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sábado, 10 de septiembre de 2011

4856.- JOSÉ MÁRMOL


JOSÉ MÁRMOL
Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1960. Estudió filosofía y lingüística aplicada. Profesor y coordinador de la cátedra de filosofía en prestigiosas universidades dominicanas. Fundador y director de la Colección Egro de Poesía Dominicana Contemporánea. Ha publicado los siguientes poemarios: El ojo del arúspice (1984), Encuentro con las mismas otredades I (1985), La invención del día (Premio Nacional de Poesía 1987), Encuentro con las mismas otredades II (1989), Poema 24 al Ozama: acuarela (plaquette con grabados de Rufino de Mingo, Madrid, 1990), Lengua de paraíso (Premio Pedro Henríquez Ureña 1992), Deus ex machina (Premio de Poesía Casa de Teatro 1994 y Accésit al Premio Internacional de Poesía “Eliseo Diego”, Excelsior, México, en ese mismo año), Lengua de paraíso y otros poemas (1997) y Criatura del aire (1999). En prosa ha publicado Monografía sobre Rufino de Mingo (en colaboración con José David Miranda, Madrid, 1991), Ética del poeta, escritos sobre literatura y arte (1997) y Premisas para morir, aforismos y fragmentos (1999).






Día de fiesta

A Soledad, Freddy, Franklin y Bernardo.


Por sobre mí, forajido, un caballo de intuiciones,
una pasión por viandas, licores, vocablos repartidos.
Por sobre mí un delgado violín cosiendo el tiempo
para de azul fragancia sonora inundar todo.
Voy desde mí, cual si yo mismo fuera,
dejando allá memorias y alabanzas.
Voy, mas no retorno, como el agua indecible,
hacia un ramo selecto de imaginantes seres.
Y la nostalgia estalla, y la canción se apaga
sin que las hembras puedan amansar sus miradas.
Yo no sé si es el cálido tacto de las frutas
o si es vagido alado de una estación precoz.
Yo no sé si este bar y sus voces son ya míos,
a mi posesión y añoranzas entra y queda
cuanto el más claro día celebra y nos regala.
Por sobre mí, acezante, un caballo de intuiciones,
una hermosa tormenta de potros desbocados,
una palabra en blanco, un cuerpo en ascuas,
un huracán de ideas,
visión que hace del arte mi existencia y mis deseos.

(Criatura del aire)






Abandono

Dios está muy triste, inconsolable, solo.
Ya no habla el idioma secreto de las cosas,
no se hincha su mano si a la flama del mundo la entrega,
no lacera su piel un látigo que asedia,
ni sus labios enjuga ni su mirada honda predice los percances.
Nada hace derramar volcanes en su verbo,
ni presunción humana que importune su fatiga.
Dios está muy triste, abandonado, frágil,
a pesar del ancho caudal de sus misiones.
Dios está muriendo, nuevamente,
Dios está muy triste, desarraigado, mudo.

(Criatura del aire)








Canción de largo a la tristeza honda

el mar es una cosa que nunca tuvo nombre
objeto que yo invento el mar son mis dos ojos

el mar es un profundo instrumento de la nada
empozamiento álgido de toda la resaca
de los siglos llorados

tormento desmedido infinita semilla de mi origen
el mar

el mar es un espacio de ser y de no ser
de brillar y apagarse las cosas al instante
espejo del vacío de la sombra de lo sin rostro
el mar

el mar es aquel hueso que duele a mis ancestros
(herida que no cesa el mar no es mi niñez)

combada penitencia con tantas vejaciones mi mar
mío vacío corazón que me llena la muerte de vivir
sediento

(El ojo del arúspice)










Sepulturero

díle duro el golpe y cayó seca retinta
la negra mariposa
arrastró su dolor derramado en los mosaicos
alzó violenta el vuelo vengativa
dejóme la muerte su forma desmedida en la otra mano
en la frente la tiara en el pulmón su báculo
al fondo cenizas de reflexiones muertas
era el pensamiento queriendo escribir su pensamiento
era el quejido queriendo instalar su sino en el quejido
era la soledad hurgando su forma de no ser en el abismo

(El ojo del arúspice)









Residuo de esperanto

el signo agarra su objeto y lo desfonda
lo niega se distancia
la poesía nos indica permanente vislumbre
el poema infinita torre de Babel
diana del ser
puente del idioma al mundo hecho imagen
la palabra permanece a un minuto del sentido
el cuerpo de la idea es el poema
la carne de la historia brota del lenguaje
como un chancro
sucesos y tú somos un mismo acaso
trozo firme de sílex sobre un viento de abril
mi póstuma batalla es el poema
que nunca retrocede ni se acaba nunca

(El ojo del arúspice)








Estación de la rabia (1)

junio reloj sin horas cayendo estéril en el césped
hay bromuro insaciable en las esquinas del ojo
nadie consigue el aire arropado de polvo
hay día con espeso tumulto de oraciones
frases psiquiátricas
sopor
ventanas limpias
cepos

aquí la luna nunca ha tenido buen calcio
su melodía es ceniza
llueve sal intercostal
pulmón distante y ancho que a veces nos asoma
y a veces revienta espumas del insomnio

(El ojo del arúspice)








Sistema referido a Moreno Jimenes

ahuecada la mano sujeta el lápiz
el cráneo sostenido por la imaginación
desmira y mira el árbol
la canasta de frutas
el día se vino a bañar entre la página
con el ojo creó la medida del ritmo
el poema
permanente derrota de la esterilidad

(El ojo del arúspice)









otra vez un poema

cada palabra es una flor que aborrece su forma y su olor desprecia. cada flor es una voz. un lenguaje abierto a la piedad. al amor. al tedio. un cosmos reunido en una breve mancha tocada por el aire. tímido latido del inmenso letargo celestial esa flor. un vagido tal vez de algún dios corrompido. por la estirpe de barro soplado y su alfabeto. cada palabra es una flor que aborrece su forma y en el instante queda.

(La invención del día)








esquicio del vuelo

voy a dibujar un pájaro que es su mismo vuelo. y un vuelo que aún no tiene pájaro. vuelo que se crea con su pájaro. pájaro agotado en los tonos de su vuelo. no voy a dibujar un pájaro volando sino al mismo vuelo dibujándose. y en mi turno de sentirme dios. voy a crear un himno para el viento y la memoria.

(La invención del día)









poema 24 al ozama:
acuarela

superficie de luces agotadas donde apenas el sonido de la sombra suena. yo te nombra ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. el Ozama que fluye por cada objeto a la deriva es una historia. el Ozama que sube del fondo de la noche hacia mi palabra. un pez flota suspenso entre la imaginación y un escarceo brillante de hojas secas. el Ozama refugio del miedo de la noche y de toda la pobreza de unos hombres. largo testimonio de secretas temporadas de amor y de todo excremento vertedero. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. cuando en la orgía de las horas oscuras no queda diferencia y el amanecer estalla en su maravilla cotidiana. cuando el silencio penetra el aire ancho y el murmullo de los troncos y las piedras. el río que hay en el Ozama empieza a sudar leche de luna y baba. empieza a mostrar sus ahogados. sus ángeles suicidas. sus dioses imperfectos. sus luases orinados. sus vírgenes violadas por murciélagos y sapos. los lanchones de hueso dejan la superficie cantando su retorno hacia lo profundo. todo mi cuerpo. toda mi memoria contenidos por el río que corre en el Ozama. todo mi ser desgonzado y transido. superficie de luces diluidas por donde ya no se oyen las rancias velloneras. yo te nombre ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo fatal.

(La invención del día)



http://www.obsidianapress.com/jose_marmol.htm

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