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domingo, 9 de octubre de 2011

5070.- TOBÍAS DÍAZ BLAITRY


Tobías Díaz Blaitry
(PANAMÁ, 1919-2005)
Nació en la ciudad de Panamá el 23 de marzo de 1919. Adquirió títulos de Perito Mercantil en 1935, Maestro de Enseñanza Primaria en 1938, se graduó como Profesor de Enseñanza Secundaria con especialización en Filosofía e Historia en la Universidad de Panamá en 1948; Obtuvo el titulo de Master of Arts en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Chicago en 1950 y en 1963 obtuvo el Doctorado, en Filosofía y Letras, en la Universidad Central de Madrid. Murió el 2 de octubre del 2005.

Fue Secretario General de la Universidad de Panamá. Combinó su gusto por la poesía con la docencia. Fue profesor de diferentes cátedras (filosofía y lógica) en la Universidad de Panamá, en la extensión de Nova University en Panamá y en Florida State University, extensión de Panamá. Su primer trabajo de maestro fue en la primaria de Pocrí de Aguadulce (Coclé) de 1938 a 1940. De 1950 a 1958 fue profesor regular de estudios sociales y filosofía en el Instituto Nacional. Dirigió por varios años la Sección Artes, Letras y Ciencias del diario El Panamá América. Además de los versos también se dedico al cultivo de las orquídeas y los bonsái, así como a la cría de caballos.

Fue también Presidente de la Unión de Estudiantes Universitarios (1946-1947), Representante estudiantil ante la Junta Administrativa (1946-1947), Secretario General de la Asociación de Profesores de la República (1957-1958) y Agregado Cultural de la Embajada de Panamá en España. Académico de número de la Academia Panameña de la Lengua y su Secretario Perpetuo además de Académico Correspondiente de la Real Academia Española.

Díaz Blaitry publicó su primera obra La luna en la mano en 1944, con la que obtuvo el primer lugar del certamen Ricardo Miró en la categoría poesía en 1943; premio que logro conquistar en otras tres ocasiones; en 1947 con Poemas del camino, en 1980 con Pájaros de papel y en 1997 con Sueños ante un espejo. En 1998 obtuvo el Premio Universidad de Literatura y Arte que concede la Universidad de Panamá y el 5 de diciembre del 2001, el Instituto Nacional de Cultura (INAC) le otorgó el Premio Nacional de Poesía Ricardo J. Bermúdez, en reconocimiento a la larga trayectoria de Díaz Blaitry en el campo de los versos nacionales.
Para contribuir a fijar, determinar, ensalzar la identidad nacional el escritor no tiene otra cosa que hacer que lo que han estado haciendo siempre en todas partes: escribir y tratar de hacer pública su obra. La identidad nacional se va haciendo sola con nuestros diarios actos, con lo que pensamos, con lo que sentimos.
Tobías Díaz Blaitry, en el Libro: Ser Escritor En Panamá
(Entrevista a 29 escritores panameños al finalizar el siglo XX),
Por Enrique Jaramillo Levi

Obras de Tobías Díaz Blaitry
La Luna en la Mano. Primer premio nacional de poesía en el concurso Ricardo Miró. 1944
Génesis, Vida y Disolución de la Gran Colombia. 1948
Poemas del Camino. Primer premio nacional de poesía en el concurso Ricardo Miró. 1949
La Idea de Dios en Charles Hartshorne. 1967
Introducción a la Lógica Simbólica. 1968
Imágenes del Tiempo. 1968
Estudios Sobre Lógica Tradicional y Moderna. 1974
Sombras en las Noches de Bahía Serena. 1975
Poemas para el Polvo y para el Viento. 1975
En Punto Sur las Brumas. 1976
Observaciones sobre el Amor. 1976
Voces en la Noche. 1976
Catálogo de Sombras. 1977
Memorial de Arena. 1977
Pájaros de Papel. Primer premio nacional de poesía en el concurso Ricardo Miró. 1981
La ventana Alucinada. 1983
Las Exclamaciones de Orfeo. 1989
Poesía Selecta (1943-1989). 1996
Sueños ante un espejo. INAC, Panamá. Primer premio nacional de poesía en el concurso Ricardo Miró. 1998




Programa

Cantar al amor y a la vida.
En esta tierra multiplicarse.
Sembrar en el alma un ritmo alegre.
Soñar canciones en los laberintos del sueño.

Vivir como si todo tuviese sentido.
Decapitar esfinges.
Vivir como si todo fuesen flores
y cristales de fuego.

Vivir intensamente
y escuchar el eco
de nuestros pasos nocturnos.
Ocultar el veneno.

Las ojeras esconder.
Lanzar los brazos fuertes contra el agua.
Empujar la vida más allá de si misma
hasta el límite mismo.

Llenar las cámaras de obras e instintos.
Dar la mano al caído,
Abandonado
de Dios en la intemperie
del invierno triste.

Jugar en la ribera
de la madurez sensible.
No desear más que la vida
y soñar a veces que somos eternos.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.





Viaje

Claro mar
donde soltar el esquife
da la vida.

Abrir las banderas doradas
al viento indolente.
Y así pasar de un día a otro
recorriendo puntos infinitos,
derrotando paradojas.

Ciudad del mar, a tí me rindo,
capitán enamorado.

Arriba las velas
hacia la mar morada!
Y ya en el horizonte
la consumación exacta.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.






Nadie Espera

Nadie espera, no, nadie espera.

En esta soledad de recias ramas,
en esta curva de la vida dominante
en memorias y velas y pájaros heridos.

Rumbo al mar sin rumbo
en medio de la mar, en este barco
sin murallas ni prisas paralelas,
como un rumor que invade
y te habla de la espera
en esta soledad de recias ramas,
cristal difuso y resonante. . .

Rumbo al mar sin rumbo
es esta soledad de recias ramas
no hay ruidos, ni cantos, ni asombrosas miserias,
sólo la espera.

Vastas soledades,
perdidos ensueños arrastrados de pronto,
sombras chispeantes como luces,
muros derruidos más leves que la arena,
decoraciones muertas, perdidas preguntas
y nadie espera. . .

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.








Regalo

En esta tarde alegre
mi corazón repica.
Abrazos por doquier
y mano abierta.
Qué quieres que te de
querida amiga?
La fauna toda
del cielo y de la tierra
te regalo.

Un búho en la noche manchando
lo negro de la noche.
Y un pez dorado que aletea
por los bordes de la noria.
Y aún aquel camello que pasa
delgadamente caminando.
Un gato y un perro
en una reunión de dientes.
Y un gavilán siniestro
todo garra y todo instinto.

Estas cosas, mi amiga,
te las regalo yo a ti.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.







Río Abajo

Río abajo, tendida sierpe serpenteando,
como milagrosamente entre límites de agua,
entre agua verde y clara a veces como agua,
raro vapor que sube a tronco y tumbo,
raro vapor de agua disuelto brevemente.

Río abajo, tendida sierpe vas saltando
de ti a ti continuamente,
cuidadosamente; vas vibrando
a todo lo largo, del comienzo al fin
y nada te importan vecindades disueltas,
ajenos tumbos, piltrafas tendidas,
horrorosas penas destrozando
los caminos sin límites del alma.

Nada abajo, en fin, río solitario,
nada abajo, en fin, hacia la nada;
nada podrás salvar de tu corriente,
en ti van directamente hacia tu fin.
Y allí, directamente, envuelto en luces encerradas
como ocres, como negros, como angustias,
como horas perdidas de un color perdido,
nada de ti permanece o pasa;
es un pasar que queda y se disuelve,
es la imagen del tiempo que han vivido
tantos hombres y seres y animales
en la costra del mundo en soledad y angustia.

Rió abajo, tendida sierpe serpenteando,
rió solitario, abajo vas saltando,
de ti a ti continuamente,
como milagrosamente entre límites de agua;
cuidadosamente vas vibrando,
envuelto en luces encerradas,
como negros, como angustias,
como almas,
horrorosas sierpes destrozando
los caminos sin límites del alma.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.









Adolescencia

Tus flores misteriosas, tus miradas,
todo aventura a giro delicado.
Como ganadas al hastío,
heridas como reinos;
cálida brisa que en pasar demora
un pie primero y luego el peso,
eco o masa del alma temblorosa,
a rosas o lilas o blanquísimas manos semejantes
que se acercan o alejan vivamente
hacia el amor llamando,
la aventura conduciendo
a la redondez vivísima del mundo
que en torno a nosotros gira.

Y de repente sin prisa y sin pausa nos paramos.
Los matices golpeados,
las manos mezcladas,
la voluntad transitoria,
de rosa o lila los proyectos,
todo sorpresas
y, sin embargo, un orden heredado,
algo que viene con nosotros
en la sangre, en la hiel y el corazón,
como la piel pegada al ser que somos.
Relámpago y enlaces
de grises delicados
ocupan las ramas silenciosas. Libertad y ensueño
es la vida que se vive entonces.
Emociones, azar y regla,
tibias transparencias
entre nubes y cielos distraídos.
Y el mundo como un pozo
donde estirar la mano hambrienta.
La soledad a veces
con raídos espejos para la faz solemne;
y a veces, también, nos mira un niño
a través del rostro.
Y también hay tardes
en que todo fluye en borbotones de granates terciopelo
y escenario de carne en suspenso cantan.

Adolescencia, adolescencia . . .
esto es verdad y sin embargo,
la memoria y la distancia nos traicionan. . .

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.








Enigmas

Yo soy quien vive;
yo soy quien ama;
yo soy quien odia;
yo soy quien muere.

Y todo es cambio
y todo es permanencia.
Sale el verano,
entra el invierno.

Los árboles florecen.
Pero mi amor no florece.
Más tumbas se van abriendo,
nuestros amigos mueren.

Pero la tarde es bella.
Así, día a día
recorremos las salas
del mundo.

Desde esta ventana
vemos pasar las cosas:
sonidos y trébedes y harapos.
Y un loco tropel de mariposas.

En medio de todo, sin embargo,
a veces me detengo.
Y los enigmas pasan.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.








Vida

Sobre el velero de la edad dorada
el alma navega.
Albas velas plantadas frente al viento;
el corazón palpita en cada empuje
y el horizonte se abre como rosa
en la mañana fresca.

Después el hombre
su edad madura
y el giro delicado de experiencia y voluntad,
de pasión forjada a golpe de intelecto,
le van empujando
de un tiempo a otro,
de silencio a estruendo,
de sollozo a grito,
de felicidad a dolor
y viceversa.

La existencia así va paso a paso,
de límites a frutos
placeres mezclando,
con sabores en la boca ya no joven,
del hastío al precepto que apenas se recuerda,
anónimas sombras a veces derribando
chispas y misterios, esperanzas erguidas,
cuerpo y espíritu en unidad altiva,
transitando por las calles del mundo
con huecos y avenidas que aparecen de pronto.

Así es la vida.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.








Un Pájaro de Papel

Un pájaro hecho de papel
una pelota hecha de trapo.
Un golpe en la barbilla
El galope del mar sobre mi pecho.
La arena entre chocolate y negra
sobre mi pecho.

Cabeceo la pelota y caigo
Me sangra la rodilla.
¿De dónde saco estos recuerdos,
estas miserables ausencias?
Despierta, cabeza hueca,
es el día, no la noche.

Si solamente despertaras de estos sueños,
o los dejaras abandonados entre los tamarindos o en la playa,
como el cangrejo deja su caparazón, para siempre.
Con estas memorias deben construirse nuevos mundos,
hay que romper los viejos espejos
El pájaro de papel.







La Amada Perdida

¡Oh, cuánto quiero ahora tu pálida sonrisa,
tu delgadez de cierva que odiaba inútilmente,
tus gestos y canciones tan llenos de tristeza,
tus locas ansiedades girando hacia la muerte!

¡Oh, cuán lejana estás ahora que te quiero!...
Lejana como estrella que brilla levemente
en el oscuro fondo de las cosas perdidas,
perdidas para siempre...

Del libro: La Luna en la Mano. 1944.








Romance

Mi corazón va alcanzando
sonoridades completas,
suena su acorde en la tarde
y vence al aire que vuela.

¡Oh mi amado corazón
con suavidades de seda...
dame una almohada sencilla
donde acostar mi cabeza;
dame luz en la mirada
y un oído tan alerta
que pueda oír los acentos
del odio, el ansia y la espera...
y dame también la calma
de tener una serena
actitud frente al sonido
que se escuche cuando mueras!

Del libro: La Luna en la Mano. 1944.







Memoria

1-
Su mano
sujeta a la mía
Un amigo:
este es mi hijo.

2-
Caminando,
otro día:
camina
adelante,
no pares.
Y el cansancio.
pero yo sabía.

3-
Y otro día
me enseña
la virtud
de la limpieza
el agua
corre.
El jabón
resbala.
Qué fresco
olor!

4-
Otro día:
en una plaza
de toros.
Los colores y la música
nuestras mejillas
encienden.
Y ya luego anocheciendo
. . . qué bueno que es mi padre! . . .

5-
Los remos
bajan
al agua.
Su brazo
fuerte.
Cada empujón
el bote lanza.
Era su trabajo:
Miraflores,
el canal
y las compuertas.

6-
Son las seis.
Sudor.
La pelota
va y viene,
viene y va.
Que es tarde,
Dios!
Correr a casa
y luego
el miedo.
Pobre chico!

7-
Y hoy está acostado
exactamente.
Muerto infinitamente.
Aún le recuerdo.

Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.

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