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miércoles, 5 de diciembre de 2012

XIMENA GÓMEZ [8799]



Ximena Gómez.   Nació en Colombia. Su interés por la literatura surgió de lecturas que compartía con su padre en la infancia. Desde entonces ama Las Mil y Una Noches, las rimas de Mother Goose, y los cuentos fantásticos y de humor que poblaban los libros de la niñez. Estudió psicología y al graduarse empezó a asistir a cursos de literatura infantil y de motivación a la escritura creativa en niños y adolescentes y después ella misma diseñó y ofreció talleres para niños y maestros sobre literatura fantástica. En Colombia trabajó en universidades y escribió artículos sobre literatura, literatura fantástica y técnicas de cuento para niños....






PIRÓMANO

Nació leve,
de la entraña de la noche
entre los árboles,
ascua tímida y parpadeante.
El viento del crepúsculo
quiso arrasarla,
pero se irguió, creció,
entre la maleza
y las grietas del polvo.
En vertiginosa danza
avanzó, asoló la casa,
derribó los árboles,
cubrió toda la hacienda,
devoró con ardor
la tierra fértil.
Ella le entregó, dócil,
sus jugos, su simiente.
El predio y la llanura
se rindieron ante sus ávidas fauces.
Al otro lado del río,
ebrio de risa y de aguardiente,
el que botó la cerilla, en su caballo,
otea en el horizonte
el reflejo de la hoguera.





Reverie

Sangre
Basura
Y migajas
De una noche
Orgiástica.
En la copa de un árbol
Un cuervo azul
Agita las alas
Relamiéndose.





Alucinación

Deambula por los montes al crepúsculo.
Las noches reconocen su alarido inaudible.
Se le ve merodear por las puertas del Hades.
Los pájaros se ríen de su extravagancia.
Engendro de la sombra, errante y sin reposo.
La luz le ve esconderse debajo de las piedras,
en el hueco de un árbol,
o disiparse detrás de las montañas.
Se le intuye en el canto del mochuelo.
Se le teme en el grito de la selva.
Se le sabe en los sueños.
Es hijo de la angustia.





Catástrofe

Un alud pardo
Se desploma
Sobre un nido
De hormigas.
Desde lo alto
Un caballo risueño
defeca.






Escupitajo 

Letanía del pregón al otro lado de la calle.
Alaridos de un perro en el cercado. En la ventana,
un viejo carraspea y escupe imprecaciones.
Un proyectil cae al empedrado.
Abajo,
Unos niños ofician de médico forense,
auscultando el misterio de un cadáver viscoso
adherido a las piedras.





Exterminio, nacimiento  

1.    Los ritos infantiles de la muerte.
      Astillas de madera, escarabajos.
      Chispas y resplandores en la gruta.
      Cremación de caídos anoche en la matanza.
2.    Enjambres de tortugas desovan en la costa.






Edén

Jardín gozoso
en el traspatio.
Un vetusto retrete
como nicho,
sepultado en la hierba.
Adentro orugas, chinches,
un nido de torcazas;
Un bejuco de lilas
le toquetea el vientre
Una mosca corteja
las heces de un caballo.
La sonrisa de dios.





Violación

Jugueteos del gato en el follaje
con el sexo de polen de una rosa.
Alguien gime muy quedo en el rastrojo.






FUEGO

El trueno azota al árbol
que duerme en las tinieblas
de la selva.
Un destello de lumbre
chisporrotea en sus hojas;
la combustión se extiende,
crepita la madera
y luego se propaga
al resto de la jungla.
Apocalíptico,
dragón mortífero,
el fuego avanza;
sus mil lenguas engullen
la tierra fértil.
Seis días como siglos
transcurren.
al final solo quedan
el humo y el rescoldo.






La casa,

Blanca, en la ladera de la colina, 
etérea,
como suspendida en el aire.
La casa,
las estancias ruinosas
con espejos sin azogue
donde no podía mirarme.
La casa,
el sendero de salida
sobre la pendiente
era tan incierto
como el trazo de un soplo
en el aire.
La casa. Vientre.
Estaba atada a esa entraña.
Salir de ella
era un salto a la muerte.
La casa,
la que una vez nos dejaste, padre.




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