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viernes, 10 de diciembre de 2010

2610.- MARÍA GABRIELA ABEAL


María Gabriela Abeal. Escritora argentina (Buenos Aires, 1969). Reside en Mar del Plata. Es maestra de reiki, decoradora de interiores y técnica ceramista. Esculturas suyas han sido expuestas en el Museo Castagnino. Fue integrante del equipo Mar del Plata Arte y Comunicación, galería de arte donde también mostró su obra. Textos suyos han sido publicados en revistas literarias impresas y digitales, tanto de su país como del exterior, así como en la antología Los 4 elementos, en El Dorado Misiones. Además ha publicado Cotidianos (Ediciones de la Revista Icam; Barinas, Venezuela). En 2007 obtuvo mención de honor en el Certamen Internacional de Cuento Breve y Poesía “Homenaje a la Poetisa Rosalía de Castro”; mención especial en el 1r Concurso Provincial de Cuento y Poesía “Ciudad de Chivilcoy”, y finalista en el Concurso Palabras al Viento. Participó en la III Feria Internacional del Libro de Caracas capítulo Barinas y en la Primera Muestra del Libro de la Frontera de San Cristóbal del Táchira.


  1. Poemas

Puedo

Como Neruda
“escribir los versos más tristes esta noche”,
pero no quiero una sola línea llorosa en este ocaso,
tampoco que bajes una lámpara
para reconocer y darle mi apellido al dolor que se instaló en mi carne.
No quiero que tu voz me hable desde algún lugar remoto
y la ausencia se haga sílaba en mis labios.
No quiero hojas con renglones de nostalgia,
por eso le saco la última voluntad a las falanges
para escribirle al reverso del olvido esta noche.





Mi táctica es mirarte
aprender cómo sos
quererte como sos.

Mario Benedetti

No encuentro otra manera
o mejor método.
Es deslizarme en el sudor de la piel,
en tu historia
y viajar por tierras extrañas.
Es mirar el espacio que dejaste
y aun así seguir venerándote.
Porque tu ausencia
no deja vacío a mi espíritu,
no impregna mis ojos,
no inquieta mi carne.
Cuando dejo de ver la entidad
que componen tus sentidos,
sos tan carne de mis huesos
tan mío,
que si dejaras de amarme,
no podría el corazón quitarte por decreto
melancolía o embrujo.
Porque he comprendido que quererte
es mi mejor táctica.



Amor

Este amor
tiene nombre de absurdo,
categoría
de no recomendable.
Amor
con aroma a violetas
limón y distancia.
Con signos
de desequilibrio,
protegido por la noche,
recordado por los falsos santos
y bautizado por dos lenguas.





Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,
rodeado por el día muerto,
frente a una nueva noche.

Pablo Neruda

Si estuvieras de pronto, a tres casas de la mía
rodeado por idénticas calles,
frente al mismo kiosco donde compro las tarjetas
con las que con diez pesos
hablo contigo unos minutos.
Si existieras, y se que existes
a una distancia escasa de mi boca,
a un viaje de alas
a un suspiro de ángel.
No retendría esta tarde de frío polar y lluvia
la premura de abrazarte.



Erizados

Cuando te contemplo
veo el paraíso
la selva y un oasis.
Cuando te despojas de la ropa
mi cuerpo te hace de espejo
y tu piel es el árbol
donde nacen mis frutos.
Cuando me entusiasmas con los ojos
el sol es un témpano
porque la combustión
enciende y enarbola los pezones.



Desnudarse

Todas las noches
he dormido contigo
escalé cada vértebra
que construye tu espalda.
He sembrado mi energía
en cada ojal imperceptible
de la extensión de tu carne.
He dormido cada noche
en una ciudad distinta
dentro de tu territorio
deambulado descalza
sin que tomaras conciencia
que durante todos estos años
he dormido contigo.


Passio-onis

Soy tuya, yo te lo aseguro,
no hay testigos ni manifiesto que lo aclare.
Aunque no evoques
qué esencia tenía mi guarida,
o si mis besos eran impacientes
por temor a que no volvieras a rozar mis labios.
Soy tuya, en todos los idiomas,
está escrito en las paredes
con el calcio de mis garras.
Soy tuya, hembra de este siglo,
que camina con la vista al horizonte
porque no me importa que lean en mis ojos
que por vos muero a cada instante.




Poema 33

Yo sé que estuve allí,
en los sitios donde no transita mucha gente,
en los ojos de las fieras sin domar,
en el roce
que transmite la intención original
de las pieles que no saben de fronteras.
Yo sé,
llegué a lugares
donde no cantaron las sirenas,
encerré tu esencia entre mis manos,
desapareció la brújula del tiempo
y el mar se convirtió en Mesopotamia.

que inventé besos de litigio,
realicé conjuros
para no llorar con las cebollas,
ni quitarle las capas al recuerdo
y quedar desnuda en la memoria.
Yo sé
lo que no aparece entre los libros,
a qué reino inconquistable
viajan los huesos que renuncian,
dónde va el vapor de los besos en invierno
y los momentos que se ocultan en valijas.



Crónica de una mujer pequeña (de Crónicas de una mujer pequeña)

No voy a buscar comparaciones ni siquiera imágenes para contarte lo que siento, si sentir son las palabras desbocadas que florecen cuando sin pensarlo me cruzo con tu nombre. En ese instante el mundo se detiene, el aire huele discordante y vuelo por los senderos del letargo repasando tu rostro en mi memoria. Me gustás, no puedo ocultarlo, por lo menos sobre estos pentagramas con tu forma, me convencen tus vocales a tal punto que las consonantes me llevan de la mano a cruzar el límite de la locura. Me gustás de todas las maneras, si el gustar se traduce al desvarío que produce el contacto de tu boca.



Poema 69

Absuélveme de las culpas
dame la libertad
quiero perder la razón
y tropezar con las piedras
que corrompen la mesura.
Quítame el cinturón
que castra los movimientos
lléname de interrogantes
y en los surcos mentales
cultiva siempre misterio.
Arráncame los grilletes
que reprimen a mis manos
y escribe sobre la piel
que en esta vida o en otra
del goce de mis pecados
se hará cargo tu boca.







  1. De villancico y candela


De villancico y candela

Te regalo cucharadas de sabores,
mermeladas para decorar tu casa,
unos cuadros donde vivan muchos duendes,
noches buenas cada vez que el sol se vaya.
Te regalo una alfombra con poderes,
tres chequeras sin límite de abrazos,
una alcoba con ventanas a la vida,
una huerta donde nazcan los orgasmos.
Te regalo las semillas de las flores,
tierra fértil para cada paso,
un aljibe donde bebas tus anhelos,
toboganes que se lleven la nostalgia.
Te regalo un espejo que te enseñe
a mostrar el alma al semejante,
diccionarios de palabras que no duelan,
amuletos de perdón para actos malos.
Te regalo un árbol navideño
donde cuelgues tu fortuna y la compartas,
una mesa sin límites de asientos
para repartir el amor en rebanadas.



De Gabriela y menta

Te regalo caminar sobre la arena,
que los cuerpos se confundan en abrazos,
los besos de almíbar que me broten,
los verbos de ciruelas y naranjas.
Te regalo un frasquito de suspiros,
una olla con verduras de esperanza,
los cubiertos en el césped de la mesa,
los platos en mi ombligo y en tus labios.
Te regalo mi castillo de ilusiones,
los juguetes que atesoro hace años,
las palabras que construyen las paredes,
silencios donde las miradas hablan.
Te regalo el infinito de las fuerzas,
mis creencias para transformar el mundo,
un hechizo que se lleve las tristezas,
una fuente de deseos en tu cama.



De pan y canela

Te regalo las porciones de mi cuerpo,
el aroma de los panes elevados,
las migajas esparcidas por la pieza,
la melaza para que untes en mi espalda.
Te regalo las frutillas y cerezas,
que maduras necesitan de tus manos,
convertirse a fuego lento entre los pliegues
en el dulce que se adhiera a tu arrebato.
Te regalo los misterios de mis piernas,
de las curvas los sinuosos escarpados,
de mis dedos las caricias que segregan
de tu sexo la jalea que empalaga.



De inocencia arrabalera

Te regalo las llamadas sin motivo,
los días abatidos de mis huesos,
cuando el nudo me silencia la garganta
y el espíritu está en contra de la guerra.
Te regalo la inocencia de mi carne,
la nodriza, también la arrabalera,
con el ruego que me acunes en tus brazos
y en el aire se disipe la tormenta.
Te regalo los minutos que no tengo,
los segundos que ignoras y te pienso,
las palabras sin sentido de las horas,
los verbos que me urgen en la lengua.



De yogur y yerbabuena

Te regalo el desayuno de los senos,
las tostadas con manteca de mis manos,
una rosa en el medio de la mesa,
el calor de las pieles que se aman.
Te regalo levantarnos con el alba,
cuando el pueblo todavía está en silencio,
caminar descalzos por la casa,
ducharnos bendiciendo nuestros cuerpos.
Te regalo el trinar de algunos pájaros,
el rocío sobre el césped, el café recién tostado,
medialunas, servilletas de caricias,
unos mates que apasionen a tus labios.



De albahaca y pimienta

Te regalo el condimento de mi carne,
los laureles que me hacen de diadema,
la pimienta que deseas por las noches
y la sal que me corre por las piernas.
Te regalo un sobrecito con lavanda,
un pañuelo con aroma de violetas,
un lugar en el centro de la cama,
un espacio en los placares de mi pieza.
Te regalo un día de campo entre cobijas,
que no asistas a las citas de tu agenda,
que me lleves en tus brazos a la luna
y mis dedos acaricien las estrellas.



De agua y azúcar

Te regalo el arco iris de mis lunas,
las orillas con sales aromáticas,
un corpiño de colores lujuriosos,
unas ligas en el borde de tu cama.
Te regalo la hojarasca en mi cabello,
el quedarnos cucharita sin horario,
que mis brazos se entrelacen a tu pecho
y tu espalda se acune en mi regazo.
Te regalo un horizonte con estrellas,
un rincón en el bosque de las hadas,
un bonete que dibuje las sonrisas
y pinceles que delineen nuestra casa.
Te regalo los gorriones de mis dedos,
los gusanos que se esconden en mi panza,
las cigarras que deliran en mi mente,
las caricias que cosecho cada año.



De jazmín y sortilegio

Te regalo el destello de los sueños,
cada vez que las nubes los opaquen,
una risa que se escuche hasta en el cielo
y un manto de rocío que nos embriague.
Te regalo el convertirme en pequeña
para ir guardadita entre tus manos,
unas flores que germinen en mi cuello
y tu boca lentamente las arranque.
Te regalo la llave de mi cuerpo,
que me habites sin pensar en el mañana,
que se cumplan los deseos en mi lecho
esos locos que te invaden las entrañas.



De locura y muerte

Te regalo el suicidio de las letras
cada vez que se arrojan de las horas.
Los apuros de este mundo,
los minutos que te pienso
y la angustia que me crece en las entrañas.
Te regalo el maquillaje de las citas,
el perfume de las tardes,
los zapatos taco aguja.
Las jornadas que me paso en el espejo
imaginando que te gusta cada arruga.
Te regalo el aroma de mis pliegues,
las veredas con las huellas de mis pasos,
el sabor de la urgencia por la espera,
los relojes que donaron las agujas.
Te regalo los jazmines de la mesa,
las violetas que nacieron en el patio,
la isla negra, las locuras de la selva
y las pasiones que se ahogaron en la playa.



De apetencia y duraznos

Te regalo naufragar siempre en tus costas,
una isla que carezca de maldades,
que los frutos se alimenten de los sueños
y en los árboles crezcan siempre navidades.
Te regalo golondrinas en el pelo,
que se llevan en sus viajes tus pesares,
una cueva recubierta de rubíes
que iluminen el tesoro de tu alma.
Te regalo una canasta de delirios,
un mantel de exquisitas realidades,
una copa infinita de ambrosía,
de las hadas la locura de sus actos.



De gaviotas sin fronteras

Te regalo las mañanas del futuro,
un disco con los mantras para el cuerpo,
una jaula como espejo a la memoria,
que percibas que ser libre es lo que cuenta.
Te regalo el entusiasmo de un proyecto,
la certeza que si crees se realiza,
una guía para días empedrados,
un refugio para noches de tormenta.
Te regalo nuevamente la confianza,
el mirar de frente al que se acerca,
el que lleves como escudo la sonrisa,
el latir de la verdad en la palabra.




http://www.letralia.com/207/letras14.htm





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