FERNANDO VILLÉN
Nace en Granada, en 1980. Fue y es un humilde poeta, narrador, filósofo y dibujante. Ha compartido versos en el panorama literario de Granada, en talleres, tertulias, ciclos de lecturas, recitales, festivales y una pluralidad de poemas y relatos en revistas y antologías. Ha experimentado con la instalación plástico-poética. Realiza actos y objetos poéticos y hace y deshace esculturas efímeras. Y en colectivo: cine, actos situacionistas y co-escrito y co-dirigido una obra de teatro poético representada una única vez. Inventó los proyectos Filosofía a pie de calle y Filosofilia. Ha sido redactor, locutor y controles técnicos en Onda Cero Radio, y ha realizado labores de corrector y gestor cultural en Alea Blanca Editorial. Ha publicado No sé por qué (Alea Blanca, 2010) y dispersas publicaciones digitales. En cuanto a poesía –no trazos de papel, grafito, aerosol, byte, canción, vidrio, madera, lienzo, filosofías– planea y cuenta con trescientos sesenta y cinco coma veintiséis cuartillas durante trece años ya y más de escritura.
silencio en las calles
en las fauces del lobo
no puedes ni pedir la hora
cómo vas a abrir la boca
preguntar sin respuesta antigua:
¿tienes tiempo
para
una pregunta?
los puestos y plazas
toldos bajo la llovizna
farolas sin horizonte
las aves auguran edificios sin nido
y batallas quedan por librar
en son de garra y nada
palabras huecas sin enlace
aceras de nadie
perras y gatos
adoquines y hojas
lenta muerte y hienas
palomas y grava
silencio en las calles
en las calles
las calles
violentas
triste arte de miserables
mentiras sin coartada
ni beneficio de duda
barrios y laberintos sin salida
las letras se apagan
las horas vencen a los plazos
¿tienes tiempo...
(De Encuentro poético intergeneracional, Alea Blanca, 2008)
pasado
ondas de mar de amor azul
blanco de Luna el amor
a mar no sabe
sin magia y detalles
como nada sabe
un rojo corazón
ni recuerda morir el Sol
que nos abraza besa y ama
y si besa nada
sabe sino que sea
ya luz plena
si desde siempre
la marea nos sueña
inmortales
amor
(De No sé por qué, Alea Blanca, 2010)
tribu
(sigilo)
la presa ajena a nuestras sombras
ningún pie ha de crujir el seco follaje
una sola flecha silbe de contento
el pecarí
abatido
ya conoce su destino
por hoy ya es suficiente
regresemos
el sendero se abre con los ojos cerrados
(cielo satinado
aire puro
la aldea en un claro junto al río
las bananas maduran al Sol
una mujer coa en mano avista
nubes
los niños corren a recibir
la carne y la partida
el relato oficia el ritual de la comida)
iguana y tucán también descansan
zumban los insectos
se hace sentir el latido de la selva
resta una eternidad
lo que queda del día
para acariciar el viento
encerrado en una pluma
o venerar la obsidiana
colgada a tu cuello
sepulcro de los muertos
(la piedra tallada en cada atardecer
la madre amamanta a su hijo
el río enseña y chapotea
lanzas y piernas de chiquillos
la aguja teje un desnudo
la canoa regresa de tratar con las islas
al fin una joven pareja
se perderá entre la maleza
esta noche se celebrará una fiesta)
hay miel para dorar un cordero
recoged leña para la hoguera
maceraremos la hierba de la montaña
y los ancestros verán nuestras calaveras
nosotros
los dedos de la magia
y el esqueleto de la vida
al Espíritu
(un hueso se moja de pintura
los cuerpos se visten para danzar)
durante el sueño las almas viajan
nuestras entrañas dejan de ser extrañas
oscuridad y fuego
miedo y asombro
jungla
el chamán encuentra
una voz en los recovecos
del corazón y narra
la ceremonia
mañana todavía habrá amanecer
(la Luna y la lluvia limpian un viejo día)
la sangre es sagrada
la herida el camino
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