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martes, 27 de noviembre de 2012

HUGO LUNA [8677]




HUGO LUNA. (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina, 1959)
En los años 80 hizo taller con la escritora Alma Maritano y en el taller de Autogestión que funcionó en la Facultad de Letras de la UNR, junto a poetas como Omar Aguiar; Silvina Crosetti y Beatriz Vignoli.
Poemas suyos han aparecido en revistas –tanto gráficas como virtuales- provinciales y nacionales, así como bajo la modalidad de plaquetas o pequeños poemarios.
Algunas publicaciones: Ser (C. del Uruguay); Milenio –Cuaderno de SADE- (C. del Uruguay); Antología 2003 –Realizada por Dirección de Cultura – (C. del Uruguay); Tierras Planas (Santa Fe); Poesía de Rosario (Rosario); LST (BS. As.) y otros.
Publicaciones Individuales:
NoNadaNunca (con Alejo Carbonell) y La pluma y su piar
Distinciones:
1er Bienal Rosario Imagina (Rosario); Letras de Oro (Bs. As); Juegos Florales (C. del Uruguay); y otros.
Ha realizado muestras de poemas junto a artistas plásticos de su ciudad, C del Uruguay, como Mario Morasán, Luis A. Cerrudo, José Luis Saffer, entre otros, y realizado lectura de sus textos en ciudades de Concepción del Uruguay, Rosario y, el año próximo pasado en Capital Federal, en la Biblioteca “José Ingeniero” y en el Centro Cultural Ricardo Rojas, en el ciclo coordinado por Susana Villalba.






I

Fresco como una lechuga
Me acompaña este verano

Liviano -tal corresponde al estío-
alimenta de manera
que parece uno
no haber comido

ya comienza la primer caricia
a intuir otra entrega

levanta vuelo en bandada
rumbo al sol

cambio de estación:
cambia de dueño el corazón

El amor


II

Eran adoradores
De la luz

Pagaban
Fortuna por bimestre
Hasta que se apilaron:
Se colgaron

Los murciélagos


III

Cultas posmodernas
De un tono –cómo
Decirlo- no son
Ni negras ni blancas
Eligen las bibliotecas
Por su hondo silencio

Las he visto
Paseando en las palmeras
Del centro de la ciudad
Y en el hueco de las esculturas
Modernas

Algunas personas
Parecen verse a si mismas
Cuando las ven

Un grito de histeria
Unos pasos de equilibrista que se cae
Las anuncia

Las ratas


IV

Trabaja con tesón
Abre camino
De la profundidad
De la tierra
Hasta
El aéreo limonero
El perfume sube
Y baja
Juanele la quería
Él mismo era
De hacer camino en el aire
De apilar
Como ramitas
Sentido en la palabra

(el veneno lejano
aún puede dañarla)

La hormiga


V

Papá tenía una paloma
Que lo esperaba
A la vuelta del trabajo

Era azul marino, la paloma
Y le hablaba en idioma de paloma
Sobre el hombro, papá

Le respondía en idioma de padre cansado
De obrero enamorado de la poesía

Ella sabía esas palabras
Eran lenguaje de proximidad
Escuchaba en silencio

Esta escena se repetía cada día

Un atardecer la paloma no estuvo más, otro
Mi padre
Se cansó de la espera

La paloma


VI

Nuestro brillo rapaz
La mirada

El abismo de la noche

Quién primero
Irá a detener este rumor

Hermano: dejo mis ojos en los tuyos
Para que llores al verme.

El búho





ancestral

mirar el fuego: es que hay otra cosa? el fuego blanco de la
luna. el fuego alto de los eucaliptos. sin punto de
comparación alguna la gracia del fuego. la espiritualidad
de la madera. lo material de la belleza. el fuego de cecilia
bartoli. los ángeles de alas quemadas. sabia entrega.
penitencia de la memoria. recuerdo inconmensurable:
escuchar el fuego.






humoral

dónde el síntoma cuando se mira el paisaje afiebrado y cae
la nieve y nadie pasa? los árboles disfrazan su iconografía
vegetal para despistar a los pájaros. rabia la luz su
referencia al amarillo del whisky o a una vieja blusa tuya
ahora del harapo y el olvido. la melancolía tuvo otro nombre
más real y más científico antes de posarse sobre el ala
moderna de su patología. estoy mirando por esta ventana
esta vez de tan poca  literatura. pero quisiera que los ojos
del paisaje se perdieran para siempre.

sólo claridad, Ediciones Fantomás, Concepción del Uruguay, 2010







Estoy más vivo 

Estoy más vivo mientras sueño
Que en la vigilia
Eso quiere decir que el borde de mis ojos
No distingue la línea entre párpados
Ahora mismo mientras escribo estoy viendo
Cómo leemos con alguien sin rostro
El rezo de un poema de Perse 
Finalmente de una amiga cuyo nombre
Se arrastra en la oscuridad
Como si diera vuelta la página me doy vuelta
En la cama los pliegos del tiempo
Son una seda que ha perdido el olor de tu cuerpo
Mientras la noche avanza la vida se aleja
La campana de la mañana estalla de plumas
Estoy más vivo cuando despierto que en el sueño
En él mi corazón retrocedía hacia el cuenco de tu pecho







La asepsia del poema

la asepsia del poema
lo empareja 
casita blanqueada a la cal
el poema se salva de la peste
árbol encalado rebotando calor
quién requiere la salud de los morfemas
groseramente 
avergonzado tapa las partes pudendas 
revisemos
tanta formalidad etimológica
tanta adocenada vocal en boca del poema
tanto enjuague a orillas del fonema
caudaloso lavado para que el canto
cante
pegado al silencio de la siesta
prolija la hormiga tala el bosque
prolijo el hombre se despeña
al fondo está el silencio nuestro espejo
no hay fondo ni reflejo en la palabra
extraviada de su limada piedra
el poema verdadero ha de ser sucio
como intactos son los bordes de la tierra





BUENA LETRA

ya no sé querer
he perdido el rastro de mi corazón
sé que una vez latió bajo el viento
y la nieve
sé que un nombre lo llenaba de ternura
de furia
sé que un hombre lo llevaba dentro
ahora
ajeno
busco
el latido del faro
la púrpura luz de la sangre
decir la palabra que me nombre entero
hay que tener pulso para escribir
sobre la huella de una escritura perdida







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