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lunes, 27 de junio de 2011

4224.- NIJOLĖ MILIAUSKAITĖ


NIJOLĖ MILIAUSKAITĖ
Nijolė Miliauskaitė (Keturvalakiai, 1950 – Druskininkai, 2002), tal vez la más sutil poeta de Lituania, escribe unos versos al parecer muy sencillos: un hablar “sotto voce” casi prosaico que evoca imágenes de la vida cotidiana, un rechazo de la retórica altisonante, una renuncia a destacarse por la búsqueda de la forma perfecta; ni siquiera sigue las modas en cuanto a la temática. Es la suya una voz que surge de lo más hondo del corazón, voz íntima que refleja el mundo interior y la circunstancia, frecuentemente trágica, que lo ha formado. Sus cualidades más destacadas: al hablar de la pérdida, no perder la esperanza; al verse envuelta de oscuridad, anunciar la luz; saber sacar belleza de la realidad no pocas veces dolorosa; al dialogar consigo misma, intentando desenmarañar los hilos de la psique, establecer una relación estrecha con el lector.
La poesía de Nijolė Miliauskaitė es una poesía de tono menor, no busca efectos. La falta de signos de puntuación no es alarde de atrevimiento experimental, sino que sigue el fluir –los saltos– de la conciencia; sin establecer una línea clara, crea polivalencia y ambigüedad. Consigue lo mismo con los cambios de la persona. La renuncia a la métrica tradicional permite mayor densidad, intensificada por los silencios intercalados. La intertextualidad ocasional sirve como introducción a su mundo, no para demostrar sus lecturas o su capacidad de subvertir. Si sobreviene un cambio, es para acentuar lo positivo.

(Presentación de la poeta por la hispanista lituana Birutė Ciplijauskaitė)







LOBEZNO

Les sacaron de paseo, una procesión
larga a través del huerto. Llovizna.
Pies entumecidos, manos crispadas de frío.

El último de la fila, a rastras,
el lobezno
el pellejo repleto de borrillas, enmarañado de bardanas,
grandes ojos hambrientos.

Calados,
se inclinan hacia la tierra, van cogiendo
pedruscos y hojas coloradas de otoño
estos niños del asilo,
expósitos.









JUNTO A LA VELA

está sentada
en el mismo centro, sobre su cabeza
cuelga blanca la luna menguante; ciñe su espalda
la oscura línea aserrada del bosque
en la alta ventana

un espejo desazogado, blanquea
en la oscuridad la calavera,
tiembla la llama de la vela
al volver su cálida mano grácil
las páginas desteñidas, apretadamente escritas










HABITACIÓN DE UNA REVOLUCIONARIA VIEJA

oh pobreza de las fiestas, de las fiestas tristeza

ventanas
iluminadas
en la calle ya casi desierta, mojadas
banderas batidas con saña
por el viento, hojas crujientes
bajo los pies

me abre la puerta: adelante,
hoy mismo
es el cumpleaños

me lleva por un pasillo largo
hacia la perspectiva lejana
del pasado alumbrado
por una luz viva

vieja mujer
erguida (zurcidos
los codos de su rebeca)

el pianoforte
ocupa la mitad de la sala
fotos del padre y la madre, de la vieja
inteligentsia de Vilnius
montones de manuscritos

apoyada contra la pared
una bicicleta: si aún sale
de paseo, por las orillas del Neris
en los veranos

nombres queridos
se vuelven vidas
en sus labios –intrincadas,
trágicamente enmarañadas

(la veo sentada
sola, en el cuarto vacío,
el viento apaga la vela en su mano)









ERES COMO UN PEDAZO DE ÁMBAR…

eres como un pedazo de ámbar sorprendido al azar
por ojos desgastados, entre algas marinas,
tras largos, cansados paseos
tan grande y pesado –apenas puedo creer
que eres real

hay que limpiarte bien
pulirte
para que irradies luz y calor

despertar
tu alarmante belleza extraña

olor a ámbar al abrir el cajón

eres el único objeto de valor que nadie, nunca
podrá quitarnos, oh pasado










LANTERNA MAGICA

tres pasos adelante, tres pasos atrás
asidos de la mano
tres pasos al norte, tres al sur
das una vuelta alrededor de mí, yo alrededor de ti
todo hace pensar

en una danza antigua
en alguna parte, lejos, relámpagos
truenos
centelleo
de lucecitas azules sobre el rastrojo

cuando corríamos por la carretera
hacia Lizdijai por la noche

un gran perro negro
alto como una ternera
nos alcanzó
y pasó en silencio
con zancadas gigantescas

sin tocar tierra









LA ENFERMERA

Al acudir a la llamada del solitario
no escondas tu cara, no tengas miedo
de la sombra oscura en el rincón. Te protege
la rosa en la mano: la llevas
al que teme sumirse en el sueño eterno.

Te espera un largo velar,
una palabra de consuelo en la hora tardía.
Vas a encender la lumbre, tocarás
la frente con la mano: duerme, estoy aquí,
mañana te despertará
el zumbido de la abeja dorada.









NIDDEN

el viento trae la bruma desde el mar
hace rodar túmulos, jirones de nubes

sueños olvidados apenas abres los ojos

ulula

ulula y ulula tan regular
tan aburridamente que apenas
se oye nada

húmedos racimos de bayas del serbal
te metes un puñado en la boca
y ves:

un viejo hechicero
tuerto murmura algo
calentándose junto al fuego
tras su espalda suelta un graznido el cuervo
pasa corriendo un perro en silencio

adiós, adiós, tal vez
para siempre, aunque
tu nombre antiguo
conste en todos los mapas









RONDABA POR LAS ORILLAS DEL NEMUNAS…

rondaba por las orillas del Nemunas
al terminar el invierno desmesuradamente largo
cegada por el sol como una mosca
surgida con el deshielo

comezón en las manos
mientras cojo ortigas aún sin florecer
para una infusión primaveral que devuelve
la salud

qué fresco, qué agradable
el aroma de las ortigas, despeja la cabeza
el cuclillo invisible
pía como loco
el primero que oigo este año

mientras, él,
con las alas gastadas, con ropa
ordinaria muy desteñida,
mi ángel de la guarda, fiel,
queda en cuclillas junto al río y mira

corre lenta el agua
parda
sucia
contaminada

¡oh padre de los ríos, Nemunas!










TE CONTEMPLO DORMIDA…

te contemplo dormida
en tu camita de anea donde
tantos niños crecieron ya

hija pequeña
de mi mejor amiga

tu aliento un ondear
caliente que huele a leche y manzanilla
inunda la casa entera

me transmite
tu sueño
tan quieto, callado

¿no será un ángel
quien te vigila con la cabeza inclinada
y alas transparentes de una libélula?

creces demasiado veloz
en tu sueño, con demasiada prisa

no pienso
en nada, meramente contemplo
a la criatura dormida

tal vez sólo un niño
lograría reconciliarme
con el mundo










ROZAS CON LA PALMA…

rozas con la palma el tosco
tronco rasposo que conserva
el sol del día

arrimas el oído
a la corteza basta
y sientes palpitar
un corazón vivo, amante

abre los ojos profundos
la primera violeta somnolienta
primavera irrevocable
ya estás aquí










APENAS ME ACERCO A LA VALLA…

apenas me acerco a la valla
resbalando por la escalera
que se cubrió de escarcha por la noche
empieza tu efecto mágico
destella el sol
sobre una rama de pino, más reluciente que nunca
en las gotas del hielo derretido
y una voz muy baja, muy fuerte
me arrastra, me arrastra

despierta, corazón, despierta, despierta












¿QUIÉN ERES?

Como una mujer con sonrisa surgida de lo más hondo
del corazón sin pudor por las patas de gallo
que enmarcan sus ojos
confesando sin vergüenza los años
que va a cumplir este invierno
–las cosas son como son–
te encoges de hombros y ríes

así eres tú, día de otoño tardío
que va extinguiéndose
un par de hojas amarillas mojadas
en las ramas aún, sobre el césped en el parque
cercos de nieve sin derretir
por el sol que vuelve entre nube y nube

tan sencillo todo
y no logro adivinar tu ser


Estos poemas, traducidos del lituano por Birutė Ciplijauskaitė,
pertenecen al poemario de Nijolė Miliauskaitė “Prohibido entrar”,
publicado en 2003 por la Sociedad de Cultura Valle-Inclán de
Ferrol, dentro de la colección ‘Esquío’ de poesía.



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