Christos Tsiamis (Patra, Grecia) Estudió ingeniaría química en el City College y en Columbia University en Nueva York. Trabaja en el área de protección ambiental. Ha publicado las siguiente colecciones de poesía:Polytropo (Ostraka, Patras, 1979), Kipos me rizes sto fengari, (Kastaniotis, Athens, 1996), To aftokinito tis agapis (Kastaniotis, Athens, 2000), Makrinos peripatos stin Patra (Melani, Athens, 2007), y una traducción de los poemas de Lawrence Ferlinghetti, These Are My Rivers (Kastaniotis, Athens, 1995). En colaboracion con el fotografo P. Sotiropoulos ha publicado el libro Patra, Photographic Profile of a Vanishing City (Patakis, Athens 2006). Publica regularmente su poesía y sus traducciones en las revistas griegas Lexi, (de)kata, Poiisi, y Poetix. Vive en Nueva York.
Publicado por Revista Ping Pong
Lady Gaga / La estrella pop
Estiro la magia
hasta el otro lado
para hacerla real.
Y hago lo mismo al revés.
Camino en una cuerda floja
como una acróbata
no le temo al vacío.
Me fijo en tus ojos
mientras tejes allá abajo una red.
O como Cristo
en las agitadas olas de un lago.
No me hundiré en el olvido.
Pisaré siempre firme
En la espuma de tu memoria.
Pornografía
Frente a pantallas planas
hundidos, desempleados, durante horas
miramos la pornografía.
Pensamientos planos, escenas de poca profundidad.
La pornografía es la violencia desnuda
(guerras distantes y crímenes cercanos)
que vemos y en la que participamos con nuestra imaginación
como víctimas o victimarios.
La pornografía es el dineo que no cesa.
Esas escenas de opulencia con nosotros en ellas,
en el futuro (nos hacen pensar
que sucederá gracias a una providencia sumamente imprecisa).
La pornografía es el episodio
de televisión que no tiene tema.
Es nuestra vida, la que disfrutamos
bajo la piel de otro.
He aquí el tema candente de nuestros días.
¿Se levantará el cuerpo de la poltrona
y comenzará a dar sus propios pasos
saboreando las alturas y también el polvo de la derrota?
Turistas enloquecidos
Turistas perplejos agarramos los mapas
en las esquinas más concurridas
o en los caminos secretos de la ciudad
donde nos traen las guías.
Hasta que agotados de pasear y pasear
(dices: no sé exactamente por qué
te amo más en el extranjero)
abandonamos esta indagación.
Vamos a otra cosa.
Porque ahora tú y yo
(en esta pequeña habitación,
con nuestra respiración a todo volumen)
somos el país de este viaje.
¡Enloquecemos perdiéndonos en él!
Transplantes de sonido
Aún te recuerdo así.
El color de las flores
en tus cabellos.
En estos días llevas cables
en tus oídos.
Te miro pero no me ves
porque tus ojos
se dirigen a una pantalla
donde una película gira sin parar.
Quizás tu destino se decida en ella.
Aún recuerdo cuando tu mirada
cortaba el aire como el relámpago
en la densa oscuridad nocturna de un bosque.
¡Cuán inquietos están tus dedos esta noche!
Ra ta ta ta, en el yunque de la materia digital.
Aún los recuerdo, con perezosa facilidad
buscándome, encontrándome en mis labios.
Te espero aquí, de este lado del silencio.
¿Vendrás para que podamos hablar de nuevo como la gente?
Sin esos transplantes de sonido en tu cabeza,
o el teléfono móvil que inmoviliza tus pensamientos.
Entonces nuestro encuentro quizás tenga éxito
Cuando todo se elimine en el almacén de esa máquina
que por tantos años nos ha robado la memoria en secreto.
Jardín con raíces en la luna
Esta joven mujer se cierne
sobre mí como un jardín;
su fragancia muestra enojo
‘arráncame, arráncame’
de espaldas al suelo
no llevo volante,
he perdido los dedos
y ahora estoy perdiendo la boca.
¿cómo puedo quitarle la cáscara
a la naranja de su cabeza?
‘No te desesperes’, dice ella,
‘tras una vuelta viene la otra.
Entre la realidad y el reflejo,
nos encontraremos muchas veces’.
Un mapa
¡El cuerpo, ah, el cuerpo!,
ese mapa secreto.
Con puntos de ciudades inexploradas,
cordilleras de espinas de pescados
que son mamíferos, mamúts
en el fondo de los océanos del tiempo.
Autopistas de sueños como alambres al rojo vivo,
las fronteras son los hilos de la sensaciones.
Desato tu hilo
y desenrollo el mapa del cuerpo,
para escapar de la estrechez del mundo.
Comienza el viaje.
Nuestra anatomía se produce.
¡ El cuerpo, el cuerpo que busco!
Traducción realizada por Marithelma Costa. Para los últimos poemas colaboró con Marithelma Costa el catedrático Orlando José Hernández.
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