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martes, 10 de enero de 2012

5771.- RITA MARTÍN






RITA MARTÍN: La Habana, Cuba. Rita Martin nació en el barrio del Casino Deportivo en La Habana, pero cuando tenía dos años su familia se mudó a la barriada de Santos Suárez, un barrio de artistas (Amelia Peláez, Mijares, Cintio Vitier y José Kozer, entre otros pintores y escritores cubanos, son de esta barriada). En esta ciudad se licenció en Filología por la Universidad de La Habana en 1986. Años más tarde, obtuvo un máster en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Atlántica de Florida, especialidad que continuaría hasta lograr su doctorado en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

Su trayectoria como narradora, poeta, crítica e investigadora literaria ha dejado publicaciones en todas estas áreas. Entre sus poemarios sobresalen El cuerpo de su ausencia (Letras Cubanas, 1991) y Estación en el mar (Ediciones Extramuros, 1992). En el año 2000, Ediciones Universal publicó su Edición Homenaje a Eugenio Florit junto a Ana Rosa Núñez y Lesbia Varona. Rita Martin publicó tres años más tarde su libro de relatos Sin perro y sin Penélope (Ediciones Universal, 2003), libro que la ha consagrado como una de las escritoras revelación de las letras cubanas contemporáneas. En su faceta crítica e investigadora Rita Martin ha publicado artículos y reseñas en numerosas publicaciones literarias, entre las que destacan la Revista literaria Letras Cubanas, El Caimán Babudo, Islas, Anuario del Instituto de Literatura y Lingüística, Catálogo de Letras y El Nuevo Herald. Su estatus dentro de la literatura cubana la ha situado dentro de numerosas antologías como La isla en su tinta, Reunión de ausentes, Jugando juegos prohibidos, Un grupo avanza silencioso, Los últimos serán los primeros, Bridges to Cuba, Doce nudos en el pañuelo, Narrativa y libertad, Las cuatro puntas del pañuelo, Caminos de Eva: más allá del mar y Poetas cubanos de la diáspora, estos dos últimas antologías de próxima aparición. Su libro de poemas Tocada por el astro llegará a fines de este año del 2005 a las librerías gracias a la editorial La Torre de Papel en la colección Papeles del Minotauro.




TODO ESTÁ escrito.
Pero todo transcurre
De otro modo.
Y siempre ha sido
De modo donde la Escritura
Es del Todo Inexistente.
Si al menos creyera en el desastre
De la escritura. Si al menos
En la escritura.
Si al menos en el desastre,
Hijo mío, si al menos
En el hijo
Yo, la madre.










NADA como el papel
Sin escritura ni memoria.
Nada como las líneas
Trazadas para no decir nada.
Todo hacia un fondo
Donde la lluvia clama
Por el origen
De su natura descompuesta.
Ella tan transparente
Tan prístina virgen
Sobre nuestras cabezas.
Relámpagos que traza
Burlándose
Táctil de podredumbre.
Pobrecita la lluvia, pobrecita.










MOTIVOS PERSONALES


Para que no se pudrieran los versos
Como se pudre el ser
Escribí sobre el amor. Sobre el amor
De nuevo. Esa palabra, extraña
A los sentidos de lo humano, esa palabra
Ceniza, escarcha, mito.
Pero el poeta nunca es previsible:
Los versos se pudren sin remedio.










PALABRA DE ESTE TIEMPO


Estos versos
Que nada significan
Han sido escritos
Dentro de una época
Donde la palabra
Adquiere
Sus dúctiles formas
Dentro de la Nada.
Escritos de una tarde
Testificante
Sólo del ojo que no ve.
Otra tarde
De similar
Juego escribe otra palabra.
Pero este lenguaje
Que ahora se ofrece
No fue ni tan siquiera
La provocación de la tarde
Sino del sueño
Y del juego exorcizante
De mi amante. O de una tarde,
Es decir, de otra tarde.






Para Elena Tamargo, porque nadie se marcha para siempre


CALIZ
¿De dónde viene
esta hora
que me alcanza
el cáliz que no vierte
el alma?
¿Adónde llega
la sustancia, única planta
que ablanda
la hoja del recuerdo
tan amarga?
¿De dónde y a dónde
va la lanza
si la sangre limpia,
leve mancha
y tibia en la pared
nos desengaña?
Respóndeme viajero que conoces:
¿De dónde y a dónde
es la esperanza?










MARCHA
Voy por este aire como por la tierra
escanciada de vino en la llovizna
donde jugábamos a ser
herederos de un tiempo sin olvido:
la memoria entraba en la belleza
para que todo sea confundido cuanto antes.
Era la fijeza
seduciendo al río sobre las palomas.
El aire torna idea la sustancia y el día
no se hace sin la voz que no se escucha:
algún silencio viene con la letra en blanco
como blanco amanecer que no renuncia.
Era la escritura del poema
en lo eterno inmóvil
probando su ausencia
hasta desaparecer, fugaz, en este cielo
como son los ríos cuando al mar van a dar.
Así es todo, hasta la despedida
que en la resurrección de una imagen
aplaza el encuentro,
Instante de ir hacia lo oscuro fecundante
de esa visión que anhela el alma.
Así es todo, por hoy, mañana no sabremos.










ODA
Por sobre el río de tu cuerpo
temblaban las madres
caricias abiertas en dos surcos.
Lo demás era arena y sólo arena.
Los difuntos hundíanse
en la choza de limón apartada
con ventolera de algodones
donde el amor huele a marzo.
Sonreías con las banderillas de la vaca
en la piedra que no es metal
caricias esplendía la luna.
Se formaba la roca en el vientre.
Entre alcanfor y nube
grabó el cielo aquel grito
la voz tan bello grabó.
Lo demás era rosa y sólo rosa.
Y un anhelo y una seducción y el mar.
Canción de amantes
amanece en la ventisca
al son de una niñez.
Lo demás era campo y sólo campo.
Color sin la razón más cruda
en una nota manos clavileñas
bogan tu sangre.
El adiós no permiten.
Lo demás era mar y sólo mar.
Levantas la cabeza
y entonas la andante avecinada
al cuidadoso nombre que recuerdas
porque has nacido para siempre.
Emigra el ave siempre emigra
hacia sus rotos pedazos de luz.
Tributo que nos es tan necesario
como si el mar apenas lavase
estos cargos sin dios que no redimen.
Hasta septiembre un hasta
y hasta del basta como punto
reflexiona el segundo y a tu lado
sucede, transcurre la corriente.
Porque fueron tus manos a la entrega
de aquellos versos en la resurrección
la tierna imagen retorna en elegía
y un cazador olvida la memoria,
mirada sobre el manto
en el que por la nada apareces razón de esta palabra.


En la madrugada de hoy, 20 de noviembre del 2011, supimos de la muerte de la amiga y poeta Elena Tamargo. Para ella, estos viejos poemas que siempre le gustaron, quizás, como una premonición.

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