Stella Corvalán Vega
Stella Corvalán Vega llevó por el extranjero su extensa y variada creación literaria. Chile nuevamente es conocido en diversos países por uno de sus poetas. Nació en Talca CHILE en noviembre de 1910; vivió en Rancagua hasta los 7 años con su abuela, quien le ofrece los cuidados maternales necesarios. Regresan a Talca y Stella entra a estudiar en el Liceo Fiscal (actual Liceo de Niñas), después en Santiago sigue la carrera de Derecho en la Universidad de Chile, profesión que no ejerce.
Fue homenajeada y bien recibida en el extranjero. En Copenhague ocupa el cargo de representante cultural de América Latina para estudiar la situación cultural de Europa. En París dicta una conferencia sobre las obras de Juana de Ibarbourou con quien mantenía una estrecha amistad en conjunto con Alfonsina Storni. Es extensa y variada es la actividad y viajes que hizo, fue definitivamente una trotamundos, por ello Giovanni Papini la bautiza como "La Cristiana Errante".
Stella Corvalán es poesía pura, sus composiciones no tan solo se asoman, si no que traspasan el límite donde desemboca horizonte y cielo, llevando tras de sí melancolía, gozo para embriagar con su lira la vibración de los sentimientos, el matiz de la naturaleza. Sus poemas cautivan, hipnotizan hasta hacer sentir como su piel y mente sienten>En la mayoría de sus obras la luna se hace presente en el curso del tiempo, en su canto cósmico desnuda su infancia, su grito y lo lanza al mundo en virtuosas sinfonías. Su voz es abismo, árbol, tierra para finalmente ser los dones que ella posee y escribe:
"Convulsos rostros
cayeron en la luna de mi afán,
se me ahondó la mirada,
por devolverles la paz,
me florecieron las manos"
Con su imaginación humaniza al aire, lo convierte en un ser dantesco que vuela impetuoso por selvas, mares, nubes y muerte, lo llama: "Amo de las distancias inauditas /dueño de toda humana creación", le otorga sentimientos humanos a ese "Dios implacable de las distancias", quien con su indomable majestuosidad viola, martiriza a la montaña, para después como un Otello celarla y vigilarla desde "las heladas raíces de su tormento".
Su imaginación vuela sin temor a caer, vuela por el universo, sobre la naturaleza con un afán impetuoso, donde el sueño de ser libre alcanza su máxima expresión, al bautizarse como La Novia del Aire:
"Ni yugos pesados, ni muro al acecho
he buscado esposo que me avive el paso
soy novia del viento.
Iré como brújula,
peregrina eterna de nuevos senderos;
no hay nada que me ate,
ni palabra airada, ni beso travieso.
Ya elegí destino ... soy novia del viento...".
El escritor nace, se forja en la intimidad del tiempo, lleva en su voz el rumor afiebrado del silencio, lleva en sus anales el equipaje de la historia, de ese mundo, de esa patria que ama y lo exilia. El Poeta es una pupila extraviada de Dios, la caricia, el rasguño necesario para la sociedad, es la yugular donde se concentran los sentimientos y el gesto humano. No soporta injusticia, esclavitud, es hermano de la libertad, del rompimiento y del sosiego.
El Poeta en su condición humana puede amar, desilucionarse, volver a amar, pero su esencia original es la de no pertenecer a nadie, necesita la urgencia de estar solo para amanecer construyendo sueños. Stella se reconoce en esta no pertenencia, percibe el Apocalipsis selecto de esta hambre ciega:
"Nadie puede castigarme
que no pertenezco a nadie;
acaso en alguna estrella
tengo oculto mi reinado.
Ningún abrazo en la tierra
tiene la cósmica fuerza
del titilar de los astros.
Nadie puede acariciarme
que no pertenezco a nadie.
Mi reinado está en el canto
pero yo ... no soy de nadie!...
Sus manifestaciones poéticas se deslizan de lo universal a lo subjetivo, siendo la naturaleza quien la marca, ya que desde su infancia la siente como una fiel testigo de su niñez, al recordar cuando podaban los arbustos dice: "El metálico jadeo de la tijera podadora, cercenando maternales ramas constituía un tormento insufrible. Yo tenía alma de Jungla".
Su sensibilidad es aguda, pero no la debilita, la hace fuerte, la fe la salva, la rescata de caer en ese siniestro laberinto donde muchos perecen, la fuerza de su catolicismo es eterna y se aferra a ella cuando cruza por momentos desérticos, mas su voz y fe alcanzan lo divino y reza:
"Dame señor, un cántico de cielo
para dictar al mundo
este libre arrebol y esta riqueza
que vuelca en Estocolmo el levísimo
y otoñal sortilegio ...
Quiero gritar este prodigio alegre,
enredarme en la fronda estremecida
y lanzar mi canción como una flecha
sobre el silencio casto".
La poesía es su escudo, el estandarte donde se reconoce e identifica. Se embriaga al sentir como soles y viñas intactos acuden al sopor de sus días, ofreciendo cándidas mieles, deleites para el sendero que puro y amargo se abre al embeleso de su ser, despertando la avidez de su pluma:
"Mientras que yo avanzaba, temblorosas
iban cayendo de mi voz tranquila
las sentencias tenaces, que agobiaron
con su metal hirviente mis insomnios ...
... Voy herida de amor por los senderos,
sangre secreta mana mi costado,
un territorio, con su daga fina
atraviesa mi cuerpo y mi palabra
¡Abridme el pecho y mirareis el ancho
y lírico hontanar de mi tristeza".
Su sangre secreta y el hontanar de su tristeza fueron fieles amantes de su vida y de su muerte, escribe como presagiando su destino: "Secretamente moriré de otoños / amortajada junto a mis recuerdos" Murió en secreto, triste, sola con esa soledad inextinguible que madura en almas sensitivas. Próxima a cumplir los 84 años fallece en la comuna de Nuñoa de Santiago, a las 23:30 horas el 21 de de agosto de 1994, por un paro cardiorespiratorio producido por su senelidad y deterioro psicoorgánico.
por Silvia Rodríguez
El amante
Levanta el mar sus pompas inquietantes
en la mañana cándida, en la tarde dorada
y en la noche indecisa,
que si el oro del sol logra apresarlo,
luego sucumbe en tentación de lunas.
La mañana gloriosa, la tarde en celo
y la dormida noche
saben ya de su tenaz requiebro,
que es un amante infiel éste que enreda,
su pompa azul en diferentes cielos.
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