Liliana Souza
Nació en 1958, en Avellaneda, actualmente vive en Don Bosco.
Por su labor poética obtuvo 16 primeros premios nacionales, a los que se suman reconocimientos en España y EE.UU.
Ha publicado en antologías, diarios, revistas y en sitios web.
Ha sido convocada como jurado en concursos literarios.
Sus poemas se incluyen en los libros LA MUJER ROTA y CIRCULO DE POETAS, publicados en Méjico y España, respectivamente.
Colabora con la Dirección General de Cultura de la Universidad Nacional de Quilmes, editando una Página de Poesía -Quilmespoesía- que se difunde en gigantografías dentro y fuera del establecimiento.
También -poemás- folletos de poesía que se distribuyen en diferentes puntos de la comunidad.
Coordina Talleres Literarios Infantiles y Juveniles. También Talleres para Adultos Mayores con el fin de ejercitar el área cerebral. Ambas actividades las desarrolla en Bibliotecas Públicas.
Es socia activa de la Sociedad Argentina de Escritores.
Ha editado posteriormente “esa otra forma”.
Urgencia
I
no más
que un recorrido sólo pautado
entre las vísperas
donde no hubo
ni habrá
II
un hálito carnal
arde en fuego y azufre
huérfano
de planes de salvación
se pronuncia
a merced de nuevos retos
propicio
casi fundante
III
donde prima la transparencia
una urdimbre
va limándose los dientes
la desnudez revela
zarpazos de absoluto
IV
sobre la orilla
en ese mismo desdén
y en ángulo vacío
la palabra se nutre de rituales
cautiva y en ciernes
evoca la dureza
en silencio y a toda voz
la palabra
mediovive
entre la vida y su reverso
como si ayer
Postal
I
El agua
opone su jadeo.
Ese rumor
ira subterránea
sólo deja espacio
para amordazar.
II
Desbocada
puesta a persistir
en su añeja y vasta mordedura,
el agua se retira en desorden.
Como un mantel
jalando la sobremesa.
III
No habrá éxodo
sino sorpresa en los límites.
El agua no cicatriza.
Se acoda y puja
en aparente
estado terminal.
IV
El agua
debajo del agua
más agua engendra.
El resto es fuga para el ojo.
V
El agua
separa idénticos perfiles
menguando la frontera
de sangre y barro.
Migajas para la miseria
y la unción.
VI
El agua
ya no hace fondo.
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