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jueves, 27 de enero de 2011

3102.- MARCELO BÁEZ MEZA



MARCELO BÁEZ MEZA (Guayaquil, Ecuador 1969)

jamás llegaré al borde de ninguna parte
siempre el que sueña es el ser más solo
("Puerto sin rostros")

Poeta, narrador, periodista, crítico de cine y editor. Sobre el trabajo poético de Báez, el escritor Fernando Balseca, expone: "Desde la perspectiva de Puerto sin rostros la escritura es varias cosas a la vez: es un problema, y para plantear ello muestra una poesía que enseña sus mecanismos estéticos cuando se le da al lector la posibilidad de entender los modos de hacer poesía. Pero la escritura es además un acto inútil, puesto que los valores infinitos se deslizan por la piel misma del texto." Con respecto a la obra narrativa, el crítico Raúl Vallejo, apunta que Movimiento para bosquejar un rostro es "una prueba indudable de un talento narrativo que luego desarrollaría a cabalidad en Tan lejos, tan cerca (...), un alucinante texto acerca de la soledad y alienación contemporáneas."
BIBLIOGRAFÍA
Poesía: Puerto sin rostros (Quito, 1996); Hijas de final de milenio -Premio Nacional de Poesía "César Dávila Andrade"- (Guayaquil, 1996); Palimsestos (Guayaquil, 1999). Novela: Tan lejos, tan cerca (Segundo Premio, IV Bienal de Novela Ecuatoriana. Quito, 1997); Tierra de Nadia (Quito, 2000). Cuento: Movimientos para bosquejar un rostro (Guayaquil, 1993). Ensayo: ¿Adivina quién cumplió cien años? (Guayaquil, 1997). Consta en las antologías: Poesía ecuatoriana del siglo XX; El libro de los abuelos (Guayaquil, 1990); 40 cuentos ecuatorianos (Guayaquil, 1997); Antología básica del cuento ecuatoriano (Quito, 1998).




HIC NOVAE VITA PORTA EST
fragmentos


ABLUCIÓN

Nací cuando tenía treinta y tres años
Respiraba como un pez que extrañaba el mar.
El cordón umbilical en mi cuello
Momento vital el de la primera imagen
Lloré porque me habían expulsado del paraíso.
Mi madre era blanca como lo blanco
Y más bella que lo bello
Era una mujer que me traducía la realidad.
A los cinco años me contó toda mi vida
Desde el momento en que estuve escondido en su vientre
Hasta el día de mi muerte.
La ablución no se hizo esperar:
En un lavabo se me bautizó para ser humano.
Desde entonces echo de menos el agua de la placenta
Se me limpió de las algas y arenas del océano amniótico.
Mi padre era más taciturno que una sombra.
Cuando tenía cincuenta meses
Me llevó a la sala de un cine
A los diez años me prestó sus viejos diarios.
Por ellos supe cada tarde
Yo portaba el virus de alguna locura
De esa manía de registrar imágenes
Y de ser el vigía de las realidades
El incautador de las cosas.
El hacedor de versos con cicatrices
Vocablos íntimos
Como una oración pagana.






LA PUERTA No. 3

Abriré las puertas del cementerio para liberar a mis muertos
Cortaré las alas de los ángeles de piedra
Con ellas mis hermanos escaparán del purgatorio
¿Por qué se construyeron los camposantos
en el borde las ciudades?
Yo no quiero llevar allá a mis muertos
Quiero hundirlos para siempre en el río
¿Quién diablos me asegura
que ésta es en verdad la puerta de la nueva vida?
¿Quién se atreve a confesar
que el demonio le regaló sus alas a dios?
No sé qué ansían plantear estas preguntas
Pero ya las he escrito
Para nada pienso borrarlas o clarificarlas
Yo solo sé que me voy a morir y no me importa








ZAGUÁN DE ALUMINIO

Puerta del oscuro zaguán:
eres el límite donde se comunican la ciudad y mi encierro
Vivo con rasgos ajenos
Me escondo de mí y de los demás
¿Qué haré cuando acabe de hurtar
todos los rostros del puerto?
Imagino que le pregunto mi nombre a la gente
Debería de existir alguien que sepa algo sobre mí
Busco las líneas de mis manos
Alguien las ha borrado
No le pediré a ningún transeúnte que me dibuje una
Tan solo una línea imaginaria que me permita existir








LA AUSENCIA SOLO SE DEFINE A PARTIR DE QUIEN SE QUEDA

Quise enseñarte la ciudad que no conocías
El filo de Suburbia
La puerta número tres del cementerio cuya inscripción rezaba:
Hic novae vitae porta est
Por allí habríamos entrado a un paradiso
A ver las estatuas que cobran vida en la noche
Me habría gustado tomar contigo líneas de buses en las
/que nunca te habías embarcado antes
Ir a los mercados donde venden
Libros usados con títulos no imaginables
Todo esto es como un poema nunca escrito
Un verso que se llevó la ría
De nada sirve escribir lo que pudo haber pasado
La puerta el cementerio miente:
Esta no es la puerta de la nueva vida







ASTERIÓN

Deambulo por allí ocultando mi nombre
Sé que alguna esquina esconde a mi redentor
Desconozco la forma de su castigo
Temo el filo de sus dagas
¿Cómo será su rostro hecho del mío?
Él me ayuda a conocer mejor la ciudad
Su acoso me hace huir hacia barrios insospechados
Está despierto mientras duermo
Sabe cómo concluir mi biografía
No hace más que contar los pasos que doy
Se escabulle entre portales
O por los rincones de algún bar
Cuando me aborde confesará:
Vengo por tu extremaunción
Lo reconoceré porque sus rasgos
Ansiarán parecerse a los míos






Veinte poemas de Puerto sin rostros


I
¿debo escribir sobre incesto y desvarío
sobre primogénitos decapitando a sus padres?
¿qué ignorancia íntima
me lleva a escribir sobre mí?
soy urdidor de espejismos
un diletante que tima con palabras
las teclas sólo imprimen
aquello que provoca intuiciones
no quiero dejar una
sino varias cicatrices en el mundo
quiero ser la primera página en la memoria de los hombres
tan sólo pido indulgencia para este puñado de versos



II

los caminos del libro se abren el lenguaje
empieza a extraviarse cuando se llega al
país de las imágenes en este mareo
absurdo me doy cuenta de que el mundo
ya no gira declaro ser incapaz
de resumir el universo en unas cuantas páginas
me es imposible antologar
cada secuencia de la realidad
con palabras de medida exacta



III

este no es un libro
el orden que parece tener
es embustero como el color del mar
aquí verbos y sustantivos
se cambian de máscaras y antifaces
se conjugan todos los tiempos habidos y por haber
aquí se hospeda la mujer de espadas
y el puerto sin rostros que se parte en la memoria



IV

el dilema es ser poeta
o artesano del lenguaje
no es lo mismo escribir
la lluvia esti cayendo
que
polvo de cristales
descienden a la tierra
¿es largo el arte en esta vida breve?
del útero al féretro
-esas tumbas gemelas-
la distancia es de un poema
¿en verdad la pluma eterniza todo
sin que nada borre el codo del tiempo?
el papel muere
atravesado por lenguas de lluvia
o por agujas de fuego
lo único que cuenta es la palabra
que se enraíza en la memoria del mundo
¿es la poesía un revólver sin balas
que azar y lenguaje disparan?
el arma debe ser empuñada por la razón
nada nuevo hay bajo la luna
nada podemos inventar para salvarnos
quizá sólo palabras




V

soy las imágenes que quiero dar:
una suma de tergiversaciones
una multiplicación de naderías
le debo una ciudad al tiempo
le debo una vida a la muerte
y no sé cómo pagar
¿quizá con palabras?




VI

escribir sobre mí como si fuese otro
señalarme con el índice
como en un espejo sin mercurio
ser el mitógrafo de mi mismo
hasta que la muerte
me separe de este cuerpo



VII

aqui prisionero de esta voz
¡qué tedio siente
cada renglón corregido por las manos!
¿pero no corrige el mar las olas
que engendra en su inconsciencia?
cuántas veces me he multiplicado
deshilando y volviendo a hilar
tantos años con los mismos versos
publicarlos será como asesinarlos
impedir que prosigan sus mutaciones





VIII

nací cuando tenía treinta y tres años
respiraba como un pez que extrañaba el mar
el cordón umbilical
como soga en mi cuello
momento vital el de la primera imagen
lloré porque me habían expulsado del
paraíso
mi madre era blanca como lo blanco
y más bella que lo bello
era una mujer que me traducía la realidad
a los cinco años me contó toda mi vida
desde el momento en que estuve escondido en su vientre
hasta el día de mi muerte
su voz leía poemas a mis oídos
la ablución no se hizo esperar
en un lavabo se me bautizó como ser humano
desde entonces echo de menos
el agua de la placenta
se me limpió de las algas y arenas del océano amniótico
mi padre era más taciturno que una sombra
cuando tení cincuenta meses
me llevó a la sala de un cine
a los diez años me prestó sus viejos diarios
por ellos supe que era tarde
portaba el virus de la locura
la manía de registrar imágenes
de ser el vistaforador de las cosas
el incautador de las realidades
el hacedor de versos con cicatrices
de vocablos íntimos
como una oración pagana



IX

soy un doble de mí
un impostor de mí mismo
no soy el que aparece frente al espejo
soy el que está disperso en la multitud
pagado para despistar a la gente
para poder decir que estoy allá
cuando estoy aquí

para que digan
que fui visto en el norte
cuando quizá estaba en el sur
o en la realidad en ninguna parte
rumores me siguen
desde que perdí mi sombra
mi persona es la máscara
donde me escondo de mi imagen



X

estos años
que se arrodillan en mi aorta
el creer que toda enfermedad toca a la puerta
el paso no tan raudo como antes
las arrugas
como corteza de árbol longevo
senilidad: oficio de buenos actores
hay que fingir que este cuerpo ya no es de uno
es de otro que alguna vez fui yo



XI

la madrugada es una catedral vacía
llena de un silencio furioso
la televisión por cable
encendida todo el tiempo
como vela de mausoleo
el control remoto
es el mundo en mis manos
mis ojos pueden viajar por doquier:
miami
new orleans
londres
belfast
o berlin
encerrado en mi apartamento
casi nada queda
a menos
que haga algo para ser recordado
como reescribir la biblia
asesinar a alguien
fundar una religión
¿y mi necrología dónde está?
no consta en los periódicos embusteros
ni en la crónica roja de la tarde
la verdad os hará
reza un editorial
no
la verdad os hará liebres que huirán de la cordura
mi obituario impublicado me hace planear una misa
inventemos de nuevo a dios
hagámoslo a imagen y semejanza
de nuestros lugares más comunes
un video
es una parábola de nuestro tiempo
cada canción
es un relato de nuestros días
ponga una antena parabólica en su vida
y el mundo será más pequeño



XII

en las lomas de esta ciudad con cuerpo de iguana
sólo queda el lenguaje
se escribe sobre lo que no se puede tener
y mientras más se piensa en vivir
m´s cerca está la boca del último cáliz
sólo escribir puede hacer olvidar
que el cuerpo va camino a un féretro
y estos versos a una tumba de papel que es este libro



XIII

algo en los periódicos me obsesiona
sólo sabré qué es cuando lo encuentre
suelo repetir palabras
imágenes
temas
como la lluvia ciertas gotas
he sido incapaz de leer
los signos que me circundan
lástima que no haya mapas para estos menesteres



XIV

desde el interior de los espejos
imito los gestos de cada ser
soy quien ilustra
los sueños de los hombres
tanto los diurnos como los noctívagos
recuerden esto como un evangelio
no se asomen a la superficie de azogue
detrás hay seres que pueden rebelarse en cualquier momento



XV

ser impúdico con mis secretos
ser el biógrafo de mí mismo
reseñar mi vida
antes de ir a parar a un féretro
multiplicar mi rostro
como el más refinado esquizoide
jugar ajedrez con la muerte
menos de veinte movimientos
y jaquemate
nadie se va a llevar mi respirar sin mi consentimiento



XVI

el fantasma fue puntual como siempre
se acostó junto a mi
yació mis sueños para poner los suyos
sólo de pesadillas pudo abrigarme
lluvia y grillos fueron música de fondo
no sé si cada noche
el que sueña soy yo o el
fantasma




XVII

guardo las maldiciones
que me signan y me protegen
no importa que pregone mi inocencia
soy el resultado de las invenciones de los demás
y de las mías
mis interlocutores me ayudan
a crear el mito tras el cual me escondo
todos odian de mí
algo que les recuerda a ellos
siempre creen saber de mí
más de lo que yo conozco



XVIII

mis dedos enfermos
golpean las teclas del clavicordio
¡ay de aquel
que ose interrumpir la sinfonía!
tengo un problema con el entorno
los demás hablan y no los entiendo
trato de ordenar
las letras que murmuran
no puedo aprehender sus gestos
las voces que oigo caminan en círculos
han cambiado mi nombre varias veces-
no hay persona en el mundo
que yo no haya sido
alguna vez le grité a un espejo:
sí sé quien soy
sí sé quien soy
siempre tengo que cargar
con la culpa del otro




XIX

he descubierto la inutilidad de lo que escribo
la música de cada verso es imperfecta
de estas páginas quizá una sobrevivirá
sé que alguien ya me escribió
otros también lo harán
¿pasaré mi vida plagiando
a seres que desconozco?
la mitad de mí
está hecha de intuiciones
y signos que me interrogan
esa mitad es la que me hace escribir
la otra me ayuda a vencer la muerte



XX

alfileres me atraviesan el cráneo
urdo un boscaje de ficciones
en la ciudad de mi memoria
fiesta de voces que devoran lo real
falta una tilde sobre mi cabeza
quiero enfatizar
el lugar de donde surgen las palabras
subrayar con un marcador
las horas en que acuchillaré a la verdad
nadie a quien regalarle mis ficciones
esas pequeñas lenguas de fuego
que lo subvierten todo
paso adelante giro de mirada
la perspectiva de todo cambia de ropaje
lógica hiriente de lo ficticio
ley de la gravedad de ficcionar
como un reverendo novelista
yo no miento
existo
y nada va a cambiar
ni el exterior de mí
ni esta incoherente humanidad llamada persona

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