Acerina Cruz
(Maspalomas, isla de Gran Canaria, 1983)
Joven poeta nacida en Maspalomas en el año 1983. Hija de padres canarios y nieta del poeta improvisador Manuel Suárez Melián, conocido popularmente como Manolito “el Pastor”, natural de Tenteniguada (Valsequillo), donde se celebra anualmente la Jornada del Verso Improvisado “Manolito el Pastor” desde el año 2007. Se licenció en Historia del Arte en la Universidad de Salamanca, donde realizó también el antiguo Curso de Aptitud Pedagógica. En la actualidad, está finalizando la licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas a través de la Universidad Oberta de Cataluña, mientras realiza las prácticas en redacción publicitaria.
En el año 2010 salió a la luz el poemario Desolación con Anroart Ediciones, dentro del proyecto editorial para autores noveles Beginbook.
Ese mismo año logró un accésit en el certamen Isaac de Vega en la categoría de relato juvenil con El caballero que despertó cuando la guerra había terminado, publicado por CajaCanarias.
En 2011 publicó el poemario colectivo Urbi et Orbi con la editorial danesa Les Éditions du Zaporogue, donde cuatro poetas de diferentes nacionales, en sus respectivos idiomas, giran en torno a una temática común: la ciudad.
Ediciones Idea publicó en 2012 su libro El cadáver de la sirena. Es un libro arriesgado por tantear con los rigores estéticos y antiestéticos habituales en la poesía canaria actual. El poemario está escrito en homenaje al cine de serie B, slasher, cine noir y otros subgéneros relacionados con el terror y el suspense. Todo ello ambientado en las ciudades turísticas de Canarias, fruto de la experiencia en el grupo “Leyendo el turismo” del que la autora es integrante. El cadáver de la sirena cuenta además con una parte gráfica diseñada por la propia autora, basada en fotomontajes que flirtean con la serie B y una serie de objetos personales relacionados con la playa y el crimen. Además, el libro está lleno de referencias literarias y cuenta con las intervenciones de cinco poetas: Daniel Escandell, Sergio Laignelet, Antonio Martín Medina, Samir Delgado y David Guijosa.
En 2012 la Fundación Mapfre Guanarteme publicó su poemario in natura. Fue gestora del espacio cultural Café del libro La Comedia hasta su cierre en enero de 2011.
También ha trabajado como redactora para prensa digital y ha sido guía de exposiciones en la Galería Casa Condal (Maspalomas) y en el Centro de Arte La Regenta (Las Palmas de Gran Canaria). Entre su anecdotario, cabría destacar la colaboración como actriz principal en el cortometraje Litio de Adrián González, estrenado en San Rafael en corto (Vecindario) y reestrenado en el CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas de Gran Canaria). El cortometraje se ha retransmitido en diversas ocasiones en Antena 3 Canarias. Con Adrián González volvió a colaborar como modelo en la exposición fotográfica Mi diario dolor interno para las salas del Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El mismo año, colabora en la primera edición del Festival Atlántico de Poesía de Las Palmas de Gran Canaria y en la realización de cartelería para el WPM (World Poetry Movement) desde Canarias y el V Festival Internacional de Literatura 3 Orillas. Por último, en 2011 recibe una distinción de la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, junto a otras mujeres dedicadas a diversos estadios de la cultura en el municipio sureño.
Actualmente, es integrante del proyecto turístico- poético Leyendo el turismo junto a los jóvenes poetas David Guijosa y Samir Delgado, nacidos y criados también en ciudades turísticas canarias a finales de los 70 y principios de los 80. Su obra conjunta gira en torno al pronunciamiento poético del sujeto en la sociedad turística, apostando a la vez por la redacción de un mito que han bautizado como Turistneyland. Este proyecto tiene su propia plataforma informativa a través del blog leyendoelturismotrespoetas.blogspot.com.
SURrEALISMO
La baba estelar de un estornudo galáctico
es la luminaria caótica en los carnavales,
miles de gérmenes de colores cruzan el cielo
y los trabajadores nocturnos reflectantes
se confunden entre seres de otros planetas.
Los vasos de tubo en el suelo son las probetas
donde alguien vertió mar mezclado con alcohol.
Están los recuerdos, los baños en los que caen
y las flores en agua oxigenada sobre tierra firme:
hemos crecido llenos de heridas desinfectadas.
Una grúa marciana con una aguja de cinco metros
recorre el sur de Gran Canaria buscando la pista
de la canción Blue Hotel de Chris Isaac,
una voz que se afeita entre el rugido metálico
de la brisa y la descarga de una guitarra eléctrica
en tres gotas de lluvia caídas tras los bombardeos
de fuegos artificiales contra una corteza de estrella.
Poco a poco profundizamos y empezamos el ascenso
hacia el punto más alto del espacio con la mente
en blanco y los sueños transferidos en luz alógena:
es una noche estupenda para ser abducido.
LA DANZA MACABRA
(versión de un grabado
de Hans Holbein el Joven)
Mors sceptra ligonibus aequat
La discoteca está llena a tope y
la gente se quema con los cigarrillos de otros,
para moverse es necesario restregarse con otros cuerpos
sudorosos. Las luces de colores se retuercen frenéticas.
María tiene un brazo de 21 años y otro menor de edad
pero ha podido entrar con una identidad partida.
Aquí nadie deja de bailar, se morrean sin perder los labios,
no sienten la tristeza distante de los ángeles desnudos
encima
de las barras,
ni del espermatozoide que fecunda
a empujones un óvulo en el guardarropas.
Bailan incluso quienes no bailan bien, agarrados
con los dedos amarillos de tanto cigarro bajo techo
nublado de humo
niebla
caras que parecen máscaras funerarias
de expresiones maquilladas por un ilusionista,
el carnicero, el policía, los estudiantes, la limpiadora
abren la cartera para contar el dinero y consumir cubatas
más más más más más más más más más perder la cuenta
se habla poco y a gritos, sangran vaginales todas las gargantas
sex sin caricias, música sin manos,
charcos de botulina desbordando las miradas lilas
que resbalan en condones sucios por dentro y por fuera.
Todo es una quimera absorbida en el esparadrapo,
una incertidumbre de sangre desembocando en el punto limpio,
piojos muertos y lázaros resucitando en las raíces del pelo,
almas haciendo pis, bordas sajadas de piel…
una pesadilla impresa en las carátulas de los vinilos
de Iron Maiden y bailan y bailan y bailan
Dance of Death moviendo el esqueleto.
Estos dos poemas pertenecen a su libro El cadáver de la sirena.
HABER
hojas jóvenes recién caídas de los árboles, volando con el viento tras la sombra de un pájaro que se mueve sobre el asfalto hasta esconderse bajo otra sombra más grande. A veces te recuerdo tanto que no te echo de menos, a veces una garganta triste escapa de una canción, a veces… espero a que se abran las puertas del ascensor, recogerte en alguna planta, pulsar el último botón. Y a veces creo poder adelantarme al tiempo. Es entonces cuando tengo ilusión por rescatar el amor que queda en una bandeja de fast food, a pesar de que hojas recién creadas se maten entre ellas dentro de mi conciencia.
SUNDAY
El domingo lleva al sábado hasta su casa, le quita los zapatos y lo mete despacio en la cama. Mientras, las palomas a la sombra picotean restos de balcón, ofrecen recados de esperanza que se meten en el silencio, como las bocanadas de Dios en un sándwich de jamón y queso. Después el domingo busca las campanas en los oídos de la gente y la playa se va quedando sin aparcamientos libres. El péndulo del reloj se balancea como la sombra de un ahorcado en la pared: es la hora de la sección deportiva del telediario, cuando las familias desenfundan los cubiertos para rematar el pollo asado, ahora comer luego digerir, la marea se aburre en los sueños de la siesta, algunos deseamos el abrazo infinito en una gasolinera, y se mantiene por todas partes de la ciudad un murmullo
hecho en el alma de los bancos
donde nos sentamos mucha gente a esperar un milagro
sabiendo que no llega,
sabiendo que nos han mentido
y que alguien le ha contado nuestra vida a las horas.
Espina
No quería mojarte la casa
Lamento dejarte mi rastro salado y mi saliva,
la agonía de lo que queda en las salas
y mis movimientos hechos con la marea
sobre el suelo de mármol.
Mi cuerpo está colando el mar.
Lamento ser esta fuente tan extraña
donde la identidad pesa
como una moneda lanzada por un turista,
deseos en otro idioma cubiertos de nenúfares
y de alga.
Estoy goteando por los rincones.
Me sacaron la espina de pescado que tenía clavada
en la garganta y, desde entonces, me sale agua
por el agujero que tengo en las palabras.
Paradise Found
It is bronceador de coco
en la piel del olfato, en la laguna de la carne
o en la boca del tigre.
It is bronceador de coco
en las canciones inventadas a medias
cuando no se recuerda la letra original.
It is bronceador de coco
cuando apunto a los guiris con el boli
en el dorso de las señales de tráfico,
delirando por estas calles intubadas
sobre la cama del paraíso.
Las palomas dejan caer el mensaje de su pico,
como si éste fuera una papa que chilla
entre el aceite que la abrasa.
¿Qué me querrá decir Dios?
Quizá que un tipo en bermudas camina sin rumbo
y yace en la acera un tarro oxidado de motadela Tulip..
Y un santo, un santo.
Desolación, Anroart Ediciones
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