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domingo, 18 de marzo de 2012

6337.- LUCÍA RIVADENEYRA




Lucía Rivadeneyra, (Morelia, Michoacán, MÉXICO 1957)
Comunicóloga por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Cursó la maestría en Literatura Mexicana, en la Facultad de Filosofía y Letras. Sus libros "Rescoldos", "En cada cicatriz cabe la vida" y "Robo Calificado" fueron merecedores de los Premios Nacionales de Poesía "Elías Nandino" (1987), "Enriqueta Ochoa" (1998) y "Efraín Huerta" (2003), respectivamente. En 2007, publicó la antología personal 'Rumor de tiempos'. Su material poético está incluido en numerosas antologías. La han traducido a diversos idiomas. Catedrática de la UNAM desde 1980, ejerce el periodismo en medios de circulación nacional.






Rescoldos


nada
no hay nada
como llevar rescoldos
de tu amor
entre mis muslos
y sentir el viento
mientras camino
pegajosa
por las calles
de Coyoacán








DICEN


Dicen que un buen baño
lo borra todo.


Yo tengo años de bañarme
frotarme
enrojecerme
y no he podido arrancarme
tus manos.








Chequeo médico


Si ignoras el horror,
si quieres olvidarte de la vida
un rato, entra al hospital más próximo.
Y busca la zona de corta estancia.


Prohibido equivocarse, fumar, llorar a gritos.
Intérnate. El horror estará cerca.
Enférmate, y entonces
arrancarán tu ropa de colores
pesarán tus desmanes y tus dudas.


Escucharán, extraños seres, tu corazón.
Pincharán, sin piedad, todas tus venas.
Querrán de tu dulzura saber todo.


Contarán tus huesos a contraluz
Matarán tu pudor herido y gris


Recibirán completos tus deshechos.
Pondrán anestesia en tu memoria.
Despertarás en blanco
frente a un ramo de minutos muertos.


Todo bien, dirán en algún instante.
Si te puedes ir, no olvidarás nunca.










tocando tus silencios


Tibias sábanas húmedas, poros abiertos,
respiraciones epilépticas
me bajaron por escaleras al infierno
me quemé las manos, se doró mi vientre.


En el fuego mismo del cuarto con sombras
toqué tus silencios
y al caer de espaldas como quien recibe un rayo
te ame por horas sin ausencias.


Tu lengua-brasa, tus dedos-pulpos
encontraron fondo en la espuma cálida
de mi mar picado.
Se decretó marea ¡zafarrancho de combate!
y el crepúsculo se fue presentando
como un aparecido que juega con luces
y se enreda en colores.


Más tarde, con un salto de venado herido,
soñolienta, anestesiada, violácea,
te invité a tomar al toro del pecado por los cuernos
y abrimos la puerta
y entró como un aroma de nardos
la noche fresca.












OleAJEs


Los paranoicos son como los poetas. Nacen así.
Además, interpretan siempre su realidad en el
sentido de su obsesión, a la cual se
adapta todo.
Luis Buñuel




I


Cómo olvidar el mar
si todos los días
entre olas de popelina
me empapa
la salobre blancura
de tu orgasmo




II


Si tu lengua
me arranca óleos marinos
por qué no pintas
mis jadeos




III


El lenguaje de tu cuerpo
en mis adentros
me hace imaginar naúfragos
con la piel desollada




IV


Por las noches
tus besos arenosos
marcan en mi cuerpo
una Vía Láctea
Al amanecer
el mar se la ha tragado
y sólo conservo
en testimonio
el olor de la resaca




V


Antes de dormirte
imagíname sentada en una roca
con las piernas abiertas
frente al crepúsculo
rodeada de algas y cangrejos
Después si puedes
duerme




VI


El único amuleto tibio
vigía de esta cama
es un reloj de arena
que mide nuestro tiempo cotidiano
pero cuando mide el tiempo de mis ganas
pierde la cintura




VII


Hay tormenta en el mar
total oscuridad
barcos perdidos
envuelta en brisa
me acuesto a la deriva
a esperar
tu cuerpo
lleno de brújulas marinas




VIII


Si fuera una sirena
y te tuviera frente a mí
le pediría a un pulpo
que me estrangulara




IX


¡Anda!
buzo perenne
sumergido en mi cuerpo
en busca de oxígeno
y de perlas
¡Anda!
eclípsame con la luna




X


Sorprendida
como mariposa en mar abierto
miro tu sexo
Luego siento entre las piernas
un caballito de mar
que se desplaza incansable
hacia mi encuentro

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