aire cuando tú te has ido:
Tú eres el aire.
Tus brazos siento que me abrazan cuando
El halo triste de mi ser me cierne.
Sin ti soy nada que por ti me alcanzo...
Tenme en tus sienes.
Y yo me enfado si me siento solo,
Soy una sombra si no estás conmigo
Y así tu ausencia viene a mí... Y de pronto
Soy como un niño.
De sed el agua inagotable bebe
Del pozo abierto que nunca se agota,
Mi pozo llena lo más hondo... Tienes
Sed en tu boca.
Morir por ti y en tu interior es vida,
Y yo al vivirme en tu interior me muero...
Mi vida entera en tu querer es cima:
Tú eres mi lecho.
Oh, claro día en que yo vi primero
La flor primera de la primavera...
La sola y única que yo consiento
Ser en mi esencia.
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
EN VERSO SÁFICO
En verso sáfico a mi amada llamo,
En el poema que en mi carne escribo,
En la pasión que me consume cuando
Ella es conmigo.
El mar y el sol en ti parecen uno;
El esplendor de tu mirada, el alba.
Eres más grande que la luz del mundo...
Eres su causa.
Y es tu mirada un universo mágico
Y es tu sonrisa un ventanal al cielo
Y es tu palabra un sortilegio extraño...
Tenme en tu seno.
No estés ausente cuando estoy contigo
Que me estremece verte tan distante...
Me falta el aire cuando tú te has ido:
Tú eres el aire.
Tus brazos siento que me abrazan cuando
El halo triste de mi ser me cierne.
Sin ti soy nada que por ti me alcanzo...
Tenme en tus sienes.
Y yo me enfado si me siento solo,
Soy una sombra si no estás conmigo
Y así tu ausencia viene a mí... Y de pronto
Soy como un niño.
De sed el agua inagotable bebe
Del pozo abierto que nunca se agota,
Mi pozo llena lo más hondo... Tienes
Sed en tu boca.
Morir por ti y en tu interior es vida,
Y yo al vivirme en tu interior me muero...
Mi vida entera en tu querer es cima:
Tú eres mi lecho.
Oh, claro día en que yo vi primero
La flor primera de la primavera...
La sola y única que yo consiento
Ser en mi esencia.
(Poema que aparecerá en mi nuevo libro
EL FUEGO EN LA PALABRA. Reservados todos los derechos,
CAM - Registro Territorial de la Propiedad Intelectua:
12/RTPI-000063/2011)
LA BARCA SE HIZO A LA MAR
La barca se hizo a la mar
Con dos remos marineros;
El niño se fue a buscar
Su cielo y se hizo barquero.
Navega, navegarás...
Se le desveló el misterio
Y el mundo lo oyó exclamar:
“No quiero buscar más cielo:
¿Qué cielo es mejor que el mar?”
Y entonces creyó escuchar:
“En tu cielo, mi barquero,
Rema y sigue sin parar...
Tú ya sabes que te quiero
Donde el cielo se hace mar”.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur,
LA BARCA SE HIZO A LA MAR
La barca se hizo a la mar
Con dos remos marineros;
El niño se fue a buscar
Su cielo y se hizo barquero.
Navega, navegarás...
Se le desveló el misterio
Y el mundo lo oyó exclamar:
“No quiero buscar más cielo:
¿Qué cielo es mejor que el mar?”
Y entonces creyó escuchar:
“En tu cielo, mi barquero,
Rema y sigue sin parar...
Tú ya sabes que te quiero
Donde el cielo se hace mar”.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur,
Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009)
QUÍTALE AL ASTRO SU LUZ
Quítale al astro su luz,
Coge del fuego la llama,
Róbale al día la sonrisa
Y al desierto la nostalgia,
Pero de mi propio ego
No intentes sacarme el alma.
Quítale al viento su fuerza,
Deja al santo sin peana,
Toma del eco la voz,
De los valles las montañas,
Pero de mis sentimientos
No arrebates a mi amada.
Quita al rayo su energía,
Deja al océano sin agua,
Niégale al rosal las rosas,
Y al ocaso la añoranza.
Pero déjame ser yo,
Que sin ella no soy nada.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur,
QUÍTALE AL ASTRO SU LUZ
Quítale al astro su luz,
Coge del fuego la llama,
Róbale al día la sonrisa
Y al desierto la nostalgia,
Pero de mi propio ego
No intentes sacarme el alma.
Quítale al viento su fuerza,
Deja al santo sin peana,
Toma del eco la voz,
De los valles las montañas,
Pero de mis sentimientos
No arrebates a mi amada.
Quita al rayo su energía,
Deja al océano sin agua,
Niégale al rosal las rosas,
Y al ocaso la añoranza.
Pero déjame ser yo,
Que sin ella no soy nada.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur,
Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009)
A MI MADRE
Cae de noche la tormenta
Agua y fuego... Fuego y agua...
Fuego y llaga de agonía,
Agua y llanto de tormento,
Si Cristo mujer si hiciera
Fueras Cristo, madre mía.
Herida de amor callada,
Abierta herida de amor
Que anegas barro, cemento,
Piedras de mi humilde hogar,
El Silencio te encontró
Compañera a su medida
Y junto a tu lado va.
Y nos habla el sentimiento
Por tus obras femeninas,
Y encarnose todo el verbo
En tu entrega maternal,
Y trocose en un altar
La casa en que yo vivía.
Si del vaso colmenero
Jamás se extrajo el acíbar,
El acíbar si va al vaso
Amarga la miel más fina.
Y así en tu cuerpo ligero
Urgaron penas umbrías
Que abrasándote el costado
Te consumen noche y día.
La Sombra escucha tu llanto,
Tu inconsolable dolor
Porque lloras por tu hija.
¡Qué pena!, dolor y pena
Fuego y fuego de agonía
Por mi hermana que murió.
Agua y agua doloridas
Te brotan del corazón.
Un ángel mira a la Tierra
Y al ver tan grande aflicción
Llora lágrimas de estrella.
Y en la noche también yo
Te escucho gemir.
¡Ay!, Viento,
¡Ay!... Quién pudiera a tus lomos
Volverle la espalda al tiempo.
Lluvia, rayos, agua y fuego,
Dolor y llanto, Lamento,
Inundan mi habitación.
Dolor de madre, Silencio,
Que mi hermana, que su aliento
Como brisa se quedó.
¡Qué aciago llanto!, Agonía,
Que mi hermana, su alegría,
Como el rayo se marchó.
¡Qué amor tan grande!, Tristeza,
Que de pena, ¡ay!, de pena,
De tristeza, de silencio,
De agua y fuego se quebró.
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
A MI MADRE
Cae de noche la tormenta
Agua y fuego... Fuego y agua...
Fuego y llaga de agonía,
Agua y llanto de tormento,
Si Cristo mujer si hiciera
Fueras Cristo, madre mía.
Herida de amor callada,
Abierta herida de amor
Que anegas barro, cemento,
Piedras de mi humilde hogar,
El Silencio te encontró
Compañera a su medida
Y junto a tu lado va.
Y nos habla el sentimiento
Por tus obras femeninas,
Y encarnose todo el verbo
En tu entrega maternal,
Y trocose en un altar
La casa en que yo vivía.
Si del vaso colmenero
Jamás se extrajo el acíbar,
El acíbar si va al vaso
Amarga la miel más fina.
Y así en tu cuerpo ligero
Urgaron penas umbrías
Que abrasándote el costado
Te consumen noche y día.
La Sombra escucha tu llanto,
Tu inconsolable dolor
Porque lloras por tu hija.
¡Qué pena!, dolor y pena
Fuego y fuego de agonía
Por mi hermana que murió.
Agua y agua doloridas
Te brotan del corazón.
Un ángel mira a la Tierra
Y al ver tan grande aflicción
Llora lágrimas de estrella.
Y en la noche también yo
Te escucho gemir.
¡Ay!, Viento,
¡Ay!... Quién pudiera a tus lomos
Volverle la espalda al tiempo.
Lluvia, rayos, agua y fuego,
Dolor y llanto, Lamento,
Inundan mi habitación.
Dolor de madre, Silencio,
Que mi hermana, que su aliento
Como brisa se quedó.
¡Qué aciago llanto!, Agonía,
Que mi hermana, su alegría,
Como el rayo se marchó.
¡Qué amor tan grande!, Tristeza,
Que de pena, ¡ay!, de pena,
De tristeza, de silencio,
De agua y fuego se quebró.
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
I.S.B.N.: 84-404-9271-5, Madrid, 1991)
THANATOS
Absorto
el eco en mi intelecto
la fiebre en mi expresión
las ondas de su música
silencio.
Luego
conecto la pantalla
y miro con dolor
bajo las mismas notas
su rostro.
Imploro
y en estridente acorde
corpórea convulsión
de Thanatos su canto
me alcanza.
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
THANATOS
Absorto
el eco en mi intelecto
la fiebre en mi expresión
las ondas de su música
silencio.
Luego
conecto la pantalla
y miro con dolor
bajo las mismas notas
su rostro.
Imploro
y en estridente acorde
corpórea convulsión
de Thanatos su canto
me alcanza.
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
I.S.B.N.: 84-404-9271-5,
Madrid, 1991)
A LA RAMA Y AL LAUREL
A la rama y al laurel,
Una bala para ti
Y otra bala para él.
A la rama y al laurel,
A la rama y al laurel,
Con las balas que disparan
Un collar me voy a hacer.
A la rama y al laurel,
Que se lo ponga mi niña
Que nunca verá a Manuel.
No llora la miliciana
Que por el frente la ves:
Una bala para ti
Y otra bala para él.
Y a las puertas de Madrid
Una rama de laurel
Parece decirle al viento:
¡Ya nunca más la ha de ver!
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
Madrid, 1991)
A LA RAMA Y AL LAUREL
A la rama y al laurel,
Una bala para ti
Y otra bala para él.
A la rama y al laurel,
A la rama y al laurel,
Con las balas que disparan
Un collar me voy a hacer.
A la rama y al laurel,
Que se lo ponga mi niña
Que nunca verá a Manuel.
No llora la miliciana
Que por el frente la ves:
Una bala para ti
Y otra bala para él.
Y a las puertas de Madrid
Una rama de laurel
Parece decirle al viento:
¡Ya nunca más la ha de ver!
(Antonio Capilla Loma, Y el Corazón al Viento,
I.S.B.N.: 84-404-9271-5, Madrid, 1991)
NOMBRÁNDOTE EN SILENCIO
Languidecía una tenue luz de invierno
Bajo un incierto chal de nubes blandas...
La tarde acariciaba
Las pálidas mejillas del océano
Adormecido y quieto.
Y el viento se ausentaba
Del marco de este lienzo que bosquejo.
Ligera y por la arena
Descalza te alejabas...
Y tenues escapaban
Del sol luces de invierno.
Te quise aquella tarde...
Y siento aquel momento,
Que estando tú tan cerca
Teniéndote tan lejos,
Quise hacer mío el infinito instante
Nombrándote en silencio.
(De mi libro "Viento del Sur", Huerga y Fierro
Editores, Madrid, 2009)
MANIFIESTO
Despierte la inteligencia
Y el mundo de hoy contemple
Actuando.
Pues no cabe la indolencia
Cuando se requiere el temple
Del que amando
Toma de nuevo postura
En favor del que padece
Sin motivo.
Más que nunca ya es locura
El que a la guerra se ofrece
Cual cautivo.
Y entona un dulce trinar
De cantos angelicales.
Peregrino,
Yo maldigo con Celaya
De poetas celestiales
Ese trino.
Pues es llegada la hora
De hablar claro demandando
La verdad:
Hay que parar sin demora
A aquellos que están matando
Sin piedad.
La barbarie hay que impedir
Del que abusa del poder
Conculcando
El derecho de vivir.
La Utopía hemos de ver
Retornando
A una tierra de esperanza
Cual espigas de aquel trigo
Placentero.
Caminar es ya tardanza:
Pues corramos, buen amigo.
Compañero,
La Utopía es nuestra meta
Y el camino es la Utopía,
Nuestro amparo.
Que tu Patria es el Planeta
Y toda tu gente mía.
¿Hablo claro?
Pues ya ha llegado la hora
De gritar aunque templando
La verdad:
Hay que parar sin demora
A quienes están matando
Sin piedad.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur, Huerga y
MANIFIESTO
Despierte la inteligencia
Y el mundo de hoy contemple
Actuando.
Pues no cabe la indolencia
Cuando se requiere el temple
Del que amando
Toma de nuevo postura
En favor del que padece
Sin motivo.
Más que nunca ya es locura
El que a la guerra se ofrece
Cual cautivo.
Y entona un dulce trinar
De cantos angelicales.
Peregrino,
Yo maldigo con Celaya
De poetas celestiales
Ese trino.
Pues es llegada la hora
De hablar claro demandando
La verdad:
Hay que parar sin demora
A aquellos que están matando
Sin piedad.
La barbarie hay que impedir
Del que abusa del poder
Conculcando
El derecho de vivir.
La Utopía hemos de ver
Retornando
A una tierra de esperanza
Cual espigas de aquel trigo
Placentero.
Caminar es ya tardanza:
Pues corramos, buen amigo.
Compañero,
La Utopía es nuestra meta
Y el camino es la Utopía,
Nuestro amparo.
Que tu Patria es el Planeta
Y toda tu gente mía.
¿Hablo claro?
Pues ya ha llegado la hora
De gritar aunque templando
La verdad:
Hay que parar sin demora
A quienes están matando
Sin piedad.
(Antonio Capilla Loma, Viento del Sur, Huerga y
Fierro Editores, Madrid, 2009)
LA BARCA SE HIZO A LA MAR
La barca se hizo a la mar
Con dos remos marineros;
El niño se fue a buscar
Su cielo y se hizo barquero.
Navega, navegarás...
Se le desveló el misterio
Y el mundo lo oyó exclamar:
“No quiero buscar más cielo:
¿Qué cielo es mejor que el mar?”
Y entonces creyó escuchar:
“En tu cielo, mi barquero,
Rema y sigue sin parar...
Tú ya sabes que te quiero
Donde el cielo se hace mar”.
(En "Viento del Sur", Huerga y Fierro
Editores, Madrid, 2009)
EPÍLOGO
Ya pasaron los años de locura
Quijotesca: no es castillo la venta
Ni molino el gigante que me afrenta
Me ha enseñado en todo la cordura
A mirar apariencia e interior
Y sé bien que la gente es más compleja
Que en las fábulas y cuentos. Semeja
Mi corazón el fruto; que la flor
Se quedó ornamentando el soportal
De la casa que habito y que yo siento
Afincando en el mundo. Un vendaval
Me llevó todos los cuentos. Tomad
Pues, amigos, este latir del Viento
Que me llega... y es todo humanidad.
(Poema confesión que podéis leer también en
VIENTO DEL SUR, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2009)
Fotos de Antonio: Presentación de VIENTO DEL SUR en Leganés, idem en Cantillana