BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

sábado, 28 de agosto de 2010

958.- WERNER ASPENSTRÖM


Werner Aspenström. SUECIA.(1918-1997). Es el poeta nórdico que habla de la naturaleza como algo cercano al hombre, es el hombre preocupado por el medio ambiente y el poeta de los llamados sin voz, lo que le llevó a ser uno de los poetas más queridos de su país. Nacido en 1918 en Norrbärke, un pueblo del centro de Suecia, estudió en la universidad de Estocolmo, donde se licenció en literatura y teología comparada.
De joven se rodeó con otros destacados poetas de su generación, la llamada generación del pesimismo, imponiendo un canto particular que ha sido definido como el de los poetas de la melancolía. Pero Aspenström es un poeta distinto, único, porque no interpreta la realidad, sino que la muestra y la plasma con sus palabras claras y directas, cargadas de sutiles ambigüedades y saltos desconcertantes.
En sus poemas, donde presta su voz a tantas personas diferentes, Aspenström asume las contradicciones del hombre contemporáneo con múltiples registros y matices. Desde el compromiso personal con la historia que nos toca vivir, hasta el íntimo contacto que mantiene el poeta con la naturaleza de su región natal, el suave humor y la melancolía embargan finalmente su visión poética del mundo.
En su obra poética, notable por la invención de imágenes y situaciones novedosas, destacan libros como Snölegend en 1949, Unter Tiden en 1972 e Israpport en 1997. Escribió también piezas teatrales, varios volúmenes de cuentos, ensayo y literatura infantil. Creía en el hombre, amaba la vida, desconfiaba de las grandes palabras, escribió poesía y amaba a los gatos.




Amor

Cuaderno 2: Mientras tanto

Ella se preguntaba si podía acariciar al difunto.
La enfermera le dijo que podía.
¿No se envenenaba una de cadáver?
No, no se envenenaba.
Habían estado viendo una reposición en la tele,
él había hecho una profunda aspiración
y entonces había ...ocurrido.
Lo ideal sería que los dos nos fuésemos juntos
habían dicho muchas veces.
Ahora quedaba allí sola
como una rebanada de pan olvidada en el tostador.
Usted, enfermera, ¿me entiende?
La entiendo.
¿Tal vez podría lavarme la mano después?
Claro que podría.
Pero no es necesario ¿verdad?
No, no es necesario.
Bueno, pues voy a acariciarlo, sí, al difunto.



El ave

Cuaderno 2: Mientras tanto

¡Nadie pregunta ya por el ave Fénix,
tan hermosa y tan bien esmaltada
y que existe en tres tamaños!
Cada mañana descienden con sus aves
la empinada escalera que lleva al puerto,
con la esperanza de que atraque allí,
como antes, algún barco con compradores
y turistas de tierra firme .

¡Nadie,
por muy enérgicamente que gesticulen!

No faltan gentes con gran habilidad artesanal.
Podrían fabricar armas de fuego,
chalecos antibalas, máquinas tragaperras
y otras cosas que pide a gritos el mercado.

Por ahora siguen copiando,
cociendo y dorando el Ave,
que se levantará de sus cenizas.




En la esquina, camino de correos

Cuaderno 2: Mientras tanto

¿Desenchufó la plancha?
A ella suele olvidársele.
¿Cerró bien el grifo del agua?
En eso es bastante descuidada.
¿Ha escrito la carta?
¿Ha pagado el alquiler?
En la esquina,
camino de correos,
se le aparece un trigal,
ella cree ver claramente el saludo de las espigas.
Las recoge con la mirada,
las muele con sus ansias,
amasa en su cabeza un gran pan
y se lo come lentamente.
Después entra y paga el alquiler.



La cárcel
Cuaderno 2: Mientras tanto

1790, en el mes de mayo.

El preso que raspó con la uña.
El carcelero que comió del pan.

La rata que hacía crujir la paja
El monótono cascabel del corazón.

¡Cerrojos más gruesos que muslos de mujer!

Murieron y tú no estuviste con ellos.
Van a morir, madrugada tras madrugada
y nunca estarás con ellos.

Los hombres de la belleza y de las profecías
siempre están en la lejanía.

Sólo la temblorosa mariposa nocturna
encuentra la entrada a través de la reja.




La infinitud y el pan

Cuaderno 2: Mientras tanto

Enfermo en la cama, atado a dos tubos,
trato de imaginarme la infinitud.
Levanto el tejado del hospital
como el astrónomo abre de noche
la cúpula del observatorio.
La eternidad no ha cambiado mucho
desde la última vez que pensé en ella:
cabello blanco, sin arrugas, ni hombre ni mujer.
A lo lejos en la inmensidad de hielo de la infinitud
el astrónomo ve acercarse a alguien.
Es su mujer, que respira serena.
También respira lo que lleva en la mano,
un pan, recién horneado, con pasas de Corinto.

Södersjukhuset (Hospital del Sur) 28.09.96



La niña y la araña

Cuaderno 2: Mientras tanto

La manera de doblar el periódico del padre
revela su preocupación por la situación mundial.
Con el ruido que hace al fregar trata la madre
de silenciar sus propios pensamientos.
¿Quién se ocupa de la niña
que no puede dormir?
Una araña se ocupa de la niña
que no puede dormir,
se descuelga y se balancea como un péndulo
delante de ella— hasta que mece
su solitaria cabecita al mismo ritmo
y entra en la pequeña y bondadosa muerte.



La sardina en el metro

Cuaderno 2: Mientras tanto

No quiero lavarme con ese jabón.
No quiero lavarme los dientes con ese dentífrico.
No quiero dormir en ese sofá cama.
No me hace ninguna falta ese papel higiénico.
No me interesa esa póliza de seguros.
No pienso cambiar de marca de cigarrillos.
No tengo ninguna gana de ver esa película.
Me niego a apearme en Skärholmen.

La sardina quiere que la lata se abra hacia el mar.



Los remos

Cuaderno 2: Mientras tanto

Heredé una barca pero no tenía remos.
Elegí dos tablones sin nudos,
los dejé en la buhardilla a secarse.
Poco después se abrió la corteza de la tierra,
salieron demonios eléctricos,
arañas eléctricas y Dios sabe qué.
Treinta años después la corteza terrestre se cerró.
Le di la mano a la enfermera y le di las gracias.
Le di la mano al doctor y le di las gracias.
Me deseó un feliz viaje.
Vi bosquecillos, vi tractores rojos
que avanzaban a trompicones por campos amarillos.
Me sorprendió su número.
La verja de casa de mi padre estaba recién pintada.
Le di la mano a mi hermano e hice una reverencia
Le di la mano a mi cuñada e incliné la cabeza.
Bajé los dos tablones de la buhardilla
y me hice un par de remos.
Entonces me faltaba la barca.

Me senté en el resquebrajado embarcadero
y me puse a contar los años de mi vida.
Los arrojé a las golondrinas de mar
que se alejaron volando con ellos sobre los juncos
y los dejaron caer, uno tras otro,
como trozos incomestibles.



Los triunfadores

Cuaderno 2: Mientras tanto

¿Es que no va a acabar nunca la época bizantina
en que el emperador se sentaba en trono de oro,
los generales en sillas de plata,
en torno a mesas de crisólito
y hasta la servidumbre llevaba medallas al valor

y después de la cena se reunían todos
en los jardines de los señores de la guerra
para escuchar a los ruiseñores
que dominarán con su voz el silencio
de los campos de batalla
y el de las ciénagas y el de los desiertos

con sus recientes huellas de los vehículos
que retiran los despojos de soldados
y los restos de mujeres y de niños?

19 / 6/ 1991

día en que los soldados norteamericanos que volvían
de la guerra del Golfo desfilaron en Nueva York



Oruga medidora

Cuaderno 18: ¡Crea, creador!

Me asomo a mi hoja de cerezo
y oteo hacia mi eternidad:
hoy la eternidad es algo demasiado grande,
demasiado azúl y kilométrico.
Creo que voy a quedarme en mi hoja
midiendo mi verde hoja de cerezo.



Pueblo de montaña

Cuaderno 2: Mientras tanto

Una puesta de sol aterradoramente hermosa
hizo arder los cristales de las ventanas
y centellear los cántaros de la leche
en un pueblo de montaña austriaco,
visto desde el tren.
Seguramente tenían vacas allá arriba,
ovejas y cabras allá arriba,
perros fieles allá arriba,
soñaban de noche allá arriba
con precipitarse por abismos perpendiculares
y a diez metros de la tragedia
convertirse en golondrinas.



Puedes decírmelo

Cuaderno 2: Mientras tanto

Si Dios está en todas partes
y todo descansa en Dios...
Si la mariposa diurna aletea
en una luz divina
y la mariposa nocturna vuela a tientas
en una divina oscuridad,
si el hipopótamo se revuelca
en un barro divino...
Por qué se aferra el perezoso
con tan convulsiva firmeza
a la rama propiedad de Dios
en el árbol enraizado en Dios ...

¿Puedes decírmelo?

*

Si la nada es todo
y todo está en la nada...
Si, como Leonardo nos enseña,
fluyen fuerzas,
surgen obstáculos,
emergen remolinos,
y esos remolinos del río Arno
o los prismas del alma
danzan sólo su tiempo
y luego se apagan...
¿Por qué imita Leonardo
a los pájaros de la nada
en Toscana?
¿Por qué sueñan las rocas del Arno
con soltar amarras y navegar
hacia un puerto inexistente?

¿Puedes decírmelo?



Teoría de la alimentación

Cuaderno 9: El almodrote y otros poemas

Cuando la fantasía se ha hartado de fantasías
crece el apetito por lo real.
Ahora vuelve a saber bien el pan duro como la piedra.
Ahora casi nos contentamos con piedras.


Todas las traducciones son de: Francisco Uriz




No hay comentarios: