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viernes, 8 de julio de 2011

4289.- MARÍA ALCANTARILLA RAMOS


MARÍA ALCANTARILLA RAMOS, nació un caluroso mes de junio de 1983 en Sevilla. Licenciada en Periodismo cuenta, entre otras publicaciones, con un par de plaquettes de poesía tituladas Qui Scribit y 7 Naúfragos en Tierra (Dip. Huelva, Huelva, 2007); un relato incluido en un volumen colectivo, Ventanas a Internet (EdicionDigital@tres S.L; 2008, Serienarrativa) y un libro de poesía El Motivo es lo de menos (Huebra, 2008; Atajarre). Además ha participado en una antología de poetas sevillanas llamada La femme en verso (Ediciones Escribes, 2010). Con todo, su horizonte artístico es más vasto y ha trabajado en arte audiovisual, la pintura y la fotografía. Ejemplo de ello es la ilustración fotográfica de la portada del libro Adolescencia Dos: Poemas hormonados (SIM Libros, 2008, Sevilla) de Manolo Arana. Actualmente acaba de concluir su primera novela.

Web del autor
http://www.mariaalcantarilla.com/

Publicaciones

"Ventanas de Internet". Narrativa. 2008.
"Náufragos en Tierra". Poesía. 2007.
" La femme en verso". Poesía. 2009.
"Qui scribit". Poesía. 2007.





No hago más que descubrirme ante los Otros
Para hacerme visitante de mí mismo.



Yo nunca conocí Ítaca -Quedaos aquí, mis fieles amigos-.
Ni su monté Nérito -Porque los dioses
me colmaron con innumerables desventuras-.
Ni sus alrededores, sus islas habitadas. Nada.
No soy aquel -Somos aquellos a quienes extraviaron al salir de Troya-.
Ni tampoco éste. Sólo soy yo: mezcla de ruta y olvido. Mente circular,
sin afán de héroe.
Un ojo. Sí. Un ojo. Un cíclope, tal vez, sin sus ovejas.






Me dijo que era Hermes quien, después de todo, podría poner orden
–ten aquí mi frasco, amigo-. No todo el mundo es lobo, león,
cerdo sin amo. No todo el mundo es malo. Ni bueno.
No todo el mundo.
Telégono es la suma –Y Zeus llovió sobre el camino-.
Él es el resultado. ¿Acaso las verdades no nacen ya cansadas
después de tanto tiempo? Sí. Quizá se amansen.
Tal vez no fuese Circe la pálida hechicera ni fuese acaso
el hombre el más bravo marido. No.
¿Qué hacer cuando el viaje se vuelve circular como las mentes?-










VIII

Yo, que apenas he entendido una miseria
Del trámite tan vasto que es la vida.
Que a veces me pregunto si soy alguien
O, al cabo, sigo siendo ese sin nombre
Que un día, no sé cuándo, vio una mano
Tirándome a traición desde allá dentro…

Yo, que aún guardo en una caja, sobre estantes,
Las únicas verdades de esta esencia
Teñida de alquitrán, postrera y noble:
Una moneda vieja, una peseta,
Un coche de carreras sin pintura,
Un trozo de canción de algún viaje
Y un lápiz, amarillo, de la escuela;
No atino, ni aun queriendo, a la conquista
Que pasa por saberse un hombre adulto:
Paciente y docto al fin, ¡tan desligado!

No atino, ya lo digo, a esa gran guerra,
Al hecho de olvidar sin más empeño,
O hacer como si el mundo no parase,
No viese que la historia te hace a golpes:
Te asusta hasta morir, te vuelve otro…

Yo no atino, yo no puedo
Nunca quise el formalismo del conjunto,La verdad cortada al ras,
la voz de mando,
Sólo un hueco, una salida de emergencia,
Una forma de volver, de ser yo mismo,
Con mi coche, mi verdad, mi estante a salvo.









-XIII-

¿De qué sirve caminar sobreviviendo?
¿Cómo se hace para andar de esa manera,
Esa forma de entender que cada paso
Sólo anuncia, como el resto, un nuevo espacio,
Una marca, nada más, de ti hasta el mundo?

Si yo fuese galeón y entre las aguas
Me estuviese permitido dar la veda,
La señal para que todos los de abordo
Se lanzasen sin temor hacia las olas;
Yo prometo, yo lo juro que sería
El primero en descender desde lo alto,
Como el alma que de tierra o de salina
Despejada de su ser y hasta su nombre
Ya no quiere, se ha negado a sentir miedo

-Para miedo, lo sé bien, mi mismo miedo-.













-XV


Todas las mañanas de estos días acontecen así, como si nada,
Como un ahora o un después sin amargura ni apetencia,
Sin ganas siquiera de ser futuro, o luego,
O más tardé, quizás.

Todas las mañanas de estos días que acontecen
Huelen a lo mismo,
Se abren sobre un mundo inaceptable,
¡Tan gris o tan lluvioso!...
Presas de un camino hecho de vueltas y
De idas y
De piedras desiguales hasta allí, hasta la entrada.

Todas las mañanas de estos días que acontecen
Veo amanecer a toda prisa,
-o no lo veo-,
Salgo del portal como una sombra
O una mancha que se hubiese deslizado
Del bordillo hasta la calle,
Descontenta,
Lejos de la cama o la basura
Todas las mañanas...

Y no es tarde, ni temprano,
Ni siquiera lo es a veces
Y otras veces sí lo intenta sobre aquel,Sobre mí mismo,
Sobre el hecho tan pesado
De cargar con la rutina, con lo puesto,
Con la forma de llegar hasta la entrada,
¡Aquella entrada!,
La única, tal vez, que no es acceso,
Ni volante,
Ni nada parecido a nada humano, ¡nada!.

Todas las mañanas de estos días que acontecen
Dejo que sea el resto quien me enseñe la estrategia,
Ando de sus manos como el niño hacia la escuela
Y entro, dividido, a aquel sitio de otra gente,
Lleno, cada instante, de un anhelo que me honra
- lleno como siempre,
Como ayer,
Como mañana-








-XVII

Llegué hasta allí con la ilusión de quien comienza,
Con la fuerza primitiva de quien siente que las cosas,
Que este mundo,
No se nutre del desahucio, ni se nutre de la angustia
De quien piensa que lo hecho está hecho
Siempre a posta.

Llegué hasta allí, hasta la entrada,
Con las ganas del soldado que a las puertas de un imperio
Ya no siente que es soldado;
Sólo espera, sin escudo, esa última conquista,
La victoria,
La estrategia de un equipo frente al mando de uno solo.

Llegué hasta allí, hasta la entrada,
Convencido de que aquello era tregua y no combate,
Deseoso de que arriba no lloviese como abajo,
Seducido por el credo de quien vuelve tan herido,
Engañado por la angustia de encontrar sangre de nuevo.








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