Laura Massolo nació en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Coordina talleres literarios desde 1990.
Publicó los libros de cuento Al borde, La otra piedad y El Florero roto y los dragones, y los de poesía Afuera estaba el mundo, Y amén, y Todas las muertes son más graves, además de varias publicaciones en España, México, Perú, Brasil, Estados Unidos, Francia y Austria. Su libro Al borde será editado durante este año por la Editorial Bruño de Lima, Perú.
En cuento fue distinguida con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores y con el Tercer Premio Municipal “Ricardo Rojas” del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y, entre otros, los premios internacionales “Juan Rulfo” de Radio Francia Internacional (París, Francia), “Copé” (Lima, Perú) y “Miguel de Unamuno” (Salamanca, España). Recientemente, ha sido premiada con un accésit en el Premio Vargas Llosa Nh de relatos.
En novela recibió Mención de Honor en el Premio Nacional de Literatura de la Secretaría de Cultura de la Nación y resultó finalista en los Premios “Qué leer Wolkswagen” y “Cristóbal Zaragoza”.
En Poesía con los premios “Juana Santacruz” (México), “Jerez de Los Caballeros”, Certamen Literario de Bargas, y “Encina de La Cañada”, además de resultar finalista en los premios “Ciudad de Mérida”, “Alonso de Ercilia” y “Duck Fin”.
Durante el año 2009, ha estrenado su obra de teatro Por la grandísima culpa, bajo la dirección de Daniel Marcove y ha reeditado, conjuntamente con Liliana Díaz Mindurry, el libro práctico Armar un cuento.
Una triste
“Y así ella se alimente de frutas amarillas o de peces plateados, siempre vomita nieve.”
Jorge Boccanera (Sordomudo)
Era una triste
Por eso le salían canciones de los dedos
Navegaba hojas y anudaba cuerdas y ahuyentaba zoológicos
Desde los párpados rompía los zapatos con gotas de trépano
Y fabricaba barcos
transatlánticos
acorazados
submarinos
Aullaba sirenas
Quería quebrar los ritos del mutismo con una sola sílaba
Y todo por ser triste
En esa época
jamás
miró a las criaturas de ceniza ni a las figuras descosidas
Tampoco abrió el panel exhaustivo de los ojos para llorar una piedad
Porque era triste resbalaba en las palabras y confundía el musgo con la nieve o desgarraba los ojales del vestido con tijeras de dos puntas de azúcar
Nunca vio las hilachas ni los ríos destartalados por la herrumbre
Ni leyó el diario
Porque era triste
Se condensó en la rutina del ombligo
en la parodia del espejo
Porque era triste anduvo con las garras por el filo de la vena y se cortó en un tajo de perfume o suturó la nada con la nada
Pero es verdad:
hizo poesías
Ahora las guarda en un ropero con lavandas en una carpeta estampada de muérdagos
Se ha vuelto subversiva y escribe palabrotas o piensa en la injusticia y no perdona el más común lugar común
Enajena una porción del hemisferio izquierdo y canta sus demandas como puede
Es consciente del hambre de cada ser hambriento y no cruje guitarras
Usa un misil de uñas destempladas para vomitar dolores
Con una espátula recoge la sal de las mucosas y pinta una bandera en los harapos
Cuando era triste tenía un par de guantes verdes para no arder las manos en la llaga
se ponía compresas en las vísceras
encajonaba las noticias más candentes
Era una triste sorda
Una triste muda
Una viuda de las multitudes
Ahora mastica y mastica
mueve las mandíbulas sin escupir una semilla
Come amargura
Es feliz cuando la muerde entre los versos
La oscuridad
La oscuridad es un fluido, una consistencia que duerme en los encierros.
Es un vacío que se traga.
Algo que oprime.
Un párpado cerrado alrededor de las manos.
Es lo que tapa, y el bajo tierra, el camino roto.
Es el no más. Y el interior de la carne, el lado de adentro de las cosas, la firmeza de la
/sombra, definitivamente.
Es un aire y son todos los terrores.
Es lo sólido cuando nada es transparente, el lugar donde las horas nunca se construyen.
La oscuridad se toca con los dedos y se oye como se oyen los límites y se ve como se ven
/los silencios. Se huele, como se huelen los presagios.
Y tiene gusto a muerte.
Mujer y pájaro
A Joan Miró
Quizá estallaba una flor quizá
una estructura de círculos
un encierro de blancos
un nudo de alambres y algo transparente
Había
sin duda
conexiones con la estrella deforme
y había
sin duda
una luna que dormía del revés
y había
un suelo amarillo que volaba y allí
donde los pies se rompen
unos huesos doloridos
Pero la esperanza
Porque a ella le quedó enredado un mundo de colores
con un perro absorto
con un pájaro vivo que le daba picotazos en los labios
y una luz que tenía que cambiar
perentoriamente
para que nada ni nadie se muriera
para que los brazos quedaran apretados
invisibles y apretados
como alas
esperando.
ENSAYO EN ARGENTINA
Han pasado cosas
graves
inaceptables.
Y también han sucedido maravillas que nadie quiso comprobar del mismo modo en que caminamos bajo el cielo convencidos de que la luna no es otra cosa que un satélite.
(Y digo que Federico y Rulfo la gastaron para disculpar la indiferencia)
Aquí hubo muertos
y ladrones
y un cambalache singular que desplegó nuestra vergüenza en todo el mundo.
Pero también habrá resurrecciones y una historia nueva o alguien que se proponga dulcemente devolver el pan o un pensamiento que nos vaya rescatando paso a paso y un campo listo para todos los sembrados y la ilusión del fruto.
(Digo que Discépolo fue un genio, un visionario; que nuestros hijos tienen ganas de volver o de quedarse)
Aquí está mi mano, la que escribe, la que intenta distraer y distraerme mientras me ponen la espalda en las retinas.
Hay otros como yo, con esta obstinación por la palabra o por el cuento.
Y está la fuerza subterránea de una hormiga que multiplica fuerzas y construye aunque vuelquen veneno en el refugio.
No digo que ayer vi un hombre que lloraba ni la tristeza de mis viejos cuando no pueden pagarse los remedios.
No digo. Escribo.
Tampoco pretendo hacer poesía.
POEMAS DE "DESTERRADO ÁNGEL DE LA GUARDA"
Desde aquella vez no sabemos qué hacer con las historias,
con los muertos que no aceptan su desdichada condición, no
sabemos qué hacer con el miedo; no sabemos
encontrar nuestras manos, nuestra
tristeza. El mundo inconsistente.
Paco Urondo
POR EL ÁNGEL
Espero que lo hayas traído
Estuvo haciendo falta en todos los rincones
Aquí hemos visto huesos y hubo una sordera blanca y afiebrada entre las calles
Nos dejaron sin fuerzas
al final
Esta casa por ejemplo
amarilla y revuelta
se mantuvo con el soplo
con el soplo y el recuerdo
con el viento que corría en las hamacas
con un disfraz
con gestos
Y las teclas
Y el papel
Y una oración de vez en cuando
Pero el ángel no estaba
No sé si habrá servido
desmayado en tu valija
soportando los saltos de la huida
Tal vez se haya quemado con el sol
Tal vez esté viejo y polvoriento
un títere con alas
grotesco
lastimado
Tal vez fue gordo pesado impertinente con su cara de infancia y sinsentido
de viaje por las muertes de los otros
Igual
espero que lo hayas traído
NO HAY PASADO
No hay más poemas
Fueron al mundo y regresaron
con su información exhausta de verdades
Ahora no hay verdad
Ahora es la vida
No estaba la pregunta inútil en la catedral
No importaba quién organizaba los milagros
Yo no sabía
Tampoco conocía tus palomas y tu paso chico por las diagonales y las plazas
Tampoco hablé de la escarcha del domingo
cuando te fuiste
cuando no supe seguirte
Ya no me sirven los poemas
Ni una letra me sirve
Yo no era broquel ni rumbo
No estaba el ángel
No era cierto como ahora
No tenía tu cara
No conectábamos la guía
Nadie me hablaba de cuidarte
No hay pasado
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