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sábado, 24 de mayo de 2014

ÁNGEL ORTUÑO [10.697]


Ángel Ortuño

(Guadalajara, Jalisco, 1969)





Historia natural y moral de las Indias

Somos el armadillo, el mono
araña, el perro
chihuahueño, la llama.

Nunca tuvimos oportunidad de subir
al arca de Noé.

Pero no nos ahogamos
sino en el dolorido asombro 
de algún fraile

y en el olor del cuarto de la adúltera.






¿Qué hacer ante un billete aparentemente falso?

Primero
no lo use para pagar
el precio de escribir esa pregunta:

lo cubrirán de brea, lo formarán
en la hilera de los que no son clientes
y merecen
solo ver sus horóscopos y escuchar consejos.

Los bancos son así
y tienen los derechos registrados.

¿Qué será de su vida,
pobre diablo de los billetes falsos?

Sin escándalo. Salga.
Evítenos la pena
de decirle al personal de seguridad
que en ese portafolios
no carga usted más que una pequeña
y muy barata
revista que se llama Bellezas Reales
y promete modelos muy pasadas de peso. ~






Fantasmas de submarinos alemanes, 
Saciedad de los peces

Fantasmas de 
submarinos alemanes

Caminan
sobre el agua
los moscos en la fuente. Alrededor
palomas
picotean migajas embebidas
en una solución
que las volverá estériles. Incluso
alguna ha muerto y la lanzan
los niños

terminan el milagro y los insectos
no la ven irse al fondo.

En la radio prometen
descifrar los misterios de la guerra mundial
y la voz te recuerda
una mujer desnuda con un fuete en la mano
y una bonita gorra militar.






Saciedad de los peces

¿Cómo no imaginar
las burbujas tiñéndose,
los gritos y la sangre en la bañera
donde pagan mujeres increíbles
el precio de cruzar a nado el Amazonas
en un documental sobre pirañas?

Todo está siempre apareciendo.
El cerebro dañado
se ha vuelto incapaz
y ciego al movimiento. ~





Corografía

El canto sin las notas. La sombra
de las hojas sube al árbol.

La mano que se esfuma. El abanico
que cierra sus varillas como si fueran párpados.

Un tajo, el horizonte.
Arriba del rectágulo es abajo. -






Las malas acciones

En forma de animal o de mujer impúdica, es
el diablo:
sus manos de muñeca mordida
por un cerdo,
las pezuñas
que asoman apenas
un quirúrgico instante,
las lindas zapatillas de cristal.

Por supuesto, no existe. Pero el Infierno sí.




Ápice de la decadencia romántica


Ustedes
no reconocerían una doncella
aunque los mordiera, aunque supieran
que la palabra gratis
había sido escrita
                           con la lengua
por cada nuevo niño
(en algunos minutos, si medimos
con los años de un perro)
en paredes y pisos,
en los fruteros negros,
en casa de la bruja.

Pasarían, impertérritos, de largo.






Libélulas debajo de la cama

Con la voz que debieran
tener las tablas ouija
si no fueran la falsificación más evidente de un teléfono
después de que le cayera la caja de caudales
(puro acero), la niña lee poemas
mientras Drácula ríe:

--¿No suena espeluznante --pregunta entre hipos
y desconsideradas …... por lo muy perceptibles
emisiones de saliva sangrienta.





Doctora Corazón. 

Tarántula enfermera
La técnica falaz de las cosas infinitas.
Renato Leduc

Los charlatanes nos desacreditan.
Si 33 minutos les bastaran
para rendir --rogando otra patada
en medio de la boca--

al ser amado

o por ejemplo
que enloquezca de rabia algún vecino.

Pero no.

En cambio cuando digo
que con toda la ropa que ensuciaste
mandaría grabar
un juego de cubiertos

nadie me cree. Sucede
que ya nadie.

Boa
Mantis Editores, 2009.






Desayuno continental

El señor que parece un pollo frito
no busca su cabeza
¿cómo podría? Tal vez 
cayó detrás del automóvil.
La camioneta arde mientras huye
otro señor, un torso que se aferra
como lo haría una lata en su cordel
a la cola de un perro:
una motocicleta lo lleva de la mano.

Sé que los dos murieron
en gallarda defensa 
de la raíz cuadrada.






Poemas de "Boa"


BLUES CON LA PANTERA ROSA

Aserré por mitad
una muñeca 
muy parecida a ti.

Luego me fui sonriente caminando
en dos direcciones opuestas.





NEG RAYI NEG

Mi boca es una caja, 
tu boca es una cama de fakir.
El negro
odia
al negro
(neg rayi neg).
Soy un collar de acero. Tú pareces mirar
hacia el centro de un cuadro
lleno de corazones dibujados a lápiz.
La sombra de una silla cabe toda
en tu mano.





CUARTO DE LA SIRVIENTA

Tú eres una cosa. Te amordaza
y no sabría explicar por qué olfatea
si alguien lo sorprendiera sobre la toallas
húmedas, 
tiradas en el piso.

eres
una
cosa.

Te ha imaginado muerta
bajo la regadera que es hisopo
de ácido sulfúrico no es agua.

NADA.NADA.NADA.

Sonidos raros, luces, tarántulas se crispan en las 
manos.
La cabeza de Dios (que es modernista), 
las sandalias
de hule.

Tú eres 
una cosa.

Que no:
Nada.

El radio está en Argel.
El baño es turco.
Y la voz canta:

Nada.

"Boa" * fue publicado en septiembre de 2009 por la editorial Mantis.





El ejemplar desorden de la poesía


Colaboración de Luis Medina Gutiérrez

La poesía de Ángel Ortuño no es el ramillete común de palabras con que gusta deleitarse los lectores ávidos de experiencias fáciles. El vocablo sencillo, la imagen alentadora y perecedera en la memoria del hombre común que sueña un mundo mejor no provienen de las líneas de este poeta.

Ortuño (poeta tapatío, 1969) prefiere el desgaste de la imaginación, el agobio del lenguaje, las palabras duras, difíciles de enternecer algún corazón adolescente. Sus versos buscan la novedad, sigue siendo fiel al olvidado escándalo vanguardista y no espera escribir para ser premiado o ser recordado. La confusión de sus palabras es el ordenado homenaje al alma de la lengua, pero también la mordaz y cínica bofetada de sus imágenes, igualmente, bien construidas que van encaminadas a una metáfora propia, desdeñosa e individual. 

Aún así el espectro culterano de "Siam" (Filodecaballos, 2001) no deja de lado los pasajes de la vida diaria, con previa advertencia de un buen altercado de cinismo o ironía. Poeta de tono discreto, Ortuño, nos sorprende con poemas extraídos de agencias informativas como Kenia, donde encontramos como epígrafe al cable de la agencia EFE, donde el autor reflexiona y se regodea sobre el dato milenario de la maldición de la masiva manifestación de mujeres desnudas: 



Esto no dice nada. No podría.
Las huríes son vírgenes por la bondad del opio cuya mano -chino de utilería,
largos dedos que son tan sólo uñas-
se vuelve madre nuestra dolorosa. (p. 9)



Y no muy lejana apreciación hallamos en la noticia de la actriz porno iraní, condenada a morir lapidada, según las leyes musulmanas, donde el poeta alcanza a percibir la lujuria contenida de sus acusadores:



Lapidación de la actriz iraní

Quedan libres los brazos, la cabeza,
el cuello, los hombros, las axilas
(seguramente como detalle estético)



La mujer manotea

(35 años y escaso talento dramático)
Los jueces imaginan
el olor de su sexo enterrado.
Recuerdan.
Las escenas, los jadeos de la cinta pornográfica. (p. 7)



Dos versos desnudan esa parte mordaz del poeta: "(seguramente como detalle estético)" y "(35 años y escaso talento dramático)". 

En el poema "Señas de africanía", Dios en un arranque de rabia creó a "los terribles cuerpos de las negras" "en mucho menos de un oloroso día", éstos son versos del poeta. La gracia erótica del poema es acompañada por la dureza de estas palabras lo que da más realce y fortaleza al deseo:



...y los terribles cuerpos de las negras
-"Diosa (de dios) f. Falsa deidad 
de sexo femenino", 
dice mientras se talla entre las ingles
la cofia y el mandil y el diccionario
de la Real Academia de la Lengua
Española- (p. 8)



Ortuño es muy sutil en su imaginación erótica. Tras ese disfraz elegante hallamos encendidos poemas y fetiches memorables como el lápiz labial; la plasticidad o fotografía de unos labios rojos en el borde un vaso:



Hay lápices de labios 
(retumba una más atrabilaria traducción de lipstick)
que no dejan 
ningún residuo graso
en los bordes del vaso que olfatean... (p. 13)



En otra página hallamos el cuerpo contorsionado por el fatídico baile y la cabeza del Bautista por "aquella luz obscena entre tus manos". O la piel como una falda, la prenda femenina como significado original de la carne: "(se podría decir que es una falda un pedazo tal vez de vestido)". En cambio, en "Miedo número uno", el pie desnudo y la zapatilla femenina nos entregan las delicias de la seducción y el hechizo:



El cuerpo se divide en diminutos/
huesos/ todos dentro del pie que la mujer/
ha metido en las medias./ El zapato/
es una catedral sobre la mano/... (p. 19)



Único poema de abierta parsimonia erótica, que recrea la belleza universal del pie desnudo de la mujer y su envestidura en un calzado que parece ser otro pie de carne:



¿A dónde se fue el aire/ que sale
del tacón hacia los pasos?/No parece
que pueda/ sino así
sobre la lengua rápida saberse./



Luego, la corsetería otra vez en "Jardines", como el vago recuerdo infantil de la sorprendente diferencia de sexos en la ropa: 



Recuerdan las costuras
como niños que hablan en secreto 
de la ropa interior de las mujeres:
la barbarie exquisita del celaje.



Ángel Ortuño también tiene su anticisne, su provocación, su afrenta, su rechazo a lo estéticamente establecido en Albo:



El cisne, lo sabemos,
se desposa
con una pesadilla de tenazas. (p. 23)



Su poesía revive los cadáveres más horrendos y odiados por la humanidad occidental, como el ideólogo nazi Goebbels, que aparece en el título de un poema. Y no creo que Ortuño simpatice con aquella ideología de la muerte, sino que escabrosamente resucita y nos hace recordar también esa parte oculta de nuestra barbarie. 

En "Siam", el autor de las "Bodas químicas", "Aleta dorsal" y "Boa", el especialista de la vanguardia mexicana, el bibliotecario, el investigador, el editor; no juega con las reglas clásicas de la literatura, su poesía es una propuesta diferente, exenta del contubernio que la lira tiene con el curso de los tiempos, Ortuño sabe romper esa barrera y tal vez nos acerque a un nuevo orden en la poesía.



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