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viernes, 2 de marzo de 2012

6187.- ROSALINA BENJAMÍN

Rosalina Benjamín (Miches, REPÚBLICA DOMINICANA, 1979) . Realizó estudios de Informática en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En esta misma institución forma parte del Taller Literario César Vallejo. Actualmente cursa la Licenciatura en Pedagogía, Mención Letras, en la Universidad Dominicana O&M. Es miembro fundadora del Círculo Literario El Viento Frío y forma parte del Movimiento Interiorista. Ganó la Primera Mención Honorífica en Poesía Categoría Universitaria 2008, en el Concurso Nacional Para Talleristas Literarios que organiza el Ministerio de Cultura. Recientemente ganó el Premio Internacional de poesía joven Feria del Libro 2011, con su poemario inédito “Manual para asesinar narcisos”. Es becaria del Sistema Nacional de Creadores Literarios del Ministerio de Cultura.


MIENTRAS DUERMO


Lluéveme, mar, como otras noches
córreme cielo entre las puertas abiertas
¿Quién habría sido yo sin este ocaso?
¿Quién haría manar el aire hasta tu oído?


Mójame, sol, a cal y canto
quiero 213 llamas sobre mi
y amanecer otro verano como éste
adolorida
de carne al cielo
con la piel hecha cenizas
como una carcajada de cuerpo entero
como un vapor clandestino que trasciende
desde las barbas del viento hasta mis pies sin excusas


Báñame así, a sombra limpia
vuélvete niño, placer abajo
y mátame azul, impunemente
sin esperar mi grito
Puéblame toda,
hasta la raíz de mis pudores más antiguos
sin razones
sin complicados argumentos
cúbreme hoy,
y crezca en mi la savia cruda
de tus olas invasoras.












Si me gustara menos


Si me gustara menos la muerte yo fuera por debajo de las cosas,
agitando mi escobilla y siendo número dos
en cada caso que amerite elegir una respuesta.
Me sentara tres peldaños por debajo de mi axila
y estallarían los globos oculares
de todos los espías de la ciudad al no encontrarme.


Anduviera descurvando los puentes
y cortando los extremos a las horas impares…
pero traigo en el dedo mayor de la mano derecha una M escarlata,
que me impide los temores más comunes,
que me saca de las líneas en vilo
y me trae, sin ceremonias,
a mis viejos zapatos otra vez.
Entonces salgo. ¡Qué remedio!


El asfalto asiente a cada excusa de mis huellas
y de cada paso mío extrae mil direcciones diferentes para todos:
para los que van a París, aunque no hablan francés
y para los que se gastan el salario de media ciudad en la escuela de francés,
sin tener la mínima esperanza o la intención de ir algún día a París.


Para los que duermen con los brazos cruzados sobre el vientre,
sin abrir la boca y sin cerrar los ojos,
como si la muerte los hubiese sorprendido
mientras planeaban el día anterior...
O los otros, que le injurian la madre a la noche
y se la pasan de arriba a abajo sin intentar dormir...


Unos esperan en la esquina, otros tras las rejas,
unos otros pocos dizque esperan en Dios,
y en mis pasos cada cual halla una vía para perderse...


Y si no fuera por lo que me gusta la muerte,
también ya hubiese sucumbido
a los supuestos encantos de las cosas.
Yo escapo...
Unos gritan tan fuerte que le revientan los tímpanos
a todas las solteronas y las viudas de la cuadra,
otros callan tanto que les revientan todo lo demás a todos los demás,
unos se rascan la cabeza y piensan,
otros se la rascan sin pensar.


Unos mueren en la acera del hospital,
otros cruzan a la otra acera con la mano en la nariz,
unos se ponen verdes, morados, blancos, rojos...
y luego otra vez verdes,
mientras otros miran el reloj.


Y si me gustara menos el final de todo
o alguna de estas cosas me doliera o me enfadara un poco,
yo obtuviera de cada paso mío alguna cosa
y no tendría que mostrar tanto la M de mi dedo,
a modo de explicación o de disculpa.


Del poemario inédito “Diario del Desapego.”












Si yo fuera esta casa


Yo, siendo esta casa,
me echara a andar, sin dudarlo ni un segundo, hacia la playa más cercana.
Buscando más amena compañia que estos parcos edificios citadinos.


Porque, la verdad, no tiene sentido este silencio
ni esta desesperante calma
ni el sosegado azul que luce el cielo de esta aburrida parte del planeta,
sin respeto a estaciones, siempre claro.


Yo, me iría al mar, sin muchos miramientos.
Recogería mis paredes, ventanas, puertas y pasillos,
y me encaminara hacia la playa, a hacerme arena nuevamente.
O me atreviera a ser estela mar adentro, donde todas las olas vendrían a chocar
o, incluso roca de la orilla, incesantemente bañada por la espuma.


Junto al mar, sería cualquier cosa, hasta una concha vacía
y eso sería un destino más feliz que esta civilizada quietud
de cosa muerta...


Ayayay, yo, que fuera esta casa, estaría ya mismo, techo en mano,
bajando con premura mis escaleras
hacia el mar, rumbo a la brisa de la playa...antes que se hiciera tarde.


Pero no hay nada más tonto, lento, torpe e indeciso que una casa...
se piensa responsable hasta de las sombras que la habitan,
se siente destinada a simplemente estar ahí cuando lleguen,
abrirse a quien desea entrar y dejar salir a quien se vaya.
Ser hogar, refugio y escondrijo
sin derecho a réplica, ni ausencia, ni descanso.


Si yo fuera esta casa, me detendría a preguntarme seriamente:
Y qué si un día no quiero abrir mis puertas?
si hago rebotar las llaves y rechazo las manos
que intenten forzar mis cerrojos y ventanas?
qué pasaría si me niego a albergar a aquellos que,
sin preguntarme, se me imponen?
Volvería alguien?
Alguien me comprendería o por lo menos
intentaría ponerse en mi lugar?


No. Desde luego que no.
Publicarían, sin pudor alguno en la prensa, que estoy embrujada,
que me habitan fantasmas y demonios.
Me declararían maldita,
como a todas aquellas otras casas, mis hermanas,
que se han arriesgado alguna vez a rebelarse.
Me derribarían o, en todo caso, me condenarían,
sin darme chance a defenderme,
a la siniestra condición de casa abandonada.


Y no hay destino más terrible para una.
Por eso es que lo digo:


Yo, siendo esta casa, me echaría andar
sin pensármelo dos veces hacia el mar.


Del poemario inédito “Diario del Desapego.”














Poema que debería ser salvaje


Yo debería intentar escribir un poema. Pero no un buen poema,
aunque tampoco un poema cualquiera...


De lo que hablo es de escribir un poema totalmente salvaje,
maleducado, grosero, burdo, imprudente...


Que levante las faldas a las señoras más puritanas,
le palmee el trasero a las casadas que andan del brazo con su esposo,
y le guiñe el ojo con insolencia
a los más respetuosos caballeros...


Un poema completamente impropio,
que no sepa que las damas van primero,
ni que en el autobús hay que cederle el asiento a las embarazadas.


Un poema que sea, incluso, extraliterario,
que se aleje definitivamente
de lo dramático, de lo lírico y lo épico.


Un poema desadaptado,
que no sepa estar en prosa ni en verso,
que no sepa de ritmos ni de rimas, ni sintaxis.
Un poema inculto,
que no se haya enterado de que hubo un tiempo llamado La ilustración,
que no haya oído de ortografía,
ni signos de puntuación,
ni coherencia o concordancia...
que no respete márgenes, ni dé saltos de línea,
que siga, salvajemente, sus impulsos en la página,
sin pensar en más nada que no sea su deseo del momento.


Un poema neciamente ignorante de sí mismo,
que no sepa quién es o debe ser,
o qué es, si es que es algo,
un poema que ni siquiera sepa qué cosa es "ser".


Sí, yo debería escribir un poema así...
que desconozca totalmente el lenguaje,
un poema torpe, analfabeto
y sin ninguna intención o deseo de letrarse.


¡Si pudiera escribir ese poema!
Un poema tan primitivo, tan tosco, tan bajo.
poema que no sepa nada,
ni diga nada,
ni trate de significar nada,
absolutamente nada,
que se quede ahí como un idiota frente a todo,
sin entender ni una sola cosa...


Un poema al que nadie le haya enseñado:
que él es un texto literario y que los textos literarios...:
Deben Comenzar Con Mayúscula Y Terminar En “.”


Del poemario inédito “Poemas con nombre y apellido y otros textos sospechosos ”.



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