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martes, 22 de enero de 2013

CECILIA PODESTÁ [9185]




Cecilia Podestá (Ayacucho, PERÚ  1981). Escritora. Estudió literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado los poemarios Fotografías escritas (Premio Dedo crítico 2002) reeditado en el 2007 en Lima, Perú; La primera anunciación (2006) reeditado en Paraguay por la editorial Felicita cartonera 2010, Muro de carne (Lima, 2007), Desaparecida (2008) y Vía Crusis en Chepén (2010); las obras dramáticas Las mujeres de la caja (2003), La repisa de los juguetes vacíos y el libro de cuentosDe cabeza sobre el pasto amarillo (2011). Ha llevado talleres de escritura creativa (dramaturgia, poesía, narrativa), de actuación, dirección escénica entre otros. Ha dictado talleres de creación literaria (Anexo Cárcel de Chorillos). Ha obtenido el premio de dramaturgia de la revista Muestra por la obra Cenizo y la mención honrosa en el concurso de libro objeto Carlos Oquendo de Amat, por El libro de cera. Presentó la performance Yo no soy un costo de guerra en el Centro cultural de España, 2011. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de escritores, ferias de libro y seminarios, también como ponente. Dirige el sello editorial Tranvías editores. Artículos suyos en prensa cultural pueden leerse enwww.dinosauriosdelaton.lamula.pe




Sirena

¿Cómo será perderse en un tiempo hecho de agua?
Jugar a ser sirena vieja,
                              tan profunda como un abismo que se ahoga
y sólo el tiempo...

                           entonces sólo agua:
                           el paisaje más vacío
                           hecho de nada
                           l l e n o  d e   a g u a
                           andando como algún tiempo más lento
                           afectando algas imaginarias
                           que se conciben a sí mismas como
                                                    cabellos humanos
                                                                 ondeándose

           al viento, al tiempo y al blanco

rozando ya caído
ese pezón duro
           y ennegrecido
formando en contraste los años suyos
                                 los de ella, claro...

su gesto de adiós avanza con ese
                                           tiempoagua
ella con el cuerpo de viento inmenso
             que sale de su boca
para soplar su cabello:
                              algas blancas y largas.






De La primera anunciación





Yo quiero que ese niño nazca muerto, María,
Poco me importa ser el padre de un salvador
O el santo que acompañe tu vientre
Tocado por las manos ásperas
De un dios egoísta.








Él
Pondrá sobre tu hijo una corona de espinas
Y lo llevará hacia la cruz de los traidores
Lo llamarán:
El Rey de los judíos
Pero antes será arrastrado por su Jerusalén
Y envidiado por Juan, el hijo de tu prima Isabel,
A ser llamado El Bautista
Que tampoco nace aun en esta tierra
Y tiene ya un destino miserable.








El Tuyo se llamará Jesús
Y le pedirá a un hombre que lo lleve a la gloria
Rogará a un tal Judas que lo entregue a los fariseos.
Él venderá su deshonra
Por un lugar en la mesa de los apóstoles
Para la eternidad.








Y en la hora de su muerte
Tu hijo
Partirá hacia los brazos de su padre con dos ladrones,
Tendrá sed
Y morirá diciendo
Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.









María,
¿Quién te perdonará a Ti en la vejez?
¿Quién te dará otro hijo sin una
Muerte o dolor
Que se anuncie en la boca de un ángel perverso?
¿Quién te dará otro hijo que no sea arrebatado
Para el perdón de nuestros sabios pecados?

¿Quién te perdonará a Ti en la vejez?








¿Quién te dará otro hijo sin una
Muerte o dolor
Que se anuncie en la boca de un ángel perverso?
¿Quién te dará otro hijo que no sea arrebatado
Para el perdón de nuestros sabios pecados?

Por eso, joven esposa, yo quiero que ese niño nazca muerto.






Pero será tarde cuando sentada en el infierno
Como una reina virgen e infeliz
Te arrepientas de no haber respirado sobre mi boca
De no haberle dado a mis manos ásperas, pero pacientes,
Tu cuello largo
Tu seno redondo
Tus piernas
Tus pies como racimos.

Será tarde cuando llores la sangre de tu hijo
Por haber negado tus manos
Tu ano
Y tu boca
A mi sexo dulce.






Escribirán que diste a luz sin abrir las piernas.
Los hijos de tus hijos santificarán tu nombre
Y le dirán a las mujeres que también deberán
Llegar vírgenes
A su propio dios.
Sin embargo, ninguna será como Tú
Pura,
Incluso después de parir.







Déjame cambiar tu destino virgen,
Niña esclava de José,
Déjame matarte esta noche entre tanta desgracia
Aquí conmigo
Dentro de Ti
E iniciando una plegaria
Por tu hijo muerto.

No bajes la vista.
No llores, María.
Mírame
Te haré morir para cambiarlo todo
Déjame mostrarte un reino distinto
En el que seas Tú, María la madre de mis hijos
Y te digan todos
Esposa de José el carpintero.

Déjame,
Déjame arrebatar tu vida ese extraño Señor.






Ahora eres María
Mujer de José, que desciende de David.
Eres María esposa del carpintero
Y me debes a mí obediencia.
Olvida a tu falso dios
Y a los profetas que le hablaron de Ti
A los antiguos.






Nuestro hijo
Sabrá que lo elegiste a Él,
No al otro.
Sabrá que nació con la ayuda de una partera
No en un establo esperando oro, incienso y mirra.

Te dirá
Madre, no quiero salvar a nadie.
Y Tú le dirás:
Hijo mío
Fui esposa de tu padre
Como soy madre de un solo hombre.
No salves a nadie,
Nadie merece ser salvado.






DE CUERPOS Y ESPECTROS I

Guarda mis muertos esta noche
mañana volverán a mi piel
mojados con el agualaguna
de tu mirada que observa sombras
haciéndole el amor
a la cal de las paredes
y parir quizá vidas muertas.
Nada habrá cambiado
excepto por los muros de cuerpo
cercándose los dos
... entonces cada cosa ha mutado...







ACUARELA

Imagino mi muerte
(un cuerpo que parece ser el mío entre los
Ecos del tiempo
Sobre esta caja
/encerrado/
tan llena del aire que son recuerdos
y me envuelven
enfriando las pequeñas paredes de madera,
dándoles el viejo sonido
de la nostalgia
que me hace compañía como
un cuerpo capaz de hacer el amor)
estamos él y yo
(mi cuerpo, mi cuerpo y yo)
La piel es suave
Y pronto estos senos blancos estarán cubiertos







CUERPO DESPIERTO

hoy emergen los ojos
como cuerpos ajenos
desnudos
de la música
que los hizo dormir.
lo hacen
temiendo a la magia,
frases,
luces opacas,
inviernos
y ahogos maravillosos.
Han despertado
para ver
un cuerpo muerto y dulce
partido por la mitad
que ya no dice nada más
que alguna nostalgia
lanzada al aire helado.






la Voz de la Manada

Yuo
eterno y feroz animal del tiempo
insomne se arrastra hoy sobre la sal de su ciudad
morador del papel y padre de reos culpables
escribe desde su tétrica morada
para poder devorarlos
los arrebata de otro animal del tiempo
hermano suyo menos salvaje
que retrocede negligente
a estos hombres antes del yerro
a otros los arranca con plena justicia de la misma muerte.
estos reos antes de ser devorados
ofrendan sus propias ciudades inútiles a Yuo.
no servirán para extraviar en ellas
las culpas de la memoria
o aplacar el hambre del temible animal
que suicida su cuerpo comiendo la sal en la que vive
como guardián atrapado de la ciudad de los reos.







CORONACIÓN

Tengo la costumbre de tragar a mis hombres
cuando quedan dormidos sobre el polvo
también de convertirlos en nausea
junto al viejo escenario que regresa a mi cabeza:
                                  los reinos inservibles
                                  de lata y de cartón

que me delatan
como un rey innecesario
que muere inventado
las excusas y hombres que me entierren
y vuelvan a buscarme.

entonces reconozco las latas abiertas y vacías
el cartón que me abriga
y algún animal que a cambio de una caricia
me quiso orinar encima.

No,
no soy un rey,
Sino solamente un juego que se detuvo distraído en la neblina,
el ruido
y el polvo.

Olvidé la coronación.
Respiré la neblina y me quedé dormido.
Perdí una mujer fea de grandes senos
que sonreía para mí y
se desnudaba para que pudiera esconderme del frío
dentro de su cuerpo grande
y de olor a metal oxidado.

Olvidé la coronación
respiré hondo dentro de las latas.
Sumergido,
preferí crear un reino de caparazón,
que se extienda
en cualquier mundo que haya dejado de serlo
para convertirse en algo menos que miseria.



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