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martes, 23 de septiembre de 2014

YAKI SETTON [11.117]



Yaki Setton 

(ARGENTINA, Buenos Aires, 1961) licenciado en Letras de la UBA y egresado del Instituto Nacional de Cinematografía. Publicó la antología La revuelta Surrealista (libros del Quirquincho, 1990), la compilación Cartas a sus padres de Franz Kafka (Imago Mundi, 1991) Vidas posibles, en colaboración con Maite Alvarado, (Eudeba, 2000), Quirurgia (Paradiso, 2002), Niñas (bajo la luna, 2004), La apariencia de lo espléndido (bajo la luna, 2006) y Nombres propios (bajo la luna, 2010). En 2013 publica La Educación musical.


Poética

El diagnóstico no fue errado
así el escalpelo ejecutó con su pluma
exclusivamente lo necesario
ni un órgano de más
ni un anhelo

(de Quirurgia, Paradiso, 2002)





De La apariencia de lo espléndido (Bajo la luna, 2006)

El barrio acumula sobre sí los sueños
del futuro y los pequeños corren
desnudos entre casillas de chapa y barro
¿qué puedo hacer cielo olor y riachuelo
de por medio? hay un afán benéfico
en el gesto o la mirada tan parcial
que no puedo decirles nada






Quisiera abrazarme a las cosas
como si fuera ellas y ocupar sus lugares
ser cuerda en una viola suela en un zapato
olla con agua en pleno hervor y que me tomen
por las asas







“¿Acaso soy yo el Mar, soy el monstruo marino
para que pongas guardias contra mí?”
Job, 8:12

Parece que llegamos al final de este viaje donde las aguas
son cálidas las olas leves y el respirar no es ningún esfuerzo
la luz de tono azulado se torna púrpura ¿Qué nos espera
más adelante? El temor guía el impulso aunque no existe un anhelo
que marque nuestro norte ¿seguiremos jugando a las escondidas?
Yo voy a hacer como que estoy contento separaré los labios
e intentaré una sonrisa bien sabemos que no existe el regocijo
y sólo es cuestión de navegar hasta agotarse



Poema de Nombres propios 

Elsa

Tengo entre mis manos, Elsa, la carta de rechazo a tu pedido
de indemnización por trabajos en régimen de esclavitud
durante el nazismo: “Al notificarle de esta decisión, la German
Forced Labour Compensation Programme desea expresar
su reconocimiento y respeto por cada víctima del régimen
Nazi, tenga derecho o no a una indemnización”.
Elsa, no te he conocido; ni siquiera he visto una foto tuya. Sé
que llegaste después de la guerra. Que fuiste torturada
por la Gestapo. Que en la Argentina trabajaste de modelo.
Pero hoy ya no estás entre nosotros. Vivo en la que era tu casa,
en el barrio de Belgrano, sobre la calle Freire al dos mil
y he recibido un par de cartas en estos meses (15 de junio
6 de julio del 2005) donde informan que no te pagarán
nada tras haberte forzado a trabajar en una fábrica alemana.
¿Habrá sido en Allianz, Bayer, BMW, Daimler Benz,
Deutsche Bank? ¿O en Krupp-Hoesch, Siemens, Volkswagen,
IG Farben, Portland-Zement? ¿Acaso en Bankhaus Stein, AEG,
Alex Zink, Dresdner Bank? ¿En cuál de ellas fuiste obrera forzada?
¿Para qué usaron tus suaves manos de obra esclava? ¿En hacer caucho
sintético, armar motores o minas, cargar granito? Otto Thierak,
ministro nazi de Justicia, encontró la fórmula del exterminio
mediante el trabajo. ¿Por gitana o judía, homosexual o comunista? Y vos,
Elsa Wessel Pillitz, no les diste el gusto. Pudiste sobrevivir bella,
dicen nuestros vecinos, aunque ya no podés seguir reclamando
sus miserables dineros que hoy, después de 60 años,
ellos siguen prolijamente regateando





Una valija vacía

Una valija vacía
entre los cuerpos de la multitud
una valija vacía
sola pobrecita
espero que alguien la cargue
que alguien la tome
y la lleve a algún lado
una ciudad
aunque sea un pueblito
la abra llena
la vacíe de nuevo






Reichsbahn

La casa tiembla en medio de la noche
mientras siento en la cama el golpe
de una rueda y sus ejes contra los rieles
y durmientes. La locomotora, una Alco
RSD 16 de Ferrocarriles Argentinos,
hace sonar su silbato al tiempo que los vagones
rebotan y rebotan contra mi almohada.
Pasan dos, diez, veintiocho, treinta y seis ...
vagones de ganado, levanto la persiana
para sacar la cabeza pero el alambre de púas
no me deja y de reojo leo Deutsche Reichsbahn
BR 17 1059 y el humo de la máquina me tapa.
No puedo ver más allá, sólo escuchar los golpes
repetidos en los topes de cada vagón entre sí,
los chirridos de frenos gastados e inservibles,
las quejas de los cuerpos apretados porque no hay lugar
para sentarse no hay lugar para desplomarse sólo calor y sed
y nada que tomar nada que comer, estaciones que pasan
de largo y el lento traqueteo que nunca termina en esta casa
llena de grietas tan cerca de una estación de trenes argentinos
tan parecidos a otros trenes que no me dejan dormir.







La educación musical

                                                                                                                                              A Manu y Juli

Estamos solos en la plaza sin nada que hacer
hay que inventar algo y empezamos a patear una pelota.
La espalda duele, los muslos también y ellos corren
tienen 13, 16 y juegan con su padre.
En un esfuerzo por seguir juntos ellos me acompañan.

*

El frío nos rodea en este invierno y los cuerpos se fatigan
solos ateridos por el frío que cala los huesos.
En el atardecer se impone un juego de mesa de esos
que me aburren siempre. Me obligo y ellos me empujan
a ganar y perder. Sus sonrisas, sus gritos de bronca
me hacen sentir vivo

*

Se asoma niño en los títulos de la película de Temple: The future
is unwritten. Aprieta mi mano en este cine de Villa Urquiza mientras
nos hace saltar de la silla ¡White riot - I wanna riot , White riot,
a riot of my own ! Strummer  grita desde la banda sonora y juega de chico/
en una hamaca desde la pantalla, ¡a que va a asaltar los barrios blancos
de Londres!

*
Me pide una guitarra. Miramos varias. Cualquiera, me dice. Y yo señalo
cuál mientras él se preocupa por una armónica que pagará de su propio/
bolsillo. La elige como si fuera un experto. La observa, ella baila
sobre su mano izquierda, y la pone entre sus labios para hacerla vibrar.

*

El gusto por el vinilo es, muchas veces, una lucha inútil por recuperar
lo que ya no existe. Así se suceden infinitas escenas por el disco
que se escucha mal, la púa que se gasta o la impedancia que hay
de un equipo a otro. Entre éxitos y fracasos nos movemos con soltura/
y otras con grave incomodidad mientras la música suena, bien
o mal, sin parar.

*

Son esos momentos de gracia. Es medianoche y apretados los tres
en el asiento trasero de un taxi vamos de una punta a otra de la ciudad/.
Ellos hablan de fútbol, de jugadores, de estadísticas y campeonatos
ganados por la azul y oro. La felicidad me atraviesa no sé por qué
mientras dormito y mi cabeza cae y se levanta sin cesar.

De  La educación musical 





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