Corrado Calabrò nació en Reggio Calabria en 1935. Fue presidente adjunto del Consejo de Estado de Italia y desde 2005 dirige la Autoridad para las Garantías en las Comunicaciones. Su primer volumen de poemas, publicado en 1960, fue "Prima attesa". A éste le siguieron "Agavi in fiore" (SEN, Nápoles, 1976); "Vuoto d'aria" (Guanda, Milán, 1979); "Presente anteriore" (Vanni Scheiwiller, Milán, 1981); "Mittente sconosciuta" (Franco Maria Ricci, Milán, 1984); "Rosso d'Alicudi" (Mondadori, Milán, 1992); "Lo stesso rischio-Le même risque" (Crocetti, Milán, 2000); "Le ancore infeconde" (Pagine, Roma, 2000). En 2002 Mondadori publicó en la colección "Oscar", bajo el título "Una vita per il suo verso", una exhaustiva muestra de su poesía, con un importante prólogo de Dante Maffia. Su último libro, "Poesie d'amore" (Newton & Compton, Roma, 2004), le confirmó como un poeta de gran éxito popular.
Con agradecimiento a mi amigo poeta EMILIO COCO
por su aportación de los poemas traducidos
de Conrado Calabró para esta antología.
UN CUCHILLO EN LA MIEL
CONRADO CALABRÓ
POESÍA COMPLETA
(1960-2010)
EDICIÓN y TRADUCCIÓN: EMILIO COCO
Fugger Poesía
SIAL Ediciones
UN CUCHILLO EN LA MIEL
Una escama dorada cubre
el regazo sin sal
del mar de enero.
Se alarga el río en el golfo vidriado
como una lengua en la miel.
Apuñala con frialdad al azul
la estela de hielo de un Phantom.
Como un cuchillo en la miel
hundes en mi corazón tu mirada.
DILEMA
Tibia luna como sol albino...
Todo es silencio en el mar
como en el firmamento cohibido.
¿Duermes o simulas,
los párpados entornados como los gatos?
Luna quieta en el cielo
como un dilema.
No existe instrumento para distinguir
el movimiento uniforme
del estado de quietud.
A quien navega bajo la luna
no sirve darse cuenta
si va o si se deja llevar
no es posible distinguir
Venus de la estrella Polar
la superficie del fondo del mar.
¿Sabes en qué pensaba?
Si me acerco a ti
más que tú no te alejes
en definitiva es lo mismo
que si una atracción latente
nos atrajera recíprocamente;
o si una estrella en su momento extremo
nos tragara en su desaparición
(es así, cariño, no es una idea mía;
lo dice Einstein – o Stephen Hawking – creo,
no Zenón de Elea).
INSULTO
Pesado como un insulto
tu silencio
PINTADAS MURALES
Era sábado,
llovía y pensaba en ti.
Era sábado,
llovía y estaba conmigo.
LA PIEDRA SOBRE LA ALMOHADA
De muchacho
me adhería jadeante a la roca.
Boca abajo
palpo tu rostro cerrado como una piedra
PALIDECE EL DÍA
En mi hombro cansado tu mejilla
arriba arriba arriba
palidece el día palidecen los labios
arriba arriba un golpe de ala aún
hasta allá donde el oxígeno nos falta.
JÓNICA
Cuando la noche una sábana de lino
se abre en el agua como las medusas
y dentro de las pupilas se dilata
para que la noche se extienda como el mar
yo quisiera tu lengua, por el mar
salada, como una hostia en extenuante
ayuno esperada, mordaza de seda
que casi no me deja respirar.
Ah, si me ahogara con ojos de muchacho
en la marea refluyente
de tu ternura–
¡oh cuán esperada!
–así como avanzando
mar adentro te ahogas
en la respiración del mar
(por su voluptuosidad
de un vaivén de caricias
inquieto como el regazo
de una amante, materno
por el sueño profundo
de toda espera y añoranza
que él mece en el fondo)
cautelosamente frenado
esta noche por el blando
paracaídas sedoso
del agua, ¡amordazado
en el lento descenso
por el resurgente
placer del mar!
EN EL IMPULSO
Apartado,
en un baño cobrizo de petróleo,
como un ostensorio se hunde
en semicupio el sol.
En el impulso,
con un biberón de gasolina,
se sustenta y se agota en un corto radio
nuestro vuelo.
CORTEJO
Paños colgantes
rostros arrimados
narices y rencores calentados con el aliento
ansia de identidad fraternizada
células, durante una hora,
con miles de brazos ensortijada.
INTERVALOS
No existen notas
sin silencios
trenes sin estaciones
vuelos sin aterrizajes
sueños sin despertares
inspiraciones sin espiraciones
palabras de amor
sin espacios blancos.
JARDÍN DE LOS OLIVOS
He venido a tu encuentro y te he besado,
ya ahorcado a la necesidad de traicionarte.
NO ERES UNA DIOSA
No eres una diosa.
De las diosas, de su gracia, posees
la ataraxia, esta incapacidad
de salir de ti misma y amar a otro.
No eres una diosa.Incluso si tienes su porte
y sus silencios oblongos.
Dulce, sin embargo, también para las diosas
se consumen las brasas de la noche.
¿Recuerdas mi primer madrigal?
«¿Sabes por qué tampoco la luna se pinta?
Porque es hermosa así, con su palidez».
Y el otro (que era de Rilke):
«No porque tú estás más cercana
a Dios, sino porque blancas tienes las manos... ».
Pensándolo bien, la cosa menos extraña
por la que te he amado inconjugablemente
(como a una diosa, claro) fue esta
virginal inhumanidad tuya.
Con un bostezo sofocado
amanecen, ostensosas, las paredes.
Siento una respiración leve detrás de mis espaldas
pero no me vuelvo: vería en tus ojos
reencenderse, al romper el día,
el neón enfriado de las adolescentes.
LA TIENDA DEL NÓMADA
Bajan para abrigar tus pensamientos
tus párpados sombríos, como a un nómada
lo escuda la tienda del desierto.
No instalaré cerca de ti la tienda
no chuparé de ti agua profunda:
quiero sólo humedecer en esos charcos
la larga sed que llevo dentro.
Apartaré un poco las cortinas cerradas
con mi entristecido hocico de camello
y me encaminaré, alargando el cuello
que sirve de recipiente para mi sed
y con el lomo arqueado como un gato.
POR SI UN DÍA ME MUERO
Por si un día me muero
sucederá un domingo.
Y en ese caso y en ese día
seré yo quien se muera.
Si no lo he hecho hasta hoy
fue por varios cometidos.
He tenido que hacerme sustituir:
por parientes, amigos, conocidos.
Por si un día me muero,
ya verán, ocurrirá un domingo.
INSULTO
Pesado como un insulto
tu silencio
PINTADAS MURALES
Era sábado,
llovía y pensaba en ti.
Era sábado,
llovía y estaba conmigo.
LA PIEDRA SOBRE LA ALMOHADA
De muchacho
me adhería jadeante a la roca.
Boca abajo
palpo tu rostro cerrado como una piedra
PALIDECE EL DÍA
En mi hombro cansado tu mejilla
arriba arriba arriba
palidece el día palidecen los labios
arriba arriba un golpe de ala aún
hasta allá donde el oxígeno nos falta.
JÓNICA
Cuando la noche una sábana de lino
se abre en el agua como las medusas
y dentro de las pupilas se dilata
para que la noche se extienda como el mar
yo quisiera tu lengua, por el mar
salada, como una hostia en extenuante
ayuno esperada, mordaza de seda
que casi no me deja respirar.
Ah, si me ahogara con ojos de muchacho
en la marea refluyente
de tu ternura–
¡oh cuán esperada!
–así como avanzando
mar adentro te ahogas
en la respiración del mar
(por su voluptuosidad
de un vaivén de caricias
inquieto como el regazo
de una amante, materno
por el sueño profundo
de toda espera y añoranza
que él mece en el fondo)
cautelosamente frenado
esta noche por el blando
paracaídas sedoso
del agua, ¡amordazado
en el lento descenso
por el resurgente
placer del mar!
EN EL IMPULSO
Apartado,
en un baño cobrizo de petróleo,
como un ostensorio se hunde
en semicupio el sol.
En el impulso,
con un biberón de gasolina,
se sustenta y se agota en un corto radio
nuestro vuelo.
CORTEJO
Paños colgantes
rostros arrimados
narices y rencores calentados con el aliento
ansia de identidad fraternizada
células, durante una hora,
con miles de brazos ensortijada.
INTERVALOS
No existen notas
sin silencios
trenes sin estaciones
vuelos sin aterrizajes
sueños sin despertares
inspiraciones sin espiraciones
palabras de amor
sin espacios blancos.
JARDÍN DE LOS OLIVOS
He venido a tu encuentro y te he besado,
ya ahorcado a la necesidad de traicionarte.
NO ERES UNA DIOSA
No eres una diosa.
De las diosas, de su gracia, posees
la ataraxia, esta incapacidad
de salir de ti misma y amar a otro.
No eres una diosa.Incluso si tienes su porte
y sus silencios oblongos.
Dulce, sin embargo, también para las diosas
se consumen las brasas de la noche.
¿Recuerdas mi primer madrigal?
«¿Sabes por qué tampoco la luna se pinta?
Porque es hermosa así, con su palidez».
Y el otro (que era de Rilke):
«No porque tú estás más cercana
a Dios, sino porque blancas tienes las manos... ».
Pensándolo bien, la cosa menos extraña
por la que te he amado inconjugablemente
(como a una diosa, claro) fue esta
virginal inhumanidad tuya.
Con un bostezo sofocado
amanecen, ostensosas, las paredes.
Siento una respiración leve detrás de mis espaldas
pero no me vuelvo: vería en tus ojos
reencenderse, al romper el día,
el neón enfriado de las adolescentes.
LA TIENDA DEL NÓMADA
Bajan para abrigar tus pensamientos
tus párpados sombríos, como a un nómada
lo escuda la tienda del desierto.
No instalaré cerca de ti la tienda
no chuparé de ti agua profunda:
quiero sólo humedecer en esos charcos
la larga sed que llevo dentro.
Apartaré un poco las cortinas cerradas
con mi entristecido hocico de camello
y me encaminaré, alargando el cuello
que sirve de recipiente para mi sed
y con el lomo arqueado como un gato.
POR SI UN DÍA ME MUERO
Por si un día me muero
sucederá un domingo.
Y en ese caso y en ese día
seré yo quien se muera.
Si no lo he hecho hasta hoy
fue por varios cometidos.
He tenido que hacerme sustituir:
por parientes, amigos, conocidos.
Por si un día me muero,
ya verán, ocurrirá un domingo.
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