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miércoles, 23 de febrero de 2011
3301.- JIDDU KRISHNAMURTI
Jiddu Krishnamurti (Nació el 12 de mayo de 1895, en Madanapalle, Andhra Pradesh, India – Murió el 17 de febrero de 1986, en Ojai, California, Estados Unidos), fue un conocido escritor y orador en materia filosófica y espiritual. Sus principales temas incluían la revolución psicológica, el propósito de la meditación, las relaciones humanas, la naturaleza de la mente y cómo llevar a cabo un cambio positivo en la sociedad global.
Krishnamurti nació en la ciudad de Madanapalle, Andhra Pradesh, en la India colonial, y fue descubierto en 1909, cuando aún era un adolescente, por C.W. Leadbeater en las playas privadas del centro de la Sociedad Teosófica de Adyar en Madrás, India. Posteriormente fue adoptado y criado bajo la tutela de Annie Besant y C.W. Leadbeater dentro de la Sociedad Teosófica, quienes vieron en él a un posible Líder Espiritual. Sin embargo, rehusó a ser el mesías de un nuevo credo, hasta que en 1929 disolvió la orden creada para ese fin.1 Alegaba no tener nacionalidad, ni pertenecer a ninguna religión, clase social, o pensamiento filosófico. Pasó el resto de su vida como conferenciante y profesor viajando por el mundo y enseñando sobre la mente humana, tanto a grandes como a pequeños grupos. Fue autor de varios libros, entre ellos La libertad primera y última libertad, La única revolución y Las notas de Krishnamurti. A la edad de 90 años dio una conferencia en la ONU acerca de la paz y la consciencia, y recibió la Medalla de la Paz de la ONU en 1984. Su última conferencia fue dada un mes antes de su muerte en 1986.
Paradójicamente, sus continuadores fundaron varias escuelas, en la India, Inglaterra y Estados Unidos; y tradujeron en varios idiomas muchos de sus discursos, publicándolos como libros filosóficos.
La biógrafa Mary Lutyens escribió un libro acerca de la juventud de Krishnamurti cuando vivía en la India, Inglaterra, y finalmente en Ojai, California titulada Krishnamurti: The Years of Awakening. Ella formaba parte de la Orden de la estrella, organización fundada para Krishnamurti cuando este aún era muy joven. Por ello, lo conoció desde su adolescencia hasta su muerte. Este libro posee muchos detalles acerca de su vida durante ese periodo, algunos de ellos rara vez fueron tratados por él. Lutyens escribió tres volúmenes adicionales de la biografía: The Years of Fulfillment (1983), The Open Door (1988), y Krishnamurti and the Rajagopals (1996). Adicionalmente, publica y abrevia los tres primeros volúmenes en el libro The Life and Death of Krishnamurti (1991). Otras biografías de Krishnamurti son: Krishnamurti, A Biography (1986), por Pupul Jayakar y Star In the East: Krishnamurti, The Invention of a Messiah (2002), por Roland Vernon.
El Amigo Inmortal. Poemas.
EL AMIGO INMORTAL
- 1 -
Dondequiera que miro, descubro Tu presencia;
Pleno estoy de la gloria de Tu magnificencia,
Y ardo en el fuego sacro de Tu felicidad.
Yo lloro por aquellos
Que jamás te contemplan,
Por los que nada sienten
De Tu gloriosa Paz.
¿En cuál humana forma
Pudiera demostrarles
Tu inmarcesible gloria?
Yo me senté a soñar en un albergue
De imponente quietud.
Estaba la mañana somnolienta
Y tranquila;
De pie, frente a los cielos,
Los montes, en azul,
Impasibles, serenos.
En redor de la casa de madera,
Idos pájaros en negro y amarillo
Saludaban al sol de primavera.
Me senté sobre el suelo
Con las piernas cruzadas
Meditando;
Y me olvidé de los montes azules,
De los pájaros,
Del silencio imponente
Y del dorado sol naciente.
Perdí la sensación de todo el cuerpo,
Y mis miembros inmóviles
Reposaban en paz de gracia llenos.
Un júbilo profundo, inmensurable,
Llenó mi corazón.
Y mi mente,
Anhelosa e impaciente
En la concentración,
Perdía, insensible, el mundo de lo irreal.
Yo estaba rebosante de poder inmortal.
Como la fresca brisa de levante
Que de súbito surge a la existencia
Y embalsama el ambiente circundante,
Allí, frente por frente,
Sentado a lo oriental,
En la forma que el mundo Le conoce,
Con Su amarilla túnica habitual,
Sencillo y majestuoso,
Así estaba el Maestro de Maestros.
Fija Su vista en mí,
Y sin un gesto,
Tomó asiento el Poderoso Ser.
Yo le miré y, fervorosamente,
La cabeza incliné
A Su presencia,
Mi cuerpo hizo una curva hacia adelante
En grácil reverencia.
Aquella única mirada
Mostró el avance del mundo hacia el progreso,
Y la inmensa distancia
Que se pierde a lo lejos,
Entre el mundo de sombras y congojas
Y el más grande de todos sus Maestros.
¡Cuán poco el mundo comprendió Su vida,
Y tanto como ha dado!
¡Cuán jubilosamente,
Libertado,
Él remontó Su vuelo
Escapando, por fin, de la tiránica
Rueda intrincada de muerte y nacimiento!
Una vez ya iluminado,
Como el jardín da su aroma,
Él dio al mundo la Verdad.
Mientras yo, reverente, contemplaba
Los pies benditos que hollaron en un tiempo
De la India la tierra afortunada,
Mi corazón de santo amor henchido,
En un caudal de devoción inmensa
Desbordóse indomable e irreprimido.
Y se fundió mi ser en esa dicha.
Mi mente comprendió de esta manera
Extraordinaria y fácil,
La Verdad que tan ansiosamente
Él alcanzó en sin igual combate.
Y se fundió mi ser en esa dicha.
Mi alma comprendió la infinita sencillez
De la Verdad.
Y se fundió mi ser en esa dicha.
Tú eres la Verdad,
Tú eres la Ley,
Tú eres el Refugio,
Tú eres el Guía,
El Compañero y el Amado.
Tú has embriagado mi corazón,
Tú has conquistado mi alma,
En Ti encontré mi consuelo,
En Ti mi Verdad establecí.
Por donde caminaste,
Sigo yo al margen de Tus huellas.
Donde Tú padeciste y conquistaste,
Atesoro yo fuerzas.
Donde Tú renunciaste,
Yo me ensancho
Sereno, inmensurable.
Eterno cual las estrellas
Que pueblan el firmamento,
He llegado a ser al cabo
Del goce y el sufrimiento.
Feliz por siempre es aquél
Que Te comprende y Te ama
Con pleno conocimiento.
Como el mar, insondable,
Así es mi amor, infinito.
He alcanzado la Verdad,
Y una divina quietud
Alienta a crecer mi espíritu.
Mas, ayer, ansié alejarme
Del mundo de sufrimiento
Hacia un apartado sitio
De una montaña en silencio.
Manumiso,
Desligado
De toda cosa
En busca de Ti, oh Amado,
Y ahora Te apareces dentro
De mí mismo, Iluminado.
Te llevo en mi corazón.
No importa adonde mire,
Te contemplo, Feliz, tranquilo, sereno,
Llenando mi mundo
La expresión de la Verdad.
Mi corazón está henchido de poder.
Mi mente está concentrada.
Yo estoy pleno de Ti.
Como la brisa de levante
Que de súbito surge a la existencia
Y embalsama la tierra circundante,
Así me realicé.
Yo soy la Verdad,
Yo soy la Ley,
Yo soy el Refugio,
Yo soy el Guía,
El Compañero y el Amado.
Jiddu Krishnamurti, El Amigo Inmortal, Editorial Sirio.
Parte 1.
"Un canto a la vida", de Jiddu Krishnamurti
Contraportada XV
No tengo nombre,
Soy como la fresca brisa de los montes;
No tengo asilo,
Soy como las aguas sin abrigo;
No tengo santuario, como los dioses misteriosos,
Ni estoy en la sombra de los templos solemnes;
No tengo sagradas escrituras,
Ni estoy sazonado en la tradición.
No estoy en el incienso
Que sube a los altares,
Ni en la pompa de las grandes ceremonias;
Tampoco estoy en la dorada imagen,
Ni en el sonoro canto de una voz melodiosa.
No estoy limitado por teorías,
Ni corrompido por creencias;
No soy esclavo de las religiones,
Ni de la pía asistencia
De sus sacerdotes;
No soy engañado por filosofías,
Ni el poder de sus sectas me da nombre.
No soy humilde ni conspicuo,
Ni apacible, ni violento;
Yo soy el Adorador y el Adorado,
Yo soy libre.
Mi canción es la canción del río
En su anhelo por los mares inmensos
Divagando, divagando.
Yo soy la vida.
Edición facsimilar publicada originalmente
por la Revista de la Estrella, en 1932
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