David Rubadiri nació en Liuli, Malawi, el 19 de Julio de 1930. Poeta, novelista, dramaturgo, profesor universitario y diplomático, embajador permanente de su país ante las Naciones Unidas. Publicaciones: Growing Up With Poetry: An Anthology for Secondary Schools, 1989; Poems from East Africa, 1971; No Bride Price, Novela, 1967, en la que manifiesta su desencanto contra con el estilo post-independencial de Kamuzu Banda, que guió a Malawi hacia la independencia de los británicos, pero cuya actuación como presidente fue muy controvertida por sus relaciones con el gobierno pro-blanco de Sur-África. También escribió el drama, Come to Tea, en 1965. Su obra ha aparecido en publicaciones internacionales como Transition, Black Orpheus, Présence Africaine, así como en la antología pionera Poesía Moderna de África, en 1963. En la actualidad es vicerrector de la Universidad de Malawi. Sus poemas manifiestan una fructífera combinación consciente de influencias africanas y modos poéticos europeos. Aunque hay una melancolía inserta en sus poemas que es característica común a gran cantidad de poetas africanos y negros de otras regiones del mundo, quizás el humor negro sea la expresión que mejor describe la poesía de Rubadiri. En sus creaciones aquella melancolía está acompañada por una ironía y un sarcasmo que tocan dolorosamente la experiencia vital de su raza. Sin embargo este clásico de la poesía africana, recoge otros elementos que hacen de su poesía una de las más ricas de la contemporaneidad africana. Singular siempre, cuando toca el tema amoroso lo hace distintamente, sin romanticismo pero con la suficiente fuerza evocativa para arrimarnos a la orilla de su amor. Cuando habla en tono bucólico no deja de incluir las fuerzas de la selva y no es un balido lo que suena allí sino un rugido de león.
Mendigando ayuda
Mientras nuestros niños
Se vuelven más pequeños que los fusiles,
Los mayores se vuelven grandes
Leones de Circo
Lejos del hogar.
Mientras las melenas envejecen
En los Zoológicos
En que se han convertido ahora
Nuestras patrias,
Mercados de sobras,
Las armas son más altas
Que nuestros niños.
En la miseria
De un Circo
Que ahora es el hogar,
El látigo del domador
Crepita con un chasquido
Que carcome
La espalda de nuestro ser.
Manos tendidas
En plegaria
De sumisión
En una mendicidad
De Ancianos delicadamente
Practicando la cuerda floja
Para entretener la Entrada
Por Propinas
Que traerán a casa
Juguetes de muerte.
Traducción de Rafael Patiño Góez
Una tormenta de África
Desde el oeste
Nubes vienen de prisa con el viento
Aguzándose
Aquí y allá
Como una plaga de langostas
Girando,
envolviendo cosas en su cola
Como un loco persiguiendo nada.
Nubes preñadas
Cabalgan majestuosas a sus espaldas,
Reuniéndose para empercharse a las colinas
Como siniestras alas oscuras;
El viento silba al través
Y los árboles se inclinan para darle paso.
En la aldea
Gritos de niños encantados,
Dan vueltas
En el fragor del remolinante viento,
Mujeres,
Bebés colgando a sus espaldas
se precipitan
dentro y fuera
con locura;
El viento silba al través
Mientras los árboles se inclinan para darle paso.
Las ropas ondean como banderas andrajosas
Salen volando
Exponiendo pechos oscilantes
Como dentados destellos cegadores
Estruendo, temblor y crujido
En medio del olor de humo disparado
Y la precipitada marcha de la tormenta.
Traducción de Raúl Jaime Gaviria
El árbol brujo de Mubende
El Árbol Brujo
viejo y nudoso
erguido tantos años
con una cruz grabada en la corteza
maltratado
mientras cliquean las cámaras
y suenan lenguas
instruidas.
Allí ha estado desnudo
en su edad de misterios.
Belleza e inocencia
también allí estaban
dos brujas
lado a lado
cuando las vi
lentes prismáticos curioseando
lo viejo y lo nuevo-
para mí fue ella entonces
el Árbol Brujo de Mubende.
Traducción de Roberto Mascaró
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