JESÚS R. PEINADO. Jaén (España).
Escalera
Muchos no sabrían decirte
quienes son o quienes eran.
Algunos incluso te contestarían
que no han cambiado desde hace años,
o que son los mismos que cuando eran críos.
Todo hombre sufre de igual manera el tiempo,
eso está claro. Sube una escalera y cada cierto
momento avanza un peldaño.
Hay quien tarda más, quien tarda menos.
Quien juguetea, sube tres escalones y baja un par,
o más a veces. Pero al final, todo es movimiento,
incesante y voraz cambio.
Descubriendo vistas,
comenzando eras.
De “Aprender a respirar bajo el agua”, 2010
BABEL
[ 2 ]
quienes son o quienes eran.
Algunos incluso te contestarían
que no han cambiado desde hace años,
o que son los mismos que cuando eran críos.
Todo hombre sufre de igual manera el tiempo,
eso está claro. Sube una escalera y cada cierto
momento avanza un peldaño.
Hay quien tarda más, quien tarda menos.
Quien juguetea, sube tres escalones y baja un par,
o más a veces. Pero al final, todo es movimiento,
incesante y voraz cambio.
Descubriendo vistas,
comenzando eras.
De “Aprender a respirar bajo el agua”, 2010
BABEL
[ 2 ]
Es ya una rutina
el grito,
la amargura
y el desencanto.
Se ha hecho angosto
el camino
que lleva de tu boca
a la mía,
y hay señales
de prohibido, de trampas
y de emboscadas.
Habrá que cortar un cable,
qué sé yo.
[2], del poemario Babel
el grito,
la amargura
y el desencanto.
Se ha hecho angosto
el camino
que lleva de tu boca
a la mía,
y hay señales
de prohibido, de trampas
y de emboscadas.
Habrá que cortar un cable,
qué sé yo.
[2], del poemario Babel
TÉRMINO.
He decidido desintegrar el año
en leves momentos, enanos,
breves trocitos
de segundos terribles,
unos tras otros,
y tirarlos a la basura del Universo,
allí donde van, tarde o temprano,
los recuerdos de nuestra vida.
Al fin y al cabo,
aunque yo no muera,
el año lo hace
por la puerta de atrás.
He decidido desintegrar el año
en leves momentos, enanos,
breves trocitos
de segundos terribles,
unos tras otros,
y tirarlos a la basura del Universo,
allí donde van, tarde o temprano,
los recuerdos de nuestra vida.
Al fin y al cabo,
aunque yo no muera,
el año lo hace
por la puerta de atrás.
MANÍAS CON PRISA.
He entendido
que el hecho de escribir
no está sujeto a normas
a reglas o a simples deseos
de los que danzamos,
a veces armados,
a veces desnudos,
alrededor de la poesía.
Me parece a mi
que ya le gustaría
a más de uno o dos
controlar esa agonía
a la que se somete el poeta
que termina su tarea.
He entendido
que el hecho de escribir
no está sujeto a normas
a reglas o a simples deseos
de los que danzamos,
a veces armados,
a veces desnudos,
alrededor de la poesía.
Me parece a mi
que ya le gustaría
a más de uno o dos
controlar esa agonía
a la que se somete el poeta
que termina su tarea.
SINTIEMPO.
Ya que Antonio me pone pegas, no le cedo el turno,
Ya que Antonio me pone pegas, no le cedo el turno,
sino que me salto uno y publico:
Si el tiempo parara el instante,
y los testigos vistos
cerraran sus ojos ciegos,
quizás escribiría también hoy
versos a tus ojos
aun con el tiempo en pie de guerra.
VIRUTA.
Silencio, como la cadencia inexplicable
del respirar de tu vientre; movimiento
cálido y candente de tu pecho alzado
como un monte de vertiginosa caída.
Y extrañamente, deseoso por deseo,
terrenal y no vano, te descubro,
te acerco a mi cuerpo y te sonríe
el alma cerrada, exclusiva para ti.
Entonces, entre tu pecho y el mío,
sólo quedan virutas de corazón.
Si el tiempo parara el instante,
y los testigos vistos
cerraran sus ojos ciegos,
quizás escribiría también hoy
versos a tus ojos
aun con el tiempo en pie de guerra.
VIRUTA.
Silencio, como la cadencia inexplicable
del respirar de tu vientre; movimiento
cálido y candente de tu pecho alzado
como un monte de vertiginosa caída.
Y extrañamente, deseoso por deseo,
terrenal y no vano, te descubro,
te acerco a mi cuerpo y te sonríe
el alma cerrada, exclusiva para ti.
Entonces, entre tu pecho y el mío,
sólo quedan virutas de corazón.