JORGE NAPARSTEK
(Cabana, Unquillo, provincia de Córdoba, ARGENTINA 1953)
Vivo en Cabana,provincia de Córdoba. Estudié composición con Oscar Bazán y Graciela Castillo,compuse música de cámara y electroacústica, toqué flautas ,clarinetes y saxo alto. Escribo desde chico,pero siempre fue algo colateral,estaba concentrado en la música. Hasta que hace más de un año comencé un taller a distancia con Romina Freschi. Participé en la antología laplanatersuradelcolgar, y en varias publicaciones virtuales.
Tengo un libro publicado:cuerpo de estación -editorial de la municipalidad de Córdoba y un blog: esa tibieza colgada en la ventana: (http://esatibiezacolgadaenlaventana.blogspot.com/)
epicentro
tres dedos debajo del ombligo
en china buscan signos
en el vuelo de los patos
un caracol trepa
el revoque blanco
no mires cómo tiemblo
el movimiento
en el sueño se diluye
caja negra
hasta los juegos de la voz
recorren hilos invisibles
lanzadera ciega
guiada por el tacto
el golpe seco
aprieta el tejido
lo envuelve
acepta:
bienvenido a ese mundo
de criaturas imprevistas
ésa
lleva tu sonrisa
aquel otro
mira
como alguien que conocí
cicatrices que escapan a los ojos
no engañan al faro de la piel
cada pensamiento
fraguado al rojo
deja una marca
conciencia sin conciencia
así
como se adelanta la sombra de una mano
la boca
busca un pasadizo que ceda
trepar la franja del espectro
hacia distancias más cálidas
todas ellas registradas
el pájaro reconoce
la porción de cielo
ocupada por su aliento
reverso del fuego
hacia su extinción
maquillaje de ceniza
en la frente del saddhu
río y soledad
todo grabado
en memoria provisoria
antes de caer
posología
azul sobre negro
cuatro cortos oasis
puntúan su día
busca la dosis de eternidad
debajo de la cama
zapatos, arañas y polvo
miedo a la demencia
¿no es ya su confirmación?
mejor mirar la tarde
lila sobre verde
ella espera
sentada
entre pétalos caídos
sobre un árbol invisible
un carpintero repite su llamado
Por enésima vez abre el correo,
Antigua maga del copipeist,
hoy deambula
entre mundos herrumbrados.
Se interna en la espesura.
El paso de su cuerpo
deja vagos rastros en el aire.
No sabe si entregar
la punta del ovillo.
Tiene miedo
de acabar como trofeo,
junto a un jabalí.
Escapa con su lámpara,
Encandilada por los malabares,
su fantasma se resigna
a un ropero apolillado.
Se mira
en la fotografía satelital de su miedo.
Trapecio hasta otro cuerpo,
sobre un público boquiabierto
de pirañas expectantes.
El rayo parte al árbol,
multiplicación de los cuerpos..
Hambre de mitades diferentes,
irreconciliables.Mientras sueño
ondas concéntricas,
alrededor de una piedra que se hunde.
Atracción silenciosa
que baja hasta los huesos.
El viento
a veces se equivoca.
Días y noches se confunden
La línea se desvanece
bajo el roce de los dedos.
Demencia de equinoccio.
en la rama quebrada del ciruelo.
No hay alivio,
apenas la espera
de algún carmín profundo.
Observación
Todavía existe la muerte,
pero es en cuotas.
La ciencia avanza,
las cosas retroceden.
Imaginemos
que mira una nueva criatura:
cabeza de pez,
cuerpo de playa.
Otro planeta
de arena caliente.
Equidistantes del centro,
los latidos
llegan en momentos diferentes.
El mensaje tropieza.
Puentes derrumbados.
Cede el eslabón,
se frena el vinilo,
La voz espesa su frecuencia
hasta hacerse oscura,
Aparece la distancia.
Asoma su cabeza por la ventana
En paz con su hambre
los ojos se abren.
Atraviesan las nubes.
Durante la noche,
florecen almendros y ciruelos
De mañana,
la sorpresa
resuena como trueno
“recuerde”
dice en la puerta
“la salud
empieza por los pies”
será por eso
que se arrastran
cuesta arriba
como peces volviendo
volando
en una ventana
enfermos pacientes
miran el zócalo
o una pared descascarada
afuera hay sol
otra puerta susurra
“de diez a doce
salud mental”
al final del pasillo
un perro blanco
que nadie ve
si no se puede dormir
no se puede dormir
fábrica camiones
el borde del asfalto
arboledas
el cuaderno bajo un círculo de luz amarillenta
con un ridículo arco iris
pero no tanto como yo
con el cerebro arrugado de tanto pensar
qué no daría
por poder diluirme en un sueño negro sin ruido
una voz femenina dice "maravilloso"
cuatro horas treinta minutos.
veintitrés grados centígrados
toses
cuchicheos
faros en la niebla
aquí dentro como un guiso
entre el microondas y el congelador
cinco horas veinte minutos
sigue la conversación:
él insiste con su mantra urbanizado
ella asiente con prontitud
tengo hambre
imagino un enorme sándwich de pan francés
eso es todo lo que puedo desear?
tengo tres manzanas
definitivamente no suenan como el pan
eso ya lo sé
ahora soy un instante más viejo
el baño se desocupó
desde que pasaste por aquí
el sol cambió de ventana
tus ecos recorren el jardín
una luz más lenta
los mantiene a flote
un roce delicado
con las primeras luces
abro los ojos
a una multitud de mosquitos acechantes
aparentemente
todavía soy deseable
el sol entre la tusca
perfume de la leña que se quema
no sé qué decía algún maestro zen
sobre el fuego y la ceniza mi padre me habla sobre dentaduras postizas
sostengo el tubo contra mi oreja
la cabina es un embudo negro
un rock pasteurizado inunda el ciber
veo caras iluminadas por la luz de las pantallas
cierro los ojos
evidencias
saltar de esta moebius implacable
estúpida pretensión de ser distinto
las cucarachas heredan el planeta
POEMAS DEL LIBRO INÉDITO "ESA TIBIEZA COLGADA EN LA VENTANA"
una a una
las voy poniendo en el cuenco de la mano
para después dejarlas en la mesa
podrían ser pequeños cerebros
con deficiencias en la materia negra
acentuadas por cielo gris prolongado
pero son apenas semillas blancas
contraste aparente
por detrás de las segundas intenciones
el murmullo es monótono
no llega a eclipsar
el perfume de la mandarina.
quedarse dormido frente al monitor
las ideas se emborronan en la boca
tren subterráneo recorriendo dentaduras
cepillos y erosiones en silencio
mensaje cifrado en energía amarillenta
ellos
nosotros
mariposas de un día
evitando despedidas
hipotermia en el circuito
ola blanca reptando en los oídos
después vendrá otra vez el cuentagotas de la tarde
oscuridad diluida sin preludios
en un sueño sublingual.
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