Piergiorgio Viti nació en Sulmona (Italia), el 21 de junio de 1978. Obtuvo el título de licenciado en historia y conservación de bienes culturales, por la Universidad de Macerata y es profesor de enseñanza media, además de periodista. Ha obtenido una cuarentena de premios y reconocimientos en certámenes literarios dentro y fuera de Italia. Poemas suyos han aparecido en diversas revistas literarias y antologías. Escribe, además, ensayos, entrevistas y artículos periodísticos. Administra el blog personal plancton.splinder.com.
Versiones al castellano de Jorge Aulicino
con gestos prudentes
levantas la vajilla, el azúcar,
maniobras con tacitas descontentas.
el verano todavía se demora.
el afán escondido
entre rubios encajes
es un sueño
que adiestras con somníferos.
suspiras. imaginas cosas que te han escamoteado,
estaciones no llegadas
y, en tanto, te quedas absorta
con la mirada
sobre inmóviles vitrales.
levantas la vajilla, el azúcar,
maniobras con tacitas descontentas.
el verano todavía se demora.
el afán escondido
entre rubios encajes
es un sueño
que adiestras con somníferos.
suspiras. imaginas cosas que te han escamoteado,
estaciones no llegadas
y, en tanto, te quedas absorta
con la mirada
sobre inmóviles vitrales.
No te apartes en la luz
que, llameando, te envuelve, casi
te viste. El verano se encarama
a las verjas, sobre las rejas, recupera su
aliento. Las begonias,
abrazándose, atestan cornisas
y cercos. Las cocinas se afanan
por el almuerzo, una voz cortés
lee las noticias, pero tú
miras otro sitio, donde los techos se avienen
a restringir el cielo.
La respiración en el vidrio...
La respiración que en el vidrio se pierde
es de un tiempo que no deja escapatoria.
Mientras el mirar procede
como un bisturí entre invisibles heridas,
tú hablas, de espaldas. En los milímetros
o años que nos separan,
se escucha el espacio en blanco,
entre una palabra y otra.
que, llameando, te envuelve, casi
te viste. El verano se encarama
a las verjas, sobre las rejas, recupera su
aliento. Las begonias,
abrazándose, atestan cornisas
y cercos. Las cocinas se afanan
por el almuerzo, una voz cortés
lee las noticias, pero tú
miras otro sitio, donde los techos se avienen
a restringir el cielo.
La respiración en el vidrio...
La respiración que en el vidrio se pierde
es de un tiempo que no deja escapatoria.
Mientras el mirar procede
como un bisturí entre invisibles heridas,
tú hablas, de espaldas. En los milímetros
o años que nos separan,
se escucha el espacio en blanco,
entre una palabra y otra.
A las nueve de la mañana...
A las nueve de la mañana ya sentía
el olor de lavandería, aquel olor
terso, de limpieza extrema, continental,
y por las escaleras tamborileaba
el sonido masticatorio de la gran lavadora:
lo sentía retumbar en la cabeza, el pecho,
y yo, pequeño, solo, me espantaba
de poder ser su bolo.
Versiones de Jorge Aulicino
Piergiorgio Viti (Sulmona, L'Aquila, 1978), Accorgimenti,
Casa Editrice L'arcolaio, Forli, 2010
A las nueve de la mañana ya sentía
el olor de lavandería, aquel olor
terso, de limpieza extrema, continental,
y por las escaleras tamborileaba
el sonido masticatorio de la gran lavadora:
lo sentía retumbar en la cabeza, el pecho,
y yo, pequeño, solo, me espantaba
de poder ser su bolo.
Versiones de Jorge Aulicino
Piergiorgio Viti (Sulmona, L'Aquila, 1978), Accorgimenti,
Casa Editrice L'arcolaio, Forli, 2010
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