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lunes, 31 de enero de 2011

3130.- FERNANDO VILLALÓN


FERNANDO VILLALÓN DAOÍZ Y HALCÓN, conde de Miraflores de los Ángeles, también conocido como EL POETA BRUJO, nace en Sevilla, un 31 de mayo de 1881.

Criador de toros de ojos verdes, teósofo, ganadero y poeta fue condiscípulo en El Puerto de Santa María de Juan Ramón Jiménez cuando ambos estudiaban bachillerato. Vivió casi siempre en Andalucía dedicándose a la agricultura y la ganadería de reses bravas. Fue un lector compulsivo pero desordenado poesía vieja y nueva, tauromaquia, espiritismo etcétera. "Las cosas de Fernando" que decía Lorca.

Sus amigos, los miembros de la Generación del 27, especialmente Rafael Alberti, admiraban su enorme vitalidad y generosidad. "Ese caballero ardiente por las arboledas perdidas" decía el poeta de su amigo.

En 1918 comienza a escribir poemas del que será su primer libro: "Andalucía la Baja". Fundó y dirigió la revista “Papel de Aleluyas”, impresa en Huelva y Sevilla entre 1927 y 1928. Su poesía, muy imaginativa, anticipa a veces el Surrealismo.

En 1928 Publica su libro “La Toriada”, en 1929 “Romances del Ochocientos” dedicado a Juan Ramón Jiménez y en 1944 sus “Poesías Completas”.

Su personalidad ha subyugado a la crítica y la ha bloqueado. Para la mayoría de los lectores y críticos literarios, Villalón es un poeta atractivo, pero menor. colorista y fandanguero. Pero, si ahondamos en su literatura, encontramos a un poeta de un canto hermosísimo, con frescura. Se interpreta al hombre en perjuicio de la obra pero su poesía está llena de mitos, magias y extrañas creencias.

Sus últimos años los pasó en la ruina absoluta. Ruina a los que le habían llevado aquellos "negocios absolutamente poéticos" de los que hablaba Alberti. Gastó una gran parte de su fortuna heredada buscando y queriendo conseguir una ganadería de toros con los ojos verdes, mito de la Atlántida, conseguir el toro-dios del relato platónico; y otra gran parte la gastó comprando tierras en busca del origen de Tartessos:


"Aquí, aquí, en esta tierra que piso, cuna de la civilización ibérica, el Hércules egipcio, hijo de Osiris, fundador de Hispalia, dio la primera nota taurina en el mundo. Aquí fue su lucha decisiva con Gerión, tirano de Tartessos, para arrancarle la posesión de los célebres toros colorados que guardaba el terrible perro Orthos. Cuando los romanos alcanzaron estas márgenes del Guadalquivir, no tuvieron nada que civilizar. La cultura turdetana abría sus aulas al invasor, que se benefició en ella... "

Tras vender sus pocas tierras, su ganadería (dicen que a Juan Belmonte) y ser despreciado por sus amigos de Sevilla, marchó a la capital de España a esperar la muerte, sólo acompañado por su inseparable compañera Concha Ramos. Murió así este hombre, nigromante, teósofo, conde, alquimista, manirroto, chamán, hipnotizador, ganadero y, sobre todo poeta.

Murió en Madrid, el 8 de marzo de 1930.





SUS OJOS

Negros faroles sus ojos.
Su boca roja granada.
Cuchillito su nariz
sobre el labio apernacada.

Dos rosas en los oídos.
Dos hoyuelos en la barba.
De negra noche, dos trenzas
sobre los hombros de malva.

Dos piñones del pinar
de su cuerpo en dos manzanas
-blancas y rojas palomas
del palomar de las Gracias-.

A dormir va la pureza
del lino. Sábanas blancas
besarán entre sus pliegues
a la niña blanca, blanca






LUNA LUNERA

Viudita habías de ser,
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera...

¡Quiquiriquí! Canta el gallo;
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera...

Tan. Tan. Tan. Ya son las doce.
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera...

Plon. Plon. Plon; a la oración
tus manitas de azucenas
en exvoto rezarían,
Luna, lunera...

Tin, tan; tin, tan; ya es la que queda...
la nube de tu camisa
trabaría tus lindas piernas
y entre tus dos pomas rosa
dormirán, Luna lunera...





JOSEPH-HILLO

Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
el de la peineta grana,
que a marquesas enamoras
y en los coso toros matas…
Joseph-Hillo, Joseph-Hillo,
no vayas hoy a la plaza,
ni en la calesa te subas
ni te relíes en la capa
que alfombra fue del chapín
de la Duquesa de Alba….






DILIGENCIA DE CARMONA

Diligencia de Carmona,
la que por la vega pasas,
caminito de Sevilla
con siete mulas castañas,
cruza pronto los palmares,
no hagas alto en las posadas,
mira que tus huellas huellan
siete ladrones de fama.
Diligencia de Carmona
la de las mulas castañas.






CALITES, ROJOS PAÑUELOS

Calites, rojos pañuelos,
patillas de boca de hacha.
Ellas, navaja en la liga;
Ellos, la faca en la faja;
Ellas, la Arabia en los ojos;
Ellos, el alma a la espalda.
Por los alcores del Viso
siete bandoleros bajan.







COPLAS

I

Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.

Negras gualdrapas llevaban
los ochos caballos negros;
negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.


II

Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el negro pelo.

Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.

Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

III

La corrida del domingo
no se encierrra sin mi jaca.
Mi jaca la marismeña,
que por piernas tiene alas.
Venta vieja de Eritaña
la cola de mi caballo
dos toros negros peinaban...

IV

A la una canta el gallo,
a las dos la cotubía
a las tres el ruiseñor
y a las cuatro ya es de día.

V

Besando la carretera
hay una ventita blanca
y una mocita que cosa
a la sombra de una parra.

VI

Braman los toros negros en su feraz orilla
y los potros retozan. Un jinete vaquero
pelea con la garrocha y su moruna silla
¿Será un abencerraje o un moro guerrillero
que no quiso entregarse al conquistar Sevilla?

VII

Con los estribos muy cortos
y las cinchas apretadas,
a todo el palo las picas,
las crines en la barba,
tres mil tendidos,
apenas la arena rayan.

VII

Con sus dos perras podencas
y su hurona en el cestillo,
su cuzca de siete cuartas,
su cuerpo y su capotillo,
sus ceñidores de paño
el furtivo cazador
caza por Sierra de Armijo.

IX

De veludillo de oro
la calzona, verde faja,
chaquetilla de caireles
y medias anaranjadas.
sobre el charol del zapato,
dos mariposas de plata.

X

Dame la jaca alazana
y el trabuco de mia abuelo;
el que tiene guardamonte,
filigranado de acero.

XI

Echa vino, montañés,
que lo paga Luis De Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.

XII

En el espejo del agua
yo reparo en los andares
salerosos de mi jaca

XII

En las salineras del Puerto
se encarga a los salineros
las garrochas de majagua
que gastan los mozos buenos….

XIV

¡Islas del Guadalquivir!
¡Donde se fueron los moros
que no se quisieron ir!

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