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miércoles, 14 de diciembre de 2011

5555.- JOYCE MANSOUR


Joyce Mansour nació en Inglaterra en 1928 y murió en París en 1986.
Poeta de origen egipcio que llamó la atención de André Breton desde “Cris”, su primera publicación (1953).
El 2 de diciembre de 1959 se realizó en su casa de Parìs uno de los acontecimientos surrealistas más memorables: “La ejecución del testamento del Marqués de Sade, por Jean Benoit.
Tanto en sus poemas como en sus cuentos, Mansour da rienda suelta a sus fantasmas obsesivos, relacionados todos ellos con el sexo y la muerte.
En 1947, su primer matrimonio terminó trágicamente después de seis meses cuando su marido muere de una enfermedad incurr.
Volvió a casarse en 1949 con Samir Mansour, de la colonia francesa de El Cairo. Por lo tanto, comparten sus vidas entre El Cairo y París. Joyce Mansour presentó a la cultura francesa y comenzó a escribir en francés.
En 1953, Ediciones Seghers publicó su primera colección de poemas "crisis" fue advertido por la revista surrealista "Medium". Ella conoció a André Breton, quien lo compara con el que "el cuento oriental llamado hijo nardo". A través de él conoció a Pierre Alechinsky, Wifredo Lam, Matta, Henri Michaux, André Pieyre de Mandiargues y participa en las actividades de los surrealistas.

Obras

Poesia
« Cris », Éd. Seghers, Paris, 1953
« Déchirures », Éd. de Minuit, Paris, 1955
« Rapaces », Éd. Seghers, Paris, 1960
« Carré blanc », Le Soleil noir, Paris, 1966
« Les Damnations », Éd. Visat, Paris, 1967
« Phallus et momies », Éd. Daily Bul, 1969
« Astres et désastres », 1969
« Anvil Flowers », 1970
« Prédelle Pierre Alechinsky à la ligne », 1973
« Pandemonium », 1976
« Faire signe au machiniste », 1977
« Sens interdits », 1979
« Le Grand Jamais », 1981
« Jasmin d'hiver », 1982
« Flammes immobiles », 1985
« Trous noirs », 1986

Prosa
« Les Gisants satisfaits », Jean-Jacques Pauvert, Paris, 1958
« Jules César », Éd. Pierre Seghers, Paris, 1956
« Le Bleu des fonds », Le Soleil noir, Paris, 1968 (théâtre)
« Ça », Le Soleil noir, Paris, 1970
« Histoires nocives », Gallimard, Paris, 1973. Nouvelle parution aux Éditions Les Perséides, coll. "La Lune attique", Rennes, 2005

Obras completas
« Prose et poésie, œuvre complète », Actes Sud, Paris, 1991. ISBN 2 86869 592 2










Llueve sobre la caparazón azul de la ciudad.
Llueve y el mar se lamenta.
Lloran los muertos sin parar, sin razón, sin pañuelos.
Contra un cielo viajero se recortan los árboles
mostrando sus miembros tiesos a ángeles y pájaros,
porque llueve y el viento se ha callado.
Gotas locas limpias de mugre
caen en las calles sobre los gatos
y el olor grasiento de tu nombre se propaga
por las veredas y el asfalto.
Amor mío, llueve sobre la hierba cortada
donde nuestros cuerpos tumbados germinaron
alegremente todo el verano.
Llueve, oh madre, y ni siquiera vos podés hacer algo,
porque el invierno avanza solitario por la extensión de las playas
y Dios se olvidó de cerrar la canilla.












ANUNCIO

Arrojaste mis ojos al mar
me arrancaste de las manos los sueños
cortaste mi ombligo azulado
y en las algas verdes de mi cabello flotante
ahogaste al embrión.













He robado el pájaro amarillo
que habitaba en el sexo del diablo.
Él me enseñará a seducir
hombres, ciervos, ángeles de alas dobles.
Él se llevará mi sed, mi ropa, mis ilusiones
Él dormirá
pero mi sueño corre por los tejados
susurrando, gesticulando, haciendo el amor violentamente
con los gatos.















Moscas sobre la cama
en el techo en tu boca en tus ojos
acostado sobre ellas con la sábana hasta el cuello
el hombre impotente astuto ignorante
Dejame la piel
Dejame el vientre intacto.

















Quiero dormir con vos, al lado tuyo
nuestro cabello entrelazado
nuestros sexos unidos
con tu boca de almohada
quiero dormir con vos, espalda con espalda
sin respiración que nos separe
sin palabras que nos distraigan
sin ojos que nos mientan
sin ropa.
Dormir con vos pecho contra pecho
tensa y sudando
brillando con mil temblores
consumida por la loca y estática inercia
estirada en tu sombra
martillada por tu lengua
hasta morir en el diente pudriéndose de un conejo
felíz.












EL SOL EN CAPRICORNIO

Tres días de descanso
Y por qué no la tumba
Me ahogo sin tu boca
Esperando se escurre el amanecer recién nacido
Y las largas horas en la escalera
Con el olor a gas
Aplastado en mi cara espero la mañana
Veo brillar tu piel
En la brecha negra de la noche
El surgir lento de la luna
En el mar interior de mi sexo
El polvo sobre el polvo
El martillo sobre el colchón
El sol sobre un tambor plomizo
Todavía sonriendo tu mano golpea indiferencia
Vestida de crueldad se inclina hacia el vacío
Decís no y el objeto más mínimo el cuerpo de una mujer puede abrigar
Doblegarse
Belleza artificial
Perfume sintético en el sofá por una hora
Por qué jirafas pálidas
He dejado Bizancio
La soledad apesta
Un ópalo es un marco ovalado
Otro ataque de insomnio con rigidez articular
Una vez más una daga vibra en la lluvia
Diamantes y delirio la desiderata del mañana
Sudor de playas de tafeta sin cobijo
Locura de mi fe perdida.

(Traducciones mías de versiones en inglés)












Vivimos pegados al techo
Sofocados por los rancios vapores que desprende la vida cotidiana
Vivimos incrustados en las más bajas profundidades de la noche
Resecadas nuestras pieles por el humo de las pasiones
Giramos alrededor del polo lúcido del insomnio
Sostenidos por la angustia separados por el éxtasis
Viviendo nuestra muerte en el gollete de la tumba.













Sola vago por las sombrías cavernas de la desesperación
Sola disfruto de las viandas impuras
Sola muero, sola sobrevivo,
Sin orejas con que oír el alarido de los holocaustos
Y vacía de palabras, mi boca se lamenta.
Yo soy la tierra cuando el agua la ha abandonado
Soy el amor cuando Dios ha creado
Yo misma soy la enemiga soy
Sola…














Silencio pues la sombra de la muerte palidece.
Mi corazón desnudo yace en la cama
Agujereado por una lengua
Que no ha sabido retener
Su jugo.
Vierte tus dulces oraciones
Sobre su frente de niño sin niño
Y escucha cómo el silencio de la noche
Se cierne con sus alas de hollín
Y las piernas abiertas.
















Te gusta dormir en nuestra cama revuelta
Nuestros viejos sudores no te disgustan.
Nuestras sábanas manchadas por sueños olvidados
Nuestros gritos resonando en la habitación oscura
Todo ello excita tu famélico cuerpo.
Al fin tu feo rostro se ilumina
Pues nuestros viejos deseos son tus sueños de mañana.














Quiero mostrarme desnuda ante tus ojos melódicos.
Quiero que me veas gritar de placer.
Que mis miembros doblados por un peso excesivo
Te empujen a cometer actos impíos.
Que los finos cabellos de mi cabeza ofrecida
Se enganchen en tus uñas curvadas de furor.
Que te mantengas de pie ciego y creyente
Contemplando desde arriba mi cuerpo desplumado.













No conozco el infierno
Pero mi cuerpo arde desde mi nacimiento
Ningún diablo aviva mi odio
Ningún sátiro me persigue
Pero el verbo se transforma en parásitos en mis labios
Y mi pubis tan sensible a la lluvia
Inmóvil como un molusco flatulento de música
Se aferra al teléfono
Y llora
A mi pesar mi carroña se exalta con tu viejo sexo al descubierto
Y durmiente.


















Estoy harta de los hombres
De sus súplicas de su pelambre
De su fe de sus modos
Ya he tenidos suficiente con su esqueleto
Bendíceme loca luz que iluminas los montes celestes
Aspiro a quedarme de nuevo vacía como el ojo apacible
Del insomnio
Aspiro a ser astro de nuevo.

















He buscado tu nombre en las bocas de los moribundos
Te he besado a pesar de mis dientes postizos
Te he acariciado los senos marcados por la angustia
Cierva a rayas de llameantes ojos
Mujer maldita con pies de jade
Mi sexo te persigue a la sombra de una ola
Indiferente a los años que declinan
Sin dejar nunca
De gritar.
















Suena el teléfono
Y responde tu sexo.
Su ronca voz de cantante
Sacude mi tedio
Y el huevo duro que es mi corazón
Se fríe.












La membrana rosa
que a pesar de sus desgarros
Oculta mi alma mestiza y sus sueños herrumbrosos
Vibra porque tu voz viaja.














Un viejo y su vieja ocultos bajo tierra
mano podrida junto a mano podrida, a gusto en la mugre
se hablan sin labios se comprenden sin palabras
oyen el canto lento y grave de la tierra nutrida
y en su corazón se preguntan
si algún día morirán.


Traducción de Eugenio Castro
(de "Gritos, Desgarraduras y Rapaces", Ediciones Igitur)













Qué falo

Qué falo sonará la campana
El día en que dormiré bajo una manta de plomo
Fundida en mi miedo
Como la aceituna en su bote
Hará un frio metálico y deslucido
No haré más el amor en una bañera esmaltada
No haré más el amor entre paréntesis
Ni entre los labios javaneses de un césped de primavera
Exudaré la muerte como una transpiración amorosa
Rodeada acosada por las visiones de octubre
Me acurrucaré en el lodo.
















Sueño con tus manos silenciosas
Que bogan sobre las olas
Rugosas caprichosas
Y que reinan sobre mi cuerpo sin equidad
Me estremezco me marchito
Pensando en las langostas
De antenas ambulantes y ávidas
Que raspan el semen de los barcos dormidos
Para extenderlo luego sobre las crestas del horizonte
Las crestas perezosas espolvoreadas de peces
En las que yo me repatingo todas las noches
La boca plena las manos cubiertas
Sonámbula de mar salada de luna


















No os comáis los hijos de los otros
Pues su carne se pudriría en sus bocas bien provistas
No comáis las flores rojas del verano
Pues su savia es la sangre de los niños crucificados
No comáis el pan negro de los pobres
Pues ha sido fecundado por sus lágrimas ácidas
Y echaría raíces en vuestros cuerpos recostados
No comáis a fin de que vuestros cuerpos se marchiten y mueran
Para crear sobre la tierra en duelo
El otoño















Islas de enfermedades
Con leprosos como loros
Mar de silencio helado por el reloj parlante de la vejez
Gritos de una joven perra descuartizada
El hospital vela por sus muertos-vivos que no han nacido





















No hay palabras
Solamente pelos
En el mundo sin verdor
Donde mis senos reinan
No hay gestos
Solamente mi piel
Y las hormigas que bullen entre mis piernas untuosas
Llevan máscara de silencio mientras trabajan
Llegan la noche y tu éxtasis
Y mi cuerpo profundo ese pulpo sin pensamiento
Engulle tu sexo agitado
Durante tu nacimiento

















Soy la noche
La noche congelada por la fría imbecilidad de la luna
Soy la plata
La plata que engendra la plata sin saber por qué
Soy el hombre
El hombre que aprieta el gatillo y mata la ilusión
Para vivir mejor




















Un nido de vísceras
Sobre el árbol reseco de tu sexo
Un negro ciprés se alza en la eternidad
Velan a los muertos que alimentan sus raíces
Dos ladrones crucificados sobre chuletas de cordero
Se burlan de un tercero que, cumplida su misión,
Se come su cruz de carne
Asada
















Mi cuerpo ha adelgazado
Desde el otoño
A causa de la langosta marina
Que aulla bajo mi lecho
Al despuntar cada día
Mi ojo está cerrado
Desde el otoño
A causa de mi seno de madera de rosa
Que se endurece
Mi lecho es una cruz
Desde el otoño
A causa de tu cuerpo
Que ordena
Y se ríe
Mientras duermo
Ojalá lleguen las primeras lluvias






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