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lunes, 14 de marzo de 2011

3543.- RON WINKLER


Ron Winkler nació en 1973 en Jena; se mudó a Berlín después de haber realizado estudios de Germanística e Historia. Escritor, poeta y crítico literario. En 2005 obtuvo el Leonce-und-Lena-Preis, la distinción más alta para poetas jóvenes en Alemania.
Vereinzelt Passanten (Transeúntes aislados, 2004), Fragmentierte Gewässer (Aguas fragmentadas, 2007), Frenetische Stille (Silencio frenético, 2010). Ya en los títulos de los tres libros de poemas de Ron Winkler puede leerse la temática del autor. Se trata de lo efímero, lo pasajero, el surgimiento y la desaparición, eventos que el autor constata y vuelca en palabras. Los descubre en la naturaleza, en los encuentros con seres humanos, pero también en los medios y en la cotidianidad urbana. “En el horizonte se hunde algo antiguo”, a saber, aquello que hasta hace poco era nuevo, mientras los intelectuales se multiplican en “Sloterdijks sin techo” y aquellos caídos de la moda de las modernidades mutan en “fiction victims”.

Las imágenes y metáforas de Winkler son novedosas y originales; a la vez iluminan inmediatamente al lector por su pregnancia, por ejemplo cuando “asfaltinhos y asfaltinhas […] ofrecen su yo que ellos mismos no poseen” o “todo yo disponible” debe ser llenado con “una fluidez de fieltro”. Ron Winkler ve el mundo como una “mezcla de revuelta y estacionamiento”, habitado por “personas que parecen haberse ido de vacaciones a sí mismas” y “hacheros de dioses” que pasan “como spams”.

La naturaleza, finamente analizada, encuentra su eco en la escritura pero no existe nunca en sí misma, sino que surge de la observación y a través de la comprensión de las personas, como cuando, por ejemplo, las boyas “marcan las olas como yámbicos” o cuando escribe: “el oleaje incansable: uno podría pensar que aquí se paga una deuda más grande”. Es la proyección del observador lo que le arrebata al entorno su verdadero sentido, pues las teorías, ya sean metafísicas o materialistas, se han arruinado. Lo que queda son egos amaestrados “sufriendo / románticamente en el frío esqueleto de la razón”.

Winkler constata que la naturaleza se aleja mientras el ser humano se demora detrás de sus conceptos, pues debe pagar con su propia integridad la clasificación y la división del mundo que él mismo emprende: “en definitiva éramos demasiado participiales / para integrarnos en estas nubes tópicas. Estaba bastante fresco aquí, en este lago de lodo: más o menos diez Derrida”.

Frank Witzel
Traducción de Cecilia Pavón




visión to go

el bosque es una bella forma de aglutinamiento.
los árboles, por ejemplo, suelen echar ramas
de forma perfecta y dan, sin embargo, una impresión de
naturalidad.
a veces se mueve algo entre las ramas
podría ser una cosa o también algún tipo
de información idílica. un sitio alado
con un enorme potencial de exactitud
si quieres puedo hacerte una copia.

Versión de Cecilia Pavón




El frío esqueleto de la razón

Nuestra llegada fue catastrófica y bella,
el cielo pictóricamente descolorido y el presente,
cual aguas precisas.
juntábamos dioses y los limpiábamos
hasta bien entrada la noche. el aire era
grande. había animales cantados,
apariciones con extrañas espigas.
casi todo parecía posible.
nos sentíamos llamativamente ahora.

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