BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

jueves, 20 de diciembre de 2012

DAVID JOU [9003]



David Jou
David Jou i Mirabent (Sitges, 1953) es un físico, científico y poeta español, nieto del escultor [[Pere Jou]].
Autor de una amplia obra poética, con una quincena de títulos reunida en edición conjunta en los volúmenes L'èxtasi i el càlcul y L'huracà sobre els mapes. Entre los aspectos de esta obra que merecen una atención especial podemos mencionar el relieve dado a temas científicos, religiosos, cinematográficos, cívicos, además de exploraciones formales inspiradas en formas de la naturaleza o de la ciencia.
Escritor también de varios ensayos como Matèria i materialisme (1999), El temps i la memòria en la ciència contemporània (reunidos en el volumen El laberint del temps, la simfonia de la matèria, 2006) y Algunes qüestions sobre ciència i fe (1992), Ciència, fe, poesia (2003) y conferenciante de divulgación para el público general.
Estudioso e investigador de aspectos históricos y culturales de la ciencia (como los orígenes de la termodinámica y sus resonancias culturales, relaciones entre ciencia y poesía o entre ciencia y teología, etc.). Fue colaborador del Suplemento de Ciencia y Tecnología de La Vanguardia de 1983 a 1994.
Doctorado en Ciencias Físicas por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1978 en la que es catedrático de Física de la Materia Condensada y especializado en la investigación de la termodinámica de procesos irreversibles y mecánica estadística de sistemas fuera del equilibrio, área en que ha publicado unos doscientos artículos en revistas internacionales y varios libros.
Ha recibido varios premios de investigación como el Rey Juan Carlos I, Ciutat de Barcelona, Medalla Narcís Monturiol, Eduard Fontserè o el Premi Crítica Serra d'Or de Recerca. Es miembro de la Sección de Ciencias y Tecnología del Instituto de Estudios Catalanes, de la Reial Acadèmia de Doctors, y miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y de la Accademia Peloritana de Mesina.
Algunos de sus poemas han sido traducidos a otros idiomas como el inglés (The scriptures of the Universe, 2007), alemán (Traumfabrik und Universum, 2006), castellano (Los ojos del halcón maltés, 2001; Las escrituras del universo, 2003; Luz de Sitges, 2004; Sitges en azul, 2006), al francés (Les traces de la fugacité, 2003) y ruso (Slovà is ognya i pepla).


Selección de publicaciones científicas



Extended irreversible thermodynamics Berlin: Springer, 1993, 2001 (con J. Casas-Vázquez y G. Lebon)

Thermodynamics of Fluids under Flow Berlin: Springer, 2000 (con J. Casas-Vázquez y M. Criado Sancho)
Introduction to the thermodynamics of biological processes New York: Prentice Hall, 1990 (con J. E. Llebot)
Mecànica estadística y biologia molecular Barcelona: Publicacions de la UAB, 1986
Física para las ciencias de la vida Madrid: Mc Graw-Hill, 1994 (con J. E. Llebot y C. Pérez-García)


Obra poética



1981: Mirall de vellut negre

1988: Joc d'ombres
1999: Els ulls del falcó maltès
1988: Transfiguracions
1996: A la deriva blava
1998: Basilisc
2002: Bestiari
2002: L'èxtasi i el càlcul1
2004: Escuma i turbulència
2004: A Barcelona
2004: L'huracà sobre els mapes2
2007: Les escriptures 


Ensayos



1992: Algunes qüestions sobre ciència i fe

1999: Matèria i materialisme
2001: El temps i la memòria en la ciència contemporània
2003: Ciència, fe, poesia
2006: El laberint del temps, la simfonia de la matèria
2008: Déu, Cosmos, Caos. Horitzons del diàleg entre ciència i religió





SIMULACIÓN DEL VIENTO EN UN ORDENADOR

Hay el viento,
y las ecuaciones del viento,
y la realidad del viento.
Y todo es frescor.
Las hojas se agitan en los árboles
y en la pantalla del ordenador,
donde los números simulan el viento,
como si fueran, en verdad, aire en movimiento,
que agitara otras hojas en un mundo interior.
¡Y son tan sólo pensamiento,
imágenes, cálculos! Pero tan reales parecen,
que no sabemos, de estos dos mundos, cuál es el impostor:
si el del galope de los cálculos a las órdenes de la mente
o el de las hojas que se dejan, indolentemente,
mecer en la luminosa turbulencia.
O quizás ambos son reales en verdad,
en órdenes diferentes de plenitud y de existencia:
como si el Creador que nos piensa nos permitiera crear
a la justa medida de nuestra inteligencia.




Poema al número π

A Pilar Bayer
A F Walter Ma


3   La longitud de la circunferencia,
       la longitud del diámetro:
       ¡qué fuerza su cociente,

1    siempre el mismo, constante, eterno!,

4  tres coma catorce,
       tres coma catorce dieciséis,
       primeros balbuceos de un río infinito
       de decimales sin período, siempre nuevos,

1   único e infinito, único y diverso,

5   tres coma catorce,
      el recuerdo escolar de tantos cálculos,
      tres coma catorce dieciséis,
      el recuerdo de números en clave,
      como barcos en un puerto,

9  humeantes, a punto de partir
      río abajo, mientras el agua fluye
      hecha números y caricia,
      y el lomo de los cocodrilos de las preguntas
      que van haciendo los matemáticos
      anuncia ya todo tipo de peligros:
      es fácil que una de ellas os pille
      en sus mandíbulas plagadas de agudezas
      y os arranque años de vida con un problema,

2   el área del círculo
      Dividida por el cuadrado del radio

seductor, desafiante,
     muy difícil de resolver,
     pero tan atractivo que ni siquiera os déis cuenta
     de que estáis quemando en él la vida,
     de tan adentro como os ha entrado
     aquella pregunta que tan pocos pueden comprender,

5  y los cinco sentidos se ponen al acecho
      de algo que desborda los sentidos,
      de las extrañas propiedades de un número
      llamado irracional y que desborda la razón,
      pero que está en el fondo de la razón del universo.

El primer problema: calcularlo,
     obtener más y más decimales,
     escalar un monte de decimales,

penetrando cada vez más en un mundo
     que ya no pertenece al universo de la medida
     –si medís las longitudes
     de circunferencias reales, de diámetros reales,
     y obtenéis su cociente,

sólo hallaréis dos decimales, tres decimales,
     quizás cuatro decimales del número ? 
     (lo que de él sabían los egipcios):
     los otros quedarán más allá
     de los límites de la precisión de la medida-;
     una definición, pues, que parece tan simple, 
     –un cociente de dos longitudes que estáis viendo
     dibujadas en el papel–

y lleva, en cambio, a un desbordamiento de decimales.
     ¿Y cómo han calculado tantos decimales?
     Durante más de dos mil quinientos años,
     los que se atrevieron a embarcarse en la aventura,
     siguiendo los pasos del gran Arquímedes,
     inscribían polígonos en un círculo,
     decágonos, dodecágonos, pentadecágonos,
     polígonos de más y más lados,
     y calculaban su perímetro

y lo dividían por el diámetro del círculo circunscrito;
     naturalmente, cuanto más lados,
     más se aproxima el polígono a la circunferencia
     y más precisión se consigue en los decimales,
     pero también encontraban
     más y más dificultades;
     parece duro, lo sé,

parece árido, lo sé,
     pero también sé ver los atractivos
     de navegar por un río en una selva espesa,
     sin saber cómo será su curso un poco más allá,
     ahora lento –decimales pequeños–,
     ahora rápido –decimales grandes–,
     siempre fluyente pero siempre impredictible:
     ¿cuál será el siguiente decimal?
     ¿Valdrá dos?, ¿valdrá cinco?, ¿valdrá nueve?

no hay manera de saberlo,
     salvo que hagáis el cálculo;
     ¿cuál será el valor del decimal quinquagésimo?

el área de la esfera
     dividida por cuatro veces el cuadrado del radio,

no hay otra manera de saberlo
     que hacer todos y cada uno de los cálculos
     que conducen hasta este decimal,

es decir, calcular todos los decimales anteriores
     sin saltarse ni uno
     –como en el tiempo de nuestra vida:
     no hay otra manera de saber
     lo que pasará dentro de un año
     que vivir día a día todo el año,
     hora a hora, minuto a minuto todo el año,
     un tiempo, pues, diferente del tiempo de los astros,

predictible a largo término.
     Pero sigamos con los decimales del número ?:
     el método de los polígonos se hace largo y fatigoso: 
     ¿habría manera de hallar un camino más rápido?

John Wallis, hacia mil seiscientos ochenta,
     encuentra (en Oxford) que ? puede ser expresado
     -tomad nota-
     como el doble del producto de los cuadrados
     de todos los números pares
     dividido por el producto de los cuadrados

el volumen de la esfera
     dividido por cuatro tercios del cubo de su radio,

de todos los números impares;
     parece misterioso, lo sé,
     no es evidente, ni fácil de demostrar,
     pero es un salto, ¿no lo véis?:
     hemos pasado, por primera vez en dos mil años,
     de la geometría a la aritmética,

vemos el número ? con una luz diferente, 
     nos cuesta reconocer en este cociente
     de productos de números
     aquel cociente de longitudes inmediatas,

tan directamente visibles y sensibles,
     y ahora nos parece arisco y misterioso,
     pero su cálculo se ha hecho más fácil,

más y más decimales;
     el proceso se acelera todavía más
     cuando se hallan otras formas aritméticas

de escribir el número π, :
     como suma de potencias,
     como suma de inversos de potencias,
     como raíz de sumas de inversos de potencias...
     Pero se necesita, para eso,
     afinar los instrumentos de las matemáticas,
     inventar las derivadas,
     inventar las integrales

–¿inventar o descubrir?:
     observad que son conceptos diferentes
     que suponen, también, ideas muy diversas

dos veces el producto de los cuadrados de todos los pares
     dividido por el producto de los cuadrados de todos los impares

sobre qué son los números y la mente–,
     inventar series de Taylor,
     inventar series de Fourier,
     inventar muchos otros procedimientos
     que no quiero mencionar para evitar
     que este escrito deje de ser lo que quiero:
     un poema, en cierta forma, y no una lección

de matemáticas o historia
     –por eso no hablo de otras propiedades
     del número π, como la transcendencia,
     ni doy ningún detalle de lo que digo.
     No hablo de fórmulas concretas,
     sino de emociones que he sentido,
     y que antes que yo han sentido muchos otros,
     y que sentirán muchos otros cuando yo ya no esté,
     emociones de belleza y de vértigo

5  de viaje y de aventura,
     de esfuerzo, de derrota, de victoria,
     de rebeldía, de perseverancia,
     de fusión con el mundo y de lejanía del mundo,
     que algún día también sentiréis vosotros

0 
el área de la elipse,
     dividida por el producto de sus ejes,

si pensáis, con detalle, en este número
     o en otros números que le son familiares
     -la raíz cuadrada de dos, por ejemplo,
     es decir, el cociente de la diagonal
     y el lado de un cuadrado,
     cociente irracional
     que amargó la vejez de Pitágoras,
     quien había enseñado que el mundo

estaba hecho de números puramente racionales
     –pero ¡qué ironía, que dos formas,
     el círculo y el cuadrado, que encontramos por doquier,
     rehúsen expresarse en estos números!.
     Pero podéis preguntaros otras cosas
     que cuál será el siguiente decimal:
     con los ordenadores, el proceso se ha acelerado
     enormemente y conocemos ya

miles de decimales,
     en lugar de los quinientos a que se había llegado
     con el ingenio y las fuerzas estrictamente humanas;
     así, pues, suponed que ya tenemos

miles de decimales,

todos ellos irrelevantes a efectos prácticos,
     salvo los cinco primeros o, como máximo,
     de los quince o veinte primeros, hilando fino.
     podéis preguntar por la abundancia
     de las diversas cifras:
     la del uno, la del dos, la del tres, la del cuatro,
     la del cinco, la del seis, la del siete, la del ocho,
     la del nueve, la del cero.
     Pues bien: se comprueba –pero mucho antes


de que esto hubiera sido comprobado ya lo había demostrado
     Borel y otros matemáticos–
     que la abundancia relativa de las diversas cifras
     es la misma,
     que la abundancia relativa de todos los grupos de dos cifras
     –quince, veintitrés, noventa y cinco, por ejemplo–
     es la misma

que la abundancia relativa de todos los grupos de tres cifras

–ciento veintiuno, quinientos veintitrés, pongamos por caso-
     es la misma,
     y así sucesivamente para grupos
     de más y más cifras;
     en otras palabras: es seguro
     que en los decimales de π, encontraréis la fecha

de vuestro nacimiento
     (23-10-1953, en mi caso,
     o bien 31-4-1592, si nos fijamos
     en las siete primeras cifras de pi)
     y también la fecha de vuestra muerte
     (que no sabréis reconocer,
     como en mi caso),
     y vuestro número de teléfono;
     más aún: si designamos las letras mediante números

–1 la A, 2 la B, 3 la C, 4 la D 
      y así sucesivamente–
     sabed desde ahora que vuestro nombre está escrito

en los decimales del número π, ,
     y que en algún lugar del número π, podéis hallar,
     juntos, vuestro nombre y el de vuestro amor
     y el nombre de vuestros hijos,
     y las fechas del nacimiento y de la muerte
     de cada uno de vosotros
     Es vertiginoso, ciertamente, pero he de decir
     que al lado de vuestro nombre también está escrito
     el nombre de cualquier hombre o mujer

que hayan existido o que nunca existirán:
     es, pues, vertiginoso y fútil:
     está toda vuestra historia
     pero también todas las otras posibles historias
     que habríais podido vivir,
     todos los otros amores
     que hubierais podido tener,
     de manera que lo dice todo y nada,
     como algunos oráculos antiguos,

o como pasa a menudo cuando se habla demasiado.
     Si miráis el número π, después de haber leído
     este poema, os parecerá, quizás, vertiginoso,

como un pozo sin fondo, como un infinito
     que se despliega ilimitadamente delante vuestro,
     pero moriréis antes de haber podido leer
     una mínima parte de sus decimales.
     En el número π, hay el reposo y el movimiento
     (como en el círculo),
     la eternidad y el tiempo

(como en Dios),
     la finitud y la infinidad
     (como en el universo),
     la armonía y el caos
     (como en el mundo):

1 una definición breve y precisa,


0


y una inacabable sucesión de decimales
     que no repiten su orden en ningún período.
     Pero hay casos aún más inquietantes:
     números que no es posible definir,
     ristras infinitas de decimales

colocados al azar, al puro azar,
     números, pues, que nunca podréis reducir
     a una definición breve y concisa,
     como π, o raíz de dos,
     sino números que son movimiento sin reposo,
     caos sin armonía, tiempo sin eternidad,
     números que ni tan sólo podemos pronunciar,
     números que nos recuerdan que el mundo es inefable,

la longitud de la circunferencia
     dividida por dos veces el radio

y por eso conviene que, de vez en cuando, 
     la poesía hable de esta clase de números
     que comparten con ella los límites del lenguaje,
     y quien sabe si del mundo,
     tal como los números hablan en ella
     mediante los acentos, las sílabas, las estrofas.
     O quizás son números que no pueden existir
     si es que el mundo, en el fondo, es palabra
     –no nuestra, claro está, sino de un Dios

7 que hubiera querido hacerse palabra a la medida
     de nuestra limitada capacidad de escucha–,
     pero esto nos conduciría a otros derroteros
     –los de Dios y de su presencia
     en el mundo y en nosotros–
     que convendría no esquivar como lo hacemos,
     tan desdeñosamente, en estos tiempos.

Pero me detengo aquí
     y doy por acabado este poema
     –de hecho, inacabado y discursivo–,
     sabiendo, empero, que el número π, sigue,

9 caudaloso como todos los ríos a un tiempo,
     con más cifras que gotas el Nilo o el Ganges,
     el Volga o el Amazonas,
     con más cifras que granos de arena
     hay en todas las playas de la Tierra,
     con más cifras que átomos hay
     en todos los planetas del sistema solar,
     y rehusando siempre un orden claro y repetitivo,
     como un río espumoso y turbulento, infinito,

4 pero también lento, sutil, discreto, 
     modesto en su apariencia
     pero con más propiedades que oro hay
     en las minas del mundo,

4 o hasta que Dios se canse de él y diga basta,
     y haga terminar el universo por la fatiga
     de tener que soportar números como éste,
     el número π. 









Llepar la sal, la mel, la fel del teu somriure

LENT: LLUM I MATÈRIA

Jo que vaig ser sorra i sóc avui 
cristall 
per obra d'un gran foc, 
jo que m'he sotmès 
a l'exigent rigor de l'abrasiva talla, 
tinc avui poder 
de convocar la flama. 
Així 
el poeta i el neguit i la paraula 
sorra, foc, cristall, estrofa, ritme 
-ai d'aquell poema que no inflama! 


SIS OMBRES I UNA EXPLOSIÓ

4. Casablanca

     Homenatge a Humphrey Bogart 
                            i Ingrid Bergman

La boira, el marit, l'avió: quina triple llunyania 
     interposada! 
Sóc un home sol altra vegada. 
Ella se n'ha anat.

Tornar a l'esmòquing blanc, al club nocturn, 
a la mirada freda i a l'aire taciturn: 
quina altra cosa em queda? 
I tractar d'ocultar bé l'enamorat 
que des de fa tants anys habita en mi 
-ho saben bé el whisky i la ginebra.

I seguir, 
fer-me fort i desdenyós per resistir 
molts més anys aquest exili de la meva sola pàtria, 
l'amor d'ella.

Tornaràs, oh pianista, altra vegada, 
una nit de bona estrella, 
a tocar-me la cançó que n'anuncia l'arribada? 
Serà tard, ja massa tard: 
els marits es fan eterns i les dones es fan velles 
i els enamorats quedem en un món estrany i a part 
-que cruel, el paradís!- 
on un bes és sols un bes i només queda París. 


PEDRA

1. Mur

Mirar com perdent la mirada 
-liquen, falguera, rovell-, 
inundar-me de pedra, ser pedra, ser vell 
com el món, reposar...

Pesar, 
ocupar un cert volum en l'espai, 
un lloc definit i no moure-me'n mai, 
escalfar-me amb el sol, refredar-me amb el vespre...

Anar-me esquerdant 
molt lentament, esberlar-me algun dia, engrunar-me 
més ràpidament cada cop, 
ser pols en el vent, 
no ser res, reposar... 


AMOR

1

Temptar a les palpentes novetats, 
Gosar fer mil assaigs i balbuceigs, 
Collir triomfs o caure en els combats,

Trencar antics costums i mercadeigs, 
Asclar seguretats, 
Comptar per focs i no per miralleigs,

Anar obrint sentits a nous esclats, 
Tallar lligams, trencar restriccions, 
Crema cada cop més en claredats,

Crear realitat, formar nous móns, 
Amar el desconegut, 
Guanyar en fràgils cervells espais pregons,

Avencs vertiginosos d'absolut, 
Amor per plenitud: 
Tal és el pla secret d'aquest joc mut.

Tastar el destí al fons de tant d'atzar, 
-Guspira, foc, incendi: certitud 
Crescuda des de gota fins a mar-.

Cantar l'atzar que ens ha fet ser destí, 
Cercar més lluny encar 
-Claror, saber, felicitat, camí-;

Cremar d'amor i fondre instants i etern, 
Tractar alhora de ser i d'esdevenir; 
Gaudir i dubtar, conèixer cel i infern;

Guanyar la fonda pau de fer el que cal; 
Gestar nous móns en el meu món intern; 
Gosar saber-me efímer i mortal. 
  


PENSAMENT D'ENAMORAT

Tot ho trobo més clar quan t'evoca 
l'alegria del sol als carrers 
i aquest dolç laberint de xiprers 
on vam córrer i que encara t'invoca.

Veig encara brollar d'una roca, 
com un llamp que en el cel s'esquincés, 
l'aigua freda d'uns dolls fugisse3rs 
que reclamen el goig que els pertoca.

I ningú no sabrà que en secret, 
malgrat l'aire badoc i distret, 
tinc més llum i més aigua i més festa,

i que et tinc, amor meu, i que et tinc, 
i que rius i el cristall del teu dring 
m'és la més saborosa conquesta. 


PENSAMENT D'ENAMORAT

Tot ho trobo més clar quan t'evoca 
l'alegria del sol als carrers 
i aquest dolç laberint de xiprers 
on vam córrer i que encara t'invoca.

Veig encara brollar d'una roca, 
com un llamp que en el cel s'esquincés, 
l'aigua freda d'uns dolls fugisse3rs 
que reclamen el goig que els pertoca.

I ningú no sabrà que en secret, 
malgrat l'aire badoc i distret, 
tinc més llum i més aigua i més festa,

i que et tinc, amor meu, i que et tinc, 
i que rius i el cristall del teu dring 
m'és la més saborosa conquesta. 
  


passeig marítim i altres poemes de sitges

ALBA

Això ha de ser més, això demana més, això reclama créixer, 
ser contemplat és més que la meitat de l'ésser: 
neix un nou paisatge amb cada nova llum, 
ah presència múltiple i diversa, 
matís en la fixesa del costum!

Cada objecte es dóna i es dispersa: 
no és en ell mateix, és en la llum 
que el volta, en la mirada que el completa, 
i l'ull mateix no és si no es concreta 
en una visió. 
Per això elogio l'alba, la promesa, la claror: 
jo tornaré a ser jo, retornarà el paisatge 
-quina novetat, cada retrobament!- 
i tornaré a mirar enamoradament 
la ben sabuda església, la previsible platja.

Què hi serà rutina? Què hi serà sorpresa? 
I en l'expectativa tènue del celatge, 
elogio l'alba i visc en la promesa. 


NÚVOLS

Filtre. Sedàs.  
El vent arrossega altives muntanyes. 
El món ja no és blau; 
el cel és gris plom; la mar és gris plata. 
Incendi al terrat 
-claror sobre els núvols- i pluja a la casa. 
El món s'ha esberlat. 
Sostre. Tendal. Escut. Barricada. 
Lluita. Combat. 
Les ombres on són? -oh nuesa sobtada! 
El vent i la mar. 
Objectes sense ombra; el món sembla fantasma. 
Només amb els llamps 
tornen les ombres, profundes, mullades. 
conèixer el real: 
fulgor d'un instant, com un do incontrolable. 
O bé contemplar 
a recer del balcó aquesta pluja pausada. 
Frescor, intimitat: 
en el canvi del món, canviar la mirada. 
  

El color de la ciència
Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1990)

L’ORDINADOR SIMULA EL NAIXEMENT DELS ESTELS

L’ordre matemàtic simula el món real,
crea un altre món –de càlcul, i mental-
regit per lleis exactes, hipòtesis, models:
en un ordinador reneixen els estels
com fa tants anys nasqueren, en brous primordials.

I som com creadors!: veiem a la pantalla
un món tot just nascut. Una galàxia qualla,
es formen els estels –i tot sota control!
I regulem el temps i dominem el sol,
i musiquem i tot la còsmica rondalla!
-fins que el flux elèctric, de copi i volta, es talla.


LES ESTRELLES I LA VIDA

Els àtoms,
creixent lentament en el ventre calent dels etels,
reunint els protons i neutrons necessaris
per ser no ja hidrogen tan sols, sinó heli,
carboni, nitrogen, metalls
pesants, cada cop més pesants, fins a ser
pols projectada, expansiva en esferes creixents,
pols molt estranya en oceans de buit i d’hidrogen...
Ah quanta llum,
quanta calor en els orígens d’aquesta matèria,
ara palpable amb la mà, fins i tot ara mà
que palpa, que estreny, que colpeja, que esquinça!
Ara, a l’abast,
restes d’estels primitius, antiquíssims...





No hay comentarios: