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viernes, 19 de agosto de 2011

4654.- JAVIER ALCIBAR



JAVIER ALCIBAR
Nací en Bilbao en el 62.
Soy músico y poeta.

Mi relación con la poesía se remonta a la infancia. No sé lo que entendería con 6 años, pero la poesía de Machado “Lindos pegasos, caballitos de madera…” me llegó muy hondo.

Estudié Filología Hispánica en Deusto. Por aquel entonces escribir un “buen” poema
era una de las cosas más importantes de mi vida. Ahora el hecho de escribir lo arrastro más como una desgracia. Había poetas que decoraban con sus palabras las paredes de la Gran Vía cercanas al Corte Inglés, donde yo me buscaba, buscando libros de poesía que me justificaran. Con veinte años era vanidoso y me sabía (o lo intuía
al menos) por esa misma razón, también vulnerable. Decidí seguir mi camino solo.

Conocí a Ángel González y fue un hallazgo porque pensé que si esa manera de escribir tan “prosaica” era considerada poesía, la mía, salvando las distancias, también podría ser considerada como tal.
Y me refiero a una manera directa en el decir.

Haciendo y rehaciendo, pasaron los años y los papeles escritos comenzaron a pesar. Decidí intentar su publicación. A Bernardo Atxaga le gustó mucho mi manuscrito de
El baile de los cojos y me ofreció dárselo al editor de Pamiela. A Txema Aranaz también le gustó y años más tarde fue publicado, en el año 1999. Posteriormente dejaron de publicar poesía en castellano.

Kepa Murua, el editor de Bassarai, se interesó por mí y publiqué
De inciertos destinos en el año 2003.

Como músico canto poemas de Blas de Otero, Bécquer, Valente, Ángel González, Ernesto Cardenal, Oquendo, Emily Dickinson…Y más modestamente letras y poemas míos, bajo el epígrafe de LA SOMBRA.

Tengo un libro inédito de poemas póstumos y estoy ultimando un cuarto con poemas de amor y desamor. Incluyo cuatro poemas de estos libros en la presente antología. Escribo sin prisa, escribo sin pausa.

Como decía Lope de Vega, “buen provecho os hagan estos poemas”.




Del libro El baile de los cojos:



PREGUNTAS


Buceando libros,

en bares repletos de humo, amor y gente,

en el rito repetido y siempre nuevo
de las manos sobre un cuerpo desnudo,

en la soledad compartida de los trenes
al exilio y en las salas de espera
de los hospitales,

en todas mis palabras
y a menudo sin saberlo siquiera,

busco respuestas redondas
como panes.

Encuentro preguntas duras
como piedras.






PREMONICIÓN

Alguna vez, veremos en otros ojos
la pobre ilusión
de su reflejo fugaz en los nuestros,
y proclamaremos nuestra nada
y la defenderemos sin parábolas,

viviendo,

modelando un deseo
a la medida de ningún hombre,

enterrando nuestras pequeñas dudas
ante la gran incógnita,

dando luz a alguna verdad
que nacerá sin nombre,

porque el futuro no deja fósiles todavía.







DIOSES DESTERRADOS

Después de tantas y tantas vueltas
aquí seguimos.

Aquí
nos han parido.

Aquí,
arrastrando entre calles
el mismo hilo absurdo
de estar vivos.


Aquí
como si siempre hubiéramos estado
aquí
como si nunca hubiéramos venido
aquí,
a estropear el silencio natural
del mundo
con nuestro humano silencio
tan inútil.

Aquí,
reconociéndonos los unos en los otros
y sin poder asumir

que aquello para lo cual fuimos engendrados,
ahora nos rechaza.








BUSCADOR DE TESOROS

El espejo.
Dentro de cada cofre
aguarda un espejo.

Sólo un espejo
donde se reflejan
tus años de búsqueda
y la línea imborrable de tu vida,

tus pequeñas alegrías
y tus tristezas también pequeñas
y todas las mañanas
y la mañana
que te abraza cada día nuevo.







GEOGRAFÍAS

No pases de largo,
que el tiempo no te pierda,
imprégnate de lo esencial
y no te niegues.

Protegido a manera de escudo
por los cartílagos costales,
delante de la columna vertebral,
encima del diafragma
y entre los dos pulmones,
hay un país
común a todos los apátridas.









LÁZARO A LA VERA DEL CAMINO

A la vera del camino
hay una lápida sin fecha
con mi nombre.


A la vera del camino
hay una lápida sin fecha
con tu nombre.


A la vera del camino
hay una lápida sin fecha
con el nombre
de cada uno de nosotros.


A la vera,
con los ojos siempre abiertos,
Lázaro.
Paria
cuyo nombre fue borrado
de la lápida,
aguarda una señal
para ponerse en camino.

El milagro
de un ángel vivo que esculpa
definitivamente
su nombre sobre el mármol.







EN LA NOCHE

Las plantas de tus pies tocan la tierra,
la misma tierra
sobre la que un día se alzara
el primer hombre
erguido ya para siempre en tu estatura.


Y tú no permaneces inmóvil.
Confirmando que tus pies
fueron creados para caminar,
avanzas sin saberlo.

Derramando aquí y allá hitos
apenas perceptibles, a tu paso.
Iluminando pequeños caminos nuevos,
plantando luciérnagas de colores
en la noche.







CÍRCULO MÁGICO

Un círculo más pequeño
que la pista de aterrizaje
de cualquier helicóptero.

Un círculo invisible
donde apenas cabe un hombre.

Es el círculo mágico
de los ángeles derrotados,
el círculo mágico
que acoge a los ángeles
derribados por el tiempo.

Es el círculo mágico
que alienta a los ángeles nacidos
con las pesadas alas de la Tierra.







AFIRMACIÓN NECESARIA

Juntos y solos
Como los que van a morir.

(Ana Alcibar)


A pesar de todo
y de que no sea suficiente un cuerpo suave
donde agarrarse
con un pie en el aire,
necesito aferrarme a lo más mío,
no irme en ningún tiempo jamás nunca.

A pesar de que ninguna mano
tendida hacia nosotros
pueda frenar una gota de pena

cuando se desliza hacia dentro
de un hombre que muere indefenso
y no falte
nada por hacer aquí
y al final se junten los extremos
y no haya salida
y regresar se haga imposible
y del amor hacia la muerte nadie
quede para nadie.








MAÑANA

Adónde ir.
La tragedia pegada al suelo
acecha
debajo da cada zapato
y lo olvidamos.

De pronto,
por entre las rendijas de los adoquines
salta.

Un grito.

Cae
uno de los que iban con nosotros
agarrado a mañana
y no hay mañana.

Adónde ir
cuando no hay
adonde ir.

Es tarde
y no hay remiendos
para el bolsillo del tiempo.
No hay tiempo.

Después de tanto tiempo
ya no hay tiempo
para esperar tanto,
colgados de mañana.


Tanto tiempo colgados de
mañana.







Poesías del libro De inciertos destinos.



EPICENTRO E HIPOCENTRO

La mirada de un dios

que atravesando cercos
se clave en lo hondo
de esa savia buena
que aún recorre

la soledad de un hombre,

como un árbol
enraizada siempre al mismo suelo
y alzando sus ramas

a otros hombres,
para que compartida duela menos.






HOMBRE POBRE

Pobre del hombre
que no sepa reconocer
una mano
entre todas las manos.

Pobre del hombre
que no alcance a distinguir
entre todas las miradas
una mirada humana.

Pobre del hombre
que no aprenda a ver
entre todas las lágrimas humanas
una sóla lágrima


y en lo más hondo de esa lágrima
sola, una mirada
como una mano
y una mano como una palabra

y una palabra
como esa fe huérfana de nombre
que siempre estuvo allí.






EL MILAGRO

La esperanza nos ha convertido
en herreros de un porvenir
sin forja,
abriendo brecha en un final
que se impone
con la fuerza de un adiós prematuro.

Y necesitaríamos ser algo más,

no un punto irreversible que avanza
sin ser línea en la distancia

o la simiente mítica de un dios falso,
caída en un tiempo de espinos;

pero la realidad nos llama desde el alba
y vamos juntos aprendiendo a vivir
silencio a silencio
y empuñando la palabra
como arma ineficaz contra el ocaso.








LOS NIÑOS NO TIENEN NADA

Los niños no tienen nada,
sólo futuro.

Los niños guardan en sus manos
días nuevos,

días lisos y blancos
como películas de dibujos,
todavía sin estrenar.









ATRACCIÓN TERRESTRE

No te engañes,
no hay retorno.
Los pies
no fueron creados para caminar
de espaldas.

Es imposible volar
con atrofia de nacimiento
en las alas.

No te engañes,
no hay salida,
no puedes escapar
a tu condición de animal terrestre.


Levántate y anda,
sigue tus pasos
y disfruta del paisaje
hasta que la tierra,
de nuevo, te reclame.







LAS OLAS

De vez en cuando me sumergo,
doy un par de vueltas alrededor
de mí mismo,
escribo alguna palabra triste,
-el fondo es triste-
y salgo a flote
a que me golpeen de nuevo
las olas.








NO MOLESTEN

( Propósito final de urbanidad )


No dejaré mi cuerpo tirado
en una esquina,
soy muy limpio.
No me quitaré los pies
ni los zapatos,
no me morderé las uñas
ni daré mis manos
a los pobres, aunque deba.
No me sacaré los ojos,
ya soy ciego.
No masticaré mis dientes,
son muy duros
y los necesito
para comerme la lengua
y devorarme por dentro
las entrañas, reitero,
para callarme modestamente
y en silencio.
No molesten.




Cuatro poemas inéditos:


SELENITA

Tienes los pies en el suelo,
sobre la tierra, y dices
que estoy siempre en la luna.

Prisionero en tu órbita, giro
inevitablemente
feliz.



SER POETA TAMBIÉN

Es estar maldito,
estar borrado,
estar tachado,
arrastrar una cruz
por una cuesta
como otro arrastra
unas palabras
o una cadena
o una vergüenza
o un perro
o una correa
o un collar
de perlas
o un cadáver
recién asesinado.

Ser poeta
también
muchas veces
es arrastrar
tu propio cadáver
muchas veces
recién asesinado.
Y volver a nacer.



PLEGARIA

Por los cantos prisioneros de la piedra

por los caminos que se pierden
en las esquinas de Dios

por las montañas disueltas en granos de arena
y por los granos de arena
que nunca serán perla

por los pobres, los olvidados, los herederos
fugaces de la Tierra.



MI MAL USO DEL LENGUAJE

Me dijeron
que las palabras servían
para pintar cuadros
y hasta para cambiar el mundo.

Pero las palabras de colores
o en negro
sobre blanco,
no cambian el mundo.
Y dice más de la soledad
y la tristeza,
el aullido de un lobo
en la noche.
Y dice más de la alegría
el canto de los pájaros,
tras la lluvia.
Y la frase más solemne
del mejor orador
es menos seria
que el rugido del león
en la selva,
o en lo que quede
de ella.

Por eso,
envío cartas a los perros
y como quien ladra
escribo poemas
a la luna
que está sola.
Y vacía.











La crítica ha dicho de De inciertos destinos:


“Javier Alcibar nos sorprendió a los lectores con su primer y espléndido libro-El baile de los cojos-. Ahora, dos años después, no hace sino confirmar las expectativas que quienes leimos aquella obra depositamos en su autor. A saber: que nos hallamos ante un poeta con un mundo y un estilo propios, con una voz madura y personalísima y, lo que resulta todavía más insólito entre los poetas, con ideas”.

Karmelo C. Iribarren (Pérgola 2003)



“Los poemas se han depurado si cabe, un poco más; su gravedad es mayor y por tanto las palabras pesan más”

Josu Montero (Gara 22/III/2003)



“Cuando la poesía vasca en castellano parecía ser una foto fija desde hacía un par de décadas, la aparición de la poesía de Javier Alcibar ha sido uno de los acontecimientos más notables de los últimos años”.

Pedro Ugarte (El País 27/X/2002)




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