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viernes, 28 de marzo de 2014

MATTEO LEFÉVRE [10.659]


 

Matteo Lefèvre

 (Roma, Italia, 1974)

Enseña Lengua y Literatura española en la Universidad de Roma “Tor Vergata”. Crítico y traductor, ha publicado artículos y monografías sobre lengua y literatura del Renacimiento y del siglo XX, y ha traducido en italiano a varios poetas hispánicos: José Agustín Goytisolo, Carlos Barral, Gabriela Mistral, Olvido García Valdés, etc. Como poeta ha publicado los libros Salamina y Seattle (2004), por el que recibió el Premio Alfonso Gatto y el Premio Penne, e Y el puerco llegó el último (2008).







Ultimo venne il porco

Traducción y nota: Francisco Rodríguez y Carmelo Vera

[Se ha respetado la voluntad del poeta de dejar las mismas comas y puntos que el original italiano]





Habladurías e instantáneas
del asedio de Granada (1492)



I

Fue forjado un mito

                   canonizado
un santo con la espada
        redimida
la comarca

                Vándalos
y Godos camuflados de arcángeles

         cimientos
transformados en restos.

Apaleados
        los ojos de los dioses,
las suertes,
desgarradas      grasas
                      las carcasas
incrédulos los cerdos.



II

Los hombres
        se ensucian la mirada
entre las fisuras

el llano ya conoce el resultado,
la piedad en el estandarte.

¡De rodillas por dios!
—el duque bendiciendo—

Saben beber mis caballos la sangre
de los enemigos
        como castos bárbaros ancestros

        —hacemos cualquier cosa
para asemejarles—.



III

Imagina el guerrero de turno,
        el estómago
que oprime sobre el alma
        el revoque
el forro de la fe que cubre el vientre
        el credo de ocasión.

        La cueva de los ojos
sobre la empalizada.



IV

Apología de la Grandeza. (1)

Espíritu de la frontera,
la alabarda
pura como una mina de ultramar

        un santo y una reina
y todavía nuevos regazos que expugnar.

Los doctos que rememoran 
        la gran conquista de Ultramar (2)

sobre Granada las patas
las cabelleras
        para ostentar:

        la pureza se canta en los sepulcros
en los huérfanos
        y mutilados.

Omnia munda mundis. (3)



V

El arte es el de siempre, la agudeza (4)
        (reservada a los viejos cristianos y a los nuevos).(5)

Existe una versión blindada por profetas
        y catapultas

un segur que no renuncia a los réprobos
        se afila en sus cuellos
        —y sabe del engaño de la perspectiva
        no crean—
pero enseña a perdonar y a no confundirse
        —el hoplita tendrá quién le dirija el golpe—.

Después, hay tiempo de reescribir
        la crónica el ataque la fortuna.



VI

La matanza
de un dios hecho soberbio por sus fámulos
        pronto se vuelve fiesta de precepto 
y argumento de salmos y cancioneros

es riña
entre profetas       camareros
siervas                 alabarderos          monseñores.

Legendaria
        el hambre
        la resaca
de los soldados allá al fondo
        el fango
de la llanura y los destinos
        la carnaza
de dedos e intestinos
        la punzada
en la boca del estómago
        la rapiña
de cuervos e historiadores.



VII

Todo está acabado. (6)

Es el momento del reconocimiento

Qué será de los estómagos
de los dientes
y los brazos.

Los cerdos enloquecen en la llanura:
artesa de orejas y beatos
        daga en lo que aún queda de las manos

la disputa de cuervos y mujeres
por los tubérculos
                humanos
las asaduras
las baratijas
                los cráneos
los crucifijos
        invictos entre los dedos      esparcidos

entre estertores
                        y gruñidos
                y las cabezas
clavadas en espadas.



de Ultimo venne il porco [Y el puerco llegó el último] (Roma, Perrone, 2008)



Dicerie e istantanee
dall’assedio di Granada (1492)


I

Venne forgiato un mito

                           canonizzato
un santo con la spada
         redenta
la contrada

                 Vandali
E Goti camuffati da arcangeli

        fondamenta
trasformate in resti.

Pesti
        gli occhi degli dei
le sorti
fratte           grasse
                  le carcasse
increduli i maiali.



II

Gli uomini
        si sconciano lo sguardo
tra le fessure

la piana già conosce il risultato
la pietà sullo stendardo

¡De rodillas por dios!
—el duque bendiciendo—

I miei cavalli sanno bere il sangue
dei nemici
        come i casti i barbari antenati

        —facciamo carte false
per assomigliargli.



III

Immagina l’armigero di turno
        lo stomaco
che preme sopra l’anima
        l’intonaco
la fodera di fede intorno al ventre
        il credo d’ocassione.

        La spelonca degli occhi
sopra la palizzata.



IV

Apologia della Grandeza.

Lo spirito della frontiera
l’alabarda
pura come miniera di oltremare

        un santo e una regina
e ancora nuovi grembi da espugnare.

I dotti che rivangano
        la gran conquista de Ultramar

su Granada le zampe
gli scalpi
        da vantare:

        la purezza si canta nei sepolcri
negli orfani
        e nelle mutilazioni.

Omnia munda mundis.



V

L’arte è quella di sempre è la agudeza
        (riservata a cristiani vecchi e nuovi).

C’è una versione blindata da profeti
        e catapulte

una scure che non rinuncia ai reprobi
        si affila sui colli
        —e sa gli inganni della prospettiva
        non si creda—
ma insegna a perdonare e non confondersi
                —l’oplita avrà chi gli diriga il colpo—.

Dopo c’è tutto il tempo per riscrivere
        la cronaca l’ingaggio la fortuna.



VI

La mattanza
di un dio reso superbo dai suoi famuli
        presto diviene festa di precetto
e argomento di salmi e cancioneros

è rissa
tra profeti     camerieri
ancelle         alabardieri            monsignori.

Leggendaria
        la fame
        la resaca
dei soldati sullo sfondo
        il fango
della pianura e dei destini
        la pastura
di dita ed intestini
        la fitta
alla bocca dello stomaco
        la rapina
dei corvi e degli storici.



VII

Tutto è compiuto.

È il momento della ricognizione

Che sarà degli stomaci
dei denti
delle braccia.

Sulla piana ora impazzano i maiali:
è un truogolo di orecchie e di beati
        daga in quello che resta delle mani

la disputa coi corvi e con le mogli
per i tuberi
                umani
le frattaglie
le chincaglierie
                i crani
i crocifissi
        invitti tra le dita     sparpagliate

tra i rantoli
                        e i grugniti
                e le teste
confitte sulle spade.

     —————
     (1) El título de Grandeza —Grande o Ricohombre— de España fue regulado por el emperador Carlos V a partir de 1520, aunque hunde sus raíces en la monarquía visigoda y la Reconquista. Este título equivale al de Par de Francia.
     (2) La gran conquista de Ultramar (c. 1295) es la tercera crónica de Alfonso X el Sabio. Fue escrita dos siglos después de la Primera Cruzada (1096-1099) —cuyos acontecimientos en particular relata— y dos siglos antes de la caída de Granada (1492). Algunos poemas épicos posteriores la usaron como fuente histórica. Fue editada en Salamanca en 1503 y está considerada como la primera novela de caballerías dentro del ámbito español.
     (3) «Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas». (Epístola de San Pablo a Tito 1:15, Biblia Reina Valera). Esta locución es retomada también por Manzoni en su novela Los novios. 
     (4) El aragonés Baltasar Gracián publicó Agudeza y arte de ingenio en 1648, el tratado que describió la práctica del estilo conceptista en la literatura española durante la época barroca. En palabras suyas, el “concepto” es «un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos».
     (5) El conflicto social entre cristianos viejos y cristianos nuevos —o conversos— se fue agravando desde las capitulaciones de Santa Fe (1492) hasta la rebelión de los moriscos (1569-1571), la cual fue una especie de guerra civil en Las Alpujarras granadinas por causas religiosas y de consecuencias desastrosas (con la expulsión definitiva de los mismos en 1609).
     (6) «Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.» (San Juan 19:30, Biblia Reina Valera).

http://www.elcoloquiodelosperros.net/numero32/esp32ma.html






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